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EL SABOR DE LO RENGIFO EN TERRITORIO DE LA VEGA

Aviso de Lo Rengifo en el diario "Las Últimas Noticias", diciembre de 1979.

Al contrario de lo que pudiera suponerse hoy, la calle Nueva Rengifo que bordea por su costado oriental al complejo del Mercado de La Vega en Recoleta no es tan antigua como otras del mismo ex barrio de La Chimba de Santiago: aparece como un callejón recién en el primer tercio del siglo XX, resultado de la ampliación de los galpones del mismo gran centro comercial y su prolongación hacia el norte hasta llegar a la calle Dávila. Surgida casi como un vástago de la calle Rengifo pero hacia el sur (idea remontada a inicios de la centuria y sobre terrenos que pertenecieron a los recoletos franciscanos), la corta vía de dos cuadras no tardó en caer poseída por el ambiente del popular mercado de abastos, apareciendo así históricos boliches como los que todavía existen en esos antiguos zócalos. Hoy es conocida por la presencia de folclóricos establecimientos como La Milla, por ejemplo, y en el pasado el bar La Paloma.

Carlos Reyes dice en su "Viaje al sabor 2" que en la misma Nueva Rengifo aparece la primera referencia importante de una parrillada en la ciudad, en un anuncio del diario que por entonces era órgano oficial de los comerciantes y deportistas veguinos, el "Fortín Mapocho", en una edición de agosto de 1950. Se trataba, pues, del establecimiento llamado Auténticas Parrilladas Argentinas, recientemente inaugurado por su dueño, don Cancho Rojas, sirviendo también como la sede social de la Asociación de Chacareros. Su dirección era en Nueva Rengifo 225 entre calles Lastra y Andrés Bello (hoy Antonia López de Bello), específicamente en los altos. Volvemos a lo escrito por Reyes al respecto:

Cocinar para el público veguino o para la clase media de esos años tampoco era fácil. En los tiempos de esa primera parrilla, aparte de la escasa provisión, la calidad de los animales tampoco ayudaba demasiado. La ganadería nacional no pensaba en vacunos pastando tranquilos en el llano, rechonchos de grasa intramuscular y listos para la grilla dominguera. Más bien eran atletas subiendo y bajando los altos cordilleranos tras el pasto de las veranadas andinas La poca carne de calidad provenía, cuando las barreras de entrada lo permitían, desde Argentina.

Al poco tiempo, el establecimiento pasó a ser denominado Casino Social de la Asociación de Chacareros en su publicidad del mismo "Fortín Mapocho", en abril de 1951. Sin embargo, este primer intento de instalar parrilladas de tal tipo en el barrio lastimosamente no llegaría a gozar de una vida larga. Así, la misma dirección de Nueva Rengifo 225 -compartida también con un cubículo del primer nivel, junto a las escaleras- después aparece como un local de apuestas del Hipódromo Chile, operando como tal hacia fines de los años sesenta y principios de los setenta. En tanto, los espacios comerciales vecinos fueron prácticamente tomados por distribuidoras de frutas o verduras y, hasta hoy, funcionan como una suerte de anexo del mismo mercado veguino.

Sin embargo, hasta el mismo segundo piso, con hileras de ventanales dando hacia los galpones del comercio enfrente, llegaría después un nuevo establecimiento que retomó la posta de las parrilladas y tocó su cumbre de popularidad entre 1979 y 1982: el restaurante Lo Rengifo, que se presentaba en sus inicios como el "gran comedor de Santiago" y "la picada de moda". Tal como hicieran antes las Parrilladas Argentinas, implementó allí amplios comedores y un estupendo salón, mientras que por su contorno se disponían estacionamientos vigilados y otros para el personal en el patio interior, a los que se accedía por el costado del mismo edificio en donde aún existe un gran portón hacia lo que ahora son bodegas.

Los platos bandera del nuevo restaurante tenían todos olor a campo y fogón: una gran fuente de carnes llamada super parrillada gigante, por ejemplo, que prometía alcanzar para cuatro glotones. También estaban disponibles las cazuelas de pava, los costillares con agregado y la plateada al horno. Uno de sus aromas más característicos bajando desde allí hasta la calle provenía de la carne fina de novillo a las brasas ("sin ablandadores", enfatizaban) y del chanchito lechón ahumado, este último especialidad de la casa. Los cerdos se asaban a la vista de los clientes, de hecho, desatando el apetito y soltando la saliva.

Otras delicadezas gourmets en Lo Reginfo eran el entrecot preparado con receta propia y la fina codorniz escabechada. Hacia abril o mayo de cada año, además, se abría amplio espacio de la carta a los productos marinos y se daba inicio a la temporada de ostras, ofreciendo un plato lleno de estos ejemplares de "semiexportación", más otras especialidades con mariscos y pescados: albacora, salmón de río, cauque, centollas, erizos, locos, choros zapatos, etc. Como buen vecino de La Vega Central, durante todo el año las ensaladas con verduras prometían ser del día, por supuesto.

