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MÁGICAS TRASNOCHADAS EN LA QUINTA VISTA HERMOSA

Celebración del aniversario del Sindicato Industrial Droguería del Pacífico en la Quinta Vista Hermosa. Imagen publicada en el diario "La Nación", 17 de julio de 1935.

En un edificio de sencillos rasgos bauhaus en avenida El Salto 2499, haciendo esquina con calle Víctor Cuccuini, se encuentra desde 1958 una panadería llamada Vista Hermosa, muy conocida en aquellos barrios de la actual comuna de Recoleta. Su nombre es lo único que queda recordando allí a un famoso centro recreativo y bailable con el mismo título, el que existió casi enfrente, en donde se ve ahora un grupo de locales comerciales con un supermercado: la Quinta Vista Hermosa, popular en el pasado del Gran Santiago, especialmente entre los años treinta y cincuenta.

El establecimiento era de gran tamaño, ocupando un viejo inmueble con estupendos patios abiertos. Tenía originalmente su dirección de calle Bernardo O'Higgins 3 esquina norponiente de El Salto, en los deslindes de la población Quinta Hermosa surgida sobre lo que fue una propiedad con este mismo nombre, precisamente. Aquella calle honrando al libertador, hoy muy transformada, parte en Recoleta y desembocaba a la sazón en la avenida El Salto donde estaba la quinta, pues no continuaba más al oriente. Fue en los cuarenta cuando creció la misma vía más allá de este límite acercándose así hacia las faldas del actual Parque Metropolitano, pero tomando el nombre de Víctor Cuccuini en homenaje al inmigrante italiano quien realizó en Chile labores gremialistas y fundó el Cuerpo de Salud Pública, que después pasó a ser la Cruz Roja. Desde aquel cambio urbano la dirección de la Quinta Vista Hermosa fue El Salto 3028, corregida poco más tarde al número 2604, en aquella esquina con Cuccuini.

De la mano de don Emilio Zavala, la fama triunfal de la quinta había empezado a expandirse por la capital más o menos desde mediados de los años treinta, cuando se hicieron conocidas las noticias sobre sus bailables orquestados y los encuentros institucionales que se celebraban en sus comedores y patios. "La mejor pista de baile, con la mejor orquesta a su disposición", proclamaba en sus avisos publicitarios. De hecho, hasta dos orquestas podían tocar por noche allí y la cocina parecía ofrecer una cantidad asombrosa de las delicias de la comida criolla o bien la más gourmet, incluyendo las de temporadas como las recetas hechas con choclos y porotos granados. Lo mismo sucedía con su carta de bebidas: incluía embriagantes ambrosías como ponches de culén, un cotizado cola de mono con receta propia cada fin de año y, por supuesto, tragos de barra más sofisticados. Por excelencia, entonces, era un sitio que sabía combinar lo más típico y folclórico con lo más elegante y refinado.

No se crea que sólo gente de aquellos barrios tan retirados del centro santiaguino acudían a la Vista Hermosa: facilitaba mucho las cosas la existencia de recorridos especiales del tranvía 7 y 30, y luego las líneas de góndolas y microbuses como la Recoleta - El Salto y la 17 Avenida España - El Salto, a las que se sumó la Portugal - El Salto, con circulación durante toda la noche. Mientras el público más popular prefería las noches orquestadas hasta horas del canto de los gallos y con el local siempre atendido por su propio dueño, aquellos transportes permitían también que encuentros empresariales, gremiales, sindicales y políticos pudieran escoger a la quinta en cada ocasión y casi a cualquier hora del día.

Uno de las más antiguos convites allí realizados y que pueden rastrearse en la prensa fue el segundo aniversario del Sindicato de la Droguería del Pacífico, celebrado el domingo 14 de julio de 1935 con un almuerzo iniciado a las 13 horas y seguido de un baile familiar a partir de las 15 horas. Los funcionarios de la Caja de la Habitación Popular también escogieron este lugar para algunas de sus fiestas, como la del sábado 21 de octubre de 1922 homenajeando a los miembros de su delegación que había asistido al Congreso de la Vivienda convocado en Buenos Aires. Esta celebración fue organizada y dirigida por Eliecer Mejías, miembro de la misma agrupación gremial.

