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EL SKATING RINK: LA ALTA SOCIEDAD SOBRE PATINES

 

Vistas del flamante Skatin Rink, en la revista "Zig-Zag" de mayo de 1910.

Vimos en un texto anterior que el edificio de calle Alonso de Ovalle, entre Arturo Prat y Serrano, mismo que albergó por años al teatro y cinematógrafo American Cinema, en sus orígenes fue el Gran Frontón de Pelotas de Santiago, lugar de práctica de la pelota vasca o jai-alai en Santiago, además de acoger algunas otras actividades deportivas y de espectáculos en eventos especiales. De geometría más larga que profunda, las galerías del recinto se distribuían a un costado, más otras en los altos interiores que seguían la lógica de los clásicos teatros-corrales.

Empero, cerca del Centenario Nacional el magnífico edificio del Frontón Santiago cambió de giro y pasó a albergar, como actividad principal desde ahora, a una pista de patinaje llamada Skating Rink. Esto sucedía muy poco después de la inauguración de una pista homónima en Valparaíso: propiedad de don Carlos Reiter, había sido abierta en julio de 1909 en calle Victoria entre Rodríguez y Carrera, y hasta los santiaguinos sacaban pasajes para el puerto en su interés por conocerlo. No extraña que el interés por esta clase de canchas llegara tan rápido a la capital, entonces.

Cabe observar, sin embargo, que ya habían existido en Santiago algunas pistas de patinaje previas, como el salón Columbia Skating Rink de fines del siglo XIX. Por 1909, además, hacía noticia el Skating de calle Agustinas, propiedad de la familia Pinaud famosa por su casino y salones de billar en el Portal Fernández Concha. Aparece otro Skating Rink en en calle Riquelme 34, del que no sabemos si la empresa guardaba relación con el que hubo en el ex Frontón de barrio San Diego. También existió uno en la Terraza del Parque Forestal, cuando gran parte de la bohemia santiaguina acudía a este mismo punto de la ciudad, sobre la desaparecida laguna.

A la sazón estaban de moda las pistas de patinaje entre la aristocracia europea, fuera sobre hielo en inviernos y de patines rodados. Las revistas traían a Chile noticias e ilustraciones de las canchas existentes en París, Londres, Berlín, Madrid y otras capitales del Hemisferio Norte, haciendo cundir el interés y la curiosidad en las principales ciudades criollas. "El patinaje sobre ruedas ha trastornado a las elegantes durante el invierno en París, y como todo repercute entre nosotros, creo que este será el sport favorito durante los días fríos de invierno que ya se nos vienen encima", decía la revista "Sucesos" del 31 de marzo de 1910.

La actividad de la pelota vasca que antes acogía el Frontón Santiago, en tanto, continuaría en otros célebres muros de la capital, como el Frontón del Teatro Apolo de San Pablo y el Frontón de Avenida Italia.

Un plano original del nuevo Skating Rink del ex frontón, elaborado durante ese mismo año del Centenario Nacional, está en el Archivo Técnico Aguas Andinas y es reproducido en la memoria “Residencia Estudiantil Alonso de Ovalle 945. Recuperación de una construcción del pasado para un fin contemporáneo en el Centro de Santiago”, memoria universitaria de Osvaldo Luco Román (Universidad de Chile, 2015) y que se presenta como una de las pocas propuestas de rescate y reutilización del mismo edificio después ocupado por el American Cinema, además de un análisis arquitectónico del mismo.

Siendo dueño del negocio don Francisco Caralps, quien fue propietario también de algunos terrenos e inmuebles vecinos al primer Frontón Chile de calle Bandera con Santo Domingo, en pocos pero intensos años el ex frontón se transformó en el Skating Rink aproximadamente a partir de mayo de 1910. Además, siguió prestando sitio a algunos bailes o reuniones sociales de la época, cuando comenzaba a perfilarse la clásica bohemia chilena del siglo XX.

