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ANDY MOSS, EL PLATTER SOLITARIO EN CHILE

Andy Moss en fotografía promocional, en sus últimos años de actividad artística.

"Andy Moss, el mundo recordará por siempre tu voz de oro", dice la tapa de un sencillo nicho en el cementerio del balneario de Cartagena, en cuyo interior están los restos de un enigma asombroso en la historia artística de Chile y quizá el mundo... Uno de los más grandes misterios y mitos de la música internacional, diríamos, sobre el que aún persisten enormes dudas y controversias no del todo resueltas.

El grupo de rhythm and blues, blues, soul y canto coral The Platters, conformado por cuatro varones y una dama, todos de raza negra y con algunas de las más hermosas voces que se hayan escuchado en la historia radial y discográfica del mundo, había nacido en Los Ángeles en 1952. Su primera formación fue con Herb Reed, Alex Hodge, Joe Jefferson y Cornell Gunter, pero este último cedió su lugar durante el año siguiente a Tony Williams. Los primeros singles del grupo vocal no lograron mucho, pero a partir del momento en que fueron tomados por el empresario Samuel Buck Ram y convertidos en quinteto con la entrada de la cantante Zola Taylor el éxito comenzó a aproximarse al conjunto, llegando así a los estudios de Federal Records justo cuando Hodge salía de la formación para ser reemplazado por Paul Robi.

El gran golpe en los medios fue con el inmortal tema "Only you (And you alone)", compuesto por Ram y Andre Rand, usando la plenitud del despliegue vocal de Williams. Aunque la versión de Federal Records no se publicaría, la que grabaron un año más tarde con Mercury Recordos, en 1955, fue la que pudo conocer el mundo apareciendo también en un single donde venía acompañada de "You made me cry", en el lado B. Así, para la segunda mitad de los años cincuenta y gracias a una combinación afortunada de talento con circunstancias favorables, además de las buenas decisiones de Ram, The Platters estaba desbordado en presentaciones y proyectos en su agenda. Su primera gira por Sudamérica parte a mediados de 1957, ocasión en la que realizaron largas temporadas en teatros de Argentina, Uruguay y Brasil. La aceptación del público fue inmediata, siendo llamados en algunos países hispanoamericanos como Los Plateros.

Lamentablemente, en lo más alto de su carrera The Platters comenzó a sufrir una vorágine de deserciones, reemplazos y entradas de nuevos miembros, haciendo confusa la tarea de precisar quiénes son sus integrantes estables o históricos desde aquel momento. Se supone que algunos cantantes colaboraron también en las grabaciones del período, quedando así afuera de las nóminas. Lo seguro es que Williams, la voz principal, dejó la agrupación en 1960 para comenzar una carrera en solitario, debiendo ser reemplazado por Sonny Turner. Esto provocó una ruptura con Mercury Records, además, lo que desembocó en un pleito judicial. Taylor dejaría la banda cuatro años después, comenzando a ser reemplazada por una seguidilla de vocalistas que nunca llegó a estabilizarse. Robi la siguió no mucho después, siendo relevado por Nate Nelson, uno de los ex integrantes de The Flamingos.

En medio de aquel huracán, The Platters volvió a Sudamérica y estuvo haciendo presentaciones en Chile. Oreste Plath recuerda la presencia del grupo en el restaurante y boîte Waldorf hacia 1968, famosa casa recreativa y artística en los subterráneos de Ahumada 131, pleno centro de Santiago. Sin embargo, la integridad del conjunto seguía marchando mal en esos momentos: habían caído en una espiral de demandas y querellas disputando el uso o la autoría del nombre The Platters, pues Williams, Robi y Taylor lo habían adoptado para sus respectivos grupos tras haber dejado la banda principal. A su vez, Mercury Records había abonado al conflicto reeditando hasta pocos años antes los discos de la época de Williams en el grupo mientras continuó vigente el contrato con Ram, a la vez que se negaba a grabar material nuevo sin su voz.

