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GABY COUSIN, LA SOBERANA DE LA DIVERSÓN REVISTERIL

Fotografía de Gaby en el suplemento "Estreno" del diario "La Tercera", en enero de 1981 después de su primer retorno a Chile desde México.

Aquí tenemos para los diagnósticos sociales otro caso en donde sorprende el grado de injustísimo olvido pesando sobre la memoria de Gaby Cousin, extraordinaria actriz de teatro, revistas y cine quien pudo desplazarse también por talentosas aguas para mujeres humoristas, vedettes, bailarinas y maestras de ceremonia, siendo un poco de todo aquello y todavía más. Rubia natural según sus palabras, alta para el promedio nacional, evidentemente estilizada y de rasgos angelicales, Gaby llegó a tener inmensa cantidad de admiradores y seguidores fieles en su extenso mejor momento. En un aspecto más frívolo, sin duda se hallaba entre las más hermosas y despampanantes figuras que dieron rostro a la edad de oro de la bohemia y las candilejas de Chile, además de haber logrado grandes conquistas artísticas en México y otras latitudes.

Nacida hacia el 9 de noviembre de 1939, Gabriela Edith Wilenmann Cousin era hija de un matrimonio compuesto por un padre chileno descendiente de alemanes y de una madre suizo-francesa. Siendo joven comenzó a mostrar inclinaciones hacia la poesía, el periodismo, la educación y otras áreas parecidas, nada que anticipara su futuro resplandeciente bajo las parrillas de luces. A pesar de esto iba a comenzar muy joven en los espectáculos chilenos, cosechando rápidamente popularidad e interés de las compañías. Confesaba haber sido siempre una mujer tímida, introvertida y trabajadora, sin embargo, pero se transformaba y armaba su ser de una gran personalidad cada vez que subiría al escenario. Gustaba también de la fotografía, de compartir con amigos y de jugar ajedrez, especialmente con sus sobrino Oscar Wilenmann. También se definía en las entrevistas como una persona amistosa e inquieta.

Antes de entregarse totalmente a los escenarios, la entonces muchachita se había recibido como profesora de recitación y ejercía el cargo de secretaria de quien fue rector de la Universidad de Chile hasta los años cincuenta, el distinguido abogado y político radical Juvenal Hernández, según admitía ella misma consultada por Jorge Vera para el diario "La Nación" del jueves 30 de enero de 1969. Alentada por sus varios amigos dedicados al periodismo había concursado también en una edición del Miss Chile. Sin embargo, aún no parecía demostrar pleno interés por explotar su indiscutible belleza y atrevimiento en el fantástico mundo de las luces y marquesinas, o probar siquiera sus posibles aptitudes en aquel medio.

Fue casi algo accidental cuando la floreciente artista comenzó como corista hacia 1953 o 1954, entonces, en la recientemente creada compañía Bim Bam Bum del maestro Buddy Day, en el desaparecido Teatro Ópera de calle Huérfanos, lugar en donde se vivía la esencia de la bohemia criolla y sus candilejas bataclánicas. Gaby había ido con unos periodistas a saludar al director Day pero este, cuando la vio, aprovechó de preguntarle inmediatamente: "¿A usted no le gustaría trabajar en teatro?". Ella dudó, al principio, pues se sentía amedrentaba por no tener relación con el ambiente artístico a su corta edad; empero, de todos modos Day la citó para el día siguiente. Tras dejar a unas compañeras de trabajo de la Universidad, fue al teatro a las 15 horas acordadas y la pusieron a ensayar de inmediato. Aquella misma tarde, en un momento cuando se sentó en una escalera del lugar, un periodista de espectáculos se le acercó y preguntó quién era; la chiquilla respondió diciendo: "Yo no soy de aquí. Estoy de visita. Soy secretaria del rector"... Y así, al otro día de camino a su trabajo, encontró que aparecía una foto suya en la portada de un periódico con sus torneadas piernas en primer plano y el titular "Secretaria del rector en el teatro"... 

Así las cosas, fracturada ya la timidez, decidió dar el salto y nunca más volvió a la Universidad. De hecho, ni siquiera regresó a buscar su sueldo o las cosas que ahí dejó, convencida de que su futuro estaba en el Bim Bam Bum.

