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EL MACABRO SÓTANO DE CALLE SAN ANTONIO

El humorista Bigote Arrocet en dos avisos publicitarios de la disco Macabro, publicados durante el año 1971 en el suplemento de espectáculos "Estreno" del diario "La Tercera de la Hora".

Hemos relacionado ya sobre la extensa historia de los establecimientos que existieron desde los años cuarenta al pie del desaparecido Hotel Capri, en calle San Antonio entre Monjitas y Santo Domingo: el restaurante Capri, que estaba en su zócalo y primer piso del número 537 de la calle, y la Taberna Capri, que se hallaba en los bajos, en un famoso sótano bohemio con entrada por el número 541. Dijimos también que, en algún período posterior, el lugar del restaurante pasó a ser ocupado por el propio cabaret y dancing club de la Taberna Capri, mientras que el subterráneo se convirtió en la discotheque Macabro, antes que el anterior negocio volviese al mismo subterráneo.

Aunque su vida fue corta, el olvidado club Macabro se aparece en la historia de la entretención santiaguina como uno de los primeros negocios con el formato de las discotheques como tales, cuya moda había sido iniciada por novedosos experimentos como El León Rojo de la cercana esquina de Miraflores con Huérfanos, fundado en 1967. Era el período en el que mucha de la oferta de diversión nocturna se mudaba hacia el sector oriente y con propuestas más innovadoras que las de la bohemia clásica, además, por lo que la competencia por el público que aún prefería Santiago Centro para la recreación en las noches era fuerte. De esta manera, y como una suerte de extensión de los atractivos de la Taberna Capri, el Macabro y su sótano alcanzarían  relevancia en los complejos años setenta.

Tal como fue el caso de la boîte Infierno de la misma calle San Antonio en los cincuenta o la posterior discotheque Las Catacumbas 2000 de calle Santo Domingo (en donde está ahora el club El Túnel), el nombre del Macabro aludía a la connotación siniestra de los subterráneos en donde llegó a alojarse. En su isotipo acompañando al logo, además, se veía la palma de una mano esquelética un tanto abstracta, como una huella, posible influencia de las películas de zombies en esos años, particularmente con "La noche de los muertos vivientes" de George A. Romero. "La más chori de Santiago", era la forma en que se autodefinía publicitariamente, sin embargo.

Las dependencias de la disco, en tanto, habían sido decoradas y refaccionadas en cierto estilo pop y de fantasías brutalistas, con paneles y vanos en forma de óvalos o pasillos simulando espacios cavernarios. De una sesión fotográfica realizada por Carlos Tapia Tobar en 1971 se conserva en el Archivo Zig-Zag / Quimantú del Museo Histórico Nacional una imagen en donde se ven las estructuras interiores del mismo lugar, revestidas con estuco tosco e irregular simulando la textura de las rocas de una cueva o gruta. La distribución de luces y focos dentro de aquellos espacios acentuaba los contrastes y la sensación de un lugar olvidado por Dios, pero aminoraba también las percepción de encierro y oscuridad en ellos. Eran, pues, algunos de los gustos de la juventud trasnochadora y más copetuda (o eso decían) en los mismos tiempos del clásico "Palomita blanca", de Enrique Lafourcade.

Avisos publicitarios de la disco Macabro en 1971, en el suplemento de espectáculos "Estreno" del diario "La Tercera de la Hora". Ahora se destacaba en ellos a la figura del joven cantante Patricio Renán.

Interior de la disco Macabro en fotografía de 1971 de Carlos Tapia Tobar. Fuente imagen: colecciones de Fotografía Patrimonial del Museo Histórico Nacional.

Aviso de octubre de 1973 publicado para la Taberna Capri y la disco Macabro en el diario "La Tercera". La Orquesta Huambaly es la principal atracción y se anuncia el cambio de horario por las exigencias del toque de queda.

Capturas de la publicidad televisiva de la Taberna Capri a mediados de los años ochenta, cuando había retornado ya al sótano en donde estuvo antes la disco Macabro.

Dirigida a público joven o en la primera adultez, principalmente, la mejor época del establecimiento parece haber estado en aquellos inicios, justo al comenzar también la misma década. En poco tiempo se consagró como un lugar de cierto nivel exigente a la vez que moderno y audaz. Su lista de artistas incluía a las orquestas en vivo, presentaciones musicales, cantantes y humoristas como el entonces joven aventurero Edmundo Bigote Arrocet, hijo de un matrimonio hispano-germano establecido en Buenos Aires pero quien justo iba a triunfar por entonces en el Festival de la Canción de Viña del Mar, con sólo 21 años, decidiendo así quedarse en Chile hasta mediados de la década, más o menos, cuando partió a hacer una exitosa carrera en España. Su presencia en el Macabro era parte de la publicidad de la discotheque hacia la primavera de 1971.

Otro de los artistas destacados en aquel período por Macabro fue Patricio Renán, con unos 25 años de edad para entonces. Prometedora figura del medio de espectáculos, el delgado Patito, como era llamado, había recibido ya premios tales como el de la RCA en 1968 y el primer lugar en el concurso artístico de la revista "Ritmo" de 1969, a los que se sumó la gaviota de plata obtenida en el Festival de la canción de Viña del Mar de 1972, justo en aquel período cuando había estado trabajando en la discotheque y la propia Taberna Capri. Era, por lo tanto, uno de los artistas jóvenes más populares del momento, especialmente entre los que se relacionaban con el movimiento de la Nueva Ola Chilena.

Los músicos y artistas quienes conformaban la parrilla de números en la Taberna Capri solían ser los mismos que bajaban después al Macabro en el mismo edificio del ex hotel. Su horario fijo para la apertura diaria en 1973 había quedado establecido a las 19 horas, con celebración hasta el alba desde allí en adelante. A la sazón, todavía peleaba público del centro de Santiago con las mencionadas discos Catacumbas 2000 y El León Rojo, además del Night and Day de calle Agustinas. Para sobrevenir los toques de queda después de septiembre de ese mismo año, sin embargo, la administración de ambos establecimientos, Macabro y Taberna Capri, cambió el horario de presentaciones musicales al de las onces y aperitivos bailables, desde las 16 horas en adelante, en los que se lucía la mítica Orquesta Huambaly.

Lamentablemente, los tiempos de incomodidades y restricciones acabaron tronchando el futuro de un experimento que había parecido tan innovador y promisorio al principio. Pasada ya la época del centro nocturno, entonces, la Taberna Capri volvió completa a sus cuarteles subterráneos de San Antonio 541 en donde mismo había estado la discotheque, dejando así los comedores en el nivel del primer piso. Otro centro culinario ocupa actualmente esas dependencias del zócalo y con ventanales hacia la calle, correspondiente a un restaurante de comida oriental.

Allá en las entrañas de Santiago, la Taberna Capri pasó su última etapa de exitosa existencia con números artísticos, de humor, bailables orquestados y grandes fiestas de estilo brasileño, hasta que se agotó la bonanza y se cerraron las cortinas... Y nunca más se supo del macabro pasado de aquellos subterráneos. ♣

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