♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣

VOLVER A LOS 17 PUNTO SHOP: LA DÉCADA DE UNA CERVECERÍA EN LA FLORIDA

La sencilla fachada del local de la Fuente 17 Punto Shop en sus años inicios, mayo de 2013. Pachi saluda desde la entrada.

Una noche tibia hacia inicios del otoño de 2013 fue fundada -sin grandes ceremonias ni anuncios- una cervecería, restaurante y centro de eventos en la dirección de avenida Vicuña Mackenna Oriente 8558, en la comuna de La Florida a escasa distancia de la Estación Metro Rojas Magallanes. Aunque su debut fue simple y sin nombre definido (hubo un show de lanzamiento varios meses después, recién en diciembre), con el tiempo optaría por llamarse Fuente de Soda 17 1/2 Punto Shop, aludiendo al paradero de la misma avenida en donde se encontraba enclavado. Empero, el extenso nombre fue repensado y reducido más sensatamente a 17 Punto Shop, aunque para sus comensales siempre sería El 17 o el Punto Shop.

Propietado por la sociedad Martínez Solervicens Ltda. y competidor del pub La Montañita ubicado a la misma altura al otro costado de Vicuña Mackenna, la cervecería tenía una estupenda dirección dentro del plano urbano de la comuna, en un amplio recinto que había sido antes una farmacia y otros negocios previos. Sus creadores eran Pachi y Caco, dos hermanos muy diferentes entre sí aunque ambos músicos e hijos del dueño de la propiedad encargado de los giros previos de la misma, un señor de edad quien estuvo largo tiempo trabajando en el Club de Jazz. El ambiente de inclinación musical e instrumental se reflejaba con énfasis dentro del establecimiento, entonces, incluida su decoración que incluía afiches de recitales, instrumentos como guitarras eléctricas y pantallas en donde siempre estaba corriendo algún video clip o concierto en vivo.

El pabellón delantero del local, con cristales, dos barras y mesas con sillas, era el principal pero no el más grande del mismo. Pachi y Caco atendían personalmente allí el bar, contratando después personal de apoyo para los muchos pedidos. Por un pequeño pasillo se llegaba al sector posterior, con un gran galpón en donde estaban las mesas más grandes. Al fondo se veía el pabellón cerrado de las cocinas, la bodega y, más atrás, el área de estacionamientos para automóviles. Más tarde, en el frontis del local se implementó también un cómodo comedor de verano dando hacia la acerca, espacio favorito de los fumadores.

Desde el primer día abierto comenzó a formarse allí una ecléctica pero definida clientela, en donde dominaba el elemento adulto joven de entre 30 y 40 años a la sazón. Esta buena concurrencia hizo que la hora de cierre, originalmente fijada cerca de la medianoche, comenzara a empujarse hasta cada vez más tarde, internándose por la noche profunda especialmente en las temporadas más cálidas. Como se realizaban recitales rock, punk y metaleros en esos primeros tiempos, además, el público adicto a las guitarras y baterías tomó este sitio por uno de sus favoritos en la comuna. Llegaban también motoqueros, comerciantes del barrio y artistas del medio de espectáculos. Entre estos últimos estuvo Claudio Prado, por ejemplo, el vocalista del grupo musical y humorístico Los Picantes. También estuvo allí el carismático Memo con su grupo Vandalik, pioneros del punk en Chile. Los más asiduos visitantes no tardaron en hacerse conocidos entre sí, al punto de generarse un gran intercambio de clientes entre las mismas mesas durante las noches, especialmente las de viernes y sábado.

La cerveza era el brebaje dominante en el local, a diferencia de su más bien simple y limitada carta de tragos que, por alguna razón, nunca adquirió mucha variedad. Había allí shops corrientes y artesanales, varios de ellos de sabores novedosos. Además, ambos hermanos crearon ofertas interesantes para las mismas jarras, especialmente cuando lograron un acuerdo con la marca cervecera Bravort, elíxir que los hambrientos podían acompañar con algunas bandejas de chorrillanas o completos, aunque lo preferido en general siempre fueron las humildes papas fritas. Se podían programar videos musicales en grandes pantallas dispuestas tanto en la sala principal como en el galpón, por cierto.



De día, en tanto, el boliche ofrecía en esas mismas mesas colaciones y platillos de carne, pollo o pescado en la hora de almuerzo. Este servicio diurno también llegó a ser importante en las utilidades del negocio, pues recibía de preferencia a trabajadores del mismo sector de la comuna, estableciendo así algunos convenios y créditos con ellos.

El 17 Punto Shop fue local de parejas, de grupos de amigos, de juntas después del trabajo y de celebraciones hasta horas de madrugada. Muchos partidos de fútbol se vieron y gritaron allí, además, incluidas las inolvidables dos Copas América de Chile, en 2015 y 2016. En los cumpleaños allí organizados también se revolvían los concurrentes y, a veces, terminaban con un plato de torta quienes ni siquiera conocían el nombre del festejado. Al mismo tiempo, la prosperidad permitió ir mejorando el establecimiento y eso se notó especialmente en la fachada, pasando de una sencilla y rústica presentación a una con más luminosa y de grandes carteles.

Aunque la cervecería logró resistir los embates inmisericordes de la pandemia entre 2020 y 2022, adaptándose inteligentemente a las lesivas circunstancias, así como la llegada de nuevos locales recreativos compitiendo por el mismo público en el barrio, como el Club Hell que relevó a un lúgubre night club en la entrada de calle Rojas Magallanes, la situación general del comercio nocturno y de diversión en Santiago comenzó a afectar con su adversidad. No fue tanto la contabilidad del 17 Punto Shop, según todo indica, sino las más bien proyecciones que Pachi y Caco tenían para el mismo negocio. A esto se sumó la muerte del padre de ambos propietarios en ese mismo período, por lo que incluso se barajó la posibilidad de vender la cervecería.

Aunque aún quedaba una buena cantidad de público fiel a la shopería y se terminaba en una pequeña fiesta cervecera allí cada viernes, una tentadora propuesta llegó hacia octubre de 2024 al buzón de ambos hermanos: una conocida cadena de restaurantes de comida peruana (la misma que por entonces hacía noticia salpicada por el infame caso Monsalve, curiosamente) estaba interesada en arrendar y disponer para sí del espacioso sitio de la fuente de soda. Era casi imposible darse el lujo de dejar pasar una buena oferta como aquella en tiempos de complicaciones evidentes para el comercio, de modo que el destino del 17 Punto Shop quedó echado.

Evaluando la situación y tirando líneas, Pachi tomó la decisión de permitir aquel nuevo uso al local familiar. Así, tras intensos e inolvidables 11 años de bullente actividad cervecera, uno de los establecimientos más entretenidos y activos de La Florida llegó a su fin. Lo hizo en el mismo silencio con el que había sido inaugurado, sin despedidas, por lo que fue para muchos de sus parroquianos un triste sorpresa encontrarlo cerrado de un momento a otro, sin más que hacer.

El tiempo dirá si algo de las noches de música del 17 Punto Shop puede retornar a la comuna floridana en tiempos futuros. Por ahora, sólo quedará ondeando al viento de la memoria local la colorida bandera con todos sus buenos recuerdos. ♣

Comentarios

♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