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LA MONTAÑA JAPONESA EN LA LAGUNA DEL FORESTAL

Laguna del Parque Forestal con la Montaña Japonesa, en la revista “Sucesos” del 4 de noviembre de 1904. La imagen muestra al tobogán de la montaña en el momento preciso de caer al agua uno de sus carros-botes, levantando espuma.

Casi al mismo momento en que era inaugurado el Parque Forestal en 1904 tras los trabajos del paisajista francés George Dubois, se ponía en servicios la laguna que habilitada en la gran manzana y plaza del mismo paseo que fueran conocidas con el tiempo como La Marina. Esta laguna, en donde se podía pasear en botes de remos arrendados al público, era alimentada con aguas desviadas desde el río Mapocho y se encontraba entre las calles Purísima, Merced, la ex calle de los Tres Montes, actual José Miguel de la Barra y lo que ahora es la avenida José María Caro. Había sido formada en una gran depresión del nivel que había en este lugar específico, precisamente por donde se desbordaba antes el río Mapocho, hasta la canalización de 1888-1891 que redujo su lecho y permitió ganar para la ciudad estos terrenos en donde estaban ahora el parque y la laguna.

El Club Náutico de Santiago había conseguido la concesión de uso de la misma laguna en plena construcción de la misma, obra realizada entre 1902 y 1904 como parte del propio paseo. Ya abierto al público el parque, entonces, el club comenzó a implementarla con varios otros elementos necesarios para convertirla en algo así como un parque propio dentro del principal o mayor.

El primer gran esfuerzo del club fue montar un sistema de paseos y juegos acuáticos, pero destacando desde los inicios una especie de gran tobogán hacia las aguas, para deleite y emoción de los concurrentes en las estaciones cálidas. Estas estructuras eran de gran asombro para la sociedad santiaguina en la mediterraneidad de entonces, más bien ajena a los pasatiempos náuticos más que sólo por algunas temporadas en balnearios y pequeños paseos en botes en otras lagunas de parques urbanos de la capital.

La enorme instalación fue llamada Montaña Japonesa, juego presentado al público hacia las Fiestas Patrias que siguieron a la apertura y anunciándose desde unos días antes en la prensa como una gran novedad para Santiago. En las páginas de “El Mercurio”, de hecho, la publicidad del entretenimiento aparecía sobre las secciones dedicadas a cubrir la Guerra Ruso-Japonesa que se había iniciado en febrero anterior y que daba actividad a una gran cantidad de corresponsales en esos días. No sabemos si haberla llamado con alusión al país nipón -y como contraparte a la montaña rusa- sugería alguna clase de favoritismo o simpatía por aquel bando en la misma guerra.

En síntesis, podría decirse que la Montaña Japonesa era un inmenso resbalín o rampa con canal para el deslizamiento de botes especiales, que bajaban así velozmente por su fuerte pendiente. Fue algo muy parecido a los juegos de parques acuáticos actuales y con sus mismas sensaciones de vértigo o de susto controlados. La nave se desplazaba hasta caer al agua de la laguna, causando una explosión espumosa y la euforia en usuarios y aun en observadores. Los nombres de esos botes aprovechaban también el calor de la guerra: “Almirante Togo”, “Almirante Makaroff” (Makarov) y “Almirante Kamimura”.

El juego fue inaugurado con pruebas de funcionalidad el 17 de septiembre de 1904, causando sensación en la muchedumbre y comentarios elogiosos en algunos medios de prensa. “El Mercurio” del día siguiente, por ejemplo, se refería así a su debut:

Ayer se llevó a cabo el ensayo de la montaña japonesa, original pasatiempo que se ha instalado en el Parque Forestal.

Es un atractivo nuevo que se ha agregado a este paseo, y que será, sin duda, aceptado con entusiasmo por la sociedad. Se trata de un juego lleno de impresiones fuertes, del paso de un peligro imaginario: de la caída al agua desde una altura de 18 metros.

Un bote se desliza por un canal con una velocidad vertiginosa y llega hasta el líquido, levantando una montaña de agua. Es un sacudimiento tremendo, un grito de terror, una impresión indefinible; y luego el navegar tranquilo, suave sobre las aguas mansas del lago.

Los ensayos hechos hoy obtuvieron un resultado espléndido, que hace desaparecer todo temor de peligro.

Llama la atención la hora en que tuvo lugar la ceremonia y su intensa puesta en marcha: a las dos de la tarde, más asociada a la de almuerzo que a algún evento público. Esto puede deberse a que, sólo dos horas después, se realizaba la apoteósica inauguración del monumento a la dupla estadista de don Manuel Montt y don Antonio Varas en calle Compañía, magno evento que fue seguido de una suerte de carnaval popular, sirviendo como una verdadera “previa” para las Fiestas Patrias.

Imagen de una postal de la romántica laguna del parque. Se observa su terraza con balaustras, el kiosco artístico y, al fondo, el Palacio de Bellas Artes y parte del obelisco francés obsequiado a Chile para el Centenario.

Imágenes publicadas por la revista "Sucesos" de Valparaíso, con la inauguración de la Laguna del Parque Forestal en junio de 1904.

