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EL PALACIO DEL DEPORTE Y LA CULTURA DE LA UNIÓN ESPAÑOLA

Fachada del edificio de la Unión Española en Carmen 110, ya en sus últimos tiempos. Imagen base publicada en el sitio ArchDaily, por Giuliano Pastorelli.

La sede social del edificio de la Unión Española, conocido también como Edificio Español o Inmobiliaria Unión Española, marcó por más de medio siglo la dirección de calle Carmen 110, en Santiago Centro. Este edificio para club, casino y centro de eventos había sido diseñado por José Llambías Merchant en los tiempos cuando el director de la institución era don Francisco Calvo. Hijo de inmigrantes andaluces, Llambías era el mismo arquitecto del Gimnasio La Tortuga de Talcahuano y, más tarde, lo sería también de la sede del Instituto Nacional José Miguel Carrera. Por largo tiempo, la obra cuyas líneas modernistas concibió para calle Carmen sería uno de los edificios más altos de aquel sector de Santiago, además.

El Club Deportivo Unión Española fue uno de los primeros fundados en el país, en los orígenes del fútbol nacional. Nacido como Centro Español de Instrucción y Recreación en 1897, gracias a miembros de la colonia hispana, fue refundado con el nombre de Unión Española en 1934. Además del Estadio Santa Laura de la comuna Independencia, construido en 1922, el club contó con una primera sede social y casino ubicada en calle Huérfanos 830, entre San Antonio y Estado, en donde tuvieron lugar grandes bailes orquestados para festejos propios y celebraciones de Fiestas Patrias. Hacia 1935, además, los socios realizaban algunos encuentros institucionales e inscripciones también en dependencias de la tienda de ropa La Cantábrica, de calle Esmeralda 863-867, en un inmueble que había sido una pensión hasta 1927 pero que desapareció tiempo después con la apertura de Diagonal Cervantes.

Posteriormente, los integrantes del prestigioso club hispánico se trasladaron con todo hasta una nueva dirección dentro de Santiago Centro: Alameda Bernardo O'Higgins 911, en un espacio al pie del hermoso Palacio Undurraga, también ya extinto. Ninguna de las dos sedes sociales mencionadas era propia, sino tomadas en arriendo y, si bien no era tan grandes ni cómodas como la que iba a levantarse ahora en Carmen, la sede de Alameda fue conocida también por sus grandes banquetes y veladas bailables, anticipando un poco del rasgo que iba a tener también la mayor y con más holgado espacio. En ella habían tocando incluso famosos conjuntos del ambiente bohemio durante las mismas celebraciones, como la reputada Orquesta del maestro Federico Ojeda.

Antes de aparecer el edificio español de Carmen existía ya un cité conocido como Pasaje de María, por el interior de la cuadra con Blas Cañas y al pasos de la Iglesia del Dulce Nombre de María. Tiene hasta ahora un patio con la estatua de una Virgen y una calzada empedrada que el escritor y poeta Miguel Serrano comparaba con la Calle de los Alquimistas de Praga. Varias veces mencionó él a este lugar en sus trabajos, de hecho, inspirando un cuento completo de su libro de 1941 "La época más oscura". Nueve años después, en "Ni por mar, ni por tierra" revela una curiosa experiencia sucedida allí tras haber pasado por un restaurante o bar de reuniones habituales con amigos fundadores de la Generación Literaria del 38, probablemente el café Miss Universo de calle San Diego, con el después trágicamente muerto Héctor Barreto a la cabeza del grupo de jóvenes intelectuales.

No sabemos si sería por consecuencia de algún siniestro o por simple negociación que fue comprado todo el terreno con sencillos inmuebles en el ala del poniente mismo pasaje, en la parte que doblaba desde aquel patio con la estatua mariana hacia la calle Carmen, entre el sector de los números 104 a 110 de esta última. Desaparecieron así todas sus casas de este lado y la salida del mismo cité que daba a Carmen por enfrente de la ex calle Egaña, después llamada Sara del Campo. Fue en ese cuadrante donde se trazó el proyecto de construcción de la sede social de la Unión Española, entonces, mismo que presentado en sus primeros años como "El Palacio del Deporte y la Cultura", en los avisos de prensa.

Retrocediendo un poco, es necesario recordar que la idea de construir aquella sede había sido propuesta por visionarios de la misma institución como don Alfredo Forcelledo Posada, antiguo y querido asturiano militante del club. El proyecto había sido presentado y descrito públicamente el lunes 14 de noviembre de 1955 ante los socios y los periodistas deportivos, en una reunión realizada en la sede social que todavía tenía el club en Alameda 911. Por esos días se fundó también la Inmobiliaria Unión Española S.A., presidiéndola el propio señor Forcelledo Posada y cuya venta de acciones permitiría financiar el proyecto.