El conflicto fue escalando tanto que Taylor y Robi, unidos a los vocalistas David Lynch y Jonnhy Barnes, fundaron The Original Platters, quedando en el último de los nombrados el duro desafío de sustituir la primera voz de Williams. Ram y el sello Musicor Records, en tanto, pretendieron poseer la identidad original del grupo y fundaron así a los Buck Ram Platters, que habnía logrado un relativo repunte para los temas de The Platters y su legado hacia 1967. Por este experimento pasaron Reed, Lynch, Nelson, Turner y la también cantante Sandra Dawn. Reed era el último de los integrantes originales de The Platters, además, pero dejó el grupo matriz en 1969. Nelson se aliará después con él formando Herb Reed and The Platters. Turner, en tanto, será reemplazado por Monroe Powell, quien continuó actuando como un platero hasta mediados de los años noventa. Williams, por su lado, formó su propio conjunto The Platters en 1971, actuando por algún tiempo con él y haciendo giras internacionales.

No parece claro si los únicos grupos que adoptaron el nombre The Platters en aquellos años se relacionan sólo con los ex miembros del original o bien se valieron de alguna clase de relación con aquel, por directa o indirecta que fuera. Lo cierto es que hubo algunos imitadores circulando en el ambiente artístico de aquellos años, algo que también habría provocado polémicas. Tampoco tenemos certeza de si eran sólo The Platters "válidos" los que se anunciaron para fines de febrero de 1970 en el entonces popular Festival de Villa Alemana, realizado en el Parque de las Américas de la ciudad.

La historia de The Platters y sus cerca de 400 canciones grabadas en 50 años dejó en el camino a algunos integrantes injustamente olvidados, además, acaso pagando tributo a la confusión y desorden. Entre ellos están los nombres de Gaynel Hodge, Beverly Hansen Harris o Barbara Randolph. Sin embargo, en Chile sonará especialmente dentro de esta lista opaca de olvido el caso de Andy Moss, de quien se ha llegado a suponer era parte del grupo cuando estuvo presente en el Waldorf de Santiago, rodeando de especulación el vago recuerdo que se conserva del mismo.

The Platters con su formación histórica, años cincuenta.

Imágenes de la tumba y un par de fotografías del recuerdo de Moss, en el diario "El Líder" de San Antonio, año 2017.

Presentación de Andy Moss en el programa televisivo "Martes 13", año 1984.

Al disolverse el quinteto principal con aquel nombre, entonces, Moss habría decidido regresar a Chile para quedarse a vivir en el país y dejar sepultados sus huesos. Otra versión decía que rompió con la agrupación en Chile y comenzó así su carrera en solitario. Este relatos, o tal vez leyendas, han hecho hervir los debates y el trazo de límites entre lo real y lo ficticio, ya que Moss no figura formalmente en ninguna biografía de The Platters como miembro estable y mucho menos como alguno de los originales, cuyo último representante había sido Reed, muerto en 2012 a los 83 años.

A pesar de todo aquello, Moss hizo la última etapa de su carrera artística presentándose como ex integrante de la célebre agrupación negra. También se decía que, anteriormente, había sido vocalista de la orquesta de Louis Armstrong. Supuestamente, su manager lo había dejado abandonado en Chile cuando comenzó a presentar los primeros síntomas de daño irreversible en su salud. Hasta entonces, el artista habría permanecido activo y conseguido incluso algunas actuaciones en clubes como la Taberna Capri de calle San Antonio 541 en la capital y algún escenario televisivo, como fue el caso del programa "Martes 13" de Canal 13, en 1984, siempre exaltando su calidad de ex The Platters. También hizo presentaciones por Argentina y Perú en aquellos años, en donde se lo anunciaba como "voz de oro" de la clásica agrupación de Los Ángeles.

Lo que se sabe con más seguridad de Moss, nacido en 1925 o 1926 (en Trinidad y Tobago, según ciertas fuentes) y llamado en realidad Andre Esle Edhile, es que volvió desde los Estados Unidos, estuvo casado con una chilena llamada Justina Sánchez y vivió sus últimos años en Cartagena. Llamaba la atención por su buena estatura y porque era una persona de color negro, en aquellos años algo aún poco visto entre la sociedad chilena. El matrimonio tenía una hija llamada Jeanette Escobar, en realidad hija biológica sólo de Justina, quien años después diría al diario "El Líder" de San Antonio que le perdieron la pista al cantante luego de una gira artística por el norte del país, apareciendo después asilado en el Hogar de Cristo en Santiago, con su memoria extraviada. Algunos de estos datos fueron recuperados en una edición posterior del mismo diario, del miércoles 1 de noviembre de 2017.

