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EL BAR, RESTAURANTE Y DANCING JUANITO DE LA PLAZA ALMAGRO

Aviso de la renovación del bar Juanito en el diario "La Nación", 21 de diciembre de 1927.

El Juanito estaba en la dirección de Mencía de los Nidos 1121, después corregida a 1127 si nos ajustamos a los recuerdos de Enrique Lafourcade. Operaba como café, bar y restaurante del barrio, además de ofrecer trasnochadas con bailables y espectáculos tipo revista y music-hall, varias veces con importantes estrellas artísticas del ambiente bohemio de los años treinta a cincuenta.

El establecimiento había abierto sus puertas allí en los años veinte, enfocándose inicialmente en los servicios de bar y restaurante según parece. De acuerdo a cierto dato aportado por el escritor José Miguel Varas, acogido después por Virginia Vidal, el nombre del mismo sería un homenaje del dueño al crítico literario ítalo-chileno Juan de Luigi Rosi, su cliente de amenecidas y quien era conocido cariñosamente como Juanito, a pesar de que moriría abandonado, postrado y ciego. Él fue padre del académico Juan de Luigi Lemus, quien al parecer también también sintió después parte del llamado de la intensa bohemia de Santiago.

A poco de andar, sin embargo, el patrón realizó una gran renovación y ampliación de aquellos comedores buscando dejarlo entre los de primer orden disponibles en la capital. Esta reapertura fue celebrada con una invitación abierta al público para concurrir a un aperitivo realizado en el mismo lugar, en la tarde del miércoles 21 de diciembre de 1927. No era raro fue ver, desde entonces, avisos clasificados suyos en 1928 y 1929 ofreciendo empleos para coperos, garzones, cocineras o ayudantes de cocina.

Su situación geográfica era justo enfrente de la Plaza Almagro, antes de ser el extenso parque que es hoy. Estaba a escasos pasos de calle San Diego y de otros famosos centros recreativos del barrio, como el bar Cola de Mono, hacia el lado de la actual Santa Isabel, y la Casa de Cena Jacquin hacia el barrio más al norte, después convertido en el cabaret El Submarino. Eran barrios de prostitución y pendencias, en donde gobernaba con su fama el mítico Cabro Eulalio Serradilla, lanza internacional, traficante y extorsionador que hizo historia en el viejo Santiago con sus correrías delictuales, antes de caer muerto en su propia ley.

Por aquella ubicación en el eje de San Diego, el local era frecuentado tanto por vecinos del barrio de la plaza como por los usuarios de los buses de transporte que allí aparcaron durante algunos años, además del mercadillo que existió en este lugar. Era frecuente ver pasar hasta su sala a los concurrentes de los cercanos cines Almagro y Mundial, en el horario familiar, mientras que en la noche el clima se volvía más adulto y con fiestas de amanecida. Lafourcade describe a aquel público en un artículo suyo publicado por "El Mercurio" (domingo 19 de septiembre de 1999):

Un salto olímpico del martini o la cazuela de champaña del "Crillón" al "Juanito", de Mencía de Nidos 1127, era algo perfectamente natural. Al revés, del "Juanito" al "Crillón", ni soñarlo. Al "Juanito" llegaban los pijes en grupos y exigían "niñas" y también "cantoras".

En un texto de Manuel Vega que aparece producido por Raúl Silva Castro en su antología "La literatura crítica de Chile", también leemos lo que sigue, mientras se refiere al escritor Alberto Romero:

Tiene todavía otras preferencias el autor de La viuda del conventillo. Una noche, en reunión del dibujante Emilio Álvarez, lo acompañé a beber una copa de cerveza en el Café Juanito de la Plaza Almagro. El ambiente era irrespirable, nauseabundo y pintoresco. Relentes de alcohol se mezclaban con las emanaciones de los cuerpos traspasados de esencia barata, de sudor y de mugre, enrareciendo la atmósfera; choferes, borrachos, mujeres gordas y desgreñadas, toda una humanidad miserable y sórdida vociferaba su extraña alegría, ahogando las notas inarmónicas y estridentes del piano eléctrico.

