El Teatro Ópera con los anuncios de las estrellas del Bim Bam Bum y el público repletándolo desde la entrada misma. Imagen del Fondo Julio Bustamante, publicada en el sitio Cultura Digital de la Universidad Diego Portales.
El viejo club Casanova había sido fundado el jazzman y director musical uruguayo Buddy Day (Antonio Felis Peña) en calle Huérfanos 827, corazón del llamado barrio “Broadway Santiaguino”, entre Estado y San Antonio. Si bien fue un hito en la edad de oro de la bohemia chilena desde 1947, del que hemos hablado en otro texto, no pudo evitar que la decadencia llegara a tocar las puertas del hermoso edificio, producto de las marejadas económicas y otras complicaciones. Así las cosas, el Casanova tendría que ceder la posta a una nueva propuesta del mismo músico y empresario: el Teatro Ópera y la Compañía de Variedades Bim Bam Bum, con los que alcanzaría las estrellas.
La colorida epopeya de la revista chilena y de la comedia adulta llegará a su cumbre en aquella casa que, al momento de ser adquirida por Day, había sido un edificio bancario al que realizó grades modificaciones, primero para el Casanova y después para su nuevo teatro de vodevil. No lo sabía en ese momento, pero el palacio de los espectáculos iba a permanecer resistiendo los vaivenes de cada época hasta la caída del rubro bohemio y recreativo en Chile, con las restricciones de las actividades y los efectos de la inclemente recesión mundial.
Cabe comentar que aquel teatro de bataclán también soportó sobre sí el aplastante peso de toda una edad ya perdida, de la que fue baluarte. Era la misma era a la que pertenecieron el Teatro Princesa de Recoleta, la Sala la Sala Lux en donde estará después el Teatro Gran Palace de Huérfanos o el Teatro Politeama del Portal Edwards, entre muchos otros casos... Días en que las presentaciones de la Compañía Cóndor de Enrique Venturino, los montajes de los hermanos Retes y los boliches de trasnoche del Negro Humberto Tobar, con el Tap Room, se erigían como verdaderas academias para muchos artistas que aspiraban a ser parte del medio y destacar en las carteleras. El Ópera fue, además, punto de encuentro entre estrellas nacionales y consagrados internacionales haciendo visitas o temporadas en el país, con algunos intercambios interesantes.
Es difícil saber, a estas alturas, qué es cierto y qué es idealización sobre el Teatro Ópera y el Bim Bam Bum. Poco aportó al respecto una teleserie basada en sus famosas revistas, hace algunos años, cuyo guión se alejó bastante -en la dramatización y las ficciones- de los rasgos históricos de la época y del lugar en que se suponía ambientada. A pesar de todo, hay datos de gran importancia que permiten rearmar su historia y que han sido recuperados por testimonios de aquella extraordinaria épica de espectáculos.
Cerrado entonces el Casanova y convertido por Day en un cinematógrafo rotativo a principios de los cincuenta, el Teatro Ópera, tampoco logró mucha utilidad en este rol por lo que era urgente un cambio de rubro para evitar el hundimiento del negocio y de su dueño.
Por instinto de supervivencia y por su propia inclinación emprendedora, entonces, comenzó a planear un nuevo tipo atracciones para el lugar en la forma de revistas de espectáculos de música, humor y coreografía. Así concibió la que sería su nueva atracción haciendo debutar una compañía matriz que será después el Bim Bam Bum o “BBB”, como se la conocía coloquialmente. "La Nación" del lunes 14 de enero de 1952 anticipaba algo ya de la época brillante que se venía al teatro:
El esfuerzo que ha realizado Buddy Day al traer una compañía de revistas completa, se ha visto coronado con el mejor de los éxitos. Desde el primer día, las entradas para cualquiera de las tres funciones, se agotan en las primeras horas de la mañana.
