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THE RAMBLERS Y EL ORIGEN DE “EL ROCK DEL MUNDIAL”

 

Imagen del grupo The Ramblers en sus años de juventud, en carátula de uno de sus discos publicados con sello EMI. Imagen tomada del sitio de "La Tercera".

En tanto se esperaba el inicio del Mundial de Fútbol Chile 1962, una canción de rock and roll había comenzado a sonar profusamente en radios y bailables… Había resultado de una astuta jugada del músico Jorge Rojas Astorga, líder natural y director de un grupo de veinteañeros, quien la compuso en medio de los preparativos y la expectación. El pegajoso tema se intitulaba con gran oportunidad como "El Rock del Mundial", y estaba por convertirse en el himno informal del Mundial del 62 además de tornarse un emblema trascendente de aquella epopeya, traspasando generaciones.

El grupo musical Los Ramblers, o The Ramblers como se hacían llamar originalmente, había nacido hacia noviembre de 1959 gracias a una idea concebida por el propio pianista Rojas, quien a la sazón trabajaba en una imprenta. La banda de amigos quedó conformada bajo su dirección con Romeo Bader en batería, Juan Castillo en contrabajo, Francisco Arlegui en saxofón y Alex Aparicio en trompeta. Poco después, entró Polo Salinas como vocalista y Manuel Urrutia como guitarrista. Aunque algunos eran músicos profesionales y otros aficionados, todos tenían una relativa experiencia en la actividad, pero era la primera vez que probaban con un emprendimiento que convirtiera la música en sus sustentos.

Sus alegres canciones de esos años eran, principalmente, de corte jazzista y rocanrolero apropiadas al ambiente de los bailables bohemios, probando también con el twist. Habían sido influidos por cantantes del cada vez más expandido rock and roll anglo, como Elvis Presley, Bill Halley y Carl Perkins. También entraban ya al período de gestación de la llamada Nueva Ola chilena, muy relacionada con el novedoso material discográfico que llegaba desde los Estados Unidos y por el acceso popular más facilitado al trabajo de las grandes estrellas del género.

Las primeras incursiones abiertas de The Ramblers comenzaron en radios, como Minería. De acuerdo a la ficha publicada por el sitio web Enciclopedia del Rock Chileno, debutaron en esta estación en un programa llamado “Show de la Polla” animada por el locutor Ricardo García, en abril de 1961. Luego de algunos cambios se elevó también el número de miembros, al incorporarse a Enrique Sorrel en contrabajo y guitarra, el virtuoso Oscar Soto en guitarra y dos músicos de la Orquesta Filarmónica, Jaime Escobedo en clarinete y Ángel Vidal en trombón.

Con la salida de Salinas, sin embargo, entró al grupo como cantante Germán Casas, primo de Soto y, por entonces, joven funcionario municipal de Ñuñoa. Sería el más recordado e importante vocalista de la agrupación, además de hacer una gran carrera solista en Chile y en el extranjero a partir de unos años después. Con esta formación, entonces, pasaron también por los auditorios de radios Portales y Corporación, entre otras, entrando a las modas de la juventud de esos años y también como deleite de algunos mayorcitos.

Chile ya estaba sumido en la sintonía del Mundial de Fútbol que se avecinaba, para entonces. En la capital se reparaban edificios públicos, se pintaban las fachadas de hoteles y se remodelaba el Estadio Nacional. El trágico terremoto de Valdivia de 1960 intentaba ser superado con la alegría del festival futbolístico en camino, algo parecido a lo que se vería medio siglo después con el terremoto de 2010 y su contraste con los ánimos de fiesta del Bicentenario Nacional.

Contagiado del ambiente, Rojas tuvo la acertada idea de componer y escribir aquella canción bailable para celebrar el campeonato, una idea pionera y hasta entonces sin antecedentes mundialistas, según parece. Curiosamente, había estado barajando también la opción de fabricar y vender gorros para la hinchada chilena durante los partidos, hechos en el taller de su padre, pero creyó que sería mejor la idea poner todos sus esfuerzos en un tema emblemático y su difusión. Detalles de esta curiosa historia están en un artículo con entrevistas de Claudio Vergara en “La Tercera” (“Las historias tras ‘El rock del Mundial’”, 2020).

Por otro lado, Rojas había sido compañero de los seleccionados Leonel Sánchez y Jaime Ramírez en el Liceo Manuel Barros Borgoño, la Universidad del Matadero en calle San Diego. Allí había tocado también jazz dixieland, durante sus inicios musicales en fiestas escolares. Tenía, por lo tanto, muy buenas razones para caer en la fiebre mundialista y contar con la necesaria motivación, además de las inspiraciones necesarias para dar a luz la que sería la primera canción de la historia concebida para un Mundial de Fútbol.