A la izquierda: anuncio de las Auténticas Parrilladas Argentinas en los altos de Nueva Rengifo 225, en donde llegó después Lo Rengifo, publicado en el periódico de los trabajadores y comerciantes veguinos "Fortín Mapocho" en de agosto de 1950. A la derecha: el mismo establecimiento siendo llamado ahora Casino Social de la Asociación de Chacareros, en periódico "Fortín Mapocho" de abril de 1951.

Dos avisos publicados por Lo Rengifo en el diario "La Tercera" en los meses de julio (arriba) y noviembre (1980). 

Aviso del restaurante Lo Rengifo en el diario "Las Últimas Noticias", a inicios de abril de 1981. Se hacía presente desde ese año, además, en la Feria del Hogar.

Lo Rengifo en publicidad aparecida en el diario "La Tercera", en abril de 1982, cuando ya iba a comenzar a decaer su época de leche y miel.

El edificio de Nueva Rengifo en la actualidad. El restaurante Lo Rengifo estaba en el segundo nivel con hileras de ventanales, y su acceso estaba por el segmento que ha sido pintado de color celestre, hacia el centro. La entrada lateral a la izquierda era la que daba a los patios, hoy usada como bodega.

Lo Rengifo estaba lejos de ser un mero restaurante adaptado al barrio popular y sólo para el mismo público que por allí pululaba, entonces, por muy fusionado que se hallara respecto de la identidad y el hábitat representado por este. Así, en su bar se ofrecía como novedad el whisky Mackinlay's, la famosa marca escocesa que allí se presentaba como una "exclusividad" del restaurante y que, a la sazón, era un producto oneroso para el bolsillo promedio en Chile. Y, si en el día Lo Rengifo era un sitio divertido y agradable al encuentro, por la noche explotaba en colores y celebración con sus alegres cenas bailables. Estas alegres veladas terminaban en grandes fiestas los viernes y sábados, con orquestas tocando de amanecida.

En 1980 encontramos a Lo Rengifo presentándose también con su estupenda carta de sabrosuras en la entonces muy concurrida Feria Internacional del Santiago, la FISA, evento comercial con stands y expositores realizado hacia noviembre en el Parque Cerrillos de Maipú, mismo que ha tratado de ser repuesto en el interés del público en años recientes. Su local en la misma feria era el N° 89, estratégicamente ubicado justo en la bajada del antiguo tren. Allí ofrecía otra vez sus súper parrilladas, cazuelas de pava, plateadas y lechones ahumados. Haría lo propio al celebrarse la Feria del Hogar en el mismo recinto a partir del año siguiente, otro histórico evento comercial que tenía ocasión por el inicio del otoño de cada año.

El escritor Enrique Lafourcade, tan adicto a los placeres de la buena cocina y diversión, también conoció la magia de Lo Reginfo en aquella década aún afectada por las restricciones y dificultades para la vida nocturna. Lo deja mencionado en su obra "La cocina erótica del conde Lafourchette", por la misma razón. A muchos les parecía un valor agregado la descrita relación del local con el surtido Mercado de La Vega y esto lo sabían los publicistas: "Coma con la abundancia del campo a los precios de la Vega en un ambiente acogedor" y "Coma con la abundancia del campo a precios de la Vega y la atención del barrio alto", se podía leer en algunos avisos prácticamente desde los inicios, siempre acompañados por el dibujo de un alero de tejas y a veces también un farolito de calle.

Sin embargo, iban a comenzar ya los tiempos de ocaso del establecimiento, afectado por el empobrecimiento del barrio y las largas consecuencias de la Recesión Mundial, además de los cambios propios del mercado recreativo. Dicen algunos comerciantes del entorno que fue tras una dura batalla en la que nunca logró levantarse, lastimosamente, quedando reducido a sólo un restaurante de parrilladas sin bailables, lo que llevaría a que Lo Rengifo abandonara el lugar alrededor de los tiempos del retorno de la democracia, dejando al inmueble de marras en un largo período incierto y con sus patios reducidos a usos de almacenamiento de cargas y otros empleos parecidos.

Hacia 1992 estuvo funcionando allí el salón de billar y pool de don Nicolás Tuma, pero después el edificio no parecerá encontrar otra vez un destino más o menos estable. Pocos años después se instalaría en la otra mitad de Nueva Rengifo 225 la Casa de Acogida de La Vega Central para indigentes y, hacia fines de los noventa, se fundó y funcionó en aquellos altos la Hospedería El Alero, relacionada con la Corporación Gente de La Vega y cuyo pálido nombre aún se distingue trazado en la fachada por el ala norte, aunque haciendo algún esfuerzo con la vista. Desde el alejamiento del salón de pool y de la hospedería alrededor del Bicentenario Nacional, entonces, el lugar está en una situación comercial bastante indefinida. ♣

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