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EL CAFÉ Y HOTEL DEL SUR EN LOS ORÍGENES DE LA ESTACIÓN CENTRAL

Café y Hotel del Sur cerca de la Estación Central de Ferrocarriles, en fotografía publicada por Carlos Peña Otaegui en su "Santiago de siglo en siglo". Fechada en 1859 según el Archivo Histórico de la Universidad Católica, y cerca de 1900 según el Archivo de Baltazar Robles.

El barrio obrero  y comercial que comenzó a crecer en torno a la Estación Central de la Alameda de las Delicias, tras la inauguración de su primer edificio y antiguos galpones en 1857, con el correr del tiempo convocaría la llegada de famosas casas hoteleras de entonces, que figuran también entre las pioneras del ambiente bohemio y popular del mismo sector antaño llamado Chuchunco. Esto, además de erigirse como espacios de reunión y tertulia del siglo XIX y principios del XX. Muchos lugares trajeron también las veladas bailables y las ventas del tradicional cola de mono a fin de año.

Entre los muchos hoteles que hubo en aquel vecindario, estuvieron el Hotel Brinck casi al lado de la estación ferrocarrilera, luego llamado Melossi y Alameda, cuyo edificio aún existe en la entrada de calle Exposición. También estuvieron en esas calles el Hotel Palace de Alameda con San Alfonso, el Atenas con su restaurante en la esquina de Bascuñán Guerrero y el Royal Hotel en el propio Portal Edwards.

Uno de los establecimientos más antiguos de aquel tipo, sin embargo, había sido el llamado Hotel de Sur, surgido casi en los orígenes mismos de la central ferroviaria (o acaso antes) cerca de una cuadra hacia el oriente en la misma en Alameda por el sector de San Alfonso y Bascuñán Guerrero, aunque algunas estimaciones lo sitúan más bien hacia el cruce de las actuales calles Exposición con Enrique Meiggs. Su dirección antigua figuraba en Alameda de las Delicias 290, en documentos como la "Guía general de Santiago" de 1872.

Se trataba de una gran casona esquinera de aspecto solariego y materialidad principalmente de adobe. Por las imágenes del mismo, se desprende que era una reminiscencia del pasado rural de Chuchunco allí en las afueras de la urbanización santiaguina, cuando la localidad merecía ser mencionada en el dicho popular de "quedar para Chuchunco" refiriéndose a algo parece estar perdido en las distancias y los trazados de los mapas.

El caserón ya era antiguo en esos años cuando funcionaba como hotel: tenía un nivel más ático, tejado cerámico y fachada de murallas de blanco cal, ocupando un área cercana a media manzana o un poco menos. Una imagen histórica del mismo es reproducida por Carlos Peña Otaegui en "Santiago de siglo en siglo", autor que cataloga al establecimiento como "mal conceptuado": la fotografía confirma que, sobre sus accesos, tenía una inscripción con caracteres muy parecidos a los usados para recrear los saloon de la fiebre del oro en el Lejano Oeste, en donde se lee: "Hotel del Sur y Café del Ferrocarril". Hay personas de aspecto campesino sentados en los accesos y uno montado a caballo frente al propio fotógrafo.

Fue el lugar al que solían pasar los viajeros después de tocar andenes en la estación y parece que con cierta preferencia para los gringos, según se desprende de algunos relatos de Juan Rafael Allende publicados en el "Poncio Pilatos", nombrándolo con frecuencia en ediciones de 1893. De hecho, fue el  mismo lugar en donde residía y moriría el ciudadano británico Mr. Levi Cook a la edad de 48 años, el 28 de noviembre de 1870, como se verifica en los obituarios del "Valparaíso and the Weast Coast Mail".

En la guía titulada "¡Una visión del porvenir! o El Espejo del Mundo" de Benjamín Tallman, publicada durante el año 1875, se puede leer la siguiente elogiosa reseña del mismo hotel, redactada por su capitán don Luis E. Johnson:

Este establecimiento está situado en la vecindad de la estación del ferrocarril y presenta toda clase de comodidades a los viajeros.

Agradecido su dueño a la liberal protección que ha recibido del público, confía en que por el cuidado y la atención que presta a sus huéspedes, continuará recibiendo la protección de los visitantes de la capital.

Las piezas son grandes y bien ventiladas, y han sido renovadas del todo recientemente, amuebladas, tapizadas, etc.

Hay también un lindo jardín con frutas escogidas y árboles de sombra, por lo que es el hotel más fresco y agradable de Santiago en el verano.

Sin embargo,  contando con aquel servicio de café además de restaurante y de seguro cantina, el Hotel del Sur era un  sitio de moral más bien relajada y en sintonía con el ambiente popular o arrabalero que dominaba aquel sector al poniente de la ciudad. Fue, por lo tanto, un tanto controversial y, muy probablemente, uno de los más bravos entre la hotelería disponible por aquellos años en Santiago, reconocido como lugar de aventuras sexuales, audacias juveniles y refugio de algunos hampones de la época.

Publicidad para el Hotel del Sur en documento "¡Una visión del porvenir! o El Espejo del Mundo en el año de 1975" de Benjamín Tallman, año 1875.

  

De acuerdo a una reseña del sitio del Archivo Visual de Santiago, esta imagen era del sector de la actual Plaza Balmaceda visto desde la curva de Matucana y la primera Estación Yungay hacia 1870, fotografía de Eugène Maunoury. Sin embargo, observaciones de Pedro Encina en su colección Flick Santiago Nostálgico dan por hecho que sería en realidad la esquina de calle Exposición (ex calle del Mirador) con Alameda de las Delicias vista desde los techos de la estación. Eso significaría que entre la línea de tejados visibles está la del Hotel del Sur.