Jeanette lo llevó a vivir con ella a Cartagena, su lugar favorito en Chile según parece. Lamentablemente, todo indica que murió sumido en la completa pobreza, o indigencia más bien, abandonado desde 2001 en el Hospital Claudio Vicuña de San Antonio. Partió de este mundo el 22 de octubre de 2017, aunque su lápida dice que fue en noviembre. "El artista llegó al hospital luego de ser descubierto por el programa de detección de pacientes postrados del consultorio de Cartagena, comuna donde vivía hace un par de años", informaba el portal de "El Mercurio" de ese mismo día. De hecho, su dramático caso había sido descubierto casi accidentalmente en el hospital hacía pocos meses, al enterarse unos reporteros de su asilo y de quién era.

Moss estaba viudo y tenía 77 años a la sazón, aunque lucía sumamente deteriorado y enfermo, con los daños físicos y neurológicos, además del mal de Parkinson e insuficiencia renal, que provocaron su deceso por una falla sistémica multiple. De acuerdo al testimonio dado a "El Líder" por Joaquín Álvarez, hijo del veterano panteonero Manuel Florencio Álvarez, al ataúd lo pasearon por la costanera de Cartagena pasando frente a la Playa Chica y Playa Grande, hasta llegar al cementerio. La prensa de la época informa que sus restos fueron velados en el Hotel Colonial del balneario.

La discutida relación de Moss con The Platters aparece inscrita en la propia lápida del nicho en donde permanece sepultado. Sin embargo, apenas se conoció de su muerte por el resto del mundo aparecieron de inmediato los detractores negando dicha pertenencia. Gail Stewart, representante y asistente personal de Herb Reed and The Platters, fue uno de los primeros en alzar la voz asegurando que Moss nunca figuró como integrante ni voz oficial del grupo; o al menos de los verdaderos, pues recordaba que, a la sazón, había contabilizadas unas 125 agrupaciones que usaron el nombre de la agrupación. No sabemos si la cifra es una exageración, sin embargo, aunque Stewart aseguraba haber logrado judicialmente que fuera reconocido como auténtico heredero de The Platters el grupo bajo su dirección y por el que habían pasado, desde los inicios, 19 integrantes, ninguno de ellos el fallecido en Chile.

A pesar de lo señalado por el empresario musical, existía no poca gente en Cartagena y algunos veteranos del medio artístico asegurando que Moss sí contaba con fotografías o registros confirmando que fue parte de The Platters, aunque fuera en forma breve. Estas supuestas pruebas, de no estar entre familiares, entonces han de haberse extraviado, si es que acaso existieron y no son algo más que sólo parte de los mismos relatos orales que circularon sobre el personaje. Las fuentes más temerarias aseguran incluso que su incorporación al grupo debió darse en 1958, cuando aún era liderado por Williams, aunque la mencionada edición de "El Mercurio" acotaba con más realismo que, no hiendo sido de la formación original, sí "participó de una de las versiones posteriores de la agrupación".

¿Fue Moss parte de The Platters, realmente? ¿Estará su voz en alguna producción discográfica de la época de oro, ya olvidada y sin ser referenciada? ¿Se trató de un músico de apoyo, quizá, o de un integrante pasajero; o sólo de un cantante reclutado entre las bandas copias e impostoras del conjunto real? ¿Se trataba de un platero olvidado, entonces, o simplemente un truco publicitario?

La tumba de Moss, en tanto, sigue presumiéndolo como un ex The Platters con su inolvidable "voz de oro". Prácticamente nadie la visita en la actualidad, sin embargo, dejando que tanta ostentación quede reducida a sólo una excentricidad funeraria: rara vez aparecen en ella las flores de algún admirador póstumo o crédulo de la historia que llena de misterio y leyenda a aquel nombre de las viejas candilejas. ♣

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