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EL CENTRE CATALÁ DE LA PLAZA DE ARMAS

Una de las primeras actividades institucionales del Centro Catalá en su local social del Portal Mac-Clure: banquete para la despedida de los socios y amigos catalanes que partían a Europa. Imagen de la revista "Zig-Zag", 24 de febrero de 1907.

A principios del siglo XX, el Centre Calatá era bien conocido entre los santiaguinos como punto culinario, sede institucional y local de actividades sociales. Se ubicaba en un amplio espacio de los altos en el ala sur del desaparecido Portal Mac Clure, junto a la Plaza de Armas de Santiago, en donde está ahora el Portal Bulnes, con entrada por el número 449 de esa vía. Los enormes ventanales del establecimiento daban hacia el poniente, de modo que los clientes del salón principal almorzaban, hacían onces o cenaban de cara al verdor de la plaza y a las fachadas del costado poniente: la catedral, el sagrario y la sede arzobispal. Sólo el pasillo con arcadas y la calle lo separaban de la plaza.

Aquel edificio comercial había entrado en operaciones hacia 1864, tras ser construido en donde estuvo antes Portal de Tagle. El establecimiento catalán situado en su segundo nivel de arcadas, también sobre la hermosa y monumental Galería San Carlos que, inaugurada hacia 1869 a espaldas del portal y más o menos a la altura de la actual calle Phillips, conectaba la misma cuadra desde calle Merced hasta Monjitas. Era un lugar con buena distribución de espacios y varias salas divididas en diferentes funciones, las principales de ellas con acceso abierto al público.

A mayor abundamiento, el Centre Catalá ocupaba lo que había sido allí, hasta poco tiempo antes, la antigua residencia particular del entonces presidente Pedro Montt. El local institucional fue formalmente inaugurado por los catalanes hacia el verano de 1907, dando ocasión a grandes y numerosos banquetes de apertura. A estos primeros encuentros asistieron varios de los socios fundadores, representantes de la generación iniciadora. Poco después, para el domingo 17 de febrero se organizó otra concurrida despedida dedicada a los miembros y amigos de la agrupación que partirían a Europa. Estos eventos marcarían parte del rasgo que dio gran quehacer al recinto durante toda la época en que estuvo en el portal.

Nacido como Centre Catalá de Xile, en tanto, la sociedad propiamente dicha había sido fundada como institución fraternal el 31 de octubre de 1906, en la Sala de Honor del edificio del diario "El Mercurio". Surgió de la iniciativa de un grupo de señores catalanes residentes en Chile y con la intención de establecer un club, centro social y casino en donde compartir su lengua materna, además de preservarla entre los suyos y enseñarla a sus siguientes generaciones. Dicha reunión estuvo dirigida por su primer presidente don Francisco Basas (o Barjas, en ciertas fuentes), asistido por Emilio Aymaní y Francisco Gomis, más los secretarios Francisco Camplá y José Costeis, quedando los estatutos listos para noviembre siguiente.

Hacia mediados de 1907, instalados ya en su sede social del Portal Mac-Clure, el centro de los catalanes contaba ya con cerca de 400 socios según la revista "Zig-Zag" del 16 de junio. Agregaba la nota al respecto:

El objeto que ha llevado a los catalanes al fundarlo, es, además de los propósitos de recíproco acercamiento de los socios entre sí, el de fomentar el gusto por el arte industrial y las bellas artes. Entre los proyectos que ha ideado figura el de establecer clases de dibujo, pintura, escultura, tallado, etc., bajo la dirección de distinguidos profesores catalanes.

El centro catalán tiene ya organizada una sección coral compuesta de cincuenta coristas, y otro dramática, las cuales, periódicamente, darán representaciones en el local social destinados a los miembros de la colonia.

Llamado también Centro Catalá, Casino Catalán y Centro Catalán, sus actividades serían coordinadas con el Círculo Español, el que después se estableció en Agustinas 984. El club de los catalanes funcionaba también como restaurante, bar y café, muy elegantes y refinados, además de servir en el rol de salón filarmónico durante determinados eventos y bailes allí realizados. Adicionalmente, se acomodaron algunas de sus salas para sesiones especiales de teatro, canto, música en vivo y biógrafo, con pequeñas presentaciones dirigidas principalmente a público familiar.

Directorio del Centre Catalá en 1907, en imagen publicada por la revista "Zig-Zag" del 16 de junio de ese año.

