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BILZ, LA BEBIDA SIN ALCOHOL DEVENIDA EN GASEOSA PARA NIÑOS

 

Ilustración publicitaria de la antigua botella de la "Bilz".

Uno de los refrescos más antiguos de la historia comercial chilena es Bilz, bebida gaseosa que actualmente hace una dupla inseparable con su hermana Pap, para la ventas orientadas especialmente al gusto del público infantil y con dos mascotas extraterrestres (Bily y Maik) creadas hacia 1997, todavía vigentes. Sin embargo, la Bilz comenzó sus días como un producto con algunas diferencias: brebaje de fantasía, con toques frutales y sin alcohol, dirigido principalmente a abstemios y personas adultas imposibilitadas por salud o decisión personal de beber refrescos alcohólicos.

La historia de la Bilz no parte en Chile, además: corresponde en realidad a una marca internacional de bebidas sin alcohol creada por el escritor y médico naturista alemán Friedrich Eduard Bilz a partir de polvo soluble, producto que ofrecía a los pacientes de un balneario con sanatorio que había abierto en Radebeul y que, ya embotellado como brebaje refrescante desde 1902, llegaría a adoptar nombres y variedades comerciales como Bilz-Brause y después Bilz-Limetta (limón).  Con diferentes fórmulas, entonces, ha estado en la industria y los mercados de distintos países casi desde sus orígenes.

La Bilz original y con este nombre comenzó a ser producida y comerciada por el empresario Franz Hartmann, asociado con el creador. Se la ofrecía también como una bebida de características digestivas y casi medicinales, tal como se observa en el origen de muchas otras famosas gaseosas. Su popularidad llegó rápidamente en Europa, a principios del siglo XX. Sin embargo, mientras comenzaba a ser plagiada masivamente la marca por otras compañías y en otros países, hacia 1905 se le había asignado el nombre Sinalco (del latín Sine-Alcohole, "Sin Alcohol"),  marca que aún se conserva para la famosa bebida alemana y la compañía alemana impulsora.

Se cuenta que uno de aquellos supuestos "copiones", es decir, quienes habrían imitado la idea de la bebida sin alcohol apropiándose hasta del nombre de la misma, fue el industrial de origen bávaro y residente en Chile don Andrés Ebner Anzenhofer. Sin embargo, su propaganda se deslizaba la impresión de ser algo así como una concesionaria de la Sinalco en Chile, con una versión que aparenta estar inspirada en la granadina para el mismo producto, por aspecto y sabor. La publicidad también se presentaba como una especie de tributo o reconocimiento al legado del señor Bilz y a la creación de un producto sin alcohol, algo que se enfatizaba en cada aviso.

Publicidad de la Bilz en 1907, con una certificación de la doctora Eloisa Díaz.

Publicidad de Bilz en 1909, en medios chilenos.

Otro aviso publicitario de 1909.

Como se puede recordar, Ebner era propietario de la famosa cervecería con su apellido cuyas enormes ex instalaciones con aspecto de castillo se encuentran todavía en avenida Independencia 565, en calidad de Monumento Histórico Nacional desde 1984. Tras haber permanecido por años abandonadas y en muy mal estado, fueron recuperadas hace pocos años para un proyecto de centro comercial y de encuentro.

La fábrica Ebner se había instalado en un pujante sector semi-industrial dentro del viejo barrio de La Cañadilla de La Chimba. La tradición cervecera de estos barrios se remontaba a los primeros años después de la Independencia de Chile, sin embargo, según puede verificarse en fuentes como el diario de la viajera inglesa María Graham.

Allí, entonces, en las instalaciones de la gran Cervecería Ebner, don Andrés comenzó a embotellar su propia gaseosa rojiza y chispeante llamada Bilz, haciendo un lanzamiento oficial del producto en el Teatro Municipal de Santiago. La aparición del mismo ha sido fechada en 1902, según algunos artículos como el de la revista digital "Poder & Negocios", tal vez enganchándola con la historia de la Bilz original. Sin embargo, en otro reportaje de "Las Últimas Noticias" de mayo 2010, se declara que el debut de la marca en Chile fue en 1905, dato después reafirmado en la página oficial del producto, aunque este dato tampoco parece preciso. Sí podemos dar por hecho que el nombre la versión de Ebner para la misma bebida es una evocación directa al creador alemán del brebaje, ya que su publicidad nunca ocultó la relación fundacional con Friedrich Eduard Bilz.

