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LA ORQUESTA LOS PENIQUES Y SU LEGADO EN LA MÚSICA POPULAR

Orquesta Los Peniques en carátula de su LP de grandes éxitos, publicado por EMI Odeón. Fuente imagen: sitio Discoteca Nacional Chile.

La Orquesta Los Peniques se sitúa en el período de orígenes para lo que después se dará por llamar combos y sonoras en la música bailable de sabor tropical, tan popular en Chile que penetró incluso en el casi inexpugnable ambiente folclórico de las fondas y celebraciones de Fiestas Patrias, principalmente con la versión local de la cumbia. 

La agrupación había sido fundada en 1953 por dos pares de hermanos y músicos: los Durán y los Moya, por entonces muy jóvenes y varios de ellos aún en el colegio. De acuerdo a las publicaciones del sitio del investigador musical y periodista David Ponce, la primera formación de la orquesta fue con el maestro argentino Tomás di Santo en piano y dirección artística, oficiando también como el arreglista; el mítico René Duval en voz, Víctor Durán y  Esteban Moya en trompetas, su hermano Óscar Moya en saxo alto; Luis Chichino Durán, hermano de Víctor, en saxo tenor; Andrés Valdivia en contrabajo y Silvio Ceballos en batería.

Las exitosas presentaciones de la Orquesta Los Peniques en el Hotel Carrera y ocasionalmente también en centros de espectáculos como el Casino de Viña del Mar, marcarán el gran salto profesional del grupo al circuito de la bohemia de los años cincuenta. Comienzan a tocar allí dos años después de poner en marcha a la banda, usando el eslogan “Ritmo y juventud” que habría estado inspirado en la divisa "Ritmo del alma" ocupado antes la Orquesta Santa Anita, de la que había sido miembro Di Santo cuando residía aún en Argentina. Se presentan en vivo, además, para estaciones como el auditorio de Radio Corporación.

El conjunto ofrecía entretenidos repertorios bailables de cumbia, chachachá, rumba, guaracha, bolero, baião, jazz, charleston y foxtrot, principalmente. Ponce destacaba como temas más relevantes en el cancionero del grupo a “Vacilón”, “El partido por la mitad”, “Arabesco” y “Clara”, por ejemplo. Para 1956 y 1957 eran contratados también en otros famosos clubes, como el restaurante Martini de Bandera 560, en donde tocaba el Trío Martini, artistas de la casa, y oficiaba como lady crooner la hermosa Mary Martin.

Siendo ya los artistas favoritos de la boîte del Carrera, la Orquesta Los Peniques graba sus canciones en los estudios del sello EMI Odeón y se transformaría en la competencia artística directa de la también famosa Orquesta Huambaly, que también tocaba por esos tiempos y tenía por alero a la misma casa discográfica, presentándose en varios boliches del Santiago clásico.

A mayor abundamiento, la Orquesta Huambaly era el número estrella del entonces concurrido café Nuria de Agustinas 715 con Mac-Iver, al que asistían próceres de la bohemia de entonces como el periodista Tito Mundt; era su local favorito según Oreste Plath. El grupo, originalmente con por Jack Brown y luego Humbero Lozán en voz, desplegaba sus sabrosas sesiones de tropical y jazz en ese recordado club. El Nuria estaba en los mismos bajos hasta donde llegó después el también célebre Palacio Imperial Lung Fung, conocido en su momento como el mejor y más elegante restaurante chino de la capital chilena.

Miembros de la Orquesta Los Peniques en abril de 1955, en la revista "Radiomanía", tras sus exitosas presentaciones en el Casino de Viña del Mar y disponiéndose a aparecer ahora en Radio Corporación de Santiago. Fuente imagen: Biblioteca Nacional Digital.

La orquesta en 1958, presentándose otra vez en el auditorio de la Radio Corporación. Imagen publicada por revista "Radiomanía" del mes de marzo. Fuente imagen: Biblioteca Nacional Digital.

La misma orquesta en algún evento de Navidad, en una imagen publicada por el sitio Tiesos pero Cumbiancheros. Fuente imagen: sitio Música Popular Chilena.

Edificio del Hotel Carrera de Santiago en sus años de actividad. En su famosa boite saltó a la fama la Orquesta Los Peniques. Fuente imagen: "Arquitectura y modernidad en Chile. 1925-1965", de Humberto Eliash y Manuel Moreno.

