Coordenadas: 33°26'31.58"S 70°38'44.78"W
Un interesante suceso tuvo
lugar en Santiago a mediados del año 2009: la muestra "Alejandro Fauré, un
precursor de la ilustración editorial y el diseño gráfico en Chile",
inaugurada oficialmente el día 11 de junio y que estuvo abierta hasta el 31
de julio en la Biblioteca Nacional. Fue parte de un primer gran esfuerzo
desplegado para rescatar la específicamente la obra y semblanza de uno de
los más importantes pero olvidados artistas gráficos e ilustradores del
editorialismo nacional, cuya biografía permanecía hasta entonces más bien
dispersa entre diferentes libros sobre la presencia de estas disciplinas en
Chile y con aspectos totalmente inconclusos.
La exposición se realizó en el Salón Bicentenario del edificio y las piezas
reproducidas allí daban la vuelta completa a los muros de la amplia sala de
exhibiciones. Y es que este
programa, pues, estaba relacionado con el lanzamiento del libro "Alejandro
Fauré, monografía de un precursor de la ilustración editorial y el diseño
gráfico en Chile", valiosa obra de Mariana Muñoz y María Fernanda Villalobos
que concentra todo el esfuerzo señalado por recuperar su legado. La
presentación del trabajo se realizó el 18 de julio.
Fue aquel un
acontecimiento
especialmente interesante para quienes trabajaron en los rubros editoriales,
ilustración artística, afichismo y diseño gráfico, pues quedó a la vista que
Fauré correspondió a uno de los referentes más importantes y valiosos de
tales actividades en nuestro país. Su talento y experiencia colaboraron en
acelerar las artes gráficas chilenas de principios del siglo XX, de hecho,
fomentando la estética del movimiento modernista en el país que terminaría
siendo del gusto de las clases populares tras ser adoptado desde los medios
dirigidos a las más altas.
Sin
embargo, a pesar de aquellos loables antecedentes curriculares, la historia
ha sido injusta e ingrata con su memoria, por lo que aquellos actos de
gratitud para con su obra equivalieron casi un plan de rescate y
conmemoración.
Alejandro
Fauré Boyer había nacido en Valparaíso el 5 de mayo de 1865, en el seno de una
familia de inmigrantes franceses establecidos en el puerto desde pocos años
antes. Sus primeros trabajos en el área fueron para las imprentas litográficas
porteñas, entonces. Así, era todavía un adolescente cuando ingresó a la Litografía Gillet,
en donde asumió roles de diseño de piezas gráficas que le permitieron
convertirse en un hábil experto, o más bien descubrir que era tal, pues no
había estudiado jamás en alguna escuela de editorial o de artes aplicadas.
El trabajo de Fauré comenzaría a demostrar una
clarísima influencia romántica de la escuela art nouveau tan de moda
durante la Belle Époque de la Europa victoriana. Esto a pesar de que
tampoco pudo visitar el viejo continente de sus orígenes, por lo que su
destreza y maestría lo pusieron de manera natural en paralelo con los
cultores de este movimiento modernista europeo, pero acá en Chile. Esta tendencia puede verse claramente
en las imágenes de portadas y otros trabajos que realizó durante su etapa
más madura y profesional.
Hacia 1890, Fauré marchó hasta Santiago con parte de su familia, tras
fallecer su padre, estableciéndose en calle Teatinos 58. Allí implementó un
estudio y continuó desempeñándose dentro del área de las actividades
editoriales, demostrando otra vez su gran talento artístico y su delicado
sentido de la estética en la ilustración. Llevó por entonces una vida más bien sosegada,
según la biografía de Muñoz y Villalobos:
El
apego
al
núcleo familiar y la dedicación
al
trabajo,
sugieren
que
esencialmente Fauré
vivió
en forma austera. Su
gran
productividad
en
un
trabajo que era
pagado
por pieza, deja entrever que solía
trabajar
largas
jornadas, así también llevarse trabajo para la casa, o
dibujar de manera constante en distintos
lugares.
Los
lujos en su
vida
se
dieron en la bohemia
nocturna del
Santiago
de
fines del
XIX
y
comienzos del
XXque
se
situaba entre la imprenta y su casa,
lo
que
vivió
en forma privada y sin que ello afectara
el
entorno familiar o
el
respeto cosechado en
el
ámbito laboral.
Su más importante matriz de trabajo en Santiago tuvo lugar en la entonces famosa
Imprenta Barcelona, casa litográfica y editorial que tenía sus cuarteles en
calle Moneda 837, cerca de San Antonio. Allí lograría escalar cargos hasta
ocuparse de la dirección editorial de revistas como "La Lira Chilena", muy
conocida y leída en su época.
Las influencias modernistas de su trabajo se repetían en portadas,
viñetas, letras capitulares, logotipos, caricaturas, ilustraciones
humorísticas, dibujos artísticos y títulos. Era un maestro completo,
además, abarcando todos los distintos desafíos relacionados con la
gráfica.
Uno de los paneles
biográficos montados en la exposición de la Biblioteca Nacional de 2009, decía al respecto:
Su obra no sólo es reflejo de un país que se proyectaba al nuevo siglo
mirando al viejo continente; también es testimonio de la vida urbana en
formación y del surgimiento de los sectores medios de la sociedad chilena, a
los que él pertenecía.
El artista pondría su colorida
pluma también en publicaciones como "Noticias Gráficas", además de
desempeñarse como redactor artístico de varias revistas y periódicos. Su
mano y creatividad estuvieron detrás de tiras cómicas del cambio de siglo como "El Payaso", y en las portadas de las gacetas "Pluma y Lápiz",
"Instantáneas", "Chile Ilustrado" y "La Ilustración", entre otras. Su
casa-estudio de producciones gráficas y ventas, con su apellido, estaba a la
sazón en calle Carmen 311-315 hacia la esquina con Marín.
Lamentablemente, la carrera prolífica de
Fauré se vio cortada de súbito, cuando estaba a punto de contraer matrimonio
con su amada novia chilena, Benigna: cayó en una grave depresión al ser
diagnosticado de una enfermedad incurable, y por eso decidió quitarse la vida el 9
de noviembre de 1912. Abandonó de esta forma la existencia terrenal con 47 años. Su novia nunca
se repuso de la pérdida ni se casaría, finalmente, quedándose a vivir con la familia de
Fauré hasta su propia muerte.
Así como el artista partió del mundo, pero dejando en la
posteridad la descrita marca histórica de su extraordinaria obra que ahora, gracias a
esfuerzos de investigadores, ha sido redescubierta y valorada. ♣
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