Aquella pista de patinaje fue la favorita de los enamorados, según lo afirmado después por Alfonso Calderón en su “Memorial de Santiago”. Así estaban las cosas cuando “muchos consideran tal entretenimiento como muy pecaminoso”, anotó también el autor. De hecho, era la cancha de patinaje más concurrida y conocida del período del Centenario Nacional.

Imagen y pie de foto en revista "Corre-Vuela", 19 de mayo de 1909. Como el Skating Rink del ex frontón fue inaugurado en mayo de 1910, no sabemos exactamente a cuál recinto corresponde este, que podría ser el de Valparaíso.

Plano del Skating Rink de Arturo Prat con Alonso de Ovalle en 1910, en el Archivo Técnico Aguas Andinas. Fuente imagen: "Residencia Estudiantil de Alonso Ovalle 945" de Osvaldo Luco R. (tesis de titulación), publicada en Cine Chile.

Interior del edificio Skating Rink en 1910, con unos patinadores abajo. Imagen publicada por revista "Zig-Zag" del 14 de mayo de aquel año. Las personas que se ven en la pista son el administrador y los empleados.

El viejo edificio que albergó al Frontón Chile, luego al Skating Rink y, finalmente, al American Cinema en la esquina de Arturo Prat con Alonso Ovalle. Acababa de ser restaurado en junio de 2018.

El modificado espacio del barrio San Diego mantuvo los corrales y balcones de las alturas, destinando gran parte de la planta del edificio a la pista de patinaje propiamente tal, delimitada con un cerco de seguridad. En general, se procuró una excelente iluminación interior, valiéndose tanto de la natural a través de los vanos como a los sistemas de luz novedosos que ya estaban incorporados al comercio de aquellos años. Según parece, durante este período también hubo algunas actividades deportivas o artísticas extras en el mismo recinto.

Además de la gran pista principal en el salón de patinar, el centro de entretenciones tenía una sala especial de descanso y pulcramente amoblada, misma que la revista "Zig-Zag", anunciando la apertura, identificada como el "salón especial para señoras". Poco después, la misma gaceta retrataba en una misma imagen a las aristocráticas señoritas visitantes de la pista de patines: Teresa Concha Cazotte, Adriana Lyon Lynch, Elisa Pardo Puelma, Raquel Echeverría Cazotte e Irene Valdivieso Cifuentes, acompañadas por unos señores.

Las tardes eran entretenidas sesiones de lucimiento sobre los patines. Había algunos carteles publicitarios y obras ornamentales en los muros, además. Las risas hacían ecos y los fotógrafos retrataban a los visitantes más elegantes y de alta sociedad. Los más diestros en el pasatiempo enseñaban a los primerizos aquellos manejos rudimentarios de los patines, avanzando en zig-zag: el paso holandés, el patinado de ruedas afuera, el águila explayada y el patinado hacia atrás.

Como lugar favorito de mucha gente joven y adultos tempranos, entonces, el Skating Rink fue un importante sitio para en encuentro de la muchachada de buen pelo. Era casi protocolar el que se presentaban en la pista correctamente vestidos, casi como para una gala en ciertos casos. Las damas ni siquiera renunciaban a sus incómodos grandes vestidos y pesados sombreros durante aquellas sesiones de diversión diurna sobre zapatos con ruedas, algunos provistos por el propio salón y otros traídos por los mismos visitantes.

Sin embargo, tras menos de un lustro después de haber tocado el cielo como novedosa atracción de la ciudad, el Skating Rink acabó dejando el edificio del ex frontón y ahora ex pista de patinaje. Las expectativas se abrían ahora para la novedad de los biógrafos, nueva forma de diversión que ya causaba sensación con la llegada del cine mudo a Chile.

El inmenso inmueble, obra de proporciones infrecuentes para aquellos años, fue desocupado por los patinadores y remodelado otra vez. De estos cambios resultó una nueva y atractiva propuesta, en 1915: el American Cinema, uno de los teatros históricos del barrio San Diego y de todo Santiago, al que dedicaremos también su respectiva crónica.

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