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EL SANTIAGO QUE NO DORMÍA, EN LA LENTE DE ALFREDO MOLINA LA HITTE

Autorretrato de Alfredo Molina La Hitte, por el año 1950. Archivos de la Biblioteca Nacional.

Cada fotografía de Alfredo Molina La Hitte se ofrece a los ojos como una poética ventanilla hacia el pasado del Santiago perdido: su bohemia, espectáculos, celebridades de otra época... Más que documentos, son vórtices abiertos desde la luz de candilejas extintas e hitos de las artes escénicas chilenas. Época de plumas, lentejuelas y glamour; de músicos uniformados en terno y corbata humita, impecables; de veladas sostenidas al son del jazz o el tropical.

Gracias a su lente, además, es que podemos reconocer en nuestra época a tantos rostros de aquella epopeya perdida: mujeres hermosas del vodevil, cantantes míticos de viejas boîtes, actrices legendarias, cautivantes nudistas, figuras de las compañías de revistas Bim-Bam-Bum y Picaresque, leyendas de los teatros Princesa, California, Balmaceda, Roma, O'Higgins, Gran Palace, etc. Años románticos de los hermanos Retes, de Buddy Day en el Ópera, de don Enrique Cóndor Venturino en el Caupolicán, de Carlos Cariola en el SATCH que ahora lleva su nombre, y de las jornadas memorables con el Humberto Negro Tobar en sus clubes Zeppelin y Tap Room... Los mismos años revisteriles y de la comedia de variedades, a los que Osvaldo Muñoz, Rakatán, clamaría "¡Buenas noches Santiago!".

Los adalides del mundo bohemio y aventurero pasaron casi en fila y con pleno esplendor ante la cámara de Molina La Hitte, por entonces: el vate Pablo Neruda, una joven Anita Desideria González, la belleza descollante de Nadia Gray, el ventrílocuo Agudiez con su muñeco Don Pánfilo, las radiantes hermanas Sonia y Myriam, su colega Matilde Urrutia, el cantante Antonio Prieto, el Dúo Rey-Silva, y tantos otros fantasmas que permanecerán eternamente habitando los recuerdos de teatros, salas de espectáculos y boîtes nacionales.

Alfredo Molina La Hitte había nacido en Santiago el 15 de marzo de 1906. Se formó como fotógrafo de manera autodidacta, haciendo también algunos trabajos como dibujante y pintor. Hubo un tiempo en el que dejó de firmar con su apellido paterno, usando sólo el materno y con frecuencia presentado también como La-Hitte o Lahitte. Supo cruzar perfectamente la pasión laboral por el lente con su amor a las artes del teatro y el cine, algo que queda de manifiesto en las colecciones de imágenes de su autoría, resumiendo ambas motivaciones de su vida en un resultado maravilloso.

Tan involucrado estaba en el medio escénico, de hecho, que tuvo algunas participaciones también en el mundo teatral: fue diseñador escenográfico del Teatro Peláez de Talcahuano, en donde conoció y se enamoró de María Cristina Peláez Rodríguez, su esposa, quien trabajaba allí como profesora de baile y pianista de las películas mudas proyectadas en la sala. El joven incursionó alguna vez en la actuación sobre los escenarios, además. Se había venido de vuelta a Santiago en 1926 para estudiar Bellas Artes con su amigo Luis Vargas Rosas, quien era artista del grupo artístico Montparnasse. Ocho años después, viajó hasta Buenos Aires participando en una exposición del hall del Alvear Palace Hotel, quedándose durante dos años en Argentina.

Como fotógrafo, Molina La Hitte se había iniciado trabajando para el taller de la histórica editorial Zig-Zag, que en aquel entonces tenía su sede en el Portal Fernández Concha, en el número 936. Después, se independizó instalando su propio taller y estudio fotográfico, período en el que se haría un nombre retratando a jóvenes de familias acomodadas en actividades sociales, apareciendo publicadas a veces en periódicos como "La Nación". Su primera participación importante en exposiciones de Chile se realizó en 1933, en el Salón Oficial de Artes Plásticas de Museo Nacional de Bellas Artes. Posteriormente, expuso en el Primer Salón Fotográfico de 1937, también en Museo de Bellas Artes.

