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SU MAJESTAD, EL HOTEL Y RESTAURANTE MAJESTIC

 

Interiores del Majestic, en publicidad de la revista "Sucesos", septiembre de 1915.

Nacido en el período del Centenario Nacional, el Hotel Majestic era uno de los varios centros gastronómicos y de alojamientos que estaban disponibles alrededor del Mercado Central de Santiago. En su caso, ocupaba la desaparecida dirección de calle 21 de Mayo números 815, sector del bar y restaurante, y 815-A, sector del hotel y casa de pensión. Se ubicaba casi de frente al origen de la calle San Pablo, en donde hoy existe el acceso a un supermercado.

El inmueble del establecimiento había sido levantado en el extremo sur de la propiedad que allí tenía la sucesión Augusto Matte, en una línea de fachadas de dos pisos que daba forma a ese frente de cuadra entre la esquina con Esmeralda y la antigua calle Mapocho, actual Ismael Valdés Vergara. En general, todas estas fachadas eran bastante parecidas, con vanos grandes y rectos de balconentes en forja artística, en el segundo nivel. Las inscripciones sobre aquella cara exterior del hotel revelaban su rol como lugar de hospedaje e importante comedor del barrio comercial.

El negocio hotelero y culinario era atendido por su propio dueño, el señor Enrique Fleureau (Henri Fleureaux), personaje de origen francés quien figuraba recomendado incluso por las guías de "El Comercio aliado en Chile", durante el período de la Gran Guerra. Su sección de los comedores calefaccionados eran espaciosos y cómodos, con un salón para familias y los infaltables espacios reservados. Contaba también con comedores de verano, aunque no sabemos si en una terraza o bien un patio interior. Estos últimos eran publicitados en sus avisos impresos desde 1916 o antes.

Fleureau aseguraba que en su hotel fuera proverbial la limpieza, confort y el cuidado por el orden, intentando marcar distancia con otros establecimientos más populares del vecindario, en donde la higiene no era cosa necesariamente esperable ni exigible. Disponía también de una surtida cantina "de primera clase", según la promesa. De alguna manera, entonces, el Majestic se ofrecía como una de las opciones más elegantes del comercio recreativo entorno al mercado, conservando el rasgo que había tratado de darse en los orígenes del mismo recinto comercial de abastos, cuando fue inaugurado en 1872, cediendo con el tiempo a los aires más profanos y propios del pueblo.

El mismo barrio había sido absorbido ya por el rasgo obrero y de comercio popular, entonces, por lo que se llenó también de prostitución y moteles a veces decadentes e inmundos. La clientela de antaño llegada hasta la Estación Mapocho encontraba ahora mejores lugares de acogida, dejando en estado agónico a los clásicos hostales y pensiones. En "La prostitución en Santiago, 1813-1931", Álvaro Góngora Escobedo menciona cómo el respetable señor Fleuraeu fue sancionado con una orden de clausura para el Majestic Hotel, en cierta ocasión. El parte respectivo decía que la medida se tomaba contra el establecimiento "por contrario a la moral" pues, durante las noches, recibía a mujeres que llegaban acompañadas de sus clientes para "ejercer la prostitución clandestina".

Mercado Central de Santiago hacia 1880-1900, esquina de Mapocho con Puente, en postal de época. Se observan sus antiguas cúpulas y el frente que tenía el edificio en su cara norte.

La última cuadra de calle 21 de Mayo junto al Mercado Central, en fotografía de Obder W. Heffer Bisset, probablemente hacia 1910-1920, publicada por Pedro Encina en el Flickr de Santiago Nostálgico. Por las coordenadas y entorno, apostaríamos a que la parte de la fachada del hotel ubicado en primer plano a la derecha es el Majestic.

Calle San Pablo en la cuadra del 900, entre 21 de Mayo y Puente, a espaldas del Mercado Central. Imagen publicada en el diario "La Nación", años treinta. Era la vista que se tenía al salir del Hotel Majestic hacia el poniente.