Imagen desde el antiguo Portal Fernández Concha en dirección de la calle de la Merced, a fines del siglo XIX. Se observa la esquina del Portal Mac Clure de la Plaza de Armas justo en el ala donde tuvo residencia Pedro Montt, a la que llegaría a instalarse después el Centre Catalá. También se ven los techados de vidrio de la Galería San Carlos, atrás.

Vista del lado Oriente de la Plaza de Armas con el frente del Portal Mac-Clure, también cerca de fin del siglo XIX.

Aquel lugar en las alturas sobre la Plaza de Armas también dio cobijo a innumerables reuniones y encuentros sociales de la colonia española y sus amigos, considerando la abundancia del elemento catalán en esta comunidad hispánica residente en Chile. Cada vez que visitaba la ciudad algún artista, director o escritor teatral vendo desde la Península, entonces, era casi seguro que pasaría por las mesas del restaurante, absorbiendo así buena parte de la actividad social la colonia en su época y también la de algunos actos de mayor connotación política.

Como varios otros cafés y restaurantes en los contornos de la plaza, el Centre Catalá fue un importante núcleo de atracción de muchos intelectuales, periodistas y hombres de importancia en la sociedad del cambio de siglo XIX a XX. Disponía de salas de reunión más íntimos, algunas con servicios especiales y espacios amoblados para tertulias, además de un salón bibliotecario. Sus socios tenían acceso a una publicación que se presentó como órgano oficial del centro y de la colonia catalana, que había comenzado a ser impresa y distribuida poco tiempo después de la citada nota de "Zig-Zag".

Por los objetivos artísticos que formaban parte de las motivaciones para institución, además, el establecimiento era casa de trasnochada para gente del mundo artístico: músicos, actores teatrales y cómicos, especialmente en los años que vivieron la moda de las hispánicas zarzuelas y el llamado género chico. Muchos llegaban desde los cercanos teatros Edén y Santiago, además de las compañías que trabajaban en las antiguos centros recreativos del sector céntrico de la capital, hacia el período del Centenario Nacional. También hubo exposiciones de arte en sus salones, de modo que podía servir también como galería.

Dice el escritor Fernando Santiván en sus hermosas "Confesiones" que, durante la juventud, iba hasta allá junto sus entonces compañeros de trabajo en la imprenta de la casa editora Zig-Zag, el despilfarrador poeta colombiano Claudio de Alas (Jorge Escobar Uribe) y el redactor de revista "La Familia", el sureño Alejandro Waldersee, joven oveja negra de la reputada familia Waldersee Valdivieso:

Y nos encaminamos al hospitalario hogar de los catalanes, en los altos del Portal Mac-Clure, en donde, por suerte, nos recibieron cordialmente. Allí, sentados alrededor de la mesita de un gabinete reservado, junto a una suculenta cena y unas botellas de buen vino, Claudio pudo desentumecer la lengua y empezar la narración con profuso y pintoresco lenguaje.

El Centre Catalá de Xile participó de algunas actividades y homenajes al Centenario del país anfitrión. Sin embargo, en ese mismo año de 1910 y pocas semanas antes de los festejos centrales de septiembre, la institución sufrió un quiebre al ser abandonada por un grupo de socios que fundaron el Centro Familiar Español. Esta escisión adoptó tiempo después el nombre de Centro Republica Español ya en la crisis hispana que llevó a la guerra civil, como se señala en un texto de Luis Fernando del Río Barrio y José Fidel Sobrevilla Carlino para el trabajo "El asociacionismo en la emigración española a América", editado por Juan Andrés Blanco Rodríguez.

Ciertos gremios tomaron al centro como punto de celebración o manifestaciones para algunos de sus integrantes. En el mismo lugar fue despedido en octubre de 1915, por ejemplo, el Dr. Raúl Ventura-Juncá, destacado galeno del Hospital Salvador y experto en medicina general y cardiología, quien se disponía a realizar un largo viaje al extranjero. Tiempo después, a fines de 1917, el centro hizo un llamado para el arriendo de su famosa cantina, rincón favorito de muchos de los comensales del club, la que siempre calificó en lugares de elogios por su buena calidad de vinos, champagnes y licores importados.

Un concurrido nuevo homenaje se realizará allí el domingo 20 de enero de 1918 para don Domingo Figueras, presidente honorario de la agrupación después de haber ocupado cuatro veces en la presidencia formal, además de ser uno de los fundadores y primer tesorero del mismo. El diario "La Nación" del día siguiente describía así en encuentro:

En el salón de actos del Centro, al medio día, tomaron asiento en torno de cuatro grandes mesas colocadas en forma de M, y artísticamente cubiertas de flores, alrededor de doscientas personas.