A pesar de lo recién expuesto, la presencia de Bilz necesariamente debe ser anterior a 1905: también hay ciertas referencias publicitarias informando que Bilz aparece premiada en la Exposición Agrícola e Industrial de 1904, por ejemplo. El primero de varios premios, por cierto, a los que se sumarían después los primeros lugares que obtuvo en las ferias internacionales de Santiago y Buenos Aires en 1910, en el período de actividades conmemorativas del Primer Centenario.

Además de lo ya dicho, en dicha publicidad para la bebida publicado en esos mismos primeros años, se vuelve a hacer alusión directa a su creador alemán Bilz con retrato y firma, de modo que cuesta precisar hasta qué punto se trató en realidad de un "plagio", como han asegurado algunas fuentes o creencias. Cierta idea sugiere incluso que el mismo creador liberó informalmente la patente, por alguna razón altruista en tiempos de alcoholismo y de crisis económicas, cosa que no hemos confirmado.

Publicidad de la bebida Bilz en una revista "La Lira Chilena" de 1905, celebrando haber recibido un año antes el Gran Premio de la Sociedad Agrícola del Sur de la Exposición Agrícola e Industrial de 1904. En la publicidad se hace una referencia directa a la imagen de don Friedrich E. Bilz, creador original de la marca y el brebaje.

Publicidad para la gaseosa en "La Nación", a fines de 1944.

Izquierda, aviso de "Bilz", de 1955. Derecha, calendario "Bilz" de 1957.

Como sea que ocurrió, entonces, desde un principio Bilz no sólo era ofertada como una suerte de cerveza sin alcohol, sino sugerida también para el consumo de personas con ciertas patologías digestivas, tal como sucedía con la auténtica bebida alemana de la Sinalco. "Recomendada por las primeras autoridades médicas del mundo", aseguraba la cabecera de su vieja etiqueta. El carácter publicitario más festivo e infantil aparece en tiempos posteriores y no proviene de sus orígenes, en consecuencia.

En una caluga publicitaria publicada en la prensa de 1907, se reproducen opiniones avalando las virtudes del rojo brebaje bajo el título orgulloso de "Certificado", remitido por la mismísima doctora higienista Eloisa Díaz Insunza, recordada por ser la primera mujer estudiante de medicina en la Universidad de Chile, además de futura impulsora y primera directora del Servicio Médico Escolar:

Muy señor mío:

Agradezco a Ud. la muestra de "BILZ" efervescente que se ha servido enviarme.

Como esa bebida no contiene alcohol, la he indicado a personas que padecen de dispepsias y la han soportado perfectamente.

La juzgo higiénica y muy saludable, y felicito a Ud. por haber introducido en nuestro país una bebida antialcohólica que alejara de nuestro pueblo el pernicioso vicio de la embriaguez.

Saluda a Ud. atentamente,

Dra. Eloisa Díaz.

Cabe observar que la compañía del señor Ebner llegó a ser la más importante de su tipo en Chile, hacia los días del Primer Centenario de la República, por volúmenes de producción. Ese mismo año de 1910, la revista "Sucesos" hablaba de ella como "la fábrica de aguas gaseosas más extensa de la República, acreditada por la muy renombrada y afamada bebida Bilz", de modo que era uno de sus productos más exitosos y conocidos.

Por aquella época, la publicidad de la Bilz seguía definiéndose por la predicación de su condición de cerveza o bebida no alcohólica, aunque dejando atrás connotaciones más relacionadas con medicina o salud. Su etiqueta la definía sólo como "Bebida de fantasía", mientras que aparece en los avisos como "la única bebida SIN ALCOHOL que ha conquistado la aceptación pública" y "la mejor bebida refrescante preferida por el público".

