Aviso del Violín Gitano en el diario "Las Noticias de Última Hora", en junio de 1954.
En su época de bohemia boyante y exuberante hacia mediados del siglo XX, las cuadras más céntricas de calle Huérfanos fueron conocidas como el "Broadway Santiaguino", dada la cantidad de teatros, cines, boîtes y clubes que existieron en tan luminoso tramo. Los automóviles estacionados hacían estrecha la calzada de lo que ahora es el paseo y el gentío caminando por las veredas para asistir a los espectáculos del Bim Bam Bum, del Teatro Victoria o del Imperio se mantenía hasta altas horas de la noche.
Cerca del extremo oriental del "Broadway Santiaguino" y sus luces centellantes, hacia el centro de la cuadra entre San Antonio y Enrique Mac-Iver, estuvo uno de los más cotizados, elegantes y románticos refugios de aquel sendero trasnochador: el salón de té, club nocturno y boîte Violín Gitano. Sus coloridos y artísticos cuarteles ocupaban la dirección precisa de Huérfanos 757, en el subterráneo, al lado del entonces flamante Hotel Santa Lucía y entre los desaparecidos teatro-cinemas Huelén y Rex. Era en el mismo zócalo donde llegaría a instalarse también el cine Principal, después llamado Tivoli.
El Violín Gitano fue conocido y recordado por cronistas como Tito Mundt, Osvaldo Rakatán Muñoz, Alfonso Calderón, Oreste Plath, Agustín Oyarzún Lemonnier, Enrique Lafourcade y Germán Becker, entre muchos otros. Han quedado varios testimonios del mismo flotando entre artículos, memoriales y autobiografías, por lo tanto. Facilita las cosas, además, la abundante publicidad que el club procuraba para su cartelera durante varias temporadas. Aunque es recordado como uno de los centros nocturnos más importantes del período, no era de proporciones muy grandes, siendo comparado con otros locales santiaguinos como el Jai-Alai y el Morocco por la crítica de la revista "Ecran", cuando aún no abría sus puertas al público.
La fama del club comenzó de inmediato, tras ser inaugurado con un cóctel ofrecido a la prensa en la mitad de septiembre de 1947. En esos momentos, el recinto se ubicaba también en los bajos del entonces llamado Teatro Maxim, otro de los atractivos del "Broadway Santiaguino" de abundante actividad revisteril y bohemia. La sociedad propietaria era conformada por los señores Luis Rosenberg y Jascha Fridman, estando este último a cargo de los espectáculos artísticos de la sala. Fridman era, además, director musical con orquesta propia y trabajos en la RCA-Victor. El hermano de don Luis, Andrés Rosenberg, también tenía cierta participación e iría cobrando protagonismo en la dirección durante esos primeros años.
La apertura fue seguida de un programa especial para Fiestas Patrias en las primeras funciones. El momento en que abrió, además, estaba ensombrecido por el peligro de una crisis económica y por el problema que estaba experimentando el gremio artístico ante la falta de plazas de trabajo y buenas remuneraciones. Por esta razón, este nuevo escenario disponible en Santiago fue una noticia alegre, cuando estaban de moda las novedosas boîtes en la ciudad.
En
aquellos primeros meses de actividad, el establecimiento solía aparecer
publicitado como Jascha y su Violín Gitano. Asegurando ser el "único"
salón de té y boîte con aire acondicionado, tenía para el público una hora del té de 17 a 19 horas, de aperitivo de 19 a 21 horas y la boîte comenzaba a funcionar desde las 22.30 horas en adelante.
La orquesta de la casa era, poco después, la del maestro acordeonista y cantante argentino Osvaldo Norton y su Conjunto Internacional, con repertorios principalmente de jazz. Se presentaban también los cantantes Willy, Teddy y Raúl Montero, la centroamericana Jenny May y el violinista Jean Etelmany. El crooner de la temporada era Jorge Belmar. La Jazz Casino, conjunto de los carnavales de Buenos Aires, haría su aporte también en los años cincuenta.
