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PENSIÓN LOS SPORTS, EL SHANGAY Y LA CABAÑA: UNA LARGA EPOPEYA DE BANDERA 755

 

Publicidad para la boîte y dancing club La Cabaña, de calle Bandera, publicada en "Las Últimas Noticias", año 1940.

Durante los años veinte, la dirección de Bandera 755, entre San Pablo y Rosas por el lado sur del “barrio chino”, había sido cuartel de la llamada Pensión Los Sports. Sus comedores sirvieron como lugar de almuerzos y reuniones para grupos deportivos como la Asociación Atlética de Santiago hacia 1925 y 1926, además del General Borgoño F.C. y la Liga Obrera de Football, entre otras agrupaciones por el estilo. También fue lugar de reunión del Círculo de Comandantes de Policía, anunciando sus banquetes y manifestaciones por la prensa en cada ocasión.

La residencial con restaurante había llegado a ocupar la misma dirección que, hasta poco antes, había sido de la distribuidora de galletas Hucke en en Santiago. Los Sports aseguraba en sus avisos ser una "buenísima y barata pensión, mesa, piezas amobladas", aunque en honor a la verdad era lo que prometían todas las pensiones y hoteles de aquel barrio alrededor de la Estación Mapocho. Esta pretendida calidad, sumada a su señalada utilidad como lugar encuentros sociales, cronológicamente hablando situaba a Los Sports en los orígenes del mismo barrio recreativo de lo que iba a ser la festiva y bohemia Bandera.

Cabe señalar, sin embargo, que en ese mismo sitio se remató judicialmente la existencia de mercaderías de un negocio allí existente, en mayo de 1928 y al final de un juicio entre particulares. Era, pues, el período en habría cesado ya su servicio de hospedaje y comedores, pero quedaba mucha vida aún para este olvidado rincón de la ciudad.

Un tiempo después, entonces, llega hasta los altos en el mismo desaparecido caserón del 755, el club llamado Shangay (Shangai, Shanghai y Shangay Lily en ciertas reseñas), establecimiento que producía similar hipnosis de las viejas “filóricas” de Santiago, dominado por la música y, según parece, por algún grado de ingesta sabrosa para el público. Vino a ser parte de la nueva propuesta aparecida en la ciudad con los salones de danza moderna y con orquestas en vivo que desplazaron a las clásicas filarmónicas y a los bailes de mutuales u otras organizaciones con estilo más clásico, fenómeno muy visible en el mismo vecindario de Mapocho y sus clubes, por cierto.

Es presumible que subían hasta el salón del Shangay, entre otros, intelectuales como Andrés Sabella y Juan Uribe Echevarría, quien vivía a la sazón en el pensionado de estudiantes católicos de calle Rosas. Esto es deducible porque ambos frecuentaban también un café que se encontraba justo abajo del club, en el primer piso del inmueble.

El comentarista y relator deportivo Renato González Moraga, el famoso Mister Huifa, aseguró en sus  memorias que al Shangay lo rondaban muchas copetineras buscando abultar la cuenta de los bebedores, como también sucedía con varios otros locales de aquel barrio bohemio. Agregaba que “esas eran las canchas del gordo Mariscal que se sentía orgulloso cuando estrenó una gran lámpara redonda, de vidrios que daban extraños reflejos, en medio de la pista”, reafirmando así el valor como novedoso salón dancing.

Aviso de una actividad de instituciones deportivas en la Pensión Los Sports, en "La Nación" del 21 de julio de 1925.

"Los bailes modernos" en la revista "Familia" de mayo de 1928. Eran los que habían comenzado a incorporarse ya a las "filóricas" y salones de baile clásicos, anunciando el advenimiento de los dancing clubs.

Avisos de La Cabaña publicados en "La Nación" en julio y agosto de 1942.

Detalle de la imagen de la Swing Band de Saint Lorenz en La Cabaña, año 1940.

Avisos de La Cabaña publicados en "La Nación" en junio de 1942.

Vista de calle Bandera desde la esquina de San Pablo en 1968, en el filme chileno "Tres tristes tigres" de 1968, de Raúl Ruiz. Las hoy desaparecidas fachadas antiguas que ocupan más parte en la acera casi hasta la calle y que rompen la línea más retrocedida de los demás locales comerciales corresponden al inmueble en donde estuvieron establecimientos como Los Sports, El Shangay y La Cabaña.

 

Más publicidad del año 1940 para el club de La Cabaña, destacando en ella sus varias atracciones artísticas.

Como indiscutible centro de actividad social, la dirección de Bandera 755 también fue lugar de celebraciones tales como las organizadas por la Sociedad Mutualista Figueroa Alcorta, cuyo presidente, don Marcial Cáceres Ugarte, fue festejado en aquel salón de altos el 11 de diciembre de 1938, a propósito de las elecciones de nueva directiva. El acto de homenaje se hizo reconociendo la labor del director por la institución, durante un año, y su por reciente obra titulada "Las sociedades de socorros mutuos y la legislación chilena", libro que fue patrocinado por la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile.

En aquel período, además, entre fines de los años treinta e inicios de los cuarenta, el Shangay fue objeto de algunos cambios importantes, entre ellos el de su nombre: pasó a ser ahora el music-hall nocturno y dancing La Cabaña, pequeña fantasía de estilo Broadway y una de las primeras boîtes como tales en Santiago, según el periodista y cronista de espectáculos Osvaldo Rakatán Muñoz.

A La Cabaña la dirigía el argentino Ángel Capriolo, quien tocaba bandoneón en el lugar con su hermano Eduardo. De acuerdo al essritor y cronista Enrique Lafourcade en “Hoy está solo mi corazón”, además, don Ángel solía aparecer a veces allí ya después de haber sido dueño del boliche si es que calculamos bien las fechas, haciendo presentaciones.

Curiosamente, La Cabaña señala también los inicios de las carreras de músicos como Nino Landi y Chito Faró, grandes valores de la clásica bohemia de entonces. Tocaban la Orquesta Típica de Mario Gallucci con el cantante Camiletti al micrófono, y la célebre Orquesta de Jazz de Saint Lorenz, capitaneada por el mismo maestro y director de la Swing Band. En 1940, debutó en su escenario también la dupla de bailarines Brown y Mejías, presentándose además el “mago del equilibrio” Mario Artons, entre otros números de estupenda categoría. Dos años después, musicalizaban los bailables la Orquesta Típica Argentina y la Orquesta de Jazz Cubana... Todo era alegría y música dentro de ese ruidoso segundo piso.

Presentándose oficialmente como night-music-hall en la publicidad, para las grandes fiestas realizadas en La Cabaña había un equipo de 50 bellas bailarinas que llegaron a ser otra enorme atracción entre los espectáculos principales. Durante las temporadas de  Fiestas Patrias, además, el club preparaba un programa especial de celebración invitando al público a una jornada con regalos, rifas, champagne, globos, luces ornamentales, serpentinas y todo lo necesario para una fiesta a nivel internacional, en un local que hizo leyenda.

Tras acabarse su época de bonanza en Bandera, sin embargo, La Cabaña cerró las puertas del club sin encontrar relevo a su altura. Terminaba así la larga epopeya que había iniciado la Pensión Los Sports y que había continuado con el Shangay antes de quedar encargada a La Cabaña. En nuestra época ni siquiera existe ya el viejo inmueble que alguna vez fue llamado con su nombre, como para poder llevarle flores o prenderle inciensos. ♣

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