De ese modo, concluido el tema ese mismo año 1961, presentó la canción al resto del grupo y parece que todos olfatearon de inmediato la promesa de éxito de la pieza. Nacía "El Rock del Mundial”, cuya sencilla letra ha sonado de manera imparable desde entonces, como todo un hito en la historia del rock chileno que, además, retrata los ánimos colectivos liberados en esos momentos instantes para el deporte y diversión:

El Mundial del 62
es una fiesta universal,
del deporte del balón
como consigna general.

Celebrando nuestros triunfos
bailaremos rock and roll
Nos invade la alegría
y de todo corazón.

Agradecemos a quienes
nos brindaron la ocasión.
Y dispuestos a la lucha
entraremos en acción.

Usando el nombre de The Ramblers, entonces, pudieron presentar en vivo aquel flamante tema durante la temporada del verano de 1962, subiendo al escenario del Casino de Viña del Mar, escenario que era frecuente para bandas emergentes y consolidadas. Y, como era usual por esos años, productores del Festival de la Canción de Viña del Mar estaban presentes allí, cazando talentos. Así fueron invitados al siguiente show de la Quinta Vergara, en la que era su cuarta versión.

Aunque el festival del balneario era, a la sazón, solo una sombra de lo que que llegaría a ser después, la banda tuvo muy buena acogida por parte del público, celebrando su enérgico y festivo “Rock del Mundial”. Entonces, por una propuesta del productor musical Camilo Fernández, presente allí como parte del jurado, grabaron en abril la canción en los estudios Damon, más tarde llamado Arena, que recientemente había creado el mismo empresario de medios y espectáculos.

"El Rock del Mundial" fue lanzado como sencillo un mes antes de comenzar la versión del ese año 1962 de la Copa Jules Rimet. Fue natural que el público la acogiera como la canción himno del encuentro mundialista. En el lado B del disco iba “El twist del recluta”, tema de Ariel Arancibia y Rodolfo Soto que también golpeó fuerte por entonces. Se destacó la capacidad de improvisar del guitarrista Soto en las pistas, además. En el señalado artículo de “La Tercera”, este decía que la famosa entrada del tema principal debía ejecutarla un saxofonista contratado para la ocasión, pero se quedó dormido y no llegó, debiendo reemplazarse por cuerdas.

Otro retrato del grupo, en sus inicios. Publicada en "La Tercera".

Uno de los retratos fotográficos oficiales de The Ramblers. Fuente: sitio Redgol.

Los Ramblers con Rojas aún al teclado y Fernández al micrófono, poco antes de perder la vida ambos. Su LP del sello Demon se puede ver atrás. Imagen tomada del sitio Noisey Music by Vice.

Germán Casas en vivo. Publicación de "La Tercera", año 2018.

A pesar de aquel chascarrillo, o quizá gracias -en parte- al mismo, el disco fue un éxito sin precedentes. Habría vendido cerca de 80 mil copias, según las estimaciones que se han hecho, aunque hay mucho de mito alrededor, difundido por sensacionalistas todavía hasta nuestra época, llegando a hablarse de millones de ejemplares en ciertos casos. Es probable que las ventas hayan sido considerables, pero limitadas a las características del mercado y las capacidades de la industria para producir discos en la época: unas 50 mil en las primeras semanas, duplicándose en los meses que siguieron.

El sencillo fue el vertiginoso despegue de la banda y su caballo de batalla a perpetuidad, como también lo sería después del ex vocalista Casas, ya haciendo su carrera en solitario. Las ganancias por eventos y usos comerciales fueron notables, además, seguida del LP con sello Demon que llevó simplemente el mismo nombre de la orquesta. Y así, perdura venciendo al tiempo su feliz estribillo de "El Rock del Mundial":

Tómala, métete, remata
Gol, gol de Chile
Un sonoro C-H-I
Y bailemos rock and roll

Sin embargo, a pesar del fenómeno desatado y de su importancia explosiva en la manía mundialera que tenía posesa a la sociedad chilena, Fernández no pudo retener a la banda en su alero, por discrepancias y rupturas con sus integrantes. Rojas no estaba conforme con el escuálido 2% de las regalías, y acabó alejándose de su primer sello. Así, pasada la euforia del Mundial del 62 y barridas las toneladas de confeti y papel picado de las celebraciones, a fines de ese año The Ramblers firmaron con el sello Odeón, abortando abruptamente su relación con Demon. A pesar del quiebre entre productor y director, ambos llegaron a ser grandes amigos con el tiempo.

Como informa también el portal web de la Enciclopedia de la Música Popular Chilena, el cambio de sello permitió al grupo incorporar a su repertorio creaciones de otros compositores nacionales como Vittorio Cintolesi y el propio Arancibia. Nuevos éxitos aparecen en esta etapa, como sus canciones insignias “Eres exquisita”, “El twist del estudiante” y “Mucho amor”.