A pesar de costarle encontrar su propio espacio en un ambiente tan ajeno durante las primeras semanas en las que aprendió el arte de las coristas, ya entonces se notaba su aplaudido desplante: en un momento lanzó unas palabrotas rompiendo la tensión del ambiente de un ensayo y provocando risas generales, algo que facilitó su reclutamiento formal en la compañía ahora como utilité (mejor figura de segunda fila), dejando así de estar sólo en el coro de muchachas. Esta situación la puso como parte de las primeras generaciones de divas que sostenían buena fracción de las atracciones para el público que llegaba a la famosa casa de revistas, junto a Ruth Keller, Martita Erices, Tati Segura (con su 1.80 metros de altura), Isabel Ubilla (fundadora del clan de vedettes del mismo apellido), Monique Garbó (la “Francesita del Twist”), Luby Martin, Elvira Mayo, Lilian Montes, Lily Morel y tantas otras sirenas.

Sin embargo, Gaby tendría cada vez más ambiciosos propósitos por los cuales encauzar su carrera y aprovechar sus muchos talentos... Efectivamente, así lo haría.

Nuevas inquietudes artísticas la llevarían también a tomar clases de danza y actuación, siendo ascendida a vedette y luego a atracción antes de convertirse en lo que varios consideraron fue la primera showoman auténtica y nativa del país, o al menos una de las pioneras del apogeo revisteril chileno, abarcando así roles de presentadora, animadora y artista de números combinando distintas disciplinas, especialmente en el humor. "He sido de todo. Me falta ser acomodadora solamente", comentaba por lo mismo a Vera. Su sensualidad estaba perfectamente equilibrada con un sagaz talento que la hizo muy admirada, por cierto, siendo considerada una mujer altamente profesional, creativa y probadamente inteligente.

En el Bim Bam Bum, Gaby pudo aprender e intercambiar con algunos de los mejores cómicos de la época, como Manolo González, Eugenio Retes y Sergio Feito, formando una gran amistad con este último y una camaradería laboral que volvería a manifestarse varias veces más en la posteridad. Con estos y otros acólitos del humor nacional pudo subir al escenario para actuar también como comediante, cuando fue invitada a participar de algunos sketches en los que incluso se permitía improvisar y salirse de libretos dando más gracia y fluidez a las rutinas, además de demostrar sus siempre presentes encantos.

En muy poco tiempo ya destacaba, entonces, Gaby como figura primaria de la compañía y aparecían en su horizonte nuevas posibilidades. Una de ellas vino con el rodaje del filme nacional "El Gran Circo Chamorro" de José Bohr, en 1955, protagonizada por Retes. En este primer papel cinematográfico, pequeño en el mundo artístico pero grande en su currículum, interpretaba a Lucila: la sensual empleada de una lujosa residencia y que incluía un pequeño pero seductor baile con el protagonista. Un año después seguía en el cuerpo de cómicos del Teatro Ópera, con revistas como "Qué Mónaco está el príncipe", y desde la primera mitad de 1957, cuanto menos, está trabajando también en la famosa Taberna Capri, con su colorido sótano en calle San Antonio 541, y en el Bodegón de Moneda 1145.

Las vedettes Raquel y Gaby Cousin, cuando esta última aún era parte de los shows de muchachas sensuales del Bim Bam Bum y otros establecimientos de Santiago. Imagen publicada por el diario "La Nación" del lunes 26 de marzo de 1956.

Aviso del Goyescas en el diario "La Nación", en junio de 1958, con Gaby Cousin entre los principales artistas.

Escena de "Más allá de Pipilco" en 1965, en donde se ven Manolo González y Gaby Cousin. Imagen publicada en Cine Chile.

Gaby Cousin en imagen publicada por la revista "Ecran", en enero de 1967.

La showoman era identificada como uno de las principales artistas de ambos espectáculos, el Capri y el Bodegón, junto a figuras de la talla de Alejandro Lira, Gastón Moderno e Isabel Andina, además de participar el Ballet del Bim Bam Bum en estas boîtes durante aquella temporada. Las orquestas de las dos casas eran las típicas de Lorenzo d'Acosta, Jackie Cohan y Carlos Llanos, presentándose también números internacionales como Raúl Videla, Alba Solis, el dúo Marina y Alberto, Angelita Granada y Nino Very en la revista "Facultades, música y vino", en el mes de mayo.

Del mismo modo, asomará su nombre en el Festival de Sindicatos Orquestales y de Artistas realizado en el Teatro Municipal en el período de Navidad. En junio de 1958 está ahora en la famosa confitería Goyescas de Huérfanos con Estado, junto a otros artistas de la temporada como los Hermanitos Ferreira, Rubén Isla, la Orquesta Los Peniques, Carmencita Rey, Rubén Isla, Jorge Romero Firulete y el grupo The Rocks Time. El director artístico del establecimiento era por entonces Germán Becker. Gaby se emparejará en aquellos tiempos, además, con Hernán Ríos según ya informaban algunos medios de la época: esta relación la llevaría a su segundo matrimonio, de hecho.

