Ilustración digital del Brannigan's. Así lucía en las noches cálidas y tranquilas que había en barrio Suecia, antes de su debacle.
Ya vimos hace poco algo sobre los orígenes, auge y caída del barrio recreativo de calle Suecia en Providencia, cuando los pubs, bares y discos repletaron todas aquellas cuadras dándoles una intensidad a la diversión nocturna que se mantuvo hasta cerca de las fiestas del Bicentenario Nacional. Hoy pasearemos la crónica por el que fue uno de los pioneros de aquel festivo y colorido cuadrante, situado justo en su epicentro geográfico.
Fue a inicios de mayo de 2012 cuando un voraz incendio en las primeras cuadras de avenida Suecia destruyó el curioso inmueble comercial que existía allí, justo en la esquina suroriente que se hace con calle General Holley. El local siniestrado había pertenecido al Brannigan's, un club que, junto a otros veteranos como el Red Pub, el New Orleans y la Disco Kasbah, conformaron la generación ochentera que impulsó la identidad del barrio y su algo breve pero muy aguda fiebre bohemia, la que en sus mejores años había tomado posesión casi total de las primeras cuadras de la misma calle, principalmente entre avenidas Andrés Bello y Nueva Providencia.
Los nostálgicos quizá podían reconocer en las escenas transmitidas por los noticiarios algo familiar, entre las formas y geometría del edificio en llamas: esos postes de madera, aquel doble techo con arcos de enladrillado, los balcones falsos, sus peldaños del acceso... Era como ver el esqueleto de un conocido y tratar de identificarlo en un crudo reconocimiento de cuerpo. No había duda, entonces: era el local que en alguna vez fue del bar y restaurante llamado ampulosamente como The Corner Pub Brannigan's, quizá bautizado así como imitación del famoso bar irlandés de Dublin que existe desde el siglo XIX. Su dirección exacta era calle Suecia 035 con General Holley, aunque para cuando vino a tener lugar el incendio estaba ya abandonado, olvidado y en virtual ruina.
Siendo más conocido como el Brannigan's Pub, sus luces amarillas había teñido por largo tiempo aquella esquina de ángulos suaves y con setos verdes, valiéndose de atracciones ideales para quienes conocieron la vida nocturna chilena durante los años de esplendor del mismo vecindario y en una suerte de renacer de la noche, al levantarse las restricciones de los señalados años ochenta. Era un barrio que, precisamente tras la irrupción de aquellos colonizadores como el Brannigan's, iría vistiéndose de brillos centelleantes y fachadas de fantasías; pero que después fue convirtiéndose en un lugar peligroso, decadente y en donde la sangre de agónicos llegó a fluir más de una vez, obligando a desterrar casi todos aquellos clubes que conformaban en ruidoso barrio y sus calles laterales, infelizmente.
Perteneciente a la familia Haddad, el Brannigan's llegó a elevar su estatus al de un clásico de Suecia, de gran popularidad en su tiempo y uno de los primeros pubs propiamente tales que se conocieron en todo el Gran Santiago, remitiéndonos al concepto nuevo que ingresó a la recreación nocturna de entonces. Esto, porque hasta su aparición en las guías comerciales los locales de tal perfil y rol solían ser más bien imitaciones de referentes internacionales más auténticos para tal tipo de bares pop: las propuestas del pub y restorbar "modernos" recién ingresaban al mercado del país con algunos novedosos casos, como era este.
Exteriormente, el Brannigans se veía como una especie de bar en estilo británico pero actualizado a la estética americana, con mucha cristalería que permitía observar hacia su interior desde la calle. Disponía también de una balcón con celosías como pretiles, espacio por el que se veía gente en el lado que daba a la calle principal, bordeando el segundo piso entre paseos misteriosos en aquel segundo nivel. En las salas del pub dominaban las maderas y los colores ámbares y oscuros en sus dos pisos y también en un sector exterior, este último techado bajo el alero y aislado por los vidrios. Estas salas se comunicaban por pasillos, un tanto estrechos en ciertos sectores del mismo.
Como sucedió con todos los primeros cuarteles de diversión instalados en el barrio de las cuadras entre Suecia, General Holley, Santa Madalena y Bucarest, sin embargo, el Brannigan’s no nació allí en Providencia como un sitio particularmente económico: tenía una carta de tragos y bocadillos que lo hacían atractivo al público en general pero, originalmente, era de tendencia más bien enfocada al segmento ABC1. Sin embargo, la mayoría de los clubes que llegaron tiempo después al mismo sector de Providencia prefirieron una orientación más popular de público, ya en la segunda generación de establecimientos de Suecia.
Aquella clientela del Brannigan’s también envejeció con el local, en cierta forma: parece que, en los inicios, era un rango de veinte a treinta años, mientras que en sus últimos días había una tendencia hacia adulto joven, de camino a los cuarenta o más en muchos casos. A diferencia de otros sitios, sin embargo, su ambiente siempre fue tranquilo y la música sonaba en forma moderada, sin exageraciones ni caídas populacheras en ciertos ritmos de moda que marcaron la radio juvenil del cambio de siglo y que resultaron de muy corta vida. Por las tardes, además, las parejas y grupos de personas iban al barrio a almorzar, así que su actividad era completa, a sol y a sombra.
El famoso logo del establecimiento, legible en su cartel luminoso sobre el acceso.