Aviso del Violín Gitano en "La Nación", en la proximidad de la Navidad de 1948. La música de los bailables está a cargo de Osvaldo Norton y si Conjunto Internacional.
Chicas del Ballet de Carlos Manuel en el Violín Gitano, año 1949. Imagen publicada en la revista "Ecran".
Aviso del Violín Gitano en octubre de 1949, publicado en el diario "La Nación".
Aviso de la misma boîte en "La Nación", octubre de 1949. Todavía se presentaba el grupo de música hawaiana Baatan.
Regreso del cantante tropical Albuerne al Violín Gitano, en "Las Noticias de Última Hora", noviembre de 1950.
Las hermanas Parisi, italianas que causaron sensación en el Violín Gitano. Imágenes publicadas en la revista "Ecran" en 1951.
Otro acierto del Violín Gitano fue ofrecer varios cócteles y manifestaciones de recepción o aniversarios, algo más íntimos. Uno de ellos fue para cerrar el Festival de Teatro de Santiago realizado a mediados de 1949, estrechando así sus vínculos con el mundo artístico y de las celebridades. "Ecran" publicó una imagen fotográfica del momento, en donde se veía al señor Rosenberg compartiendo en la mesa con Kika (Blanca de Valdivia), Monicaco (Luis Rojas Müller), Raúl Matas y Jorge Orellana. Asistió también el cineasta José Bohr y su esposa, y tomó el micrófono en aquella noche el crooner italiano Ernesto Bonino, quien "cantaba una antigua canción de cow-boys simulando que andaba al galope mientras blandía sendas pistolas", según comentaba la misma revista de espectáculos. Bonino regresaría después a la cartelera del Violín Gitano.
Muchas artistas femeninas anidaron parte de sus carreras -y por largas temporadas- en el nuevo club, como la gran actriz e intérprete Hilda Sour, La Señora Tentación. Casi desde los inicios del establecimiento estuvo el dúo Sonia y Myriam (las hermanas Von Schrebler), incorporándose ni bien regresaron a Chile y fueron recibidas con una fiesta precisamente aquí en el club. Myriam cantó a veces como solista allí, además. También estuvo la voz seductora de Cora Santa Cruz, madre de ambas artistas, quien a veces podía presentarse a dúo con Juan da Silva. Otra estrella fue la argentina Gloria Montes, con una puesta en escena bastante novedosa y hasta excéntrica, aunque parecen haber brotado ciertas confusiones en el público a causa de que su nombre lo tenía también una artista chilena de esa misma época.
Durante octubre de 1949, en los horarios de té, aperitivo y noche, se había estado presentando el exótico grupo de música llamado Cuarteto Bataan, publicitados como "Los Mensajeros Exóticos de Hawai"; y en horario de té y noche el barítono chileno Mario Arancibia, otro de los más grandes boleristas del momento en el circuito nacional, quien regresaba después de una exitosa gira por radios y boîtes de Buenos Aires. Las cuatro muchachas del Ballet Internacional de Carlos Manuel se llevaban las miradas de los varones, en tanto, sorprendiendo tanto por su hermosura como por su profesionalismo artístico.
Estuvieron allí también el Trío Cuba, el argentino Mario Clavel, la cantante húngara Edith Rokay, el cantor Mario Gil, su colega Pepe Lucena, el bolerista Arturo Gatica, el Trío Bambi y la argentina Lita Morales, además del humorista y ventrílocuo Tato Cifuentes, recién regresando desde Argentina. Los bailables para las parejas eran la hora de protagonismo para la Orquesta de Carlos Llanos y la Orquesta de Valentín Letelier. Sus shows llegaban hasta horas del amanecer, de hecho, con una última tanda que era iniciada en plena madrugada.
Becker destacaba, además, a orquestas como el conjunto argentino de jazz Santa Anita, banda que puso la música en algunas de las interminables veladas bailables del Violín Gitano. Otra visita platense de gran importancia fue la Orquesta Jazz Casino de Buenos Aires, que dejó una grata impresión en el ambiente bohemio y de los bailables de aquel entonces.