Lugar en donde se construiría la sede social del Club Unión Española, en el ala poniente del llamado Pasaje de María que aún existe en la cuadra de calle Carmen con Blas Cañas. Detalle del plano de Santiago de Nicanor Boloña, año 1911.

Camino empedrado y sector del patio con la imagen de la Virgen en el Pasaje de María, cuyo sector poniente fue comprado y utilizado para la construcción del centro social de la Unión Española en calle Carmen.

Aviso de la Inmobiliaria Unión Española para su "Palacio del deporte y la cultura" de Carmen 110. Nótese la cantidad de deportes y juegos que ya albergaba el complejo antes aun de ser concluida su construcción. Publicado en "La Nación" a inicios de noviembre de 1962.

Presentación formal del edificio de la Unión Española (cuando aún no era concluido) a las delegaciones y reporteros, en "La Nación" del lunes 8 de junio de 1964. En la imagen, el presidente Wainer y el director Zarhi muestran a los visitantes las obras.

Posteriormente, en la noche del miércoles 14 de mayo de 1958, con el trazado del proyecto ya listo en los tableros, Forcelledo Posada ofreció una comida en la misma sede de Alameda para los representantes de la prensa escrita y radial, en donde daba por muy próximo el inicio de los trabajos de construcción y explicaba algunos detalles al respecto. En la oportunidad, el arquitecto Llambías también expuso sobre los aspectos técnicos que iban a tener las obras. El ingeniero estructural a cargo de estas iba a ser Luis Matte Hempel.

El nuevo edificio de 11 mil metros cuadrados construidos y cuatro mil de terrazas y jardines pudo comenzar a ser levantado a partir del año siguiente, con los trabajos timoneados por la Inmobiliaria Unión Española. Sin embargo, en una interesante previsión técnica, en septiembre de 1961 la misma empresa solicitaba legalmente la facultad de poder usar captaciones de napas subterráneas del lugar en donde se construía el edificio, anticipando que las aguas de la red potable podían hacerse pocas o complicar el abastecimiento. Visionaria mirada, creemos, porque en tiempos actuales algunas residencias de ese mismo barrio han presentado problemas precisamente por esa razón: la baja del volumen y flujo de agua en cada residencia, dada la cantidad de edificios de departamentos que se han levantado desde el cambio de siglo en adelante.

Las etapas del edificio fueron varias, y mientras algunas quedaban habilitadas otras seguían exigiendo faenas afanosamente. Aunque desde 1962 comenzaron a desarrollarse algunas actividades institucionales dentro del mismo recinto, iba a pasar casi un quinquenio para que el complejo pudiera ser puesto en servicio casi completamente. En tanto, quedaría el resto sobreviviente del Pasaje de María, con su aspecto encantado y su callejuela de cuentos, escondido detrás de aquel conjunto con alta fachada que le daba aspecto de fortaleza contemporánea.

La fecha de inauguración del centro social reportada actualmente por el propio Club Unión Española es la del  25 de mayo de 1962. Esta coincide, entre otras cosas, con el traslado hasta la misma sede de la localías de varias de sus principales ramas deportivas y de juegos. La fecha aparece consignada también en el libro de varios autores "Años de unión. Unión Española historia de nuestra pasión", de 2014. Sin embargo, la revisión de la prensa nos demuestra que hubo varios actos que podríamos interpretar como inaugurales o de apertura, por alguna razón.

Durante la primera semana de junio del año 1964, don Mauricio Wainer, presidente de la Asociación Central de Fútbol, y don Oscar Zarhi, director de la misma institución, pudieron visitar con una delegación y reporteros la espaciosa sede aún con etapas en construcción. Fueron recibidos y guiados por el presidente de la inmobiliaria, don Patricio Rámila, y el titular de la Unión Deportiva Española, don Jesús Abeleida, junto con otros dirigentes del club y representantes de las entidades hispánicas. En la ocasión se sirvió un cocktail a los presentes y con asistencia de más de un centenar de accionistas, en el salón principal en el primer piso.