El mismo club y su ambiente bravo son descritos por otros autores como Luis Rivano y Carlos Ossa, quien lo define como "una especie de Arcadia nocturna". Alfredo Lamadrid, en tanto, dice en sus crónicas de "Nada es como era" que el Juanito fue el "lugar en que debutaron los topless y donde el cantante Pepe Frías invitaba amablemente con un vals peruano". El legendario inspector René Vergara lo menciona entre sus memorias de crímenes históricos de Chile, además. Lafourcade agrega que fue el segundo y más conocido de los bares y clubes que llevaban el mismo nombre, como un primer Juanito de Alameda 1120, que en realidad se llamaba Juanillo.

El Juanito de Plaza Almagro no ocupaba un inmueble especialmente amplio tras aquella línea de fachadas con influencias art decó, de los que quedan algunos aún en pie. Su distribución de sus espacios interiores era eficiente y cómoda, según todo indica. Contaba en esos primeros tiempos con un total de 50 mesas, unas de tabla redonda y otras cuadradas, y 132 sillas de diseño romano con plataforma, además de otras piezas de amoblado y decoración de salas. Algunos biombos, mamparas y vidrieras de sobremesa completaban la elegancia de esos comedores, que en los inicios ofrecían el cubierto a precios populares de sólo dos pesos, por entonces.

El sector del bar contaba con un colorido anaquel con botellas de vino, anís, ron, whisky, coñac y menta, entre otros licores y espirituosos nacionales e importados. Y cuando no había espectáculos ni orquestas en la sala principal, amenizaba un músico en vivo desde un piano vertical americano Kohler & Campbell. La pista estaba reservada a los grandes bailables, pues estaban de moda los dancing clubs que fueron el resultado natural y esperable del desarrollo de las "filóricas", así como estas provenían desde las clásicas filarmónicas y sus sociedades de baile.

Aspecto de las antiguas viviendas que fueron demolidas hacia el final del Paseo Bulnes, y que formaban las cuadras a espaldas del la antigua plaza. Fuente imagen: Lacunzabarriodesantiago.blogspot.com.

Curioso aviso del Juanito publicado en "La Nación" del 29 de julio de 1954.

Notas-avisos del Juanito en el diario "La Segunda", agosto de 1955. En ambas se destaca a la nudista Sonia Aguilar, gran atracción de sus shows en la época.

Sector al inicio de calle Mencía de los Nidos en donde estaba el bar Juanito, más o menos hacia donde se observan las rejas blancas a la derecha de la imagen. Formaba parte del mismo grupo de inmuebles que se ven en esa línea de fachadas.

El inmueble vecino al lugar en donde estaba el antiguo lugar del club Juanito. Imagen del año 2019, cuando era ocupado ya por la Academia de Bar (Mencía de los Nidos 1129). Pocos años antes, había pertenecido al Bar Selknam. La fotografía permite dar una aproximación al aspecto que tendría el Juanito.

Sin embargo, las deudas contraídas por la firma propietaria en la incipiente crisis económica, luego de la debacle de la Bolsa de Nueva York, casi destruyeron la continuidad del negocio a inicios de 1930. El jueves 30 de enero fueron rematados  por el martillero de hacienda Víctor Araya sus licores surtidos, cocina, sifones, loza y tazas, ventiladores eléctricos, artefactos de cocina, estanterías, mostradores, todos sus descritos comedores, las cortinas de hierro, la caja registradora y hasta el piano de la casa. Ni los urinarios de loza en los baños se salvaron de salir a subasta ordenada, por el Síndico de Quiebras de Santiago.

Sacando lecciones después de aquel grave tropiezo, la administración del Juanito tomó la decisión de mantener al negocio con su perfil de boîte pero también potenciado como restaurante popular durante el día. Logró renacer con lo que deben haber sido grandes esfuerzos y mejoramientos, entonces, entrando con este semblante a la edad dorada de la diversión trasnochadora chilena. Era, además, justo el período en que se concluía la hermosa Iglesia de los Sacramentinos que, con sus líneas evocando al Sacre Coeur de París, se lleva la atención al fondo de todas las postales del actual Parque Almagro.

