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POR LOS COMEDORES DEL RESTAURANTE PICART

Salón de Ostras de Martín Picart, en calle Agustinas. Aviso publicado por la revista "Sucesos" en 1915.

Uno de los restaurantes más populares del período santiaguino que siguió al Primer Centenario fue el Salón de Ostras de Martín Picart L. Originalmente se ubicaba en calle Estado 250, entre Agustinas y Huérfanos, pero un gran incendio sucedido a inicios de junio de 1912 destruyó al local y a otros vecinos de la cuadra, como la mueblería, un bazar religioso, las sedes del Club Radical y de Club de Septiembre, entre otros establecimientos. Un previsor seguro de $20.000 en tres compañías permitió al seor Picart reabrir el negocio poco tiempo después.

Trasladado ya al caserón de la cercana calle Agustinas 943, comenzó su mejor y más recordada época. Era competencia de negocios cercanos como el muy popular restaurante Santiago de Papá Gage. Aunque su especialidad en aquellos primeros tiempos eran los productos marinos, siempre mantuvo características de restaurante para almuerzos y cenas. Cotizadas eran sus empanadas especiales, además, las que solían ser vendidas los domingos.

El Picart, de esa manera, era simultáneamente restaurante popular, depósito de mariscos y, además, servía como la casa de venta para las reputadas cecinas de Pablo Hoffmann de Valdivia (jamones, salchichas y conservas). Sus comedores ocupaban el nivel inferior del inmueble de dos pisos, con cuatro salas con mesas en las que se ofrecían "almuerzo, lunch y comida a la carta". Al parecer, en algún momento abría absorbido parte del segundo nivel con sus mesas. En la dirección del 965 y 967, además, aparecerá en los años veinte también ofreciendo servicios como hotel, seguramente ocupando para estas funciones a las dependencias adyacentes.

La casa culinaria del señor Picart solía abrir la temporada de mariscos con ofertas especiales, generalmente hacia la cercanía de la Navidad de cada año. También trabajaba con eventos a pedido, fiestas particulares, banquetes sociales, reservas y servicios de bufets. Desde 1915, más o menos, el restaurante aseguraba ser el "único depósito de mariscos en el centro comercial de Santiago", especialmente por su venta de sabrosas ostras que eran el deleite para los sibaritas durante cada período de ventas del molusco, la que, generalmente, comenzaba en mayo y era anunciada con gran destaque en los medios de prensa.

Las vivas ostras del Picart eran llevadas hasta sus tanques de aguas por la firma Criadores Francos Chilenos de la señora L. de Solminihac, cuyos criaderos se ubicaban en la localidad chilota de Quetalmahue, en Ancud. De origen francés y con gran importancia en la región tras llegar al país poco antes de la Guerra Civil de 1891, los Solminihac cultivaban la conocida variedad conocida como ostra chilena o de exportación; Ostrea chilensis Philippi de los científicos. Sus cargamentos solían llegar a Santiago por vía marítima a Valparaíso en los primeros tiempos, pero después por el ferrocarril desde Puerto Montt. Abastecían también a otros conocidos salones de ostras de la época como el restaurante Martini, competidor de su vecino La Bomba, ambos enfrente del Cuartel Central de Bomberos de calle Puente.

El Salón de Ostras de M. Picart, en calle Agustinas.

Otro aviso del Salón de Ostras Picart publicado por "Sucesos", esta vez en 1916.

Salón de Ostras Picart en el diario "La Nación", año 1918.

Manifestación de homenaje al deportista Thomas Davis Jones en los comedores del Picart ya en Morandé, en imagen y nota del diario "La Nación", octubre de 1935.

Unos años después, el experimentado señor Picart sería también concesionario del Restaurante de la Quinta Normal, hacia 1930. Este era uno de los centros más copetudos entre los centros sociales de la época, el que solía llevar siempre una agenda interminable de actividades, banquetes, fiestas y veladas.

Sin embargo, el restaurante Picart se había trasladado ya entonces a la dirección de Morandé  620 llegando a Santo Domingo, hacia donde se iba a instalar años más tarde el famoso salón de El Rey de las Papas Fritas con su orquesta de ciegos. Fue en esta ubicación donde el clásico y afrancesado establecimiento, siempre atendido por muchachas jóvenes, mantuvo cierta preferencia para muchos clientes provenientes de la clase funcionaria, profesores y agrupaciones de empleados particulares, al menos desde 1926 y hasta la segunda mitad de los años treinta. Escritores y artistas despidieron allí al maestro Pedro Prado, el sábado 14 de mayo de 1927, con motivo de su viaje a Colombia. Hacia aquellas décadas, además, el local contaba con un salón de billar y mesas de póquer, por lo que la entretención era múltiple.

El restaurante también fue sede de reuniones y celebraciones institucionales como las realizadas por la Liga Gráfica de Deportes, en agosto de 1934, y por el Club Deportivo O'Higgins, con algunos campeonatos de brisca y dominó allí efectuados en junio de 1935, en un encuentro organizado por el Carioca F. C. Para abril del año siguiente, la Sociedad Mutual Deportiva Unión Ministerial celebraba allí también una comida de homenaje a la Redacción de las Sociedades Obreras, que reunían a los trabajadores de esta área en los periódicos nacionales. En otras ocasione de aquellos años, el Picart se hizo cargo de llevar sus bandejas hasta lugares de celebración que contrataban su prestigiosa banquetería.

Aquella dirección también fue lugar de posteriores manifestaciones sociales de trabajadores, como la velada de homenaje al dirigente Víctor Pujazón de la Compañía C. Berneri. Pujazón había sido un gran impulsor de la amistad obrera chileno-peruana durante los años de tensiones por la cuestión de Tacna y Arica, y ahora regresaba a Perú siendo despedido con este evento organizado para el domingo 9 de junio de 1940 por una comisión ad hoc.

Lo poco que quedaba del viejo inmueble en donde terminó sus días el Picart en calle Morandé, tal vez no más que la sola y vacía fachada -o acaso menos-, desapareció hacia el año 2010, existiendo allí una colmena habitacional en nuestros días. ♣

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