Aviso del Moderno Casino Social, después llamado La Ermita, publicado en medios de prensa en noviembre de 1950.
La bohemia y recreación de los barrios ubicados alrededor del Club Hípico y el Parque Cousiño, actual O'Higgins, tenían una atracción especial para los amantes de los curantos chilotes, festines que acá se preparaban en su modalidad llamada pulmay: en olla y rescatando el caldo de los productos marinos, carnes y embutidos. El principal bastión de curantos allí era en el cuarenta el restaurante Mervilles, nacido con el nombre de Hogar Social Restaurant en avenida Blanco Encalada 2116, cambiándose después a calle General Rondizzoni 2084, enfrente del parque. Sin embargo, no estaba solo en esta oferta, pues tenía otro competidor a pocos metros de aquella última dirección, en avenida Viel.
Es preciso recordar que los restaurantes y boîtes de aquellos barrios llegaron a ser míticos en ese período: El Rancho Grande, La Nave, El Hoyo, Los Guatones, el Osorno que también ofrecía curantos en calle Beauchef, etc. Destinado a formar parte de las atracciones, entonces, llegó al lugar el Gran Casino Social, sentado en su trono de Viel 1816 casi esquina con Rondizzoni, en el trayecto de los muchos visitantes del parque y el centro hípico. Concesionado en sus inicios por don Manuel Silva Riquelme y Abelardo Mella, se ofrecía originalmente como restaurante con música y espectáculos en vivo, uno de los primeros de ellos a cargo del dúo femenino de guitarras y canto popular de Las Chacareritas, en septiembre de 1949.
El nuevo centro culinario ocupaba un antiguo inmueble en el que se había establecido antes el conocido militante liberal Blas Urzúa Cruzat, durante la década anterior. También había sido la sede de la Sociedad de Amalgamación y tuvo cierto vínculo comercial con la empresa Larenas y Cía. en 1935. Fue en el cuarenta cuando llega el restaurante a ocupar aquellas dependencias, implementándolas con cómodos espacios reservados y un patio con pérgola de verano en donde se realizaban grandes encuentros bailables. Contaba con amplios comedores, pista dancing interior y en su vinoteca se destacaban las botellas de la viña Tocornal, además de la chicha de curtiduría.
A poco de andar, sin embargo, el señor Silva Riquelme comenzó a aparecer como único patrón del establecimiento que, a partir de octubre siguiente, usaba ya el más inconfundible nombre de Moderno Casino Social. Ofrecía desde entonces al público sus célebres curantos, además de recordar que había "auto a la puerta" en los servicios de taxis. El concesionario atendía en persona a los clientes, prometiendo comida a la chilena y música criolla en sus avisos, con temporadas especiales de mariscos y pescados frescos en la carta.
La misma dirección de Viel 1816 cuando estaba relacionada con la empresa Larenas y Cía.
Avisos de la primera etapa de vida del restaurante en "La Nación", dos de 1949 a la izquierda y uno de 1950 a la derecha.
Anunciando curantos para el día siguiente, en agosto de 1950.
Fiesta de Año Nuevo 1951 en el Moderno Casino Social, anunciada en "La Nación".
Los curantos del viernes fueron siempre su tradición, sin embargo: salían a las mesas alrededor de las 19.30 horas, por lo que se ajustaban al horario de la cena. Durante el año 1950, ofrecía la fuente con todo este surtido de mariscos, carnes y papas a $80, aunque los golpes inflacionarios llevaron a subir el valor del banquete a $120 durante el año siguiente. Esta preparación de su cocina era anunciada especialmente en los medios de prensa, y se pedía a los interesados reservar sus mesas con anticipación, para no quedarse afuera.
Sin embargo, pocos meses después el también llamado Casino Social, así simplemente, ofrecía otra atracción en sus comedores, especialmente concebido para los días jueves: un nuevo plato llamado San Francisco, que aseguraba superior a sus ya bien valorados curantos, "preparado con toda clase de mariscos, ave, parajitos y diversas clases de carnes seleccionadas", a cargo del chef Abelardo Mella. También recomendaba los lechones a la parrilla, propuesta que sería otra de las especialidades más solicitadas en la casa gastronómica.
