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MEMORIAL DEL MARCONI DE CALLE PUENTE

Aviso del restaurante Marconi, en el diario "La Nación", diciembre de 1935.

El Marconi inició su vida comercial en la dirección de calle Puente 780, pasando después al 786. Sus comienzos fueron en un viejo edificio de un solo piso y rasgos un tanto rústicos, que hacía esquina con calle San Pablo y era propiedad de la familia Errázuriz Echeñique, tal como era toda la mitad norte de la misma manzana. No sabemos si tuvo alguna relación con establecimientos de otras ciudades que ostentaron el mismo apellido del pionero italiano de las radiotransmisiones, como el Marconi de Valparaíso que, en los años treinta, estaba ubicado al lado del edificio de la Municipalidad.

Observando planos con las distribuciones de las propiedades de Santiago en 1915, se confirma que el Marconi de Santiago tuvo el local más amplio y con salas mejor dispuestas en aquel primer inmueble que ocupó, con techos de tejas cerámicas tipo coloniales. Esta propiedad se remontaba a la segunda mitad del siglo XIX, apareciendo en algunas imágenes de archivos fotográficos del período entre la Guerra del Pacífico y la Guerra Civil, de hecho. Allí estaba el negocio compartido con otros tres espacios comerciales y entre los que este tenía una ubicación central, con un cómodo salón y comedor situado hacia el centro de la misma cuadra.

El establecimiento figuraba como restaurante con cantina en 1917-1918, a cargo de Yamuzzi Donato Cortese en los registros de la Municipalidad de Santiago para los negocios de la segunda categoría para aquel tipo. Había sido también una fiambrería y quesería, pero devenida con el tiempo en bar y restaurante, principalmente. Varias veces apareció solicitando en avisos clasificados algún trabajador de cocina experto en aquel rubro de los fiambres, por la misma razón.

También había algo del carácter del Mercado Central impregnando su estilo, por aquellos años cuando el complejo comercial tomaba un rasgo popular distinto al que se le había tratado de procurar en sus días inaugurales, durante la intendencia de Benjamín Vicuña Mackenna. Por esta razón, la cantina y cocinería ofrecía algunos matices que podríamos relacionar como más folclóricos o costumbristas, según parece. Sin embargo, además de sus comidas chilenas y criollas, sus platos provenían principalmente de recetarios españoles e italianos, cartas favoritas del público más dado a la vida social. "Reclame de la casa el incomparable vino Santa Carolina", decía también en uno de sus avisos del año 1923, pues ofrecía media botella de esta marca como parte del almuerzo o la comida, todo cubierto con solo $2.50.

Como especialidades de la casa, desde la cocina del Marconi salían bandejas con causeos y guisos de caracoles, todos los días. Prometía también que estos dos platillos estaban disponibles a toda hora. La comida italiana reinaba en sus fondos cocineros y comedores durante los martes y viernes, con los tallarines a la italiana, mientras que los jueves y domingo estaban reservados a la Madre Patria con el contundente e inagotable arroz a la valenciana.

Imagen de calle Puente hacia el sur en los archivos fotográficos del Museo Histórico Nacional, fechada hacia 1880-1890. Se observa el primer inmueble de un piso y techo de tejas que albergaba al Marconi en calle Puente llegando a San Pablo.

La misma vista de calle Puente vista desde su última cuadra antes de llegar a Ismael Valdés Vergara-General Mackenna. Se observan sus antiguos edificios y parte de los locales del Mercado Central. El Marconi se encontraba en el grupo de inmuebles a la derecha junto a donde están los microbuses, en la esquina con San Pablo. El edificio comercial de esta esquina después fue sede de la famosa Casa Blanca de los vestidos de novias, en el 786 de Puente. Imagen publicada por revista “En Viaje” en 1959.

Aviso publicitario para el Marconi en la revista "El Bombero Ilustrado", año 1923.

Trabajos de modificación de las redes tranviarias en el sector de San Pablo y Puente, en el álbum de los archivos fotográficos de Chilectra. En la imagen superior, la izquierda del encuadre, se ven las cortinas de acceso al local que ocupaba el restaurante Marconi.

Despedida de los delegados chilenos que partirían a la Conferencia Internacional del Trabajo celebrada en Ginebra, en mayo de 1939. Se observa a todos los participantes dentro del comedor del Marconi. Imagen y nota publicadas por el diario "La Nación".

Con servicios especiales de banquetería y arriendo de sus salas para eventos sociales, el restaurante sobrevivió a la transformación de esa esquina que trajo el progreso urbano y se pudo mantener así en la misma, pero ocupando un local nuevo en el 786. Su dueño era para entonces don Juan Mezquida B. y, curiosamente, el restaurante aún tenía en servicio su original área de ventas de fiambrería. Además, el restaurante permanecía abierto todos los días, incluyendo domingos y festivos.

En mayo de 1939 y usando para entonces la señalada nueva dirección e inmueble, el Marconi fue lugar de un concurrido homenaje de dirigentes sindicales y obreros para los señores Isidoro Godoy Bravo y Arturo Velásquez. Ambos habían sido elegidos como representantes de los obreros chilenos para la Conferencia Internacional del Trabajo de ese año, que debía realizarse en Ginebra, Suiza. También se hizo un reconocimiento al doctor Valentín Gallinato Rodríguez, quien fue invitado en la ocasión por estar próximo a mudarse hasta Europa, por razones de estudios. En la manifestación, realizada el domingo 14 y cubierta por los medios de prensa, participó el entonces senador socialista, presidente del Frente Popular y revoltoso ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile, Marmaduke Grove, junto a otros dirigentes políticos de la Confederación de Trabajadores como Juan Díaz Martínez, Salvador Ocampo y Luis Gálvez.

Para los años cincuenta, el Marconi había cambiado en la publicidad sus recomendadas botellas de Santa Carolina por las del vino Clos de Pirque, de la Viña Concha y Toro. Aparecía así en la lista de los establecimientos en donde podía encontrarse la marca, en avisos insertos en la prensa de fines de 1953, por ejemplo. Pese a todo lo que había cambiado Santiago y la cantidad de nuevos establecimientos parecidos que existían en aquellos momentos, seguía teniendo un reconocido prestigio y buena actividad social dentro de sus comedores. Mantuvo también su bar de licores nacionales e importados en todos esos años.

Aunque todavía era recomendado a fines de los años sesenta en algunas guías turísticas, el crepúsculo del anciano Marconi comenzó con las nuevas olas de progreso y desarrollo comercial... Se acabaría allí la fiambrería y restaurante de calle Puente, con sus sabrosuras mediterráneas y sus magníficos vinos de las mejores bodegas nacionales. Era otro Santiago el que ya existía y dictaba las leyes de hierro del mercado en esos días, quedando aplastados los 50 o 60 años de historia del boliche.

El antiguo primer edificio que albergó al Marconi había sido vendido y demolido hacía tiempo, reemplazado por el inmueble comercial de líneas atemporales art decó que, remodelado, por muchos años albergó después a la tienda La Casa Blanca, famosa en los ochenta y noventa por su venta de vestidos y accesorios para novias. Este negocio existió hasta tiempos recientes cuando sus propietarios, la familia Abugarade Hazbún, se vieron superados por el período de las revueltas callejeras y la pandemia, debiendo cerrar la cadena en mayo de 2020. ♣

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