Sin embargo, se decía en esos años que la Orquesta Los Peniques era para el deleite de las clases más acomodadas o clientes de alta sociedad, mientras que sus rivales de la Huambaly pegaban más en el gusto popular, pasando por muchos lugares de alta concentración de público como Radio Minería, en donde un joven locutor Raúl Matas los presentó más de una vez. Al parecer, era el rasgo elitista del que gozaba el Hotel Carrera y sus copetudos bailables lo que contaminaba un poco la percepción sobre la propuesta de la Orquesta Los Peniques.

A pesar de aquel posible estigma, la mítica agrupación siempre fue reconocida por su calidad interpretativa de sonidos tropicales que entraban a Chile, en especial los cubanos, combinándolos astutamente con éxitos del rock and roll o de las big bands en sus memorables shows. También fue importante el Carrera en esta penetración y adaptación de estilos dentro de la bohemia nacional, desarrollando por entonces el género tropical que había traído el cubano Isidro Benítez a fines de 1926, quedándose a vivir en el país; y también importado por la orquesta Los Negros Cubanos durante ese mismo año, presentándose en el Lucerna y los clubes del cerro San Cristóbal. Esta influencia se reforzó después con grupos como las orquestas Havanna Cuba's y Lecuona Cuban Boys, con memorables presentaciones en el cabaret Zeppelin y el Tap Room, respectivamente, además del Rey del Mambo, Dámaso Pérez Prado, a partir de su venida a Chile hacia inicios de los cincuenta.

Empero, a pesar del nivel de prestigio que iba alcanzando la orquesta, no estaban bien consolidadas las relaciones ni las cercanías entre sus miembros. Los clásicos problemas de posesión de la marca y de los derechos relacionados condenaron a la sociedad musical, experimentando problemas cuando su epopeya aún llevaba pocas páginas escritas. La mayor parte de sus miembros originales abandonarían el grupo entre 1955 y 1958, molestos con la inscripción que Ceballos había hecho a su nombre de la marca Orquesta Los Peniques, refundando así al grupo conocido desde ese momento como la Orquesta Ritmo y Juventud, en virtud de su tradicional eslogan.

A pesar de todo, lo que había sido antes la Orquesta Los Peniques siguió tocando en los salones refinados del Carrera o radios como Minería, con algunos músicos nuevos para completar plana de Ritmo y Juventud. Di Santo tomó la voz del grupo, cargo que después fue responsabilidad del cantante Chiquito Macedo.

Mirando hacia atrás el enorme camino recorrido en pocos años, el legado y follaje de la Orquesta Los Peniques es evidente: durante tan corta vida fue la matriz que da origen, escuela o influencia a algunas de las más famosas orquestas de cumbias de Chile. Así, cuando los disidentes de la misma habían fundado la Orquesta Ritmo y Juventud llegando a derrotar en popularidad a la Orquesta Huambaly, el lugar del baterista Ceballos había sido ocupado por el entonces muy joven percusionista Arturo Giolito, proveniente a su vez desde la orquesta de Vicente Bianchi en Radio Cooperativa.

Ceballos continuó usando el nombre Orquesta Los Peniques, en tanto, a pesar de haber tenido que incorporar músicos nuevos para el resto del equipo. Gino del Solar fue el vocalista, pero se retiró en 1963 para ser reemplazado al micrófono por el talento de Patricio Zúñiga, por entonces cantante aficionado en la Radio Agricultura y al que todos conocen hoy como el insigne y magistral Tommy Rey. Este nombre artístico que le puso Ceballos, precisamente.

Había sido en los estudios de Radio Corporación, del segundo piso de Morandé 25, en donde el cantante Zúñiga, ahora Rey, había conocido al líder de la Orquesta Los Peniques durante los shows de las noches. Hubo buen entendimiento con ellos y así acabó incorporándose a la banda ya en la etapa final de la misma.


Orquesta Ritmo y juventud en los años cincuenta, cuando Chocolate Rodríguez (al centro) ya era su vocalista. Fuente imagen: Memoria Chilena.

La misma Orquesta Ritmo y Juventud con un joven Arturo Giolito en la batería y Chiquito Macedo en voz. Fuente imagen: Memoria Chilena.

Orquesta Huambaly en imagen de la revista "Vea", año 1956, durante una exitosa gira por Perú. Fuente imagen: Biblioteca Nacional Digital.

