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UN PICNIC EN PLENA CALLE AHUMADA

Picnic Ahumada de Santiago, hacia 1958-1960.

Hacia mitad de los años cincuenta, el café, salón de té y fuente de soda Picnic llegó a ocupar el lugar que hasta poco antes había pertenecido a la Casa Salvo S.A.C., agencia dedicada a la distribución y venta de línea blanca y artículos electrónicos en general. Su dirección era en la entonces calle con tránsito de Ahumada 172-174, en la esquina norte que se forma en el pasaje Central o Unión Central, actual Bombero Ossa. Existe aún aquella fachada y sus vidrieras, pero interiormente el local fue asimilado y fusionado con una multitienda.

Aquel era el mismo sector de la manzana en donde había estado antes el Teatro Unión Central, después llamado Principal, reemplazado por estos edificios posteriores. De ahí el primer nombre que recibió el pasaje, abierto entre los dos extremos de la cuadra desde Ahumada hasta calle Bandera. El Picnic estaba justo al lado de este último, teniendo por vecino inmediato, en el lado de Ahumada, a la tienda de calzados Grant. También estaba a pocos pasos del acceso a los entonces famosos Bajos York, galerías comerciales ubicadas en el subsuelo, además de ser vecino a la galería Aníbal Pinto que existe en el mismo zócalo del edificio, a sus espaldas.

El Picnic se ofrecía también como un prestigioso restaurante con pastelería, llegando a gozar de gran clientela y preferencias por la calidad de sus onces familiares. Es de suponer, entonces, que varios cumpleaños de niños se celebraron en el mismo lugar, así como compromisos de enamorados y tardes de camaradería. Por alguna razón seguramente ligada también a su oferta, era especialmente para los niños, quienes iban acompañados por uno o ambos padres durante cualquier hora del día, especialmente después de alguna pasada por los cines York, Nilo, Metro o Mayo. Justo encima de sus ventanales estaba firmemente adosado al muro el cartel luminoso del primero de los teatro nombrados, además, ubicado en el mismo sector.

Quienes fueron clientes del establecimiento tan céntricamente ubicado, recordaban especialmente la calidad de su repostería, confites y pasteles. Tenía una oferta especial llamada "onces completas", que eran prácticamente insuperables y abonaron bastante a la popularidad que alcanzó en poco tiempo el salón de dos pisos en aquel espacioso sitio, con Ahumada aún sometida al tráfico vehicular. Más aún, sus clientes consideraban que el Picnic llegó a ser uno de los mejores del país, tocando la calidad o acaso superando a otros célebres salones de té que hoy resultan mucho más históricos y recordados.

Imagen de calle Ahumada con el pasaje Unión Central, actual Bombero Ossa. Se ve la tienda Zeldis, el letrero colgante del Cine York y, al centro en la boca de la calle peatonal, el acceso techado hacia los subterráneos de los Bajos York. Imagen publicada por el diario "La Nación" en abril de 1953.

Vista de la calle Ahumada y del sector en donde estaba el salón Picnic, que alcanza a distinguirse en la imagen, año 1958-1960. Fuente: Flickr Santiago Nostálgico de Pedro Encina.

Calle Ahumada hacia 1959. Se distingue el Picnic, bajo en cartel del cine York, y enfrente el Hotel Savoy. Fuente imagen: grupo FB Fotos Históricas de Chile.

Otra fotografía de la calle Ahumada, al parecer en la Navidad de 1961, sector del Picnic, el pasaje Central (Bombero Ossa) y el acceso a los Bajos York. Fuente imagen: grupo FB Fotos Históricas de Chile.

Acercamiento al acceso del Picnic, en 1961. Se logran ver sus pizarras con listas de precios.

Puede que haya algo de la natural y comprensible hipérbole que suele hacer cada testigo a la hora de valorar sus propios recuerdos y nostalgias, sin duda, pero el hecho real es que el Picnic sí era considerado un estupendo lugar de Santiago para la hora del té y las meriendas, ganándose la fidelidad de mucho público. A pesar de esto, la memoria urbana no le ha dedicado muchos guiños al recuerdo de este lugar, tal vez porque su duración fue menor que la de otros cafés mucho más trascendentes, longevos y conocidos, como fueron el Santos, el Paula o el Colonia.