Molina La Hitte había abierto su primer estudio en calle Estados Unidos, entre el barrio Lastarria y el Parque Forestal; vecindario del que nunca se apartó. Posteriormente, mudó su estudio hasta calle Monjitas, luego a Merced esquina Mosqueto. Finalmente, en 1947 se trasladó hasta Rosal 357, en un inmueble que aún existe del también noctámbulo barrio. Allí dejó anclado definitivamente su taller y laboratorio, hasta el final de su vida profesional.

A esas alturas, había comenzado a apuntar su cámara hacia artistas, intelectuales, bohemios, músicos, vedettes, grandes actores, bailarinas y comediantes de la época. Una enorme cantidad de figuras de artes y espectáculos visitaban constantemente su taller para ser retratadas en esas fotos con su firma en tinta blanca, en consecuencia. Decían que pasaba noches enteras fotografiando a las vedettes que iban hasta su estudio cuando terminaban sus funciones en clubes y teatros santiaguinos, en horas de la madrugada. Los trabajos de desnudos que haría con varias de ellas deben estar entre los mejor logrados en la historia de la fotografía chilena. El maestro solía utilizar una cámara Agfa de fuelle, en un cuarto con grandes escenografías o decoraciones de cortinas y fondos cuidadosamente iluminados para plasmar los blancos y negros.

Tras haber acumulado un enorme registro fotográfico en su vida laboral, considerado hoy de inconmensurable valor cultural, Alfredo Molina La Hitte dejó la actividad en 1968, según informan sus biógrafos, aunque todavía en el año siguiente encontramos algunos textos con imágenes de su cámara publicadas el diario "La Nación", a propósito del mismo ambiente de espectáculos y artistas que conocía tan perfectamente. La sección se llamaba "Memorias de un archivo fotográfico".

Hallándose en aquel retiro, Alfredo Molina La Hitte falleció de una broncopulmonía el 15 de septiembre de 1971. Por extraña coincidencia, su hermano Jorge, joven y destacado doctor de la época, había fallecido por razones muy similares a inicios de octubre de 1937, con solo 27 años.

Autorretrato fotográfico de Molina La Hitte, hacia 1942, con fotografías de actores del filme chileno "Bar Antofagasta" de 1942 a su espalda.

Las vedettes fueron sólo una de las vetas del fotógrafo, que también retrató a los artistas chilenos más famosos de su época. Al lado, la portada del "Santiago que no dormía".

Exposición de la DIBAM en Metro Santa Lucía, agosto-septiembre 2011.

La colección con la obra del autor fue armada y rescatada del olvido por la hija del fotógrafo, doña Marianela Molina Peláez, valiéndose del recurso de las donaciones y compras. La Biblioteca Nacional había adquirido algunas de ellas, cerca de 500 imágenes que mantenía en sus archivos. Sin embargo, durante el año 2003, Marianela decidió donar al Archivo Fotográfico y Audiovisual de la misma institución otras 2.500 piezas, para completar el catálogo fotográfico dedicado completamente a Molina La Hitte. De esto surgió el archivo más completo del país en tal materia, permaneciendo resguardado en condiciones ambientales y de temperatura especiales para la conservación del mismo.

Los negativos corresponden a placas de vidrio y celuloide, la mayoría de estos midiendo 9 x 12 centímetros, con imágenes tomadas entre los años 1945 y 1960. Hay otras desde los años treinta, con una evidente influencia francesa en su composición, fusionada con el estilo y la estética que llegaba Chile a través de las revistas hollywoodenses, resultando en un elegante manejo de los claros y los oscuros, una sutil pero sugerente decoración y una distribución perfecta de las luces del retrato. La maestría de Molina La Hitte salta a la vista en la calidad del material allí disponible, sin dudas.

Ya en 2005, hubo una exposición de sus obras titulada "Actores y actrices captadas por la lente de La Hitte entre la década del 30 y el 50", ofrecida en el Centro Cultural Montecarmelo de Providencia. Y, de la recuperación de estas imágenes, nacerá el trabajo titulado "Santiago que no dormía" bajo sello Lom, durante el año siguiente.