La Cubanacán en su noche de debut en el Club de la Media Noche, a fines de 1955. Imagen, del archivo de Ricardo Barrios, publicada en el libro "¡Hagan un trencito! Siguiendo los pasos de la memoria cumbianchera en Chile (1949-1989)", de las investigadoras Lorena Ardito Aldana, Eileen Karmy Bolton, Antonia Mardones Marshall y Alejandra Vargas Sepúlveda.

La Sonora Palacios en tiempos con Tommy Rey (al centro) como vocalista. Fuente imagen: sitio Música Popular Chilena.

Del mismo modo, en el lugar del micrófono de la Orquesta Ritmo y Juventud, después de cierta inestabilidad quedó a cargo de la voz un alegre cantante mulato  tocopillano Juan Chocolate Rodríguez, otra personalidad de la cumbia y el mambo en la historia de la escena nacional. Las conexiones del tejido artístico siguen asomando con él: Chocolate había comenzado su historia musical en la adolescencia, con la orquesta La Cubanacán; la misma que llegará después a su apogeo con Roberto Pachuco Fonseca a la cabeza: Pachuco y La Cubanacán.

Aquella agrupación, famosa en los cincuenta cuando tocaba en establecimientos como el cabaret Zeppelin y el Club de la Medianoche, fue dirigida a la sazón por Luis Molina y había comenzado su vida como la Orquesta Cuban Can. Como sucedió que una orquesta más conocida llamada Cubanacán de Cuba se vino a Chile en aquel entonces pero después se disolvió, los músicos nacionales tomaron la decisión de adoptar el nombre de La Cubanacán, aunque por entonces más influida por los trabajos orquestales de Pérez Prado que por la cumbia actualmente reconocible.

Los cruces de líneas artísticas no se agotan: a su vez, cuando la Orquesta Los Peniques entra en su última crisis y se disuelve hacia 1964-1965, casi al mismo tiempo en que lo hizo la Orquesta Huambaly, Tommy Rey se integra a la recientemente formada Sonora Palacios, que había sido fundada en los barrios de Quinta Normal por el trompetista Marti Palacios, tomando por inspiración a los cubanos de la clásica Sonora Matancera. Es más o menos el período cuando la Sonora Palacios graba y lanza el LP "Explosión en Cumbias", considerado el primer trabajo discográfico y comercial de auténtica cumbia en Chile. Además, desde el club musical de Palacios saldrían varios músicos célebres del ambiente tropical y grupos completos, como la Sonora Palacios Jr.

En aquel largo período, facilitó la aparición de una segunda generación de orquestas de cumbia la llegada e influencia en Chile de artistas como el venezolano Luisín Landáez, otro gran impulsor de esta etapa a partir de los sesenta, y la colombiana Amparito Jiménez, así como las canciones que sonaban en radios y disquerías grabadas por el mexicano Mike Laure, el instrumentista venezolano Tulio Enrique León y bandas como Los Cinco del Ritmo y Los Wawancó, desde Uruguay y Argentina respectivamente. A esta nueva camada de grupos de cumbia pertenecen bandas como La Sonora Caravana, Los Viking's 5 de Coquimbo y la propia Sonora Palacios.

Por su parte, ya gozando de una exitosa, el entonces parcialmente calvo percusionista Giolito se retiró de la Orquesta Ritmo y Juventud poco antes de desaparecer el grupo, a fines de los sesenta. En 1968 fundó la famosísima agrupación de música tropical con su apellido: Giolito y su Combo, compuesta por varios músicos de la orquesta de Valentín Trujillo que por años tocaron en el programa de televisión "Sábados Gigantes". Hoy, Giolito y su Combo continúa con sus presentaciones tras tomar las baquetas y el micrófono Bruno Giolito, tras la muerte de su padre y fundador en 2008.

Manteniendo definitivamente el nombre de Tommy Rey, en tanto, el cantante y tumbador se retiró de la Sonora Palacios y creó una exitosa banda propia en 1982, que bautiza la Sonora de Tommy Rey. Es, muy probablemente, la propuesta chilena de cumbia más popular en las décadas siguientes y aún en plena vigencia.

Ya en los mismos años ochenta, sonará una orquesta llamada Sonora Los Peniques, que toca en algunos de los últimos clubes dancings que quedaban en Santiago. Posteriormente, aparece una nueva Orquesta Los Peniques en el circuito más actual. Empero, son agrupaciones que están tenue e indirectamente relacionadas con la anterior banda del mismo nombre; esa que ya duerme por casi 60 años en la leyenda. ♣

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