Mambos, rumbas, chistes, danzas, tangos y canciones que se intercalan en la pieza revisteril, son presentados en cuadros coreográficos de buen gusto, y con espectacular juego de luces.
La nueva y rauda remodelación del espacio habría sido concluida entre fines de 1952 e inicios del año siguiente, adaptándolo a los ambiciosos requerimientos. En el mismo período, había estado presentándose en la sala la compañía teatral del actor Eduardo Naveda, quien en diciembre había incorporado a la actriz nacional Gloria Lynch para que se incorporara al equipo conformado también por los galanes Humbero Onetto y Ricardo Sabaj.
Sin embargo, la puesta en marcha del nuevo espectáculo Bim Bam Bum fue el 3 de enero de 1953. La actriz y comediante Iris del Valle (Iris Rosalba del Valle Jorquera) recordaría, tiempo después, que los artistas fundadores hicieron grandes sacrificios para esta apertura, con sueldos bajos y enormes esfuerzos personales, confiados en que el proyecto sería de un éxito rotundo. En aquella generación creadora estuvieron también Eugenio Retes, Gabriel Araya y Eduardo Gamboa, este último fallecido no muchos años después.
Una leyenda popular en el ambiente artístico de aquellos años contaba que no solo los vivos iban a visitar los espectáculos del Ópera: también lo habría hecho reiteradamente el fantasma de una niña fallecida, vista en algunas ocasiones por trabajadores, artistas y clientes del lugar, vagando especialmente en el sector de camerinos y tras bambalinas, por el callejón interior lleno de subidas, bajadas y rincones. De acuerdo a la misma leyenda, la niña fue una pequeña que, durante los trabajos de remodelación que convirtieron el lugar en centro de eventos, se asomó por curiosidad en las faenas desde unos andamios o una tarima cayendo accidentalmente a un foso que se había abierto para colocar un ascensor o un poste.
Otra historia fantasmal del teatro hablaba de una bella corista que murió en un desgraciado accidente, mientras iba a su camerino y cuando el teatro ya funcionaba como casa del Bim Bam Bum. Se creía que el espíritu solía aparecerse por los vestidores y pasillos del lugar, erizando los pelos a los artistas.
Vista de la fachada del edificio de Banco Hipotecario de Chile, antes de ser la boîte Casanova y después el Teatro Ópera. Fuente imagen: Grupo FB Postales y Fotos Antiguas / Flickr Santiago Nostálgico.
Vista nocturna del hermoso barrio de calle Huérfanos esquina Estado, en el Broadway Santiaguino. Se observa el luminoso del Teatro Astor y, más atrás, el Teatro Opera de la compañía Bim Bam Bum. Imagen publicada en el sitio Música Popular de Chile.
El mismo edificio ya convertido en el Teatro Ópera, cuando todavía estaba en apogeo el Bim Bam Bum. Imagen del Fondo Julio Bustamante, publicada en el sitio Cultura Digital de la Universidad Diego Portales.
Buddy Day y su orquesta, en 1942. Fuente imagen: Memoria Chilena.
Buddy Day en la revista "En Viaje", año 1966.
Day había reinaugurado el Teatro Ópera con su elenco al inicio del año 1953, funcionando ahora como una gran boîte, music-hall y auditorio con funciones de vedettes, humoristas y músicos. Sin embargo, como un anticipo, había traído poco antes a la bailarina Josephine Baker, presentándola a fines del año anterior en una contratación que logró conjuntamente con la Radio Sociedad Nacional de Minería. Los cortos cinco días de la artista en Chile fueron la última de sus visitas al país, sucedida justo cuando el medio nacional de las candilejas experimentaba la congoja por la muerte de la gran actriz y comediante Olga Donoso, gorda y risueña figura de la clásica bohemia santiaguina.