El Violín Gitano solía participar de las Fiestas de la Primavera organizadas por los estudiantes de la Universidad de Chile. El 14 de noviembre de aquel año fue, de hecho, el lugar del cierre oficial de los festejos que habían concluido actividades durante el día anterior. Aquella noche se realizó con lleno total en la boîte, estando presentes la reinas de las fiestas en los años 1948 y 1949, Amalia y María, ambas acompañadas por sus reyes feos y cortes. El encuentro con shows en vivo fue transmitido por Radio CB-62 La Reina y registrado en imágenes por una productora de cine, para ser trasmitido después en los salas de todo el país.
Para el año siguiente, retornaba al sótano el cantante cubano Fernando Albuerne, conocido como el Trovador del Caribe. El regreso del artista fue anunciado por la prensa y el público saludó con su concurrencia, en momentos cuando también se presentaban Hilda Sour y Lucho Gatica, entre varios otros. Pocos días después estrenaba un nuevo horario para salones abiertos, entre las 21 y 23 horas, para las presentaciones de Sonia y su Ritmo. Con esto, el negocio abría al público a las 17 horas y cerraba a las 5 de la madrugada, con nuevas atracciones como el trío cubano de las Hermanas Lagos (Graciela, Cristina y Lucía), la estrella cantante televisiva Alba Mery y el éxito de Manolo Álvarez Mera, presentado como La Voz Lírica de América.
Cuarto aniversario del Violín Gitano, el 14 de septiembre de 1951, anunciado en "La Nación". La gran estrella de la temporada llegaría al día siguiente: Blanquita Amaro.
Trío Monterrey y la cantante Hilda Sour en el Violín Gitano. Imágenes tomadas de la revista "Ecran", año 1951.
El ventrílocuo Agudiez y su muñeco Don Pánfilo en el Violín Gitano, año 1952, en imagen de la revista "Ecran".
El Trío Moreno regresando al Violín Gitano. Publicado en "La Nación" de mayo de 1952.
Las cantantes Sirena y Virginia Luque en la boîte, año 1952. Imágenes publicadas por la revista "Ecran".
En 1951, el cuarto aniversario de la boîte se celebró el 14 y 15 de septiembre con presentaciones escogidas: la sensual cantante, vedette y bailarina cubana Blanquita Amaro, quien se presentaría por entonces también en el Teatro Coliseo; el chansonnier, cantante y bailarín nacional Lalo Maura, quien en momentos ya internacionalizaba su carrera; y los célebres folcloristas del Dúo Rey-Silva, reyes de la cueca en esos momentos. La maestra de ceremonia de las celebraciones era Lucy Lanny, tocando a la hora del bailable la infaltable orquesta del maestro Lorenzo D'Acosta y el Conjunto Rítmico de Pablo Cid, conocido en las "filóricas" de esos días.
Otros artistas de ese año fueron la cantante argentina Elena de Torres, la francesa Catherine Jean, la cancionista tropical Eva Flores, la juvenil intérprete Edler Barbero, la vedette y showoman brasileña Marion Pontes, el pianista Juan Carlos Correa, el cantante Wilfredo Fernández, el activo humorista nacional Alejandro Lira y las orquestas de D'Acosta y de Jackie Kohan con el cantante Antonio González, ambas amenizando los aperitivos danzantes. Animaba las noches de alegría el presentador Fernando Quinteros, según informa Rakatán. Hacia fines de 1950 tuvo una breve pero exitosa temporada el imitador uruguayo Herbert Castro, quien emulaba incluso a la cantante Rosita Serrano. En las funciones sólo con artistas chilenos, en tanto, se convocaba a figuras como el humorista Manolo González, Myriam y el conjunto Los Quincheros.
El popular Trío Moreno aún se presentaba en el club en mayo de 1952, cuando reaparecieron en las funciones de la hora del té y los encuentros sociales nocturnos, justo después de haberse tomado un descanso profesional. Eran uno de los grupos artísticos más solicitados, haciendo fama con sus canciones españolas. Lo mismo sucedía con la histórica Gran Orquesta Havana Cuban's, cuyos ritmos tropicales sonaron incontables veces en el Violín Gitano.
