Esquina de Rondizzoni con calle Polígono, actual Pérez Freire, enfrente del parque. Vista hacia el poniente, a Beauchef, por lo que el cuartel de la Quinta Anita corresponderá después al que queda al final de la línea de fachadas. Imagen de los archivos fotográficos de Chilectra, 12 de enero de 1924.
La Quinta Anita ocupó una amplia propiedad de esquina y con patios que existía en avenida Rondizzoni 2106, justo en el cruce con calle Beauchef y a pasos del Parque Cousiño, actual O'Higgins. Fue uno de los primeros restaurantes y boîtes del mismo barrio y que llegaron con propuestas más novedosas o modernas para la entretención del público, junto a otros cercanos como La Ermita, el también antiguo Rancho Grande y el tradicional Mervilles.
Se trataba de una quinta de recreo pero de perfil social más alto, según todo señala, con una carta de platillos refinados y otras ofertas más populares. Contaba con salones de comedores, los típicos reservados, pista de baile y espacios para banquetes o reuniones privadas, estas últimas dando gran importancia al mismo lugar por sus buenas posibilidades y grandes comodidades. Funcionaba también como un restaurante con música de orquestas en vivo, con horarios diurnos más familiares pero también veladas artísticas y bailables.
El establecimiento se erigía como otro célebre centro culinario y de vida social de Santiago ya a inicios de los años treinta, pero logrando una atracción especial para el mundo académico y de los abogados desde sus primeros tiempo, por alguna razón. Parte de su intensa actividad social tenía que ver precisamente con manifestaciones y celebraciones de aquellos gremios, fuera de las atracciones de su cocina diaria. Como era costumbre por entonces, además, ofrecía programas especiales en temporada de Fiestas Patrias y las celebraciones a fin de año.
La quinta fue el lugar escogido para las celebraciones de los alumnos de las Escuelas Internacionales de enseñanza por correspondencia, con una comida de honor para sus compañeros diplomados que era llamada tradicionalmente como la "Fiesta del Diploma". Una importante reunión de estas se llevó a efectos allí el sábado 15 de diciembre de 1934, asistiendo algunas autoridades como el superintendente Teodoro Arancibia.
También era sitio de interés para los hombres de letras, lo que explica que la Sociedad de Escritores realizara allí un homenaje a su colega argentino Alberto Ghiraldo, en enero del 1935. Ghiraldo había llegado a Chile durante el año anterior, permaneciendo en el país por varios años más hasta su muerte, sucedida en 1946. En la ocasión de la fiesta, el intelectual de ideas anarquistas fue saludado con los discursos del presidente de la sociedad, don Ernesto Montenegro, y del representante de Cuba en Chile, don Gustavo Sotolongo. Estuvieron presentes los escritores Augusto D'Halmar, Alejandro Rengifo, Luis Orrego Luco, Januario Espinosa, Fernando Santiván y Julio Matte, quien tomó la palabra también pero para recitar algunos versos jocosos, además de asistir la actriz argentina Sarita Watle.
La ubicación privilegiada de la quinta le aportaba público desde el parque y también desde el Club Hípico, importantes lugares de encuentro en la capital de entonces, acudiendo a sus salas deportistas y miembros de diferentes clubes, por la misma razón. No es coincidencia, entonces, que hubiese allí un homenaje para el dirigente deportivo Juan Rampsay, realizado un sábado a inicios de 1935.
Otras celebraciones y reuniones tuvieron que ver con política, como hacían las juventudes radicales, especialmente al inicio de la llamada "era radical" que los llevó al gobierno; o el reconocimiento que recibió en marzo siguiente el dirigente demócrata Luis Rubio Celis, con un almuerzo organizado por miembros de comités de pobladores y trabajadores. Por la misma época, la Asociación General de Comercio e Industrias de Chile organizaba en la quinta sus reuniones coloquialmente llamadas Cahuines, con almuerzos abundantes en discursos y proclamas.
Vistas desde la esquina de Rondizzoni y Beauchef en enero de 1924, de las colecciones fotográficas de Chilectra. La superior es con vista hacia el oriente, desde la esquina vecina a la quinta. El Parque Cousiño está a la izquierda. La inferior es hacia el sur por Beauchef, por lo que la propiedad entre sombras a la derecha es parte de la quinta.
