Acceso al salón de Cafés Tres Montes, cuando estaba su cartel luminoso con la taza. Imagen de los archivos fotográficos de Chilectra, año 1926.
La marca Cafés Tres Montes había entrado a los top de ventas y calidad dentro del mercado chileno durante la primera mitad del siglo XX. En esta racha y como hacían también otras compañías de té e incluso panaderías de la época, abrió su propio salón de cafetería y pastelería además de depósito de ventas, instalándose en el zócalo del patrimonial edificio ubicado en calle Catedral con la boca del pasaje Dr. Jorge Hunneus, a pasos de la Catedral de Santiago y a una cuadra y media de la Plaza de Armas.
Además del café tostado Tres Montes comerciaba mate y té importados, por entonces al alero de la firma Bahre y Cía. Hasta antes de abrir el salón, su producto estrella era la variedad Gran Café y tenía un depósito principal en calle Estado 36, el N° 9, con sucursales en Santiago, Valparaíso y Talcahuano. Sus productos habían obtenido medalla de oro en Santiago en 1916, primer premio en Concepción en 1920 y medalla de oro en Santiago en 1922. Ya con su céntrico nuevo salón abierto, obtuvo el "gran premio" de la Exposición de Concepción de 1927, de modo que la firma pasaba por uno de sus mejores momentos comerciales en esos días.
El café estaba ubicado, más exactamente, en la dirección de Catedral 1157. Esto era en el entonces recién construido Edificio Huneeus, obra para rentas de 1924, diseñado con estilos art nouveau y neoclásico por el arquitecto Manuel Cifuentes. Su construcción había sido encargada por el aristocrático hombre público Antonio Huneeus Gana, cuya familia residía en el palacio situado en la esquina vecina. Siendo un elegante sitio en donde estuvieron por alguna temporada Pablo Neruda y Marta Brunet, aún existe el magnífico inmueble, justo al lado del Palacio Edwards, sede de la Academia Diplomática.
Nacido inicialmente como relevo al mencionado Depósito N° 9 de calle Estado, el lugar elegido por Cafés Tres Montes para colgar su cartel luminoso casi en el vértice mismo de la esquina, adelantaba algo de la aspiración a refinamiento que esperaba ofrecer este salón cafetero y punto de ventas. Por su ubicación y sus aromas de café tostado acariciando narices hacia la calle, además, debió ser uno de los lugares frecuentados por parlamentarios del Congreso Nacional de Santiago, ubicado justo enfrente.
Atendiendo a la clientela en sus salas y realizando desde allí mismo servicios de reparto del producto, debió ser una de las cafeterías más relevantes del Centro de Santiago en aquellos años veinte hasta parte de los cuarenta cuanto menos, aunque también con ciertos rasgos populares que eran propios de los cafés santiaguinos de entonces. Su horario de atención central era esencialmente diurno, dividido en dos segmentos diarios de 10 a 11 horas y de 15 a 17 horas.
En el archivo fotográfico de Chilectra existen al menos tres imágenes del exterior del establecimiento, todas fechadas en 1926 y cuando el café aún llevaba no demasiado tiempo en marcha. En las imágenes se advierten incluso algunas modificaciones relativas a la presentación externa del local, en especial para su luminaria nocturna, que en algún momento incluyó el icono de una gran taza flotando sobre la acera.
Publicidad para Cafés Tres Montes con su salón y nuevo depósito de Catedral 1157, en la prensa impresa de 1925.
Cafés Tres Montes en 1926, en imagen del archivo
fotográfico de Chilectra. La Catedral Metropolitana se ve atrás, a la derecha.
La misma vista exterior del establecimiento en horas nocturnas, año 1926. Del archivo fotográfico de Chilectra.
Aviso publicitario de Cafés Tres Montes en la revista "Vida Nueva", de la Liga Nacional Contra el Alcoholismo, noviembre de 1932. Aparecen cuatro depósitos de la firma en Santiago, incluido su salón y punto de ventas de Catedral 1157.