Ocupó asiento de honor el festejado, que tenía a su derecha al secretario de la Legación de España, Marqués de Dosfuentes y a su izquierda al presidente efectivo, señor José Auguet.

Muy pronto la animación más cordial se apoderó de los espíritus presentes, transcurriendo las horas en la mayor alegría.

A la hora del café y del champagne, el señor Auguet, ofreció la manifestación en cariñosas frases improvisadas, haciendo al final entrega al señor Figueras de un precioso álbum, ideado por el artista escultor don Juan Plá y ofrenda de todos los socios del Centro. Tiene el álbum alrededor de 380 firmas. Con él se ha querido significar el reconocimiento pleno a la labor desarrollada por el festejado en pro de la institución.

Por aquella época, el centro realizaba en sus salones las llamadas Fiestas Matutinas, al parecer resultantes de la relación que había adoptado con las actividades de las Fiestas de la Primavera. La tercera de estas fiestas del club fue realizada el domingo 17 de octubre de 1920, a partir de las 11 de la mañana, llamada Sardarnas Vermout por el famoso baile típico catalán proveniente de la antigua Grecia. Luego, a partir de las 16 horas del mismo día, se ejecutó un programa artístico que incluía una presentación de sinfonía y un "juguete cómico" titulado "La Passio del Reiurer", cerrando con un baile social.

Un evento familiar en el salón el Centre Catalá, adaptado como pequeña sala teatral o de espectáculos. Fuente imagen: revista "Zig-Zag" del 16 de julio de 1910.

Despedida del Dr. Ventura-Juncá en el Centre Catalá, en revista "Zig-Zag" de noviembre de 1915.

Fiestas de San Jorge en el Centre Catalá, anunciadas en el diario "La Nación" del 23 de abril de 1927. Fue una de las últimas actividades institucionales de la colonia catalana que pudieron realizarse en el lugar.

La Galería San Carlos y los restos del Portal Mac Clure hacia sus últimos y decadentes días en los años veinte, antes de la demolición. Se observa en pie sólo una parte del portal siniestrado, precisamente en donde había estado el Centre Catalá, y el techo de cristalería de la galería, evidentemente en remoción.

Otro hombre del mundo teatral y de la desatada nictofilia criolla, Rafael Frontaura, dedicó un capítulo propio al Centre Catalá en sus "Trasnochadas. Anecdotario del teatro y de la noche santiaguina". Mencionó el lugar en su novela "Diario de una patinadora", además, por lo puede darse por hecho que conocía bastante bien este palacio gastronómico y bohemio. Si bien se concentra en la existencia que tuvo el centro en otra época y lugar de la ciudad, nos deja esta presentación con más aportes informativos para reconstruir en la imaginación aquella cofradía junto al kilómetro cero chileno:

No era el viejo Centro Catalán de la Galería San Carlos, de los primeros tiempos de nuestra bohemia nocturna, donde hacíamos la peña con Paquita Escribano, la Argentinita, Amalia de Isaura, Tórtola Valencia, la Goya y tantas figuras admiradas de la zarzuela, el baile y la tonadilla; donde Eduardo Zamacois nos deleitara con su charla maravillosa hasta que el sol resplandecía insolente sobre la Plaza de Armas, esa plaza que es como el refugio obligado de los jubilados, o sea, de medio Chile, de los cómicos sin contrata y de las señoritas un poco pasadas, que no pueden ocultar sus deseos irrefrenables de pescar un novio, aunque sea de segunda mano.

Fue en las salas del Centre Catalá, además, que el escritor y entonces redactor de espectáculos Salvador Reyes y el periodista teatral Guillermo Canales, reunidos con el actor Páez d'Alphose llegado desde Buenos Aires, más otros próceres de la dramaturgia y las candilejas, crearon una curiosa compañía de revistas por esos años, proyecto al que se sumaría como director Renato Valenzuela, a la sazón crítico de "El Mercurio". Lamentablemente, el optimista equipo tuvo debut y despedida en el American Cinema de calle Arturo Prat con Alonso de Ovalle, con una bochornosa velada que terminó de caos y destrucción de galerías por el mal comportamiento del público.

Las actividades deportivas del Club Barcelona de los catalanes también tenían sus reuniones y festejos en el centro social. El sábado 30 de mayo de 1925, por ejemplo, la misma rama de deportes realizó en los grandes salones del Centre Catalá un elegante baile de honor, con las familias de las colonias y algunos distinguidos dirigentes, a partir de las 18 horas. Esta fiesta era parte del programa celebrando un encuentro del Barcelona, que cumplía su tercer año de vida, y el Audax Italiano, jugado en la cancha que los catalanes tenían en avenida General Saavedra, antes llamada Independencia N° 1. Las celebraciones culminaron esa noche con un gran banquete en el Hotel del Cerro Santa Lucía.