Entre
las primeras revistas presentadas por el Bim Bam Bum estuvieron "Churros en
bikini" de Eugenio Retes, reseñada también como "Amor en bikini" (no
sabemos si por confusión con alguna otra de tal nombre), y "Polleras en
el Congreso" de Gustavo Campaña, referida a la presencia femenina en el Poder Legislativo. Ambas
se estrenaron durante el verano de 1953, por lo que las fuentes no siempre
están de acuerdo en cual debe ser considerada la principal para el debut
de la Compañía del Bim Bam Bum. Lo cierto es que esta comenzó a celebrar oficialmente su aniversario enero de cada año, siendo su primer cumpleaños en 1954.
Durante aquellos meses de marcha blanca para el club estuvieron también las bailarinas cubanas del
grupo Mulatas de
Fuego en el estreno de otra revista de Retes titulada "El derecho de no
ser", por mediados del año, además de la joven artista italiana Anna Celli, quien era
presentada como una condesa. La contratación de figuras extranjeras era algo a lo que Day había apostado desde el inicio de las funciones, pues su compañía era "internacional".
Para poder armar aquellos primeros elencos, sin embargo, los directores habían comenzado a buscar artistas y reclutar juglares desde diferentes equipos o de manera independiente. Consiguieron la mayoría de las muchachas para los números de baile poniendo avisos en los diarios, por ejemplo, invitándolas a asistir a los castings. A las más profesionales salieron a buscarlas hasta las mecas de la bohemia bonaerense y de otras latitudes. En estas actividades, Eduardo Felis, hermano de Buddy Day, pasaría a ser empresario asociado tiempo después, a partir de 1957 y asumiendo como director de la Compañía Bim Bam Bum.
También se presentó en aquella temporada de inicio la revista “El deseo de tomar un tranvía”, con Retes como creativo y actor. Cantó Raúl Videla en esos días y actuaron conjuntos como Les Drims, el dúo cómico Los Caporales y el Ballet D’Arcy dirigido por el controvertido y talentoso argentino Eugene D'Arcy (Eugenio González), quien vino a ser algo así como una celebridad con ademanes y esteticismo tipo Lord Bayron u Oscar Wilde, pero en versión criolla. Todos ellos estuvieron entre los primeros en escribir el capítulo de inicio de las aventuras del Bim Bam Bum.
A aquella generación pionera de artistas se sumaría una de sus primeras
vedettes estrellas de la cartelera del Ópera: la italiana Antuka
Terry. Y, entre las vedettes, bailarinas y cantantes chilenas, destacaría
Blanca Löwe, más
conocida como Kika, hermosura de ojos verdes, casada y con una hija,
quien en 1953 ya se presentaba en las tres funciones diarias.
El nombre
de la Compañía del Bim Bam Bum, en tanto, provenía de un conocido tema musical de Xavier Cugat que
golpeaba en las radios de tubos en esos días. Haberlo bautizado de esa manera fue otro de los varios aciertos de Day.
La sala fue escenario permanente, también, para encuentros de tango, ballet, presentaciones circenses, ilusionismo, acrobacia, zarzuela y grupos de rancheras, corridos mexicanos o merengues. Guardando las proporciones, llegó a ser comparada con el Teatro Colón de Buenos Aires por su comodidad e importancia. Su ubicación también era estratégica en esas cuadras de calle Huérfanos, a tan escasa distancia de la Plaza de Armas, sector con gran intensidad de su actividad escénica y movimiento asociado al Hotel Victoria, el Teatro Astor, el Teatro Imperio y El Goyescas, entre otros núcleos recreativos.
A la sazón, la misma calle Huérfanos estaba lejos de ser el paseo peatonal de hoy: por ella corría bastante tráfico de vehículos, de hecho. Ahora, era perturbada por la cantidad de automóviles que estacionaban los clientes que iban al show, algunos muy lujosos y elegantes. Distinguidas personalidades y matrimonios acudían hasta los palcos y el público más popular repletaba las butacas, aunque se recuerda que la mayoría de los caballeros preferían acudir solos o acompañados de amigos, pues el show todavía era visto como algo muy ajeno a la vida familiar.
