Aviso de la boîte Horizonte en el diario "Las Noticias de
Última Hora", en junio de 1968. "El paraíso del strop-tease", era uno de sus lemas.
El gran pecado de la boîte Horizonte fue, quizá, llegar demasiado tarde a intentar escribir su propia saga en las proximidades del la Estación Central de la Alameda. En efecto, arribaría tarde en el circuito de la diversión capitalina, misma que ya estaba cambiando su meridiano de atracciones en gran medida más al oriente y con propuestas que dejaban atrás el modelo más convencional de las boîtes. Para peor, también llegó tarde al propio barrio de marras, cuando muchos de sus centros recreativos adultos ya se encontraban cerrados y los pocos que quedaban de aquellas generaciones ya habían entrado en franca decadencia, obligando al desplazamiento del público hasta otros puntos de la ciudad.
Inaugurada en la década del sesenta por el comerciante Aliro Aravena y a veces llamada también El Horizonte, vecina a la Peluquería Henry que compartía el mismo número, la boîte sentó sus cuarteles en el espacioso local dentro de una suerte de galería en calle Bascuñán Guerrero 33, a pasos de la Alameda y en el actual barrio comercial Meiggs. Se situó, de hecho, justo al lado del antiguo edificio aún existente y en donde se halla al número 25-23 de la misma calle, inmueble que, por muchos años, había sido del famoso hotel y restaurante Atenas, uno de los sitios más reputados de estas manzanas dominadas ya entonces por el carácter más popular y de clases trabajadoras.
El local de la nueva boîte era el mismo en donde había funcionado antes la suelería y talabartería San Fernando, casi enfrente de donde estuvieron también el restaurante Iruña del número 32 y el pasaje Arturo Godoy, a espaldas del Portal Edwards. Suponemos que la suelería es la misma que aparece después con el mismo nombre y giro en avenida Independencia 141-145. El lugar del 33 de Bascuñán Guerrero aparecerá también como domicilio comercial de don Mario Manfredini, quien fue declarado en quiebra en agosto de 1958 por el Quinto Juzgado de Mayor Cuantía Civil. Era un barrio que ya llevaba tiempo cargado al pecado, sin duda, especialmente por la cantidad de felones, casas de juego y verdaderas dinastías de prostíbulos que se habían ido asentado allí desde hacía larguísimo tiempo ya.
Tras un período siendo ocupado por negocios menores el espacio pasa a ser de la boîte Horizonte, la que llega allí haciendo tan arriesgada apuesta de competir por el público que quedaba para los clubes de aquellas cuadras en donde habían estado el Atenas, el cabaret Viena y, en sus inicios, el Casino Bonzi del portal. Eran años complicados para la clásica bohemia, en la que muchos referentes del mercado de la entretención se habían acabado definitivamente, pero los artistas continuaban buscando tarimas en donde mostrar su oficio. Todavía estaban en apogeo los centros bailables, además, por lo que los factores en pro y en contra de Horizonte estaban en cierto equilibrio. Además, su actividad diurna la complementaba funcionando como restaurante, así que parte de sus entradas provenían también de esta oferta.
Una tragedia sacudió al establecimiento en 1966, sin embargo, cuando el joven garzón Ernesto González Monroy, de 25 años, tomó la trágica decisión de quitarse la vida en una dependencia interior de la boîte, el 27 de agosto. Domiciliado en calle América 685, el trabajador cometió suicidio con un revólver, disparándolo sobre su sien derecha. A pesar de los intentos por salvarlo, falleció mientras era transportado de urgencia hacia la Posta 3. No encontramos en los periódicos más información sobre las razones que lo habrían llevado a quitarse la vida.
A pesar de todo, aquellos primeros tiempos resultaron positivos para el negocio y así pudo ir incorporando números cada vez de mejor calidad, incluidos los internacionales como Os Mensageiros, cuarteto brasileño integrado por Deisy, Delgado, Jesús y Muñeco, quienes llegaron a actuar en Chile hacia fines de 1966 y todavía se presentaban en la Horizonte y otras salas hacia agosto del año siguiente. Ese mes lo pasaron casi completo en la boîte, de hecho, llegando a ser los principales estrellas durante aquella temporada en Bascuñán Guerrero. El exitoso paso de Os Mensageiros y sus ritmos cariocas estuvo sazonado, además, con lo mucho que llamaba la atención la sexi morena Daisy, retratada con sus compañeros de grupo en el el diario "La Nación" del 14 de agosto de 1967.