El edificio del Portal Edwards hacia 1901, cuando recién había sido inaugurado.

Carros de sangre enfrente a Estación Central, hacia 1880. Se observa el antiguo galpón de la estación ferroviaria.

Plaza Argentina enfrente de la Estación Central con su actual galpón de arquitectura en fierro. Imagen tomada el 27 de marzo de 1920.

En efecto, antes de construido el enorme edificio comercial del Portal Edwards en donde mismo se encuentra su actual reemplazo (después del terremoto de 1985), aquellas cuadras de la Alameda tan cercanas a la terminal habían sido ocupadas por el antiguo Hotel del Sur, presente en el barrio todavía hacia el cambio de siglo. El memorialista Julio Vicuña Cifuentes recordaba algo de él, en un artículo recopilado por las “Estampas del Nuevo Extremo”:

En el barrio de la Estación de los Ferrocarriles existían varias posadas de mala muerte, presididas por otra mayor, el famoso Hotel del Sur, de pecadora y regocijada memoria.

Ocupaba un viejo caserón de un piso, encalado azul, tal vez de media cuadra de frente, edificado en parte del terreno en que después se construyó el Portal Edwards. Cuando una muchacha se perdía, el primer paso de los que la buscaban era en la dirección del Hotel del Sur. Cuando un empleado infiel se fugaba de su pueblo, o algún muchacho provinciano abandonaba el hogar, si había la más remota sospecha de que se hubiesen venido a Santiago, en el Hotel del Sur se hacían las primeras pesquisas. El propietario, hombre en extremo obsequioso y locuaz, nunca oponía resistencia; antes, por el contrario, acompañaba a los agentes policiales con amable solicitud, disculpándose anticipadamente con ellos en esta o parecida forma:

-Como aquí viene mucha gente, bien pudiera ser que estuviese la persona que ustedes buscan. Uno hace lo que puede: pregunta, averigua, les pide el nombre; toma, en fin, todas las medidas para que no lo engañen; pero ellos no son tontos para decir lo que no les conviene… Busquen, no más, señores, que la casa es la más interesada en ayudar a la justicia.

Y cualquiera que fuese el resultado de la pesquisa, el dueño del hotel quedaba siempre bien, porque, eso sí, él podía ser todo lo complaciente que se quisiera con sus parroquianos, pero no hasta el punto de comprometerse con ellos, cuando ya el tufillo había llegado a las narices de la autoridad.

Por entonces, había una gran cantidad de prostitución en el sector de calle Hermanos Ugarte, actual San Alfonso, y la misma Bascuñán Guerrero, remolienda que después se iría estableciendo principalmente en calle Maipú al otro lado de la Alameda. Al respecto, Waldo Urzúa Álvarez dejó registrada una descripción incluso más oscura que la de Vicuña Cifuentes en su obra "Esas niñas de Ugarte", en donde leemos:

Era de gran divertimiento el Hotel del Sur, en la Alameda a la altura de Bascuñán Guerrero. Una vieja y amplia casa de campo, con un corredor testero y algunos bancos. Refugio de maleantes, albergue de provincianos pobretones, que dormían de a dos o de a tres, sin conocerse, en una misma pieza. Y paraíso acogedor de los enamorados clandestinos que, por cincuenta centavos, encontraban lecho...

A pesar de todo, tan pésimo prestigio era más bien el del propio barrio infectando al modesto hotel y cafetería, ya que se trataba de un rasgo propio de aquellas cuadras en torno a la Estación Central. Es lo que concluye también Ricardo A. Latcham en "Varia Lección" y "Estampas del Nuevo Extremo":

Esta fama se hallaba realzada por ser la Estación Alameda la única a donde llegaban los trenes del puerto y del sur y por tener en sus vecindades hoteles de importancia como el Melossi, el Alameda y el del Sur, en cuyas alcobas se perdieron innumerables doncellas.

Para el año 1887, el Hotel del Sur era administrado por el voluntario de la 3ª Compañía de Bomberos de Santiago, don Luis Segundo Johnson, por imposibilidad de su mencionado padre don Luis E. Sucedió que, al mediodía del jueves 17 de marzo de aquel año y en medio de la epidemia de cólera en la que tanta ayuda prestaron los mismos bomberos, se declaró un incendio en la calle de San Miguel, actual Ricado Cumming, acudiendo al llamado los voluntarios Johnson, Rafael Ramírez y Víctor Cato Velasco, los operadores del pitón de agua. El derrumbe de una pared hirió gravemente a los tres en el lugar del siniestro, siendo rescatados por sus compañeros y llevados a recibir atención médica en diferentes domicilios. Cato, de 28 años, sobrevivió, pero Ramírez  y Johnson, ambos de 26, no pudieron.

Tras dos días de agonía, Johnson, casado con doña Elvira Braniff y padre de la pequeña María Eugenia, falleció en su propia residencia dentro del Hotel del Sur, durante la madrugada del sábado 19 de marzo. Fue despedido junto a Ramírez en la Iglesia de la Gratitud Nacional. Y Cato también fallecería años más tarde, en 1896, debido a secuelas físicas producidas por aquella tragedia, de modo que también pasó a la categoría de mártir de la 3ª Compañía.

Un abismo de modernidad y estética separaban al cada vez más viejo Hotel del Sur de las generaciones posteriores de edificios hoteleros que llegaron al mismo barrio de la Estación Central. Por esta misma razón y a diferencia del caso del Hotel Melossi o el Real, no llama la atención que no quede ningún vestigio de lo que fue ese vetusto fortificado, a pesar de haber logrado sobrepasar -por poco- la barrera cronológica del 1900 según algunos cronistas. ♣

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