Tres presentaciones al día -de lunes a domingo- ofrecía el Ópera, con filas de asistentes que a veces rodeaban la floreada cuadra. El periodista de espectáculos Osvaldo Rakatán Muñoz aseguraba en "¡Buenas noches, Santiago!" que más de mil personas hicieron cola para ver el Follies Bergére de París cuando se presentó el show en el Teatro Ópera, trayendo a la despampanante Xenia Monty quien, desde entonces, se incorporó al equipo de artistas de Day haciendo un tremendo aporte con su presencia a las noches de oro y plata santiaguinas.
Para el año inaugural de 1954, se presentaban las revistas “Cocktail de bellezas” y “Capricho español”, otra vez con participación protagónica del ballet dirigido por D'Arcy. Nano Acevedo recuerda en “Los ojos de la memoria” que otras visitas ilustres del escenario fueron por entonces las gemelas Dolly Sisters y el grupo Los Panchos, en el período en que Raúl Shaw Moreno formó parte del trío de boleristas, además de Pérez Prado y su sensacional orquesta. Este último habría puesto su música a la seducción de la bailarina internacional Tongolele, también durante su presentación en el Ópera.
En julio de ese año, sin embargo, se desató un gran escándalo cuando la Policía de Investigaciones de Chile llegó a trajinar el teatro durante el martes 20 de julio. Esto sucedió después que detectives de la Brigada de Estafas descubrieran discretamente, tras algunas noches visitando la boîte, un intenso tráfico de drogas como cocaína y morfina en su interior, negocio controlado por miembros de toda una red de estupefacientes quienes habrían mantenido contacto con importantes artistas de la bohemia.
Algunos de los primeros avisos publicitarios para el Bim Bam Bum en "La Nación", año 1953 (izquierda) y 1959 (derecha).
Aviso de principios de 1959 con Iris del Valle, Gabriel Araya, Elba "Pitica" Ubilla, Chito Morales y Eugenio Retes formando parte del elenco principal del Bim Bam Bum. Publicado en el diario "La Nación".
Izquierda: fachada y marquesina del Bim Bam Bum en calle Huérfanos, en fotograma de un documento fílmico de época. Derecha: la actriz Iris del Valle, veterana reina de la bohemia santiaguina, en imagen del archivo Proyecto Cabaret.
Izquierda: publicidad para el Cine Ópera, cuando el ex Casanova había sido convertido en un simple y poco rentable rotativo de películas de cine pero ya comenzaba a adaptarse para nuevas revistas bataclánicas, en "El Mercurio" de noviembre de 1952. Derecha: nota de espectáculos del periódico "Las Noticias de Última Hora" en 1954, anunciado el arribo de dos cotizadas vedettes al Ballet D'Arcy al Ópera: Evelyn y Dayra.
Las Mulatas de Fuego en una obra de Retes del Bim Bam Bum, a fines de junio de 1953, diario "La Nación".
Avisos de mediados de los años cincuenta para el show del Bim Bam Bum, en "Las Noticias de Última Hora".
Izquierda: las vedettes nacionales Isabel Ubilla y su entonces debutante hermana Elba, la famosa Pitica Ubilla, en revista "En Viaje" de 1956. Derecha: el gran bailarín y coreógrafo Eugene D'Arcy, en la misma década.
Entre los interrogados por los policías en aquella ocasión, estuvieron el coreógrafo D'Arcy y la vedette Elsa Villa, también argentina, además de otras bataclanas y artistas involucrados por las denuncias. Elsa estaba prácticamente desde los inicios del Bim Bam Bum, cuando había entrado a formar parte de la revista "Mujeres de todos los colores".