Considerado, entonces, que quizás las impresiones sobre la calidad del salón de té y sus productos puedan ser demasiado subjetivas como para conceder a el Picnic un lugar titular como salón dentro de la historia culinaria y recreativa santiaguina, de todos modos hay un hecho concreto que no dejaba de ser menor para quienes le conocieron: uno de los más notables atractivos del salón fue la novedad de las bolsitas de té, que recién estaban entrado de modo masivo en el comercio nacional y el uso entre la sociedad capitalina.

El té en bolsitas que se ofrecía dentro del Picnic, particularmente, era el de la clásica marca Tee Fix, alguna vez muy conocida entre los obreros y mineros del norte salitrero chileno. Todavía es posible encontrar algunas cajas y ejemplares del mismo, de hecho, con su característico logotipo en caracteres de pretensiones orientales, entre coleccionistas de reliquias de las oficinas calicheras.

En efecto, si bien ya se las comenzaba a ver en las pampas nortinas y estaban inventadas desde inicios del siglo XX, durante los años cincuenta todavía era cosa novedosa la presencia del té en bolsitas individuales, ya que no se encontraba totalmente disponible aún en el mercado corriente. Su popular versión en sellado caliente creada hacia 1930 había llegado a la presentación en cómodas bolsitas o saquitos rectangulares recién a mediados de la década del cuarenta, siendo básicamente los mismos que se siguen empleado hasta ahora. La creencia popular adjudica a Sir Thomas Lipton la creación del producto, pero lo cierto es que esta compañía fue la que tuvo la idea de venderlos con instrucciones impresas en sus cajas y etiquetas, a partir de inicios de la década siguiente.

Tee Fix en bolsitas, aviso de "La Nación", diciembre de 1969.

Antigua caja de té en bolsitas Fix (o más exactamente TeeFix), en el museo de la Salitrera Humberstone, en Tarapacá. Corresponde a la misma marca de té en bolsitas que se ofrecía como novedad en el Picnic.

Sector de Bombero Ossa en donde se encontraba el salón de té, ocupando el espacio interior del zócalo de color blanco.

A la izquierda de la imagen se observa parte del antiguo acceso al subterráneo en Ahumada 170, en el empalme con Bombero Ossa. A la derecha, la entrada a las tiendas París, en donde estaba antes el Picnic. Fotografía del año 2009.

Aunque se trataba de un invento desarrollado principalmente por industriales de los Estados Unidos, una importante influencia que habían tenido inmigrantes ingleses en la instalación de la costumbre de té en la cultura chilena, especialmente en horas de la tarde o con la once. Esto facilitó la penetración del té en bolsitas dentro de la sociedad criolla, entonces, siendo los del salón Picnic con sus Tee Fix uno de los primeros casos conocidos por los santiaguinos en tal presentación dentro del comercio. Esta ingeniosa modalidad de té en taza hizo interesante al salón entre el público tanto como la misma calidad de sus productos para el consumo.

Lamentablemente, el Picnic no fue ajeno a la caída masiva de muchos de los primeros salones de té modernos en Santiago, víctimas de los cambios de hábitos de los consumidores y de las cuestiones económicas. El público preferiría después propuestas como los restaurantes al paso, los expendios de comida rápida y el nuevo rasgo adoptado por las fuentes de soda. Esto sucedía de la misma manera que los salones de té habían reemplazado a los clásicos cafés como espacios de reunión social; y, a su vez, tal como estos últimos habían dejado atrás los restaurantes de hoteles y clubes sociales, muchas veces reacios al alcohol.

El camping fue bajado y las fogatas apagadas en el Picnic de Ahumada, durante la primera mitad de los años sesenta. Cuando dejó el local, este mismo espacio pasó a ser ocupado por la tienda de calzados Lennox, y luego por Gino. La prestigiosa zapatería permaneció allí después que calle fuera convertida en paseo peatonal, inaugurado como tal en 1977, y sobrepasó de hecho la barrera del cambio de siglo. En tempos más cercanos a los actuales, una multitienda se apropió y remodeló todo aquel amplio zócalo hasta el borde de la galería posterior, haciendo desaparecer los rasgos interiores que tenían estos locales comerciales y fundiéndolos en un gran salón de primer nivel y bajos.

La marca TeeFix, en tanto, hoy en día es utilizada por Té Ceylán para rotular una de sus variedades de tés llamada Dust-Fannings. Este producto es considerado de calidad alta, reconocible por su color oscuro, infusión dorada y sabor acaramelado. ♣

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