En una nota del periodista Sebastián Labra, publicada en la sección de cultura del diario “La Nación” ("Fotos de Alfredo Molina La Hitte reviven a vedettes del Bim Bam Bum", lunes 22 de enero de 2007), leemos algo sobre el lanzamiento del libro y la participación de su hija en el mismo proyecto:

La silueta en blanco y negro de una belleza del pasado, donde se roza lo fantástico y la perfección, es lo que se puede apreciar en la recopilación de fotos que lanzó Lom en “Santiago que no dormía”; del fotógrafo y pintor Alfredo Molina La Hitte. La obra, parte de la colección Mal de Ojo, plasma en curvilíneas y diversas poses la magia de las antiguas revistas Bim Bam Bum y Picaresque. Según la hija del artista, Marianela Molina (74), impulsora de la publicación, “cuando recibí el baúl donde estaban los negativos de mi padre después de 30 años en Francia, me pregunté qué iba a hacer con todo este material. Entonces me dije a mi papá hay que resucitarlo”, asegura.

Imagen tras imagen La Hitte logró retratar de Santiago el lado picarón que se mezclaba con la bohemia y el glamour. Según la hija del fotógrafo, “estas señoras se volvían locas con mi padre porque las sacaba preciosa. A toda la gente él la hacía bella. Los dejaba a todos como galanes de cine”, explica.

(...) Marianela ha hecho un gran trabajo difundiendo la obra visual de La Hitte. Exposiciones, donaciones de negativos y este último libro. Aunque tuvo que esperar dos años para ser publicado. “Nadie quiere comprar, todo el mundo quiere que yo done”, sentencia la heredera. “Chile es un país del olvido”, dice Molina. “Por ejemplo, me llamaron de La Moneda con la idea de hacer una exposición, yo dije encantada en que hagamos una exposición con todas las fotos de mi padre, pero quién pone la fotos si yo no tengo plata para revelarlas”.

Marianela Molina advierte que aun falta más. “Yo he vendido a una imprenta 80 negativos, y todavía me quedan 200 piluchas más. ¿Qué hago con tanta pilucha?”

Las fotografías de la valiosa colección suman ahora a cerca de 3.000 imágenes negativas, pudiendo ser admiradas como un extraordinario legado de la época. Doña Marianela admitía conservar todavía más piezas, además. Desde su generosa donación aparece, entonces, el Archivo Fotográfico Alfredo Molina La Hitte con muchas de imágenes ahora publicadas en los catálogos virtuales de la Biblioteca Nacional y del portal Memoria Chilena, entre otras colecciones digitales.

También se montó por entonces una interesante exposición con la selección de unas 30 imágenes en la vitrina de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM) de los andenes de la Estación Metro Santa Lucía, en agosto y septiembre 2011. La muestra, titulada con precisión y justicia "La magia de Molina La Hitte", estuvo a cargo de don Víctor Mandujano, uno de los periodistas y funcionarios de cultura más activos e infatigables que han pasado por la Biblioteca Nacional, además de haber sido gestor del "Santiago que nunca dormía". Fue inaugurada en el contexto del Mes Mundial de la Fotografía, acompañada por referencias sobre los retratados y un panel con datos biográficos del autor, más información sobre la propia colección fotográfica, a exactos 40 años de su partida.

Junto a otros próceres de la lente como Julio Bustamante y David Rodríguez Peña, con su cámara y pasión por retratar la bohemia y el espectáculo Molina La Hitte se volvió -sin saberlo por entonces- un mensajero y reportero gráfico del tiempo: el creador de un testimonio visual de toda esa época, hacia mediados del siglo XX, permitiendo poner rostros y luces a lo que hoy son sólo semblanzas, recuerdos disgregados y éteres nostálgicos de generaciones que también se extinguen. ♣

Sonia y Myriam (von Shrebler García) junto a su madre Cora Santa Cruz (Hilda García Ossandón), hacia 1950. El dúo inició internacionalmente su carrera en 1941, cuando tenían 10 y 11 años. Tras una exitosa carrera, se presentaron por última vez en México en 1965. Allá quedó Sonia, continuando su carrera como solista y años después volviendo a Chile, donde siguió residiendo. Myriam, en cambio, se trasladó a España dedicándose a trabajar como productora discográfica.

Hernán Castro Oliveira, también hacia 1950. Fue actor y una importante figura del cine chileno en sus inicios, actuando en la obra "Amanecer de esperanzas" de 1941.