Cada vez más alejada de las meras funciones de vedette revisteril aunque sin abandonar el Bim Bam Bum, en abril y mayo de 1959 saltó a las tablas más serias junto con la actriz de radioteatro Ester Mayo: ambas formaron parte del elenco de la Compañía de Arturo Moya Grau que presentó con gran éxito y en dos funciones diarias la comedia "Una plegaria en el camino", en el Teatro SATCH de calle San Diego, actual Teatro Cariola. Entre los actores principales allí estaban Silvia Villanaz, Juan Bautista Font y el propio director Moya Grau, correspondiendo al entonces cantante y actor Lorenz Young, futuro locutor radial, entonar una canción del compositor Lucho Bahamondes en la misma obra. Ese año, Gaby fue integrante del elenco de comedias de la Sala Cervantes, además, en calle Matías Cousiño. Y, sin dejar las revistas ni las boîtes, comenzó a probar nuevas oportunidades con Teresa Maybée formando entre ambas el exitoso dúo humorístico Las Chispitas (Gaby a veces se presentó antes como La Chispita, en solitario), estrenado en el Bim Bam Bum para la revista "Mil piernas por un escudo", hacia fines del año.

Vinieron de forma previsible propuestas para trabajar en fotonovelas, en donde se lució de la misma manera. También actuaría en la obra "Boyfriend" con Marianela, Susana Bourquet, Joaquín Urmarán y otros actores. Los años sesenta resultarían de enorme actividad para la artista, por lo que retornó en gloria y majestad al Bim Bam Bum con ella todavía viviendo en su dulce veintena: "Vuelve a la compañía que la vio nacer como artista, plena de gracia y simpatía", decía de esta feliz noticia el diario "La Nación" del jueves 17 de enero de 1963. Allí se la verá después en la revista "Frivolidades 1963", con Monique Garbo y Coco Martínez. También fue parte del festival de tango del Caupolicán en mayo, con el ítalo-argentino Alberto Marino como principal astro.

Gaby ha empezado a hacer giras extensas, a todo esto, algunas fuera del país.  Para 1965 tiene un nuevo papel fílmico en el largometraje "Más allá de Pipilco" de Tito Davidson, con Manolo González, Gabriel Araya y Justo Ugarte entre otros actores cómicos. Ese mismo año, en enero, la showoman había aparecido invitada con su mencionado esposo en una gran fiesta de cumpleaños de un controvertido pero interesante personaje de aquel entonces llamado el Ñato Mejías, vinculado también a la actividad bohemia y recreativa. Otros de los asistentes a ese fin de semana completo de celebraciones fueron Natalio Brasi, el propietario del café Montecarlo; Alfonso Black, dueño del café Alcalá; Santiago Asenjo, de la Panadería Vienesa; Rubén Alzola, director del "Diario Oficial"; Álvaro Salamero, alcalde de Las Condes, además del mago Chandú quien asombraba con sus trucos e ilusionismo al público del mismo ambiente. Tocaron en la ocasión las orquestas de la Taberna Capri y del Chancho con Chaleco.

En julio, Gaby ya es parte del "Festival si vas para Chile" a beneficio del músico Chito Faró en el Teatro Caupolicán, y en octubre vuelve al Bim Bam Bum con revistas como "Las intocables" y "Estas chicas están... locas, locas, locas", junto a Mercedes Moral, siendo presentada otra vez como vedette. Un tiempo después, la revista de espectáculos "Ecran" la comparaba con la famosa actriz alemana Elke Somer, en enero de 1967, con quien compartía rasgos bastante parecidos a decir verdad, además de su belleza indiscutible y perenne. Sabiéndose hermosa, de hecho, incluso ella misma se sentía con ciertas semejanzas a Marlene Dietrich y Marylin Monroe cuando posaba para algunas fotos.

La artista hizo una visita profesional a Panamá, en un período cuando fue premiada por su labor artística junto a la cantante cubana Olga Guillot. En octubre de 1968 está entre los números que animan la Feria Internacional de Santiago (FISA) y para  noviembre se presentaba en El Pollo Dorado de Agustinas con Estado, en la temporada llamada "El show de todo zamba". Un hito importante en su actividad tiene lugar hacia fin de año, cuando pasa a integrar el trío cómico y musical Los Crazy junto con Sergio Feito y Jorge Cruz: practicaban un humor blanco y familiar, prescindiendo de los chistes en doble sentido o groseros, políticas que cayeron bastante bien a los asistentes a las funciones de cabarets, teatros y boîtes de esos días. Aquellas rutinas resultaron muy parecidas a los scketches que iban a comenzar a llevarse hasta algunos programas de televisión desde la década siguiente, por lo demás. Hacia la Navidad sigue en pie firme y se presenta también con González y Araya en El Bodegón, con un especial de las fiestas en donde está la destacada vedette Katty Dupré.