Pasada
la ya tormenta policial, el Ópera volvió rápidamente a su desfile de
estrellas de todas las disciplinas escénicas. Algunas presentaciones de teatro
infantil aparecen en su cartelera durante 1956, además, a cargo de
otras compañías. Ese mismo año, en noviembre, llegaba al Bim Bam Bum Morenita Gale, "La bomba H de las revistas argentinas", y Dolly Bioletti, "La Venus del Teatro Maipo de Buenos Aires", además del show que contaba ya con 90 artistas internacionales en escena.
Para octubre de 1959 ha arribado en el show la elegante cantante española Gloria
Romero, quien participará en la revista "La luna no da ni Kita" junto al
humorista argentino Pablo Palitos, el dúo cómico Barbieri-Moreno, el
Ballet de Eber Lobato y la despampanante argentina Nélida Lobato.
Artistas estables y antiguos siguen siendo, a la sazón, los comediantes Gabriel Araya,
Iris del Valle, Chito Morales y el inagotable Retes.
Tiempo después, en diciembre de 1961, llegaba la revista “Año Nuevo... Curvas nuevas” de Retes y Day, confesando ya en el mismo título el contenido sensual que seguían explotando las presentaciones. Durante el año siguiente ofrecía sus tres funciones diarias, a partir de las 19 horas, con “Adán, Eva y... el otro”, más la participación de la cantante nacional Camila y el Thino's Ballet. Crecía la fama del teatro fuera de las fronteras, por entonces, y así había más y más interesados en subir a su escenario.
En 1967 se anunciaba “Batifogosas en acción”, con el cantante español Angelillo, Carmen Álvarez, Beatriz Daudet y el trío brasileño Pegao. Hacia la misma época, se presentaba también la orquesta japonesa de tangos Sakamoto, una talentosa y aplaudida curiosidad nipona aunque no fue única, considerando experiencias como la Orquesta Típica de Masaishi Sakamoto, famosa en los años cuarenta.
Contaban que los directores y artistas de espectáculo llevaban de paseo al Ópera, muy orgullosos, a los visitantes venidos desde grandes centros bohemios del mundo, en esos años: Manhattan, París o Buenos Aires. Su intención era impresionarlos con el despliegue escénico y la calidad de los shows de este lugar tan perdido en el mapamundi. Fuera de todas las posibles adulaciones, sin embargo, no hay duda de que el Bim Bam Bum y las funciones del Ópera eran lo más importante en espectáculos de este tipo en el Chile de entonces, además de los más longevos, con una gran rotación de personajes y actores. Por estas razones, en su marquesina se leyó por años la frase soberbia: “The best show place of the city”.
El recuerdo romántico de la Compañía Bim Bam Bum elevó especialmente la memoria de las ninfas que estuvieron en el espectáculo, pero la verdad es que un soporte esencial de estas revistas era también el humor. Los comediantes a cargo de esta tarea fueron incontables, destacando adalides del género como Manolo González, con sus rutinas irreverentes de corte político, además de Humberto Gambino y los mencionados Araya y Morales. El enano showman mexicano Tuntún, el “Cantinflas peruano” Milos Velarde, el mimo Oberón y Tommy Bikert con sus pájaros comediantes, también llenaron de risas y alegrías el aplaudido teatro en alguna temporada.
Por todas aquellas razones, una pléyade de artistas de los espectáculos nocturnos hacían fila para subir a ese escenario que, en diferentes épocas, conocieron también Los Perlas, el bailarín argentino Eric Zepeda y los comediantes Eduardo Thompson, Chicho Azúa, Tato Cifuentes con su muñeco Tatín, Los Muleros (Carlos Carloco Trujillo, Alfredo Herrera y Carlos Valenzuela) y Sergio Feito, quien entró al rubro teatral trabajando como partiquino. Cumplir con tratar de nombrarlos a todos sería abusivo para todo tiempo de lectura disponible.