Con aquel prestigio y convertidos en la punta de lanza de la Nueva Ola, salieron al extranjero y lograron frutos en la exigente escena de Buenos Aires durante 1965, pero ya de regreso en Chile falleció su miembro Escobedo en el año siguiente, afectado por una enfermedad intestinal. Toly Ramírez, quien había sido recomendado por el propio Escobedo para reemplazarlo en ocasiones anteriores, entró por él a la banda.

A todo esto, la misma idea de dedicar canciones a los Mundiales de Fútbol fue retomada en 1966 por el músico venezolano residente en Chile, el famoso maestro Luisín Landáez, quien en alianza con Arancibia creó ahora una propuesta de tono tropical: "La Cumbia del Mundial", sabrosa pieza para los dancings y la bohemia de la época que fue estrenada en formato simple por RCA-Víctor. Esta había sido grabada por Landáez junto a Manuel Contardo y su Orquesta, y venía en el lado B del disco con "La Negra Celina", obra de Cristóbal Pérez. Esto significa que dos de las primeras canciones dedicadas a encuentros de las copas mundiales del balompié nacieron en Chile, y en ambas tuvo algún grado de participación Arancibia.

No obstante el éxito alcanzado, la estabilidad de The Ramblers era solo aparente y pasajera en aquellos momentos. Después que Vidal se retira para internacionalizar su carrera, Ramírez y Aparicio también dejarán el grupo en 1969, para integrarse a una nueva marca orquestal llamada Beat Combo, banda conocida por tocar en el Casino de Viña del Mar durante la siguiente década.

Desde aquel momento, The Ramblers había comenzado a caer en un espiral de inconstancias y falta de compromiso de sus miembros. El caso más notorio fue el de Casas, quien empezó a resentir la mala relación con el director del grupo y se ausentaba por períodos prolongados después de haber lanzado un disco solista y figurar con él, en 1967, como uno de los artistas más populares de Chile. Tanto fue así que hubo un período en que la banda, con músicos estables y otros “de parche”, se dedicó a tocar solo temas instrumentales. Tras un tiempo viviendo en Venezuela y de regreso a Chile, Casas formalizó su abandono definitivo a The Ramblers, hacia la primera mitad de los años ochenta.

La relación profesional de Casas y Rojas se había deteriorado al punto de que nunca más se hablaron. El cantante aseguró siempre, desde ahí en adelante, no tener interés en volver al grupo, ni siquiera para reunir a los históricos. Su definitiva y exitosa carrera en solitario siempre incluiría "El Rock del Mundial” como la perla del repertorio, pues su voz era la más asociada al tema en radios y disqueras.

A pesar de que ya había caído la vieja entretención nocturna y bailable chilena, el grupo logró estabilizase en aquella década gracias a las presentaciones televisivas y privadas, primero con Gustavo Ramos como vocalista. Más tarde, este fue reemplazado por Valentín Fernández. Rojas, en tanto, nunca perdonó a Casas, haciendo algunas declaraciones poco afortunadas e incluso intentando impedir que este utilizara los arreglos de temas musicales de su cancionero, como "El Rock del Mundial”, precisamente.

Cabe señalar que, tanto The Ramblers como Germán Casas en solitario, habían retornado a algunas versiones del Festival de Viña del Mar, llevando aquella y otras de sus más conocidas piezas musicales, a la sazón, con gran éxito de recepción del público.

Cuando tuvo lugar en Brasil la Copa Mundial de Fútbol de 2014, la revista internacional “Billboard” ubicó a "El Rock del Mundial” como uno de los diez mejores y más importantes temas de la historia de las Copas Mundiales, lo que generó un renovado interés en el grupo y su director, comenzando a realizar así nuevas giras con abundante público. Tenía una agenda de presentaciones que se prolongaron por algunos años más, considerando el aniversario 60° de la banda. 

Pero la buena racha acabó trágicamente en la noche del 24 de febrero de 2018, después de una presentación en Parral, en el bus de los músicos y cuando volvían a Santiago. Un grave accidente arrebató la vida a Fernández, de inmediato, mientras que Rojas agonizó diez días antes de morir en el Hospital de Talca.

Ese mismo año y a pesar del durísimo golpe, The Ramblers retomaron su actividad con la gira y proyecto audiovisual “La leyenda continúa”, ahora con Sebastián Apiolaza en voz y Alejandro Santos en teclados. Entre muchas alegrías y tristezas, entonces, celebraban las seis décadas del aniversario del grupo y se preparaban para enfrentar el mismo número de cumpleaños de su histórico tema “El Rock del Mundial”.

La más reciente formación anunciada por The Ramblers ha sido de Apiolaza aún en voz, Ricardo Barrios en guitarra, Claudio Rivas en bajo, Natam Vianco en teclados, Rene Romero en batería, Ricardo Flores en trombón, Manuel Rey en trompeta y Renato Muñoz en saxo y clarinete. Trabajan bajo la dirección de Jorge Rojas Cossio, hijo del fallecido prócer Rojas Astorga y quien se arrogó la responsabilidad de mantener activo al grupo y reclutar a los nuevos elementos.

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