A la sazón, además, subieron al escenario en las noches y los aperitivos bailables la cantante francesa Rya Sosman, el ballet negro de Las Mulatas del Frevo, Pepe Cortés, Carlos Llanos, el cantor y bailarín Rafael Nieto, Julián Benito, la "reina del timbal" María Cristina, la "diabólica" danzarina Sandra (quien venía de causar sensación en Valparaíso), la intérprete tropical Raquel Mata, el cantante carioca Nelson Ferraz, la bailarina gitana Angustias Heredia, Lalo Medy, los boleristas mexicanos del Trío Monterrey, el ventrílocuo Agudiez y su muñeco Don Pánfilo, las despampanantes hermanas italianas Parisi y el tradicional Dúo Rey-Silva. También hubo espacio en agosto para las presentaciones del baile chileno El Lazo, cuyo autor y director era Rafael Hermosilla.
En la "Historia social de la música popular en Chile. 1950-1970" de Juan Pablo González Rodríguez, Oscar Ohlsen Vásquez y Claudio Rolle Cruz, se indica que El Violín Gitano fue un importante seminario del bolero y la balada pues, además de los artistas del género que ya hemos mencionado hasta este punto, a principios de la década del cincuenta podían escucharse en la boîte al chansonnier argentino Mario Clavel y la conocida cantante cubana Olga Guillot, llevando al público "su bolero lento y sensual". Esta opinión es compartida en varias fuentes que mencionan al club, ciertamente.
Desde 1951, Radio El Mercurio transmitía en todas las noches desde El Violín Gitano, primero con la Orquesta de Woody Wolf tocando en el club y después poniendo en el micrófono a artistas como Sirena, cantante estable del local en 1953 y quien se presentaba allí especialmente los lunes, miércoles y viernes. Se recuerda que una noche quedó la tendalada en el local cuando Sirena se sentó en las piernas de uno de sus clientes, como parte de sus sensuales performances al cantar cada sábado, pero el tipo se pasó de revoluciones con las manos y acabó desatando una gresca.
Las transmisiones de Radio El Mercurio desde la boîte se hacían desde las 21.30 hasta las 22.30 horas del lunes, miércoles y viernes. En tanto, Radio Minería trasmitía desde las 17 horas de cada día la entrevista titulada "Té para dos", a cargo del locutor Lucho Araya, también desde el interior de este club.
El entonces famoso cine y teatro Maxim, que estaba encima del sótano del Violín Gitano, en publicidad del período de Fiestas Patrias de 1947, diario "La Nación". Es presumible el intercambio de público entre ambos espacios.
El Violín Gitano en publicidad del diario "Las Noticias Gráficas", abril de 1954.
Aviso de la boîte a mediados de 1954, en el periódico "Las Noticias de Última Hora".
Publicidad del Violín Gitano en 1970, en publicación del Instituto Geográfico Militar, actualmente en los archivos de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Publicado en el sitio Diseño Nacional 1845-2000.
El espacio en donde estuvieron el Cine Tivoli y la boîte Violín Gitano, en Huérfanos 757, como se ve actualmente. Al lado derecho del encuadre se distingue la fachada y cartel vertical que pertenecía al Cine Rex, ahora usado por unas tiendas comeciales.
Otros artistas del período fueron la cantante española Gloria Alcázar, la soprano peruana Ylla Kory, el dúo Los Amanezqueros (Olga Darson y Alberto Ferrey), el conjunto español Jai Alai (Francisco García Montero, Nicasio Oleagoitía y Agustín Gutiérrez), la bailarina tropical Amelita Vargas, la atractiva Olga Socarras (ex integrante de las Mulatas de Fuego), el cantante francés Michelle Allard, la artista de Radio Cooperativa y origen cubano Eva Flores, el grupo de danza Valdo Ballet, la Compañía Folklórica Brasileña, el malabarista Ung Wing, Elena de Torres, el cuarteto español de las Hermanas Flores, Juan Carlos Correa, la tropical María Olga Gutiérrez y el Dúo Mafil y Valentes. Blanquita Amaro regresó también a este escenario en aquellos meses, y estuvo tan agradecida del público chileno que protagonizó algunas generosas presentaciones a beneficio social durante sus visitas.