Ilustración publicitaria de Los Crazy en "La Nación" del jueves 30 de enero de 1969. De arriba a abajo: Jorge Cruz, Gaby Cousin y Sergio Feito.

Publicidad para el Primer Encuentro Latinoamericano de Vedettes, realizado en el Tap Room desde fines de julio de 1981. Gaby Cousin dentro de las artistas principales.

Gaby con Los Caporales, tras regresar de su exitosa gira por Australia. Imagen publicada en diciembre de 1980 por el suplemento "Estreno" del diario "La Tercera". 

Algunas de sus últimas temporadas de Gaby en la Taberna Capri, junto a Sergio Feito, hacia 1990. Capturas de un comercial televisivo del mismo cabaret y centro bailable.

Comerciales televisivos de la Taberna Capri transmitidos entre los años 1985 y 1990. Aparece Gaby Cousin con Sergio Feito.

Paralelamente, Gaby incursiona en las radios con Feito, Retes y otros comediantes entre los que estuvieron también Iris del Valle, Gastón Moreno y Lucho Córdoba, especialmente en la Radio Nuevo Mundo, CB-93, para inicios de 1969. Recibirá el Premio Laurel de Oro en mayo, por lo que su carrera se encuentra en la cumbre y llena de proyectos. En para agosto, de hecho, hará un par de presentaciones en el Teatro Caupolicán de San Diego con otros cómicos como Jorge Guerrero, Diosa Johnson, Raúl Latorre y varios artistas de distintas disciplinas. Su última aparición en el cine sería en ese mismo trayecto: el filme "Sonrisas para Chile" de José Bohr, estrenado durante el año siguiente.

Sin embargo, como sucedería a muchos otros artistas del período, se acercaba hasta ella el momento en que Chile le quedaría pequeño, y la necesidad de levantar la cabeza por encima del techo la llevaría a marchar y probar suerte en otras capitales. Fue así como emigró a México en marzo 1970, en donde logró abrirse paso con grandes esfuerzos y convertirse en una estrella del mismo ambiente nocturno y recreativo del inmenso país azteca. Incursionó allá en canales de televisión y varios de los principales centros nocturnos del país, de hecho, trabajando con figuras de categoría internacional como el pianista estadounidense Carmen Cavallaro, la actriz y cantante española Naty Mistral y la mítica cantautora peruana Chabuca Granda. Continuaría destacando siempre por sus capacidades de improvisación y de producir un humor natural.

Después de una larga década en la que forjó vínculos profundos con México, hacia fines de 1980 regresó por un período más o menos estable en Chile luego de ofrecérsele un conveniente contrato en la bôite y el área de espectáculos del Hotel Carrera, enfrente de la Plaza de la Constitución. Comenzó a trabajar nuevamente en el ambiente revisteril y de espectáculos nacional a partir de enero del año siguiente, entonces, a pesar de lo mustio que lucía ya parte del mismo medio artístico nocturno en el que había iniciado su carrera hacía tanto tiempo. Además del Carrera, en los fines de semana se presentaba durante aquellos mismos meses en el Hotel San Martín de Viña del Mar, tras ser llamada por la propietaria para que estuviese también en la boîte de ese establecimiento.

Volver a Chile fue una decisión difícil para la artista, pues no sabía si el éxito que había conseguido en México podría emularse en tierra natal, esa en donde los nombres se olvidan y las gratitudes no siempre se pagan. Entrevistada ese mes de enero por el suplemento de espectáculos "Estreno" del diario "La Tercera", declaraba que parte de su deseo de retornar al país se debía a que sentía la necesidad de tomar el desafío por una cuestión emocional: "¡Volví porque estaba 'picada' conmigo misma!", dijo al entrevistador, agregando que hasta entonces le había ido "tan bien afuera durante tanto tiempo, que empecé a dudar de cómo me recibirían en mi patria", temiendo no tener otra vez el mismo éxito con el que había partido.