En consecuencia, hoy no podemos saber si aquella aspiración de prestigio se lograba en el afrancesado hotel, entonces. Sin embargo, el que muchas veces haya sido escogido para eventos sociales y manifestaciones con banquetes sugiere que, cuanto menos, algo había de cierto en tal pretensión. Considérese, además, que tuvo varios competidores en la misma calle y cuadra, como la Pensión Española del 773 y la Pensión Madrileña del 831, de modo que el esfuerzo por dar buen servicio debió ser real y necesario.

El establecimiento siempre presumió en los avisos de sus precios módicos, además de la mencionada limpieza y su salón de familias, con mesas de cuatro a seis sillas y blancos manteles en el comedor, mismo en donde cabían hasta 200 personas. Buena parte de los insumos de la cocina provenían de la chacra del propio dueño, ubicada en el sector La Palma, en donde criaba animales como pollos y cultivaba productos agrícolas. Esto permitía al señor Fleureau mantener los populares tarifas en los platillos del negocio.

En 1917, su estupenda carta de cocina francesa quedaba cubierta por $2 e incluían vino, fuera en hora de almuerzo o comida. Ofrecía langostas y mariscos todos los días, además. Una orquesta permanente tocaba en la señalada sala principal con mayordomo, decorada con mamparas artísticas, además de algunos carteles y afiches con la estética de la época del arte bohemio parisino. Había allí algo del estilo Toulouse-Lautrec, Jean-Louis Forain o la epopeya del Moulin Rouge, aunque más sutil y sobrio, a tono con el ambiente familiar.

Otra de las comodidades del Majestic fue hasta el final el elegante bar de licores y refrescos, con una enorme pintura al óleo sobre las cabezas de los barmen y coperos ubicados detrás del mesón. También estaba su sala de billar con al menos seis mesas, según se ve en las fotografías. Sus habitaciones para huéspedes y atendidas por mozos, en tanto, contaban con luz eléctrica (aún era novedad en muchos hoteles) y sus precios iban desde los $4 diarios. Las pensiones podían tomarse con o sin alguna de estas piezas.

Políticos, artistas y deportistas pasaron por aquel sitio. A mediados de junio de 1918, el Majestic Hotel fue el lugar escogido para un almuerzo dominical del Fratelli Castagneto Football Club, festejando a su socio y vicecapitán Marcelo Uranga. Este celebrado atleta acababa de obtener grandes triunfos en las pistas durante las Olimpiadas Atléticas Sudamericanas que se habían celebrado en Buenos Aires.

Tiempo después, el domingo 20 de abril de 1924 y tras asistir a un gran acto literario y musical que le rindió la Asociación de Cuadros Artísticos Obreros en el Teatro Septiembre de Alameda con calle Lira, el embajador de México en Chile, don Carlos Trejo Lerdo de Tejada, terminó de ser homenajeado durante la noche en los comedores del Majestic, por el mismo grupo organizador. Así cubría el diario "La Nación" del día siguiente el singular evento:

Uno de los números finales del programa de festejos, era el banquete que se sirvió anoche en los comedores del Hotel Majestic. El local estaba artísticamente adornado y alrededor de las mesas tomaron colocación numerosos artistas obreros.

La mesa era presidida por el Ministro de México, señor Carlos Trejo Lerdo de Tejada y el nuevo Directorio de la Asociación.

A la hora de los postres ofreció la manifestación el secretario de la Asociación, señor Luis A. Lara, hablando después el Ministro señor Trejo Lerdo y varios otros oradores.

Hay ciertas pistas sugiriendo que el Majestic fue un lugar de reunión para el gremio hotelero en Santiago, al menos en un par de ocasiones. A las 16 horas del viernes 30 de abril y a las 17 horas del lunes 3 de mayo de 1926, por ejemplo, se realizó en el mismo recinto una numerosa reunión de los propietarios de hoteles de la capital para discutir sobre la forma en que la Dirección de Sanidad estaba aplicando las leyes y reglamentos sanitarios, en forma draconiana según protestaban muchos locatarios. De acuerdo a su posición, la autoridad cursaba multas motivada por los grandes montos que se hacía pagar a los dueños, más que por las infracciones a las leyes propiamente dichas.