Pequeño cuadro publicitario en los tiempos cuando la quinta aún era capitaneada por Emilio Zavala. Publicado en "La Nación" del 9 de octubre de 1939.

Anuncio para el Año Nuevo de 1945 en la Quinta Vista Hermosa. Publicado en el diario "La Nación", en el último día de 1944.

Invitación para celebrar el Año Nuevo de 1951 en la quinta, publicado en "Las Noticias de Última Hora" de diciembre de 1950.

Entre las mismas reuniones relacionadas con camaraderías y presencia de autoridades estuvo también la manifestación ofrecida con un banquete, al mediodía del lunes 16 de agosto de 1943, para el abogado Joaquín Mardones Bissig, quien por entonces era diputado del Partido Conservador y presidía la Confederación Nacional de Dueños de Autobuses, además de rendirse homenaje allí a los demás directores del grupo. Mardones se hallaba en esos días preparando el II Congreso Nacional de este mismo gremio, así que la reunión tuvo también alcances de agradecimiento a su denodado esfuerzo y defensa del mismo por parte de colegas y correligionarios, disponiendo para el público de microbuses especiales para los traslados, los que salían desde la esquina de Recoleta con Santa María.

Por entonces eran conocidos los bailes de amanecida que la quinta ofrecía en Navidad y Año Nuevo, durando desde el ocaso a la amanecida. En la festiva noche que recibió al año 1945, por ejemplo, contó con dos grandes orquestas dirigidas por el maestro Heriberto Trujillo, seguidas del Conjunto de Guitarristas de Música Chilena, mientras que el banquete incluía opciones como pollo al champiñón pato asado, pavo al horno y el tradicional pastel de choclo. Además de sus mencionadas bebidas tradicionales como ponche de culén y cola de mono, en la ocasión se descorcharon botellas de champaña Casa Blanca para el alegre público.

Otra notable reunión de connotaciones políticas tuvo lugar el sábado 6 de marzo de 1948 en la quinta, esta vez destinada a acariciar el orgullo del Dr. Esteban Bedoya Hundesdoerffer. A la sazón, el iquiqueño Bedoya era diputado del Partido Democrático por el primer distrito de la Región Metropolitana. La celebración comenzó a las 17 horas con las presentaciones una banda de músicos seguida de una orquesta bailable y acudieron incluso ministros, parlamentarios y dirigentes del mismo partido político, además de representantes de otros conglomerados. Sólo unos días después, el viernes 26, el Sindicato de Obreros Cerveceros cerraba en el lugar la jornada de celebración de sus 16 años de existencia, con un banquete de mediodía y un gran baile social, dirigidos por el presidente del agrupación don Francisco Otárola.

A mediados del siglo XX la Quinta Vista Hermosa se encontraba ya en su apogeo de relevancia dentro de la escena bohemia santiaguina, por lo que su cartelera de espectáculos había crecido hasta otorgarle auténticos rasgos de cabaret, propietada y dirigida ahora por don Alberto Mejías. Las fiestas de Año Nuevo siguen siendo fastuosas, de amanecida y con lleno total, luciéndose el cola de mono de la casa y ahora el ponche en guinda, además de los infaltables vinos. Para la celebración del Año Nuevo 1951, por ejemplo, la música del baile estuvo a cargo de la Orquesta de Osvaldo Spencen (a veces presentado Spencer) con Yolanda Carter en la voz, misma artista quien se había presentado en circos y compañías junto a Chito Faró y Violeta Parra, cuando esta última usaba el pseudónimo Violeta Mayo. El show de aquella noche incluyó también al dúo cantor chileno Voces del Sur y al humorista Miguel Arce.

Muchos ilustres conocieron y festejaron en la famosa quinta de avenida El Salto en aquellos años y los que siguieron. Era otro de los centros asociados a la concurrencia del Teatro El Salto, ubicado sólo unas cinco cuadras más al norte y al que ya destinamos acá un artículo. El cronista de espectáculos Osvaldo Muñoz Romero, Rakatán, mencionó a la Quinta Vista Hermosa junto a un local de la competencia, La Carroza, en su memorial de la diversión capitalina "¡Buenas noches, Santiago!", mientras que el  escritor y bohemio irrenunciable Enrique Lafourcade haría lo propio en "Hoy está solo mi corazón". ♣

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