El local del club era moderno, de ocho pisos; sencillamente estupendo. Contaba con salas, salones y oficinas, así como áreas aparatadas para reuniones más reservadas y alojamiento. Tenía gimnasio y cámaras deportivas techadas, además de canchas para básquetbol, vóleibol, pelota vasca, billares, pool, salón de tenis de pesa, sección de juegos de mesa, palitroques, baños de vapor y piscina de natación, más un refrescante patio verde y al aire libre. Su casino-comedor era sumamente espacioso, así como su sala de conferencias. En el salón de eventos con dos niveles se realizaron enormes fiestas, bailables y conmemoraciones relacionadas con el club y sus miembros. El mesón del bar era de diseño curvo y vanguardista elegancia, así como lo eran algunas decoraciones escultóricas y lámparas colgantes repartidas por todo el lugar. En lo alto del edificio de siete pisos y con frente oscuro cortinas parasoles, en donde se leía también el nombre del club en letras grandes y de líneas rectas, había una estupenda terraza que remataba a todo el conjunto arquitectónico.

El restaurante se llenaba todas las tardes y no sólo con miembros o militantes del club. Decían en esos barrios que un infaltable fue, en alguna época, el comentarista deportivo Julio Martínez Pradanos, gran hincha de la Unión Española cuyo nombre ostenta ahora el Estadio Nacional de Ñuñoa. Entre las actividades importantes que tenían lugar allí estuvieron algunas participaciones también en fiestas de estudiantes, sindicales y gremiales, como la de los Empleados de Farmacias de Santiago quienes, el sábado 2 de diciembre de 1967, realizaron un gran baile con coronación de la Reina de la Simpatía elegida por los propios trabajadores, más la presencia de orquestas y artistas de radio y televisión. Entre ellos destacaba el cuarteto vocal Clan 91, muy populares en esos momentos y quienes acababan de sacar su primer álbum titulado "El sonido joven del Clan 91". Lo recaudado en la fiesta se destinaría a regalos navideños para los hijos de los mismos trabajadores.

Curiosamente, por diferentes retrasos y complicaciones el complejo de calle Carmen pudo ser inaugurado oficialmente con la sede social recién el jueves 18 de julio de 1968. Esto se hizo con un programa de actividades de la entidad, actos artísticos y la apertura de la temporada para el equipo de tenis de mesa, quienes por primera vez podrían jugar en esta casa. Se celebró la ocasión con otra gran fiesta en la que participaron diferentes representantes de la institución, deportistas e invitados, dedicándose el evento también a la memoria de Forcelledo Posada, fallecido antes de ver concretada la obra y para quien el club crearía un premio con su nombre dos años después, para los torneos de ping pong. El reportero de la revista "Estadio" de ese mismo mes decía sobre el lugar:

Carmen 110.

Algunos socios cenan en el amplio comedor. Otros Conversan en el bar. En una sala del piso superior -la sede de Unión Española es gigantesca- la rama de fútbol ofrece una comida íntima, casi privada, muy significativa.

(...) A los postres -el menú consultaba como plato fuerte una sabrosa "paella"- se alza la figura de Eulogio Heredia, el presidente de la rama.

Aniversario 75° del Club Unión Española, celebrado en la sede social de calle Carmen 110. Imagen publicada en el diario "La Nación" del 20 de mayo de 1972.

Los históricos del club Abel Alonso, Gonzalo Mingo, Alfredo Letanú y Nicolás Novello en la sede de Carmen 110, año 1976. Fotografía de Gonzalo Mingo. Fuente imagen: sitio de la Asociación de Investigadores del Fútbol Chileno.

Publicidad para el Casino Unión Española de calle Carmen en "Las Últimas Noticias", abril de 1990.

Aspecto del elegante y moderno salón de la Unión Española ya en los últimos tiempos de existencia del edificio. Imagen publicada en el sitio ArchDaily, por Giuliano Pastorelli en 2010.

Sin embargo, a mediados de noviembre de ese mismo año y cuando la Unión Española acaba de lograr el Subcampeonato Nacional de Fútbol, con el equipo dirigido por  Néstor Isella y grandes esfuerzos después de una mala racha, el presidente del club, don Francisco Fluxá, advertía públicamente que la sede aún no estaba concluida. Al mismo tiempo, el dirigente expresaba la urgencia por cerrar luego este tema después de tantos años de retrasos y proponía vías para salir del entuerto.

Entre los nuevos eventos particulares que se realizaron allí durante aquel período, puede recordarse la celebración del Día del Ferretero por parte del Sindicato Profesional de Ferreteros de Chile. La enorme fiesta, que contó con representantes del gobierno, comenzó a las 21:30 horas del viernes 27 de noviembre de 1970 en los salones del club social español. Unos meses después, el martes 27 de marzo de 1971, se realizaba la comida del directorio del Centro de ex Alumnos del Internado Nacional Barros Arana (INBA), con un homenaje integrantes destacados como el futuro presidente Patricio Aylwin, a la sazón presidente del Senado, al subsecretario de Hacienda don Laureano León, y al nuevo embajador de Chile en Turquía, don Alejandro Jara Lazcano.