Lucho Gatica en su juventud, uno de los más grandes boleristas y cultores chilenos de la música popular. La fotografía parece tomada hacia 1958.

Retrato de mujer joven no identificada, como sucede con no pocos retratos de la colección general, lamentablemente. Las pieles y el sombrero de plumas sugieren que pudo tratare de una actriz o cantante. La fotografía habría sido tomada entre 1950 y 1960.

Vicente Bianchi por el año 1950. Compositor de innumerables piezas selectas, populares y religiosas, que además fue director de orquesta, director de coros, arreglador y pianista, fue autor de la "Misa a la Chilena", musicalizó versos de Neruda y fundó el Coro Santa María.

Karina, en imagen fechada por el 1950. Era el pseudónimo de la actriz y bailarina llamada realmente Ana María Gómez.

Emilio Gaete (1913-2007) y Malú Gatica (1922-1997), dos de los más grandes y trascendentes actores de la historia del cine y el teatro nacionales, iconos de su generación. Gaete actuó en cine, teatro, televisión, radioteatro y el inolvidable musical "La Pérgola de las Flores". María Luz Gatica Boisier es considerada por muchos como la más grande de las actrices nacionales, con exitosa carrera internacional en Estados Unidos y Europa.

Otra fotografía de Malú Gatica, esta vez sola, hacia los años cincuenta.

Eugenio Retes retratado hacia 1955. Actor teatral y comediante de origen peruano, miembro del clan de artistas de los hermanos Retes, famoso por sus incesante participación en revistas de humor e incursiones también en el cine, y por haber encarnado al personaje del roto Juan Verdejo en varias obras.

Laura Rodig fotografiada entre 1930 y 1940. Prestigiosa escultora y pintora chilena nació en 1901 y falleció en 1972. Había estudiado artes becada en Europa, especializándose en pintura decorativa y grabado. Fue fundadora de la Asociación Chilena de Pintores y Escultores; también trabajó como la primera secretaria de Gabriela Mistral (a quien esculpió en una de sus obras), profesora de artes y una impulsora del arte social y las raíces indígenas.

Trío Allegro de Armónicas, histórico y versátil grupo compuesto por los músicos Sergio Meléndez, Luis Garramaño y Juan Moya, en imagen fechada en 1961.

José Bohr, uno de los más grandes actores y artistas del teatro de variedades chileno, nacido en Alemania en 1901 con el nombre verdadero de Yopes Bohr Elzer, llegando a Magallanes pocos años después como parte de las familias colonas germanas del sur. Fue cantante, actor, compositor, autor de obras y director de cine. Falleció en Oslo, Noruega, en 1994. La fotografía fue tomada hacia 1942.

"Señor Humeres", personaje de la película "Bar Antofagasta", filmada en Valparaíso en 1942 por el director Carlos García Huidobro.

Dúo Rey-Silva, extraordinario e influyente dúo de cantantes de cueca compuesto por el arpista Alberto Rey y el guitarrista Sergio Silva. La fotografía se estima tomada entre 1940 y 1950.

Anita González, la destacadísima actriz y comediante nacional de radioteatro, televisión, teatro, cine y musicales, famosa por su participación en "La Pérgola de las Flores" y su personaje humorístico la Desideria, además de ser fundadora del desaparecido Teatro Sala del Ángel. Premio Nacional de Arte de 1969, también es otro de los máximos iconos de las artes escénicas chilenas, nacida en 1916 y fallecida en 2008. La fotografía se supone tomada entre 1945 y 1955.

Ana González, la Desideria, en otra fotografía tomada a la actriz por Molina La Hitte, durante los años cincuenta.

Gisele Gris, en imagen tomada entre 1950 y 1960. Viste como bailarina española.

Inés Pizarro, hermosa artista fotografiada entre 1950 y 1960. Aunque no quedaron muchas referencias sobre su profesión, se trata de una bailarina de teatro y de danza clásica, destacada figura del ballet nacional y alumna del maestro Jan Kawesky.

María Elena Gertner, actriz, directora escénica, novelista y poetisa oriunda de Iquique, nacida en 1927, tan hermosa como talentosa en todo lo que hizo. Pertenece a la llamada Generación del 50 y en su prolífica y variada carrera fue también profesora de actuación y directora del Consejo de Teatro de la Universidad Católica.