El intenso trajín nocturno de barrio Suecia en el sector donde estaban el Brannigan's y el Luisinana (en la imagen) hacia 2008, cuando se aproximaba el final de su rasgo bohemio. Imagen publicada en el diario "La Tercera".
Escena del voraz incendio que destruyó al que había sido el local del Brannigan's. Fuente imagen: diario "La Nación".
Las ruinas del inmueble en el sector de la entrada principal, después del incendio.
Por algunos meses más pudo leerse el nombre del desaparecido pub entre sus ruinas, en uno de los que habían sido sus carteles luminosos laterales.
Interiores calcinados del pub Brannigan's en 2012, antes de acabar demolido y reemplazado por un nuevo proyecto inmobiliario.
Su mejor período, sin duda, fue en los años noventa e inicios de la siguiente década, cuando el Brannigan's Pub se constituyó como atracción para muchos músicos y famosillos que era frecuente encontrar entre sus mesas, siendo quizá de los primeros en adquirir también esta característica allí en calle Suecia. Eran tiempos cuando la “gente de la tele” realmente parecía inalcanzable o de otros planos de existencia, saliendo escasamente de barrios recreativos como Bellavista y Ñuñoa.
Además de su amplia oferta de tragos con copas, jarras y vasos llevando grabado el nombre del establecimiento, en la carta del Brannigan's destacaron algunas variedades de sándwiches y tablillas, incluyendo de platos gourmet de pastas, carne y mariscos en ciertas horas. Aseguraban algunos ex clientes que fue reconocida su cocina como una de las mejores de Santiago, en algún momento de su existencia. Su mezcla perfecta de disco, pub y restobar, por lo demás, volvían a este lugar en uno de los locales con más prestigio en todo el cuadrante del barrio que vivía de noche, fama que mantuvo por un buen tiempo más.
Sin embargo, el Brannigan's Pub se vería afectado por el clima adverso que comenzó a apoderarse de barrio Suecia, al punto de que también caía contagiado por sus efectos. El cambio de público y la llegada de la criminalidad hasta aquellas cuadras fue el veloz crepúsculo de toda aquella época. La fiebre de la decadencia obligó a cerrar sus puertas, entonces, ante la sorpresa de muchos que no se habían enterado de este derrumbe. También decían por entonces que su calidad había decaído, aunque otros defendieron siempre el cumplimiento de sus buenos estándares.
Como sea y por la razón que finalmente correspondiera, iban a quedar atrás esos años de brillo y fulgor con platos refinados, una barra de lujo y el barmen haciendo destrezas con la coctelera. Sin resistir más tiempo a los embates, entonces, hacia los días en que se preparaban las fiestas del Bicentenario Nacional el Brannigan's terminaría cerrando sus puertas en Suecia, dejando el sitio abandonado y con un par de carteles en los ventanales ofreciéndolo en arriendo. Contamos con algunos testimonios asegurando que se habría cambiado efímeramente a otros espacios de Las Condes o Providencia pero claramente la alternativa no prosperó, en caso de ser cierta.
Casi toda su decoración exterior se mantuvo en Suecia, como si hubiese sido olvidada en un naufragio, incluyendo ese par de carteles luminosos que antes lucían su nombre sobre el acceso y a un costado, con tipografías alusivas a las marquesinas de Broadway o Las Vegas, pero ahora apagado y oscuro. Rápidamente, los vidrios comenzaron a ser destruidos por vándalos y algunos intrusos comenzaron a invadir el inmueble, especialmente durante las noches.
El sitio se volvió refugio de mendigos y unos pretendidos grupos tipo Okupas llegaron a convertirlo en su guarida, instalando colchones, prendiendo fogatas en las noches de frío y dando rienda suelta a los vicios en la oscuridad. Aparentemente, esta habría sido la razón por la que, el jueves 3 de mayo de 2012 hacia las cuatro de la mañana, tras casi dos años desde el cierre del Brannigan's, se declaró el incendio que acabó consumiéndolo y que dejó solo sus osamentas estructurales calcinadas en pie.
Ocho compañías de bomberos de Santiago y Providencia debieron intervenir para evitar que el fuego avanzara hacia locales y restaurantes vecinos. Las observaciones de los peritos confirmaron una intervención de terceros en las causas del siniestro, y el corredor de propiedades a cargo del local declaró también que habían sido vagos los causantes de todo, según palabras suyas reproducidas por Radio Cooperativa. Para peor, el fuego rebrotó entre los restos carbonizados poco después, terminando de atizar las ruinas de las ruinas, con todos sus recuerdos volatilizados.
Fue inevitable comparar lo sucedido al ex local del Brannigan's Pub con el momento en que se encontraba para entonces todo el barrio Suecia, alegorizando con su destrucción lo que parecía ser el momento de cierre de su ciclo, pasada ya la época de esplendor y sumida a la sazón en la total debacle. De hecho, es muy probable que el endurecimiento final de las medidas de las autoridades para apagar lo poco que quedaba del reciente pasado bohemio de calle Suecia, se haya debido a aquel siniestro y los peligros de tener más establecimientos como aquel en desuso.
De la misma manera que ha sucedido con varios otros sitios del barrio que antes ocupaban los clubes de barrio Suecia, un moderno edificio fue construido en aquella esquina en donde estuvo antes el desaparecido Brannigan's, durante el año 2019. ♣
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