La Sociedad de Escritores rindiendo homenaje al escritor Alberto Ghiraldo en 1939, en la Quinta Anita. Imagen publicada por el diario "La Nación".
La misma quinta, su salón y patio con pérgola, cuando eran parte ya de la Hostería La Nave, en los años cuarenta.
Aviso inaugural de la Hostería La Nave en febrero de 1946, en el diario "La Nación". Fue el restaurante que relevó a la Quinta Anita en la dirección de Rondizzoni 2106.
Hacia mayo de 1936 se celebró en la Quinta Anita el aniversario 33° de la Sociedad de Profesores de Instrucción Primaria. En la ocasión, disertó una charla sobre educación y cultura el ministro representante de Cuba, don Alonso Hernández Catá, acto que fue seguido de una gran fiesta organizada en parte por el Departamento de Extensión del Ministerio del Trabajo. La fiesta incluyó un baile social y actividades familiares para los presentes.
En noviembre del año siguiente, fue celebrado en el mismo lugar el futuro profesor de derecho comercial de la Universidad de Chile, don Julio Olavarría Ávila, por su reconocimiento como el mejor alumno egresado de Derecho de la generación de 1936. Entre los concurrentes a aquel homenaje se leían los nombres de Arturo y Fernando Alessandri Rodríguez, Darío Benavente, Gabriel Palma Rogers y Luis Malaquías Concha, sólo por mencionar algunos de los muchos en la nómina.
Tiempo después, a inicios de abril de 1938, serían tributados con un banquete en esas salas el Dr. Alejandro Ovalle Ugarte, quien iba a viajar a Europa en esos días, además de dar un reconocimiento al entonces abogado sindicalista Osvaldo Garretón Silva. El encuentro, que no fue muy diferente a los muchos otros que atestaban la agenda de la Quinta Anita, fue organizado por el Sindicato Profesional de Choferes y Cobradores de Autobuses, particularmente por los trabajadores de la Línea avenida España, cuyo recorrido era cercano al mismo barro y al parque.
El movimiento y registro de reuniones sociales continuó en los años venideros, ampliándose a otros gremios y asociaciones como las de artes escénicas y de la música. Los deportistas tampoco se apartaron de aquellas atracciones y comedores, celebrando allí el aniversario 17° del Club Lautaro Atlético con un gran almuerzo del domingo 10 de septiembre de 1939, al que asistieron varios jugadores, dirigentes y representantes del fútbol nacional.
Unos meses después, en la tarde del sábado 13 de enero de 1940, correspondió rendir honores al señor Hipólito Saavedra por parte de la Federación Regional de Conjuntos Artísticos y Musicales. Y en la noche del sábado 26 de octubre, los homenajes de la quinta fueron del Rafael Franco Boxing Club para el respetado dirigente que daba nombre al mismo club, con motivo de su recién pasado onomástico. La comida del festejo en la quinta fue seguida de un baile en su honor realizado en la sede del club, que estaba en calle Pedro Lagos 1038.
Posteriormente, a las 21 horas del domingo 22 de marzo de 1942, la quinta fue sede ahora del banquete organizado por la Comisión de la Colonia de Huertos Obreros México y el programa Defensa de la Raza, este último impulsado por el gobierno del presidente Pedro Aguirre Cerda y el Frente Popular. Al encuentro fueron invitadas autoridades nacionales y extranjeras, como el embajador de México don Octavio Reyes Spíndola.
A pesar de los buenos prospectos y aquella enorme e inagotable actividad de almuerzos, despedidas, banquetes u homenajes, la quinta dejaría su divertida esquina de Rondizzoni y Beauchef hacia los años en que el mundo aún no salía del asombro por las últimas noticias sobre la Segunda Guerra Mundial. El hoy desaparecido inmueble en donde estuvo fue reacondicionado y comenzó a alojar, desde febrero de 1946, a la Hostería La Nave, iniciándose así otra época de vida luminosa con gastronomía y espectáculos en el mismo lugar.
Nuevos casos de aquella generación de establecimientos recreativos enfatizados en el espectáculo y la gastronomía seguía tomando posesión del barrio en los contornos del Parque Cousiño, por aquel entonces entonces. Seguiría escribiéndose allí aquella historia, pero ya no tenía participación en ella la clásica Quinta Anita. ♣
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