Del mismo modo, conocidos libretistas y coreógrafos pasaron por el Ópera en su época de gloria: Oscar Fernández, Paco Mairena, Rafael García, el argentino Pedro Sombra y Jorge Chino Pedreros, quien trasladó su experiencia en el teatro de variedades y comedia hasta el programa de televisión “Japenning con Ja”. Retes, por su parte, actuó junto a otros caricatos y actores de su tiempo, como Eduardo Gamboa y Salvador Cicero.
Importantísimas mujeres en la historia del Ópera y la atracción de sus shows fueron sus cotizadas bailarinas, actrices y vedettes. Destacaron las célebres hermanas Ubilla, la show-woman Fresia Soto y las hermanas Guerrero, emigradas después al medio televisivo. La versátil argentina Susy Montrey incluso actuaba en varios de los bloques del Bim Bam Bum y otros clubes como el Tap Room. Lilian de Río también tuvo ocasión de demostrar su múltiple oficio con virtudes físicas y artísticas, en variadas secciones. Al elenco del teatro se sumaría la multifacética Celia Castell, guitarrista, danzarina y actriz políglota; la bailarina y cantante española Margarita Sierra, la vedette Amparito Castro, apodada como la Venus de Madrid, y la eximia cantante brasileña Dalva de Oliveira.
Cabe observar que, dada la ventaja profesional abismal que llevaban en el Río de la Plata con aquellos espectáculos más el enorme tamaño de su escena local, llegaron a ser sensación en la historia del teatro las contrataciones reiteradas de otras destapadas artistas provenientes de la escena argentina: Rita Montessi, Christiane Collivino, Susana Brunetti, Alicia Márquez, Nélida Lobato, Hellen Grant, la enorme Thelma Tixou, una Moria Casán en sus jóvenes inicios, las hermanas Ethel y Gogó Rojo, y las también hermanas Inés Marcó y Mary Marcel, entre otras. Y aunque la gran Egle Martin había llegado a Chile prácticamente sin experiencia en las tablas, resultó ovacionada en las funciones y su carrera internacional impulsada precisamente desde el Ópera. Visitas relucientes en su escenario fueron también la vedette y actriz argentina Ada Zanet y la gran cantante Rosita Salaverry.
En muchos sketches humorísticos participaban musas no menos cotizadas del ambiente, como la venerada y veterana Iris del Valle, apodada La Pelá. Y al famoso ballet de D’Arcy siguieron llegando talentosas bellezas y rutilantes artistas nacionales o extranjeras como Luby Martin, Elvira Mayo, Lilian Montes, Lily Morel, Yoly Montrey, Nancy Lezika, Jenny Clark, Raquel Romay y Gladys Keller. A las chicas bailarinas se sumaron, por temporadas, destacadas figuras como la hermosa Gaby Cousin, Ruth Keller, Martita Erices, Tati Segura (con su 1.80 metros de altura) y Monique Garbó (la “Francesita del Twist”). Ya en sus últimos buenos años, llegó la gran generación chilena de vedettes y cantantes con Wendy, Maggie Lay, Magaly Acevedo y la audaz actriz Peggy Cordero con un casi legendario show nudista, pues parecía adorar la desnudez sin falso pudor ni timidez.
Vedette del Bim Bam Bum en fotografía probablemente tomada entre 1953 y 1965 por Alfredo Molina La Hitte.
Xenia Monty, gran vedette francesa que llegó a Chile desde el célebre Follies Bergére de París al Teatro Ópera. La imagen debe haber sido tomada entre 1953 y 1960 por Alfredo Molina La Hitte (Fuente imagen: Exposición DIBAM en Metro Santa Lucía, agosto-septiembre 2011).
Final de una revista del Bim Bam Bum, con parte de la platea a la vista. Imagen del Fondo Julio Bustamante, publicada en el sitio Cultura Digital de la Universidad Diego Portales.
Un colorido y espectacular "final de fiestas" para una función del "Bim Bam Bum" en 1967. Imagen publicada por la revista "En Viaje".