No se descuidaba la presencia de espectáculos en vivo, en tanto, trayendo artistas populares y algunos desde el mercado internacional de las candilejas. La dirección artística de las presentaciones estaba a cargo de Arnoldo Paris. Durante la segunda mitad de 1950, por ejemplo, se presentaban el dúo de baile y canto de Anita Torrens, bailarina fantasista, y Eugenio Mirsán, bailarín estrella.
Al final de la misma temporada, Anita y Eugenio eran parte del programa de Año Nuevo que ofrecía el Casino Social y que incluía al dúo folclórico Las Rancagüinas. El menú para la cena de celebración era de cocina a la inglesa aquella noche: crema de espárragos, pollito primavera, algo llamado postre casino y café más bajativo. Un aperitivo también llamado casino iba por cuenta de la casa, ofreciéndose también el ponche cola de mono del establecimiento, bebida infaltable en el período, y vinos de una marca llamada La Ermita, posiblemente relacionados con el nombre que iba a tomar pocos años después el mismo restaurante.
Curanto en el Moderno Casino Social en junio de 1951.
Reunión del candidato presidencial Arturo Matte Larraín con dirigentes sindicales en diciembre de 1951, realizada en el restaurante.
Dos avisos de 1953, abril y octubre, con el restaurante llevando ya el nombre de La Ermita.
Publicidad impresa para La Ermita en mayo de 1953.
En cuanto a los encuentros de vida social allí realizados, sabemos que, el lunes 9 de diciembre de 1951, el local fue lugar de realización de la sesión solemne especial del Departamento Sindical, integrado por directores de sindicatos de las diferentes ramas industriales, los empleados hospitalarios y del Frente Nacional Ferroviario, entre otros. La reunión fue para discutir y proclamar la adhesión de grupo a la campaña del candidato presidencial Arturo Matte Larraín, con su presencia allí en el encuentro exponiendo a los presentes algunos puntos de su programa que fueran de interés a la agrupación.
Fue hacia 1953 cuando el Moderno Casino Social cambia de nombre al de Moderno Casino La Ermita, y luego, sencillamente a La Ermita. Su publicidad en esos años tiene, a veces, un parecido sospechoso a la de los avisos del Mervilles, curiosamente. Tocaba el piano del salón comedor el músico Manolo Carrasco, y los famosos curantos del viernes ahora salían más temprano que antes: desde las 19 horas en adelante. También podían pedirse platillos como cabrito al horno, chancho a la chilena, mariscos, pollo a la cacerola y corderito primavera. Era uno de los establecimientos favoritos para los concurrentes a los encuentros del Club Hípico en los horarios de salida, en esos momentos.
Un tiempo después, en 1954, La Ermita funcionaba también
como otra
sede de reuniones gremiales y asociaciones, caso de la directiva de los jubilados
de la empresa FAMAE aquel año. Sin embargo, su actividad aparenta disminuir
durante el resto de la década, comenzando a quedar atrás con la relevancia de
toda la misma generación de restaurantes que hicieron historia en los
alrededores del barrio Parque O'Higgins. Una nueva casa culinaria llamada La Ermita aparecerá después en calle Catedral 1143, en dependencias del Palacio Huneeus Valdés, pero era tan diferente ya al antiguo que no vale la pena tratar de forzar continuidades.
Las manzanas en donde estuvo alguna vez el Moderno Casino Social y La Ermita, por el costado poniente de avenida Viel, comenzaron a desaparecer en 1969 con el trazado del tramo más céntrico de la Ruta 5 o Carretera Panamericana, actual Autopista Central, y la construcción de la Estación Metro Rondizzoni inaugurada en el mismo sector que antes fuera del restaurante, ya en los años setenta. Una nueva Ermita aparecerá después, pero en calle Catedral a un costado del Congreso Nacional y con una vida muy diferente a la que llevó la anterior. ♣
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