Izquierda: la hermosa vedette y bailarina Silvia Keyston, estrella de la boîte Horizonte, en el diario "La Nación" del 28 de julio de 1963. Derecha: el cantante Hugo Zuloaga, descubrimiento del dueño de la Horizonte, en el mismo diario el 14 de agosto de 1967.
El cuarteto brasileño Os Mensageiros en la boîte Horizonte, en imagen publicada por "La Nación" el 14 de agosto de 1967.
Aviso de la boîte Horizonte en el diario "Las Noticias de Última Hora", en julio 1968. Silvia Keyston es la artista destacada.
En junio del año siguiente, "a pedido del público" según sus anuncios, el establecimiento abría su nueva temporada con renovadas contrataciones y también con nueva administración. En la publicidad aparecida en el periódico "Las Noticias de Última Hora" del mes de julio, además, podemos ver que su eslogan comercial era "Un nuevo horizonte para divertirse". Uno de varios lemas a los que echó mano, sin embargo. La dirección artística de estos espectáculos estaba a cargo de Jorge Guerrero, quien tenía experiencia como humorista y procuraba mantener la señalada calidad dentro del equipo.
Básicamente hablando y como puede observarse, el show estelar de la Horizonte era el típico desfile de estrellas y números de la clásica propuesta de los cabarets y boîtes de Santiago, aunque la influencia ambiental exigía un poco más de "picardía" en la misma cartelera. En cierta forma, además, el negocio reunía características de quinta de recreo, salón de bailables y de night club tipo topless, "El paraíso del strip-tease" según otra de sus divisas publicitarias. Estuvieron allí la cantante internacional y artista radial Iris del Mónaco, la "vedette sicodélica" Magalo y dos conjuntos musicales permanentes para el salón dancing: la Orquesta Típica de Apolo Coba, con la voz de Mario Zelta, y la Orquesta Tropical de Alex Kirkwood, con Lucho Andrade como cantante. Una botella de pisco y entremeses costaba a la sazón 45 escudos dentro del local y había dos shows por noche, ambos de madrugada: uno desde las 1:30 horas y otro desde las 3:30 horas.
Poco después, entre sus figuras reclutadas destacaban ahora la hermosa vedette y show woman Silda Tamar, con sus ritmos modernos, y el cantante de piezas españolas José da Córdoba, además de la también sensual Nazira Liz, quien era presentada como "la vedette de la picardía" y tenía en su currículum experiencia trabajando con humoristas como Carlos Helo y Manolo González. No menos interés despertaban las bellas muchachas encargadas del show de strip tease, como Yany Lein, Anette Carol y Mayulu, esta última también cantante. La más distinguida de estas nudistas era Miriam del Mar, sin embargo, muy joven por aquel entonces.
Una gran destacada en aquellos inicios fue, sin embargo, la vedette chilena pero de nivel internacional Silvia Keyston, conocida en la década del sesenta dentro del ambiente de las boîtes y quintas. Además de sus atributos, sensualidad, hermosura y sincera simpatía, poseía una singular elasticidad y una formación casi deportiva de desarrollo físico, ofreciendo cualidades notables como bailarina de ritmos festivos y también de rutinas más coreográficas. Sus presentaciones en la boîte Santiago, la de calle Bandera con Huérfanos, habían instalado con fuerza su nombre en los círculos nocturnos , especialmente a partir de 1963. Junto a un compañero de baile se presentaba también en la Horizonte como dúo Los Keyston, la "nueva expresión del ritmo acrobático".
Durante el no mucho tiempo de existencia que tuvo la boîte, pasaron por su escenario muchos otros destacados personajes consagrados y emergentes. Entre estos últimos estuvo el cantante Hugo Zuloaga, quien fue virtualmente "descubrimiento" del propio señor Aravena, decidiendo insertarlo en el circuito. El tenor chileno llevaba tiempo cantando temas melódicos en la exigente escena de Buenos Aires, a pesar de ser prácticamente desconocido en su propia patria, por lo que fue traído y recomendado en Santiago por el dueño de la Horizonte, recibiendo interesantes críticas de la prensa de espectáculos.
A pesar de los buenos prospectos, puede que el señalado arribo más bien tardío del establecimiento en el medio local, tanto del barrio como de todo aquel momento histórico vivido por la bohemia chilena, coartara sus posibilidades de conquistar más y mayores alturas para lograr una existencia más prolongada. Después de su paso por Bascuñán Guerrero el local fue reconvertido para casas comerciales típicas del barrio Meiggs, destacando el período en que estuvo allí La Alhambra. Hoy está subdividido y ocupado por otras tiendas. ♣
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