Una presentación del famoso elenco transformista del Blue Ballet en el Teatro Ópera, como parte del espectáculo de la compañía Bim Bam Bum, en fotografía de Julio Bustamante Sotelo. Fuente imagen: sitio Cultura Digital UDP.
Estrellas femeninas del Bim Bam Bum en septiembre de 1969, en "La Nación": Gilda Mas, Taty Segura, Ana María Leiva y Lily Rams.
Corrían historias sórdidas y nunca confirmadas, además. Por ejemplo, chismes sobre la posibilidad de relacionarse con algunas estrellas del pasado y, cuando no, con chicas del staff de baile, al menos entre los rumores más cizañeros. Sí es cierto que las figuras más bellas o populares solían ser cortejadas y colmadas de regalos por sus admiradores, enviados a sus propios camerinos, pero todo parece indicar que la producción siempre prefirió que mantuvieran ciertas distancias.
Empero, no había que equivocarse en las observaciones, ni con los corazones buscando enamorarse:
alguna vez actuó en su escenario el grupo artístico Blue Ballet, compuesto por
los bailarines y cantantes transformistas salidos de la boîte Bossanova,
de la inolvidable tía Carlina en Vivaceta. También se había presentado allí
Coccinelle en 1962, cantante, vedette y primera figura del espectáculo transexual de
Francia, nacida hombre para sorpresa de muchos desinformados que no sabían de
esto al ver su nombre y fotografías en los anuncios. Nueve años después, el joven transformista brasileño Walter Gonzáles se presentaría en el Ópera con su personaje Valeria.
Por otro lado, se sabe que las anécdotas protagonizadas allí por las chicas del ballet bataclánico fueron miles, algunas bastante controversiales. Una de ellas sucedió cuando comenzaron los codazos de celos entre las figuras femeninas del show y, desatadas las pasiones, la mítica Isabel Ubilla, hastiada de las imprudencias y manoteos de una vedette extranjera, se abalanzó sobre ella clavándole uno de los tacos de sus zapatos en la cabeza. Otra célebre pelea de tuvo lugar en 1962, cuando la ya madura Iris del Valle enfermó y no pudo presentarse en el Ópera, siendo reemplazada por la joven corista Paty Cofré. Lo hizo tan bien que Iris estalló en celos y cólera, atacando después a la muchacha en el camino a los camerinos y exigiendo a Day sacarla de la revista, en lo que fue otro tremendo escándalo para comidillo de la prensa de espectáculos.
Los shows del Bim Bam Bum resistieron embates económicos y sociales, presentándose en el Ópera y otros teatros durante las giras, convertidos casi en un símbolo final de la época de la revista chilena, ya en su última década… Esto fue hasta el cese de la compañía en los setenta, cuando se vio superada por la realidad de todo un país con grandes cambios culturales. El humorista Guillermo Bruce bromeaba después en sus rutinas, hablando de los “cesantes del Bim Bam Bum” para referirse a su gremio de humoristas en general.
El teatro, en tanto, comenzó a decaer también con el alejamiento del público de las salas durante el clima social que se enrareció desde inicios de esa década, seguida de los duros años de las restricciones. Poca vida le quedaba, infelizmente, ya olvidado y menoscabado con la desaparición gradual de la que había sido su audiencia.
Day colocó a sus hijos Juan Antonio y Julio Felis en la dirección de los espectáculos, instancia en la que este último había conocido a la bailarina y vedette Raquel Ubilla, con quien contrajo matrimonio. Sin embargo, con la debacle de la bohemia, Day y su familia emigraron a Buenos Aires para continuar con negocios del espectáculo, falleciendo en su siglo de vida (año 2010), ya convencido de que la época de la revista había quedado para siempre atrás, en todo el mundo.