Sin embargo, seis años después, en 1916, la Cervecería Ebner fue comprada por la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU), formada en 1902 y luego que la Fábrica Nacional de Cerveza se convirtiera en sociedad anónima. La misma empresa comenzó a adquirir otras compañías y plantas, como la Fábrica Andwanter, Agua Mineral Cachantún y la Fábrica de Cerveza de Valparaíso, hasta convertirse en la embotelladora más grande de todo el mercado nacional.

Instalaciones de la ex Cervecería Ebner en avenida Independencia.

Evolución de las botellas y rotulados de Bilz y Pap, durante la segunda mitad del siglo XX y lo que va de este (Fuente imagen: "Las Últimas Noticias", 2010).

En todos aquellos años de crecimiento, la CCU conservó la Bilz como uno de sus más tradicionales y promocionados productos, sin variar su fórmula con sabor "parecido" a frambuesa o guinda (con mucha imaginación, diríamos), promocionándola en los años cuarenta y cincuenta con mensajes narrativos más vinculados a la publicidad contemporánea. Uno de ellos fue predicar lealtad al producto más que condiciones específicas del mismo, como: "Una preferencia que nunca se olvida" y "El refresco amigo de toda la vida". El eslogan era entonces "Siempre Bilz".

En la segunda mitad de los cincuenta serían populares también us calendarios publicitarios, inspirados en las hermosas y sensuales ilustraciones pin-ups que estaban de moda en los Estados Unidos en aquellos días, en plena post Segunda Guerra Mundial. Esto pone en evidencia que el público al que se orientaba la bebida seguía siendo principalmente adulto o familiar cuanto menos, pero también es necesario observar que, ya en esa misma década, comenzaron a aparecer avisos donde salían niños o adolescentes bebiendo chispeantes vasos de Bilz"en bellas ilustraciones a color o en blanco y negro publicadas en las revistas, como invitando a los padres a compartir la gaseosa con sus niños.

En tanto, desde los años veinte se había adicionado a la producción de la CCU otra famosa bebida llamada Papaya Rex con sabor de imitación a la fruta. En los años sesenta y setenta esta comenzó a ser publicitada conjuntamente con la Bilz pero con un nombre más corto: Pap. Desde entonces, ambas gaseosas han sido productos hermanos e inseparables. Desde fines de los años sesenta, además, se acabó la producción de estas bebidas en aspecto más opaco y comenzaron a ser embotelladas con sus mismos tonos rojo y amarillo, pero transparentes.

A pesar de su naturaleza antialcohólica y al igual que sucedería con la Pap, parte de la popularidad de la Bilz en esos años se debió a su uso en la preparación del trago conocido como chuflay, que en su forma clásica incluía la roja gaseosa más aguardiente, fernet y torrejas de limón. En el alguna vez famoso restaurante La Bahía que existió en la calle Monjitas a pasos de la Plaza de Armas, durante la primera mitad del siglo XX fue famoso el chuflay preparado por el mozo Anastasio Caballero Fernández, apodado El Tana, quien estuvo 37 años trabajando en este establecimiento, según el cronista Jorge Sasmay Vera.

Como el fenómeno del hippismo llegó a Chile un poco atrasado, fue en los años setenta que, inspirados en este discurso juvenil, los publicistas decidieron promocionar ambas bebidas con el eslogan común "Un mundo de fantasía", comprometiendo así las bebidas con un estilo de mensajes coloridos y evocadores de un mundo imaginario. El concepto fue evolucionando en los años que siguieron hasta adquirir la característica de ser un producto de penetración familiar a través del público infantil en los noventa. Sus lemas comerciales de hoy giran en torno al tema de "El mundo de Bilz y Pap" y la invitación a conocer "Otro mundo" con sus mascotas corporativas.

Aunque algunos visitantes extranjeros que prueban la Bilz en Chile encuentran con frecuencia en ella un sabor demasiado artificial, que definen como de bubble gum o fake berry, la gaseosa ha recibido interesantes reconocimientos internacionales que hacen indiscutible su relevancia como un histórico producto nacional, como fue entrar junto a Pap, en 2010, al reputado y selecto Marketing Hall of Fame, en la categoría "Gran Marca Chilena Producto o Servicio". ♣

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