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LA ILÍADA DEL CAFÉ AQUILES

Aviso sobre el café Aquiles en "La Nación" del 6 de septiembre de 1942, publicitando las cafeteras industriales de la marca La Victoria Arduino, que se usaban en este establecimiento y en el café Ducal.

Después de la demolición del magnífico Palacio Urmeneta de calle Monjitas a metros de la Plaza de Armas (una de las pérdidas que más se lamentan hasta nuestros días) se construyó allí el conjunto residencial que da forma al corto pasaje Dr. Ducci, de estilo transicional con influencias del art decó. Entre otras cosas, la callejuela fue conocida por albergar al cinematógrafo del Club de Señoras haciendo esquina con la propia Monjitas y con el número 743 de esta calle, una pequeña sala con ciertos aires de "cine arte" y también algo de popular en su cartelera, la que después pasó a ser el Cine Río.

Casi enfrente de aquel teatro, por el costado sur de Monjitas en el número 780 y cerca del cruce con San Antonio, llegó a clavar bandera de conquista un café ocupando parte del zócalo de un viejo inmueble ya desaparecido y que había sido propiedad de la familia Marcoleta Vidal. Este local había sido ocupado antes por diferentes giros comerciales desde sus inicios: la consulta del dentista Jorge Villaseca en 1917, un establecimiento veterinario y seropático del Dr. Schmidt Herman en los años veinte, los sombreros y telas de la Casa Otilia en la década siguiente.

La estabilidad llegó allí al 780 con el café Aquiles, entonces, tornándose un centro social con servicios de cafetería express, restaurante y quick lunch. Tuvo cierta popularidad en los años cuarenta y hasta pasado el medio siglo, de hecho, favorecida en parte por su ubicación tan próxima al teatro.

El Aquiles fue abierto en plena Segunda Guerra Mundial e implementado por don Diego Ferruggiaro B., quien era representante exclusivo de la fábrica de máquinas industriales de café express La Victoria Arduino de Torino, al parecer una de las pioneras en introducir esta tecnología en Chile durante el renacer del interés público por las cafeterías. Ferrugiaro estaba también detrás de las instalaciones del café Ducal, que había abierto sus puertas en la esquina de Arturo Prat con Eyzaguirre, en el pecaminoso barrio de remolienda y trasnochadas cercano a la Plaza Almagro. Su sistema surtidor de café era considerado toda una novedad en la tecnología de vanguardia en aquellos años, siendo presentado por el Aquiles al público hacia inicios de septiembre de 1942.

Personal de la barra y la moderna cafetera del Aquiles, en publicidad de 1942.

Avisos del café Aquiles: en "Las Noticias de Última Hora" hacia fines de 1944, a la izquierda, y en "La Nación" a inicios de 1948, a la derecha.

La descrita ubicación del café Aquiles enfrente del Club de Señoras fue siempre la referencia usada por la publicidad y los avisos del establecimiento, además de servir para los concurrentes en la espera o la salida del cine. A fines del año 1944, el valor de un "menú combinado" allí era de 14 pesos, algo que parece bastante accesible en la época. "Se come bien", enfatizaba el restaurante en sus anuncios publicados en la prensa de entonces, por lo que es presumible que se tratara de un negocio con cierto perfil más simple que elegante o refinado.

Contando con dos pisos para las mesas, el Aquiles tenía cierto rasgo también de salón de té, ofreciendo en la tarde sus onces. El té se servía con limón en el local, además, como se comenta -a la pasada- en el libro "Proletario del siglo XX" de Luis Rigoberto Quezada de la Paz. Este autor agrega que el dueño había reservado un espacio en el salón de té del segundo piso para los "revolucionarios" que allí se reunían en aquellos años.

Ya a principios de 1948, el "sabroso almuerzo" o la comida del Aquiles eran publicitados a 28 pesos, ofreciendo también sus vinos seleccionados como acompañamiento. Continuaba siendo, además, uno de los lugares apropiados del barrio para matar agradablemente el tiempo entre las pausas diarias, hacer la "previa" antes de comenzar la diversión nocturna o para recrearse en la salida del cine de enfrente o de otros en el mismo sector al costado oriente de la Plaza de Armas, como dijimos. Su servicio de cafetería seguía siendo la gran atracción de cada día en aquellos intertantos, sin embargo, con un personal principal de cuatro o cinco muchachas encargadas del mismos sector de la barra.

Cabe comentar que el mismo par de cuadras de la calle Monjitas fue conocido también sus centros de recreación instalados en el mismo tramo de años, además. Al caso del café Aquiles, pues, se sumaban otros previos como La Montaña y el Teatro Nacional, y contemporáneos al suyo como las parrilladas Yungay y el celebérrimo restaurante La Bahía de los hermanos Tort, uno de los más importantes y concurridos de todo Santiago.

El lugar que ocupaba el grupo de clásicos inmuebles en donde estuvo el café Aquiles fue demolido totalmente y, en su lugar, se levantó allí el Hotel Tupahue, inaugurado en 1971 con su planta comercial de tres pisos y su edificio corporativo de 15 pisos, destinado inicialmente a alojar a las delegaciones participantes de la Unctad II. En nuestro siglo pasó a ser por varios años la sede de los Juzgados de Familia San Miguel, mientras que el sector en donde estuvo el café está convertido en locales de establecimientos comerciales que ocupan el zócalo del mismo conjunto. ♣

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