El Centre Catalá permaneció hasta la temporada de 1927 en los altos del Portal Mac-Clure. El 23 de abril fue la última Fiesta Nacional de San Jorge (Sant Jordi) allí realizada, para el santo patrono de Cataluña. El comité organizador programó para ese día una velada patriótica y un baile social a partir de las 22 horas. Para el día siguiente, la fiesta siguió con una presentación matinal de danzas sardanas, por la orquesta del maestro Godo con sus últimas producciones de música catalana, además de un banquete popular a las 13 horas y una matinée con baile infantil a las 16 horas. Ya en la noche, un segundo baile, muy elegante y de gala.

Uno de los últimos grandes eventos institucionales que alcanzaron a celebrarse en sus salones fue la tradicional Fiesta de la Asunción de la Virgen, celebración que para los catalanes adopta desde antaño un rasgo muy típico y tradicional, con manifestaciones de alegría, bailes, serenatas, conciertos y sardanas en salones y plazas. El comité organizador hizo que, en esta ocasión, el Centre Catalá fuera decorado y ambientado de la forma más fiel a la estética de las actividades originales, iniciando la celebración con un concierto instrumental y un baile iniciado a las 22.30 horas, seguido de un repertorio de danzas típicas musicalizadas por una orquesta en vivo, incluidas piezas como la sardaña "Les fulles seques" del maestro Enric Morera i Viura, con letra de Ángel Guimera i Jorge.

Un catastrófico incendio sucedido en la tarde del sábado 8 de octubre de ese año, puso fin a su primera etapa de vida en este lugar. El terrible siniestro con un fallecido y que consumió toda el ala del portal que daba a calle Merced, precisamente en donde estaba el establecimiento, había comenzado en la antigua botica de don Luis Brand, célebre casa de la que saldría la Farmacia Brand (creada en 1880, fusionada desde 2001 en la cadena SalcoBrand) y quien fuera uno de los creadores también del Laboratorio Chile. Este incendio inutilizó también a la entonces decadente Galería San Carlos, acabando demolidos ambos edificios un par de años después.

Después del siniestro, los catalanes se trasladaron hasta la dirección de calle Agustinas 719, casi enfrente de la Sociedad Nacional de Agricultura. Esto se confirma holgadamente en la prensa del período. Sin embargo, parece que estuvieron allí con cierta inestabilidad como para esperar que pudiesen asentarse de manera definitiva: el espacio estrecho y los altos costos de estar en este sitio resultaron una complicación, como se confirma también en "Prensa catalana del exilio y la emigración", de Robert Surroca.

Avanzando los años treinta, entonces, reaparece el centro en la dirección de Huérfanos 1111, en la misma dirección que antes había pertenecido al famoso restaurante Santiago, de Papá Gage. Después, hacia mediados del siglo, está en Merced 758 al lado de la patrimonial Mansión Montt. Fue un período emocionalmente complejo para el centro y sus miembros, en el contexto de la Guerra Civil Española, la llegada de los refugiados del "Winnipeg" y luego la Segunda Guerra Mundial, con algunas actividades en el mismo club relativas a tales conflictos históricos y su simpatía por el derrotado bando republicano, como fue el descubrimiento de una placa dedicada en Providencia al presidente de Cataluña, Lluís Companys, sólo cinco días después de ser fusilado por fuerzas franquistas en octubre de 1940.

El distanciamiento entre catalanes y españoles castellanos comenzaba a reflejarse ya entre sus súbditos en Chile, entonces, dejando en el olvido la época en que se realizaban en los salones del centro algunas actividades de la comunidad española y sus representantes en el país. Incluso el símbolo del establecimiento y club pasó a ser el emblema de la Generalidad de Cataluña, con el blasón redondo y las líneas de la bandera catalana en disposición vertical, aún empleado por la institución.

Aunque siempre permaneció vinculado a actividades como el teatro, las exposiciones y las presentaciones artísticas, aquellas direcciones y otras posteriores son ya de épocas y vidas diferentes para el alguna vez famosísimo y reputado centro, que encendiera su chispa de existencia y popularidad sobre los contornos de la Plaza de Armas. La sede actual del Centre Catalá de Xile está en calle Nevería 4611, comuna de Las Condes. ♣

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