Xenia Monti, la gran vedette francesa que llegó a Chile con el célebre espectáculo de la Compañía Follies Bergére de París, quedándose por un largo período en el Teatro Ópera de Santiago, para incorporarse al histórico show del Bim-Bam-Bum. La imagen debe haber sido tomada entre 1953 y 1960.

Nadia Grey, otra hermosa vedette de las revistas del Picaresque y otros shows parecidos, en los buenos tiempos de las candilejas nacionales. La fotografía parece tomada en algún momento entre 1953 y 1965.

Retrato de una joven mujer quien, por su vestimenta, también tendemos a creer que se trata de una actriz o una bailarina. La fotografía data de entre 1950 y 1960.

Raúl Shaw Moreno y Los Peregrinos. Nacido en 1923 y fallecido en 2003, el cantante y compositor boliviano tuvo gran fama en el ambiente de los escenarios de aquellos años. Hacia el final de su vida se dedicó también a la pintura y a hacer exposiciones con sus obras. La imagen fue tomada hacia 1955.

Pablo Neruda, fotografía que se remontaría a 1932. No podía faltar el retrato de un poeta bohemio en una colección como esta.

Alejandro Jodorowsky en su juventud. Nacido en 1929 y residente en París por un largo tiempo desde 1953, ha sido escritor, dramaturgo, director de cine, mimo, tarotista y practicante de disciplinas esotéricas populares, además de reconstruir con Phillipe Camoin el tarot de Marsella original.

Emilio Agudiez y Don Pánfilo, el famoso ventrílocuo y titiritero español quien se hizo popular por su divertido muñeco y por ser también un diestro artesano fabricante de este tipo de marionetas, tanto así que Carlos Gardel lo mencionaba en uno tango. La fotografía habría sido tomada entre 1929 y 1935.

Otra magen de Agudiez y Don Pánfilo en la misma sesión con Molina La Hitte, probablemente hacia 1935.

Fotografía del ventrílocuo, publicada alguna vez en la revista de cine y espectáculos "Ecran".

Don Pánfilo, posando como si pegara un cartel anunciando la presentación de su dueño, hacia 1930.

Olvido Leguía y Lucho Córdova, famosa pareja de artistas de los locos años treinta chilenos. Córdova nació en Lima como Luis Garreaud Fernández, viniéndose a Chile a los 20 años de edad y llegando a ser actor de cine, teatro, director y dramaturgo, además de uno de los pioneros del cine chileno. Contrajo matrimonio en 1934 con Olvido Leguía, con la que había fundado, poco antes, la Compañía Leguía-Frontaura-Córdova, más tarde Compañía Leguía-Córdova. Él murió en Santiago en 1981. Fotografía de 1939.

Ligia Morán: Actriz de radio y teatro. La imagen parece tomada entre 1953 y 1963.

Alma Montiel, actriz de cine y teatro, Primera Bailarina del Ballet Nacional Chileno, modelo de la Casa Dior y escritora. En esta imagen, hecha hacia 1955, aparece caracterizada para la obra de teatro "La Princesa Aoi no ue", basada en una de las seis piezas de teatro del Noh Moderno de Yukio Mishida.

Vedette de la Compañía de Revistas Bim-Bam-Bum. No está identificada esta integrante del elenco que se presentaba en el Teatro Ópera, probablemente retatada entre 1953 y 1965.

Elvira Ríos, nacida como Elvira Gallegos Cerda en 1913. Fue una  consagrada artista y cantante mexicana, fallecida en 1987. La fotografía podría ser del año 1940.

Retrato fotográfico del dramaturgo y escritor Carlos Vattier, tomada hacia 1950. Tuvo una vida absolutamente bohemia, llena de aventuras, pero también muriendo en el abandono y la desgracia pocos años después de tomada la imagen.

Raquel Ubilla, integrante de la primera generación de vedettes del mítico Clan Ubilla, hacia el año 1960. Las hermanas y sus sucesoras con el mismo apellido fueron grandes estrellas de la Compañía de Revistas Bim Bam Bum del Teatro Ópera, dirigido por Buddy Day.

El actor, comediante y reportero televisivo de origen español Pepe Guixé, retratado en 1955. Fue una de las figuras más relevantes del cine y la televisión chilena, fallecido a inicios de noviembre de 2016.

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