Durante varios meses del año 1928, el Majestic Hotel ofreció también una interesante promoción, a través de sus avisos en los medios escritos:

Obsequiamos dos almuerzos y dos comidas cada día por medio de regalo.

Primero, de las 12 a las 1 P.M.; segundo, de la 1 a las 2 P.M.; tercera, de las 8 a las 9 P.M.; cuarta, de las 9 a las 10 P.M., y cada persona que sea favorecida cuatro veces, será convidada a una fiesta en la chacra del Hotel cada tres meses, para mostrarle por qué se da comida a precio tan reducido.

Dos avisos del Majestic publicados en la revista deportiva "El Ring", durante el año 1917.

Aviso del Majestic Hotel y Restaurant en la revista "Sucesos", septiembre de 1915.

Otro aviso del Majestic Hotel en el diario "La Nación", noviembre de 1927.

A la sazón, el restaurante seguía ofreciendo sus comedores en el salón familiar y reservado, además de las órdenes de banquetes. "Único en Chile", era su clásica divisa, ahora con "orquesta de Victrola de lo mejor". Desde el año anterior, mismo en que fue refaccionado completamente su comedor de verano, el almuerzo o comida podía ser cubierto con $2.50, a la carta y a toda hora. También tenía cartas de abono semanal. El alojamiento, en cambio, costaba desde $5 por pieza, y con pensión completa desde $10 diarios, subida poco después a $11. En general, estos valores suenan bastante razonables comparados con el de otros establecimientos de la época.

El viernes 25 de abril de 1930, se realizó en el Majestic Hotel una comida íntima de la Fraternidad Obrera Ferroviaria de Chile para las delegaciones que concurrieron a la Convención del Gremio de Tracción de los Ferrocarriles del Estado y Particulares, que se había celebrado en esos mismos días. Al encuentro asistieron también algunos miembros honorarios y representantes de la prensa, además del directorio gremial. Iba a ser una de sus últimas actividades particulares importantes del negocio de Fleureau, sin embargo.

Poco se puede rastrear del Majestic en aquellos tiempos, al parecer ya con otro dueño o cambios administrativos. Podemos conjeturar que había sido superado como hotel por los grandes centros turísticos de Santiago, y como bar-restaurante por famosos centros del mismo barrio, incluyendo los cercanos Club Alemán y Posada del Corregidor. Así las cosas, en noviembre de ese mismo año 1930 aparecerá publicada la orden de "Remate judicial Hotel Majestic - Quiebra Ramiro Esteban", por orden del Síndico de Santiago. Había comenzado su ocaso, tristemente.

La subasta correspondiente abarcó como lote al hotel, sus instalaciones y el derecho de arriendo, con un mínimo de $42.000. Fue llevada a efectos por el martillero de hacienda Norberto Correa, durante la tarde del viernes 14 de noviembre. El hotel mantuvo el nombre por algún tiempo más, ofreciendo piezas con pensión desde $6 y después $8, mientras que su comedor fue ocupado por un nuevo servicio restaurante. Su tímida publicidad en "La Nación" del 19 de marzo de 1931 decía:

Majestic Antiguo Hotel-Restaurant (...) frente San Pablo, dormitorios higiénicos desde $6; almuerzos o comidas, 4 platos, entrada, postre, té o café y 1/2 vino, $3. Comedores reservados. Precios módicos a pensionistas. Atención esmerada por sus nuevos dueños.

Empero, reaparecerá después a la venta como "local central apropiado para bar y restaurant", hacia septiembre de 1937, perdiéndose mucha de su huella en los años que siguieron. Sabemos que el inmueble todavía funcionaba como hotel en 1945, aunque ya era solo un pequeño y agónico recuerdo de lo que fue en el pasado.

La hoy muy transformada cuadra no pudo ser abandonada por la clásica bohemia santiaguina, sin embargo: con nuevos inmuebles centrales dispuestos en ella, por el lado de calle Esmeralda alojó a los míticos cabaret Can-Can y luego el Patio Esmeralda, este último casi tocando con su existencia a nuestro actual siglo. ♣

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