Hacia mediados de junio del año siguiente, cuando brillaba la belleza de las bailarinas del Ballet de Marta Rivet, debutaba en la hora del té y la noche del club la cantante y actriz Karina (Ana María Gómez), estrella de la CB-57 Radio Sociedad Nacional de Agricultura y quien estaba en los tres shows diarios del Violín Gitano, a las 18, 23 y 3 horas. La cartelera del momento era compartida con estrellas como Nana Kirbis, el Dúo Bascuñán-Del Campo con sus cuecas y tonadas, la "negra linda" Esther Soré, el cantante chileno-árabe Fuad Bey, el Trébol Trío y Pedro Mesías. Muy poco después se incorporó al espectáculo la cantante e instrumentista Celia Castel.
Estuvieron también el bolerista argentino Hugo Romani, la vedette internacional Violeta Stoll, Dora Moreno, Yolanda Parolo, el ventrílocuo Radhini y su muñeco Pancho Candela, la figura del cine argentino Virginia Luque, su coterránea cantante y bailarina Maruja Montes, la cantante de piezas españolas Paloma Blanca, la Compañía Chilena de Grandes Revistas, el comediante Carlos Reyero, el famoso Ballet de Eugene D'Arcy, el fantasista negro Leo Ray y la siempre bien recibida orquesta Havana Cuban's. Uno de los espectáculos más cotizados del momento en el Violín Gitano fueron también los llamados "Carnavales cariocas", y poco después las "Noches de París", especiales con aquellos y otros artistas.
En 1954, y siendo Lucy Castro la maestra de ceremonias de aquella temporada, hubo un cambio de empresa a cargo de la famosa boîte. Esto fue anunciado con una reapertura simbólica hacia fines del mes de julio, con nuevas contrataciones y atracciones. La temporada comenzó con artistas como el barítono colombiano Régulo Ramírez, la cantante cubana Zenaida González, su compatriota la bailarina afro Mónica Nelson y los bailables con la Gran Orquesta de Osvaldo Silva. Como política de la nueva administración, además, con la reapertura no se cobró derecho de asiento a la clientela. Sin embargo, hubo ciertas críticas a la nueva dirección artística de los espectáculos, como puede leerse en cartas de lectores de "Ecran" reprochando el acompañamiento musical de los cantantes Ángel Patiño y Ravira (28 de septiembre de 1954).
Aunque los sesenta mantuvieron parte de la prosperidad alcanzada con creces por el club en la década anterior, el advenimiento de la década del setenta definitivamente atentó contra la permanencia y rentabilidad del cada vez más olvidado Violín Gitano. Conservando hasta el final de sus días la presentación comercial de salón de té y boîte, a inicios de los setenta insistía en ofrecer sus comedores con números artísticos, además de ventas de pasteles de su propia fabricación. Los horarios habían cambiado a hora del té de 17 a 19 horas, aperitivo de 19.50 a 21 horas, y la noche de 21.30 en adelante. Las trasnochadas hasta el alba habían quedado en el pasado.
El espacio subterráneo que correspondía dentro del edificio a El Violín Gitano fue modificado y transformado definitivamente. Después de la debacle total de lo poco que quedaba ya de la auténtica vida bohemia y la diversión nocturna en Chile, a partir de 1978 aquel sótano quedó dispuesto a actividades empresariales de una firma administradora. También desapareció el salón del cine en el primer nivel, siendo reacondicionado su espacio. En tiempos posteriores, este mismo zócalo ha sido conocido por acoger establecimientos como el restaurante Patrami, el Carillón y, actualmente, al Limoncello. ♣
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