El aniversario número 75 de la fundación de la Unión Española se llevó a cabo también en el centro social, aunque en este caso con una sencilla y sobria ceremonia diurna, reservando la fiesta para la velada. Tuvo lugar en mayo de 1972 en el salón de eventos, con un gran estandarte rojo de fondo y con el escudo en negro del club dispuesto detrás de la mesa de los oradores. Entre otros, concurrieron dirigentes, periodistas, el director de Deportes del Estado, el cónsul español Juan Pérez Gómez (en representación del embajador), el vicepresidente de la Asociación Central de Fútbol don Carlos Pilassi y el representante del Carabineros de Chile don Humberto Terán. En la ocasión se proclamó en el cargo de nuevo presidente del club a don Juan Lagarreta.

Carmen 110 era también el punto de partida de los Ampliados de Velocidad de la Federación Chilena de Automovilismo Deportivo, con competencias como la del 2 de junio de 1972 y que se prolongó a partir de las 20 horas de aquel viernes por otros dos días. La pelota vasca contaba con su propio trinquete en el complejo español, en tanto, siendo uno de los últimos frontones que mantuvo la actividad relativamente constante en Santiago cuando había pasado ya la edad de oro en la popularidad de este deporte en Santiago. Entre fines de julio e inicios de agosto de 1972 estuvo de visita en Santiago el campeón mundial de este deporte, el pelotari argentino Aarón Sheter, treintañero hijo de una familia judía de Buenos Aires y quien se permitió hacer exhibiciones en la sede de Unión Española, a pesar de tener una pequeña lesión muscular. Hizo exitoso equipo allí contra los pelotaris chilenos con Abel Alonso, presidente del club y futuro presidente de la Federación de Fútbol de Chile y de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP).

La calidad de la atención y la cocina del Casino Unión Española se mantuvo durante toda aquella época, con capacidad para atender 800 personas y abierto también los domingos. En 1981, cuando cuando su concesión fue tomada por don Iván Kojic, el mismo quien había estado encargado del restaurante del  Estado Español de Las Condes, comenzó la que pudo haber sido la última etapa próspera de ese comedor y su barra de bebidas, mientras seguía destinándose también el salón para eventos como bodas, seminarios y banquetes reservados. En su publicidad en medios como "Las Últimas Noticias" de abril del mismo año, se definía como "Un lugar para socios, personal de bancos y público en general". Todavía en 1990 el casino ofrecía exquisiteces como puchero, lomo a la española, pollo al ajo, paella, callos (guatitas), lenguado unión y gambas al pilpil.

Sin embargo, el uso del edificio comenzó a ser cada vez menos a medida que se iba acercando el cambio de siglo, dejando de operar su reputado bar-restaurante y, desde algún momento, ya sin más llamados a licitaciones. Sucedía, además, que la sede sería embargada por las deudas que había ido acumulando el club hispánico, pero no fue rematada entonces. Ocasionalmente, había algún pequeño evento en sus salones o terrazas, principalmente relacionados con los estudiantes de las casas universitarias ubicadas en el mismo barrio y que arrendaban el espacio.

Llegó así un momento en que, casi olvidado y en desuso, caído en el total abandono, el edificio fue invadido por indigentes y saqueadores. Sus puertas no volvieron a ser abiertas a las actividades del club y en el vecindario se hizo inminente su final: la sede había sido hipotecada por el Banco Santander para menguar las deudas de la Corporación Social y Deportiva Unión Española, declarada judicialmente en quiebra en 2007, cuando el mismo club estuvo al borde de desaparecer. 

La demolición comenzó a fines de 2010, a pesar de haber resistido al fatídico terremoto de aquel año y con algunos reclamos de patrimonialistas y gente del gremio de la arquitectura. Para cuando concluía el verano durante el año siguiente, nada quedaba de la cincuentenaria sede y empezaban a sentarse ya los cimientos del actual Edificio Carmen Oriente, de uso residencial. Paradójicamente, el veterano arquitecto Llambías falleció justo durante aquel período, en septiembre de 2011, viendo cómo era destruida una de sus más importantes trabajos.

Lo único que quedó allí desde los tiempos de la Unión Española fue la misma numeración para el nuevo edificio levantado: Carmen 110. Fuera de eso, sobrevive en la vecindad el maravilloso cité histórico mencionado, permaneciendo íntegro a sus espaldas. ♣

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