Del mismo modo, aquellos años coincidieron con la conclusión del vecino calle y paseo Bulnes, diseñados con la propuesta base del austriaco Karl Brunner y perfeccionado en 1937 por el arquitecto nacional Carlos Vera Mandujano. Esta radical renovación urbana, que trajo mucho público al barrio desde el sector de la Alameda, permitió establecer la faja de conexión entre el Barrio Cívico del Palacio de la Moneda hasta los deslindes sobre la Plaza Almagro.

Nuevas atracciones para el público llegarían al barrio con los descritos cambios, ya en los cuarenta. Uno de ellos fue el cercano Parque de Diversiones Bulnes, con sus juegos mecánicos y presentaciones artísticas. También está en esta categoría la apertura del último de los tres clubes Tap Room en el mismo Paseo Bulnes, negocio del empresario nocturno Humberto Tobar.

Como parte de su actividad de restaurante, en julio de 1954 el Juanito publicaba un curioso aviso en diarios como "La Nación", en donde proclamaba a su público el siguiente mensaje, justo mientras el país enfrentaba una nueva mala racha económica:

La crisis se mata economizando, hoy por hoy, todo está caro; sin embargo, Restaurant-Bar-Dancing "Juanito", en la Plaza Almagro, le entrega a Ud. diariamente, un cubierto tipo banquete, de 4 platos, postre y café, solamente por $50; esto es todo en cocina de primera, en manteca y en aceite, en cooperación con las necesidades del pueblo. No olvide, si usted quiere comer bien, en una mesa bien servida, invoque un solo nombre "Juanito" en la Plaza Almagro. Comedores reservados, órdenes para banquetes, orquesta y variedades todas las noches. Vinos, licores, los mejores.

Y tal cual hacían a la sazón otros importantes establecimientos de Santiago, como La Ermita de avenida Viel o el Mervilles de Blanco Encalada junto al Club Hípico, el Juanito ofrecía los "viernes de curanto" con esta famosa y exquisita preparación mar y tierra típica de Chiloé, en su jugosa versión en olla o pulmay.  También estaban en la carta el tradicional chancho a la chilena, mariscos varios y un maravilloso cola de mono, ponche tan cotizado en los contornos de la Plaza Almagro.

Dirigido por el empresario de espectáculos Armando Contreras, no descuidaría sus atracciones, sin embargo: así puede encontrarse una interesante cartelera de 1955, cuando su cubierto tipo banquete y de cuatro platos se ofrecía a 120 pesos. Tocaban en vivo dos orquestas estables dentro del local a la sazón, ambas con la voz del cantante Fernando Ferré. Las veladas bailables del club habrían llegado a ser memorables, según lo que recordaban los testigos que alcanzaron a participar de las mismas.

La parrilla artística de aquella temporada incluyó a la artista Anita Vergara, conocida como el Ciclón de Cuba; y a la sensual nudista y bailarina Sonia Aguilar, quien fue una imagen publicitaria importante para la boîte y cabaret en páginas de periódicos como "La Segunda". También estuvieron en su lista de oropeles el llamado Gardel chileno Luis Godoy, los bailarines de música española Carmelo de Villa y La Niña de Cádiz. Parte de los inicios del humorista nacional Eduardo Aránguiz se hallan en este mismo período y lugar, además, cuando aún solía ser presentado como una joven revelación de la comedia y usaba el nombre Lalo Aránguiz.

Pero después de resistir toda la época de noches de oro y de plata del viejo Santiago, el Juanito rodó escalera abajo al venirse a menos también la romántica bohemia de la que formaba parte. Acabó dejando su lugar de cara a la plaza que, dicho sea de paso, iba a ser convertida en el extenso parque en los años ochenta, extendida varias cuadras más hacia el poniente y con numerosas nuevas demoliciones en el entorno.

El grupo de inmuebles en donde estuvo en el pasado el Juanito, se mantuvo más o menos igual hasta iniciado el actual siglo, cuando fueron hechos desaparecer los que daban forma a la esquina de Mencía de los Nidos con San Diego, precisamente. Un nuevo edificio residencial fue levantado allí en lugar del antiguo del vértice, que era bajo, vetusto y había alojado a una sombrerería en su zócalo. El lugar en donde está el acceso al nuevo complejo es el que había ocupado antes la casa del Juanito. ♣

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