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MÚSICA Y COCINA ITALIANA EN EL RISTORANTE LIVORNO

Aviso del Livorno en el diario "La Segunda", año 1956.

Por su ubicación en calle Monjitas 386, a sólo pasos del cruce con José Miguel de la Barra y el Parque Forestal, el Ristorante Livorno se sitúa geográfica y cronológicamente en la generación que dio origen a las atracciones y bohemia modernas del barrio Bellas Artes. Representó también una de las propuestas gastronómicas interesantes dentro de aquellas cuadras, la que se ha repetido con diferentes propuestas posteriores en el comercio del mismo sector de Santiago.

Hacia fines de los años cuarenta y principios de los cincuenta, la dirección correspondiente seguía siendo el casino y las salas de reunión usados por el Círculo Valparaíso, grupo vinculado a los ex alumnos del Instituto Comercial de Valparaíso residentes en Santiago. También tendría oficinas allí la Gerencia de Exposiciones Internacionales de Ferrocarriles, Industria y Comercio.

Sin embargo, el uso del mismo inmueble estaba por cambiar, precisamente en los años venideros: venía en camino un ristorante con música en vivo y mandolina por logotipo.

Ya en 1954 se ofrecía en arriendo la "magnífica residencia apropiada para embajada, club, clínica u oficina" en donde llegaría a instalarse el restaurante. Obra del período inmediatamente seguido al Centenario del arquitecto Augusto Knudsen Larraín, corresponde a una casona de dos pisos y toques de estilo  plateresco, con tintes del neoclásico itálico y neocolonial, con arcadas superiores en balcones neorrenacentistas, techados con alero y molduras decorativas en la fachada. El dueño del Livorno decidió instalar en este palacete su restaurante de cocina italiana e internacional durante el año siguiente, dando a la ciudad otro lugar de reunión social y grandes banquetes en el período de oro para la clásica actividad nocturna santiaguina.

El señor Aldo Bruni, a la derecha de todos, acompañando a su colega músico Licino Malberba y al empresario Bruno Colombari, en el restaurante de este último, llamado El Bruno. Fuente imagen: diario "La Nación", diciembre de 1953.

Algunos de los primeros avisos del Ristorante Livorno en el diario "La Segunda", agosto de 1955.

Presentación del plato de la casa llamado Pollo Livorno en publicidad del diario "La Nación", febrero de 1956.

Descollaba con sus talentos en la cocina el propio patrón, don Aldo Bruni, chef de origen genovés. Su restaurante con el nombre del hermoso puerto de la región toscana ofrecía al distinguido público espectáculos a cargo del tenor Mario Pasquetto y la orquesta Danubian Boys, estables en la casa durante aquellos primeros tiempos. Bruni atendía en persona a los clientes que arribaban hasta sus mesas en las horas de las comidas y almuerzos, garantizándose lo que la publicidad del establecimiento definía como "un ambiente sociable" para sus concurrentes.

A mayor abundamiento, Bruni era todo un personaje del ambiente festivo del Santiago del medio siglo. Magnífico acordeonista, había tocado en dúo con su colega Licinio Malerba, profesor del mismo instrumento, en el Restaurant Bruno de Ahumada 753, conocido a la sazón por sus espaguetis, lasañas, albóndigas y escalopinas. El dueño de ese prestigioso restaurante, don Bruno Colombari, era de origen boloñés y otro señor de las noches capitalinas de entonces, además de artista de la cocina al igual que su amigo Bruni. Colombari solía entonar piezas de la canzonetta italiana en el mismo local, acompañado por ambos músicos y provocando algunos comentarios hilarantes por el parecido de su nombre de pila con el apellido de don Aldo. Se hacía cargo del restaurante asistido por su socio Enrique Valdés, a quien había dejado al mando del mismo hacia fines de 1953, cuando se tomó un retiro pasajero por razones de viajes.

Además de Bruni y Malerba, se presentaban en el Bruno el joven bajo lírico chileno Claudio Robles y otros artistas doctos. El ambiente italiano y culto reinante en este local seguramente hacía sentir en casa al señor Bruni. Sin embargo, al acordeonista y cocinero ya le había estado picando la nuca el interés por emprender su propia gran apuesta culinaria y de espectáculos, abriendo así el negocio de calle Monjitas.

En los primeros tiempos de su querido Livorno, las comidas permanecieron siendo amenizadas por Pasquetto y el conjunto instrumental acompañante. Desde su apertura, además, el negocio nunca se apartó de su identidad y relación con la Península de la Bota, presentándose publicitariamente como "Un rincón de Italia en el corazón de Santiago". A pesar de este énfasis, la cartelera se abrió a presentar también shows de orientación popular como el Dúo Silva "y la voz del 'Chef Bruni'", según decía en sus avisos de 1956.

Promoción en el diario "La Nación" para el nuevo plato del Livorno llamado Puro Volador, en abril de 1956.

Aviso de inauguración del restaurante chino Hao-Hwa en diciembre de 1977, diario "La Segunda". Ocupó el mismo inmueble que antes había sido del Livorno.

Casa del Hao-Hwa en Monjitas 386, en donde estuvo también el Livorno. Fuente imagen: Google Stret View.

Algunas de las  especialidades más conocidas y solicitadas del ristorante fueron la llamada lasaña Bruni y, desde poco después, el pollo Livorno con sus 17 agregados, ambas creaciones del mismo maestro cocinero. Sin embargo, hacia mediados del verano de aquel año había hecho debutar en sus comedores otra curiosidad gourmet propia de aquella cocina: el puro volador, un platillo efectivamente con forma de cigarro habano y alas, al menos en la gráfica de su publicidad. Era servido en plato redondo con una especie de cama de guarnición, si nos fiamos de las mismas ilustraciones. Orientado a satisfacer el consumo familiar y de grupos de amigos, el Livorno prometía que este "será su plato preferido", al mismo nivel de sus apreciados pollos y lasañas. De este modo, estuvo por varias semanas siendo presentado como un "plato sensacional" en los avisos de prensa.

No logró prolongarse demasiados años con sus itálicas atracciones a los sentidos, sin embargo. El olvidado Livorno de Monjitas acabaría abandonando el 386 de esta calle, pero el efecto comercial y recreativo de barrio Bellas Artes ya estaba puesto en marcha, continuando hasta nuestros días. El mismo local permanecería ocupado, hacia 1970, por dependencias administrativas de la Cámara Oficial Española de Comercio.

En diciembre de 1977 llegó a llenar de aromas a jengibre y soya aquellas salas el restaurante chino Hao-Hwa, establecimiento que aún existe allí y que adicionó a los estilos del mismo edificio una visible y colorida entrada parecida a un torii, paifang o pagoda oriental. Este elegante restaurante, reconocido como de los buenos exponentes de la comida de tal gentilicio en Santiago, inició sus actividades con auténticos maestros cocineros traídos desde China.

El renacentista y romántico Livorno de Chile, en tanto, se ha perdido para siempre de las aguas mediterráneas cercanas al río Mapocho y el Parque Forestal. Para la nostalgia, hoy existen un café, heladería y restaurante Livorno en calle San Martín 145 de Santiago, y un restaurante con pastelería del mismo nombre en avenida Presidente José Batlle Y Ordóñez 3745, Ñuñoa. ♣

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