Publicidad para la inauguración de la Montaña Japonesa de la laguna, entre el día 13 de septiembre y el 17 de su entrega al público. Publicaciones en el diario "El Mercurio".

Comentarios del diario "El Mercurio" para la Montaña Japonesa, todavía haciendo noticia en los días 18 y 19 de septiembre siguientes a su inauguración.

La flamante laguna del Parque Forestal, con sus botes, balsas y el recientemente inaugurado tobogán de la Montaña Japonesa. Nota de la revista "Sucesos", 14 de octubre de 1904.

Empero, una hora parecida se escogió también para el estreno en sociedad y con fiesta de la Montaña Japonesa, al día siguiente, con aristocráticos personajes entre la lista de invitados al encuentro. En el “Almirante Togo” se deslizaron por el resbalín los matrimonios Enrique Concha y Josefina Subercaseaux, Pedro Iñíguez y Rebeca Matte, Agustín Edwards y Olga Budge, Fernando Álamos y Ana Lyon. En el “Almirante Makaroff”, en tanto, irían Carlos Edwards, Luis Subercaseaux, Benjamín Vicuña, Guillermo Eguiguren, Ismael Huidobro y las señoritas Luz Lyon, Blanca Zañartu, Teresa Riesco, María Luisa Edwards y Teresa Sanfuentes. “No dudamos del éxito de esta diversión tan agradable y llena de originalidad” dijo el señalado periódico, a pesar del copetudo y exclusivo primer grupo de público.

El mismo medio del Decano agregaba en sus comentarios de sociedad, sin poder quitarle los ojos al divertido y apasionante nuevo juego del también flamante parqe con laguna:

Ayer, a medio día, tuvo lugar en el Parque Forestal la inauguración de la montaña japonesa, pasatiempo muy deseado por el público.

La ceremonia resultó muy brillante y asistió a ella una numerosa concurrencia.

El temor de las señoritas desapareció inmediatamente, cuando vieron que los organizadores se lanzaban a gran velocidad en el primer bote. Imitaron este ejemplo y varias veces descendieron la montaña japonesa hasta llegar a la laguna.

Rodeaba el local un gentío numeroso que aplaudía entusiasta cada vez que los botes surcaron rápidamente, levantando gran cantidad de agua a la superficie del pequeño lago.

Creemos que, dado el éxito del estreno, la montaña japonesa obtendrá un buen triunfo.

El tono optimista se extendió en los siguientes días y así, en la edición del 20 de septiembre, los reporteros confesaban haber “quedado realmente maravillados ante la vista del gran entusiasmo” que logró despertar la Montaña Japonesa. Como en el caso del vaporcito Esmeralda que había sido echado al agua en la inauguración de la laguna por el mismo Club Náutico, los niños estaban especialmente interesados en observar de cerca aquel pasatiempo. También se describía lo bien que funcionaba, la seguridad del sistema y la gran cantidad de personas que se acumulaban impacientes, todos haciendo filas para poder vivir la novedosa experiencia.

Por su lado, la revista porteña “Sucesos” del 4 de noviembre de 1904 anticipaba la buena temporada veraniega que se venía para aquella novedosa y emocionante entretención de Santiago:

Con gran asiduidad continúa asistiendo a este paseo nuestra alta sociedad.

En las noches de reunión o de moda, como han dado en llamarlas, los parterres de este agradable local se ven sumamente concurridos por distinguidas familias.

La animación del público al descender en los carros-botes, la conversación de las numerosas parejas y el desfile constante de embarcaciones por la laguna, dan al paseo de las montañas japonesas una tracción extraordinaria.

La Fanfare Suisse toca durante la noche escogidos trozos musicales que contribuyen a la animación general.

Cabe observar que otras novedades con esparcimientos de ese mismo tipo -o muy parecidos- causaron asombro en aquellos años: en la Alameda de Valparaíso, por ejemplo, don Natalio Yugo instaló el llamado Carrusel Náutico con buques en miniatura, todo ellos llevando nombres en homenaje a los de la Armada. Algo parecido sucedía con paseos populares por puertos o lagunas, que también llamarían la atención de las páginas sociales. Además, se estaba ya hacia el final de la belle époque santiaguina y del afán de imitación de los modelos franceses de desarrollo urbano, social y recreativo, como era el caso del propio paseo del Parque Forestal y la laguna que duró por cerca de 40 años allí.

Por alguna razón, sin embargo, el más interesante juego del parque, verdadera moda de la ciudad de Santiago entre 1904 y 1905, no se extendería demasiado en el interés de los medios. Probablemente, haya cesando servicios por dificultades técnicas, o a causa de los rigores climáticos de cada período. Su posibilidad de uso principalmente en primavera y verano también la condenó a no ser más que una entretención de temporada, si es que estuvo en los planes del Club Náutico tenerla funcionando más allá del período de apertura de la laguna, por supuesto.

Aunque no era raro que muchas propuestas de diversión de las primeras décadas del siglo XX fueran efímeras o estacionales, la corta popularidad y vigencia que tuvo la Montaña Japonesa contrasta con las enormes expectativas generadas en la apertura y su importancia como atracción durante los primeros alientos de vida del Parque Forestal. ♣

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