El presidente Arturo Alessandri Palma llegando al Congreso Nacional, con los parlamentarios que lo recibieron en su ingreso, para la cuenta pública del 21 de mayo de 1938. Atrás, se ve el Edificio Huneeus en cuyo salón detrás de las arcadas, en la cafetería Tres Montes, aguardaba un miembro del nacismo chileno para detonar la bomba que había colocado el movimiento en los jardines del Congreso, ese mismo día. Imagen publicada por el diario "La Nación".
Vista actual de calle Catedral con Dr. Hunneus, en donde estaba el depósito de Cafés Tres Montes. El aspecto de este sector céntrico de la ciudad es bastante malo, como se observa.
El pintarrajeado zócalo del Edificio Huneeus, con los que fueron sus locales comerciales hoy modificados y ya no disponibles.
A la sazón, además, las entregas de pedidos salían de este lugar desde una carretela tirada por caballo, pero aproximadamente a partir de 1930 esta labor se hizo con un automóvil repartidor y así el viejo coche fue puesto a la venta en avisos económicos de la prensa, con equino y todo. "La taza de café reemplaza al vaso de alcohol", decía poco después su publicidad, adhiriendo a las altruistas campañas de higiene social en aquellos años, lideradas por la Liga Nacional Contra el Alcoholismo y su gaceta "Vida Nueva".
Ahora bajo dirección de la firma Ibáñez y Cía., a inicios de esos años treinta sus variedades de café principales eran Paulista, Ecuador, Oro, Gran Café y Perla. La empresa, reconocida como una de las mayores importadoras en el país, hizo incluso una denuncia pública en junio de 1931 advirtiendo -con pruebas ante notario- que aquellas variedades de su café estaban siendo producidas y comerciadas de manera adulterada por embaucadores, conminando a sus clientes a verificar que viniera en los sacos del producto una costura de sello metálico de seguridad. También tenía otros salones con depósitos en esos días: San Diego 1266 en pleno barrio Matadero (el N° 11), Estado 25 (N° 12) y Alameda de las Delicias 2929 llegando a Estación Central (N° 13).
Como dato curioso, cabe señalar que el Tres Montes fue el café desde el cual el nacista Hernán Lavanderos Figueroa esperó pacientemente el momento para detonar, vía control remoto, las bombas de ruido que habían sido instaladas por sus camaradas entre las palmeras de los jardines del Congreso Nacional. Había llegado allí arropado con un abrigo y un sombrero de ala, para evitar ser reconocido. El gran petardo estalló durante la caótica última cuenta pública del presidente Arturo Alessandri Palma, el sábado 21 de mayo de 1938, atentado que casi frustra el encuentro. Empero, acabaría siendo solo uno de los varios incidentes de la jornada, recordada por el disparo al aire que dio dentro del Congreso el líder del Movimiento Nacional Socialista criollo, diputado Jorge González von Marées, y el descomunal pugilato que se desató entre policías, agentes de seguridad y parlamentarios involucrando también al futuro presidente Gabriel González Videla
Cabe indicar que la marca de Cafés Tres
Montes, con su lema "Hacen de su hábito un placer", extendería su trabajo de marketing a
muchas áreas y soportes, no solo a la experiencia de tener una cafetería exclusiva
para sus productos. Por esta razón también auspició, ya en los cuarenta, los
llamados "Programas a la Hora del Café" de las radios CB-126 Sociedad Nacional de
Minería y CB-76 Cooperativa Vitalicia. Con la marca ya posicionada a la sazón y más
de 400 depósitos en almacenes de todo el país, sin embargo, su salón de calle
Catedral 1157 se haría cada vez menos necesario como negocio y núcleo de publicidad
para fomentar la marca en el mercado. Su producto cafetero era el que se usaba también en los legendarios ponches cola de mono que se fabricaban en la alguna vez famosísima cantina Cola de Mono de calle San Diego, en el barrio de la Plaza Almagro.
No hay mucho que decir en la actualidad sobre el local que ocupaba Cafés Tres Montes... Pareciendo eternamente cerrado y con el espacio aquel hoy fusionado con el resto del zócalo tras olvidadas remodelaciones, al menos sobrevive con las categorías de protección el mismo Edificio Huneeus, adquirido en nuestra época por el Congreso Nacional con el proyecto de convertirlo en una extensión de sus bibliotecas. ♣
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