La artista hizo una triunfal nueva gira, además, ahora por Australia y con acompañantes que conocía bien: el dúo humorístico y musical Los Caporales, del Flaco Lucho Arenas y el Chico Lucho Pinto. Gaby, de cuyo primer matrimonio había nacido Patricia Raglianti y del segundo Ximena Ríos, en aquellos momentos ya estaba emparejada con el Flaco Arenas, quien fue padre del humorista Lucho Arenas Jr., también futuro integrante de Los Caporales junto a su padre en la última etapa del dúo y tras la muerte de Pinto. Cuando Gaby y la dupla cómica regresaron de la señalada gira, sin embargo, Los Caporales debieron salir rápidamente a Perú en diciembre de 1982: fueron llamados de manera sorpresiva para hacer presentaciones en el país incásico, en donde también gozaban de gran popularidad, apareciendo en la ocasión incluso en la segunda versión de la Teletón allá realizada. Cuando regresaron a Santiago comenzaron a ensayar nuevas presentaciones con Gaby para una temporada de actividades que iban a comenzar ese mismo verano en Santiago.

Ya más madurita, entonces, Gaby seguía siendo una mujer de belleza cautivadora que no tardó en reencantar al público chileno, despejando así sus miedos respecto de cómo sería recibida. Sobre el desafío de ser showoman declararía también al mencionado medio impreso que seguía siendo "algo difícil, porque en el show hay que ser como asexual, mitad mujer, mitad hombre". También reconocía que se debía estar al día en noticias para tocar temas que hicieran reír y no hirieran a otros, aunque sin renunciar a la posibilidad de burlarse de cosas serias y hasta ser cruel con sí misma. "Quien hace humor debe ser un poco matapasiones, porque debe buscar lo chistoso en todo", aseguraba, aunque también respondía con dificultad y algo de evasión una pregunta tan sencilla como si era feliz, cuando se la formuló el periodista Raúl Rojas: "La felicidad no es ayer ni mañana, sino del momento. Tiene muchos hoyitos y a cada rato hay que taparlo, para que no se venga abajo. La infelicidad es como la maleza, tiende a seguir creciendo, aunque uno la extirpe o la cubra con pavimento".

La artista nunca cortó su relación con México y tuvo algunos retornos en los años que siguieron, sobre todo cuando el modelo clásico de la actividad de los espectáculos nocturnos en Chile ya parecía estar en sus descuentos. Sin embargo, tentada por nuevas ofertas hacia fines de los años ochenta, especialmente la de volver a la Taberna Capri, regresó para trabajar en este sótano otra vez con el humorista Feito. Superando ya el medio siglo de vida, la veterana Gaby interpretaba hacia 1990 allí a un personaje parodia de Cicciolina (Ilona Staller), la ex actriz de cine pornográfico y a la sazón diputada del parlamento italiano. En esos días se presentaban también Los Caporales tras su exitosa temporada en Puerto Rico.

El show que hacían Feito y Cousin fue una inyección de nueva vida para la Taberna Capri, a pesar de continuar las adversidades para el circuito recreativo en aquel entonces, plenos tiempos de tránsito y regreso de la democracia al país. Él presentaba allí a su personaje El Hombre, con una peluca rubia y lisa con la que imitaba al ex ministro y candidato presidencial Hernán Büchi Buc, cuyo lema de campaña había sido "Büchi es el hombre", precisamente. Sin embargo, a pesar del éxito logrado en la Capri, su rutina fracasó en el Festival de la Canción de Viña del Mar en el verano de 1990, recibiendo una descomunal pifiadera que lesionó sensible y profesionalmente al comediante por mucho tiempo.

El posterior cierre de la taberna durante la misma década pasando a ser la nueva sede del restaurante bailable Rancho El Rodeo, puso fin a las posibilidades de continuidad para espectáculos como los de Feito y Cousin en el lugar. Los últimos años de Gaby en los escenarios habían sido definitivamente en Chile, compartiendo con generaciones más nuevas y un público que también se renovaba más rápido de lo que quisiera cualquier artista de la clásica bohemia, como ella. Poco y nada quedaba a la sazón de la antigua diversión de trasnochada en donde escribió la mayor cantidad de páginas de vida artística.

Retirada y convaleciente, Gaby pasó sus últimos días lidiando con una enfermedad que la llevaría a la tumba: un agresivo tumor detrás de una oreja, como nos informa la periodista, modelo e influencer Aien Wilenmann, sobrina-nieta de la artista y a cuya intermediación familiar debemos varios datos biográficos acá reproducidos. Falleció en Santiago a mediados de junio de 1998, en medio de mucha indiferencia del propio ambiente artístico y los medios de comunicación, tanto para ella como para otras figuras de aquellas luminosas generaciones; una apatía que reflejaba bien el estado en que se encontraba el recuerdo de toda esa romántica propuesta de diversión revisteril chilena remontada a la edad dorada las candilejas, sin duda. Sus restos fueron sepultados en la bóveda antigua de la familia Federico Alcorta, en el Cementerio General de Recoleta. ♣

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