La última temporada del Bim Bam Bum había sido realizada en 1978. Ya era un recuerdo de la compañía que, solo diez años antes, realizaba aplaudidas giras incluso en la capital argentina. Los dos shows nocturnos que habían sostenido al Ópera en esta última etapa se habían derrumbado cuando sus funciones nocturnas, las que tradicionalmente comenzaban a las 21.40 y luego a las 23.20 horas, debieron ser trasladadas a horarios muy tempranos, casi absurdos: a las 19 horas, en lo que antiguamente era solo la inocente función de la tarde.
Como anticipo de un inminente final, además, el Teatro Ópera comenzó a priorizarse paulatinamente como mera sala de películas, muy lejana al glamur del pasado y debiendo ir retirándose de las opciones para presentaciones en vivo. Se cuenta además que, tras un show, Manolo González había sido amonestado no mucho tiempo antes de su fallecimiento, por no medirse en sus chistes de contenido político contingente en ese escenario también vigilado por las severidades militares. Poco podía hacerse para revivirlo, en esas circunstancias
Era inevitable que la búsqueda de subsistencia terminara por entero para el teatro en esos
pueriles rotativos de cine, los que solo podían garantizar una corta y
artificial prolongación de su sufriente agonía, como efectivamente sucedió.
La caída de la vida nocturna y la crisis económica planetaria de 1982-1983 alcanzaron al teatro después de tan dura resistencia, en una época cuando la televisión ya era el principal medio de entretención de la sociedad chilena y la bohemia estaba en el descrito estado agónico.
Fachada del Edificio Ópera, con el ex tratro ya reconvertido. Imagen del año 2015.
Vistas del actual acceso del edificio, con lo que conserva del anterior en el costado del portal antiguo del teatro y en los detalles de uno de los arcos del hemiciclo.
Edificio Ópera, se lee hoy sobre el acceso al sector de ascensores.
Antiguas puertas por un sector que fue la parte posterior del Teatro Ópera, en la actual Galería España.
Muchos de los ex miembros de la compañía habían ido mudándose del teatro, por aquellas razones. Algunas de sus vedettes se desplazaron al menos luminoso local del Mon Bijou, por ejemplo, junto a la Plaza de Armas en los bajos del Portal Bulnes. Otras no terminaron muy bien sus días, según se rumoreaba con cierto grado de veracidad, especialmente las menos conocidas o que no alcanzaron a consolidar carreras.
Los más afortunados "cesantes del Bim Bam Bum" pudieron entrar a la televisión, mientras cantantes y músicos apostaron a carreras independientes. Algunos de los empleados, libretistas, electricistas, iluminadores, escenógrafos y tramoyas, también encontraron posibilidades en el creciente medio televisivo.
En tanto, largos conflictos judiciales sobre el edificio del teatro comenzaron a hacer imposible mantenerlo vivo y en nuevas actividades, cualquiera fuera la fórmula posible. Le fue reconocida la propiedad a la sucesión de los antiguos y originales dueños del inmueble, precisamente por esos años de crisis general. Los propietarios decidieron venderlo a un proyecto inmobiliario que iba a levantar en él un gran inmueble, con una sede bancaria en su zócalo.
Por singular paradoja, entonces, el antiguo y hermoso lugar de la dirección de calle Huérfanos que había nacido como banco, volvería a ser tal.
Echada la suerte de la sala y desaparecida la Compañía Bim Bam Bum, la última temporada de shows que conoció el Teatro Ópera fue “Con la camiseta puesta”, del humorista Coco Legrand. Cerró sus puertas el domingo 14 de diciembre de 1986, en horas de la noche. Algunos de los veteranos artistas que pasaron por ese escenario en distintas épocas, estuvieron en la triste despedida. Fue un gran garrotazo para el medio artístico nacional, que había encontrado en el teatro verdadera escuela y práctica de formación, además de trampolín internacional.
La mayor parte del edificio teatral fue demolida y convertida en un conjunto más moderno dotado de oficinas y con la Galería Comercial España pasando por su interior, además de las dependencias bancarias. El proyecto arquitectónico estuvo a cargo de Escipión Munizaga y José García-Huidobro, mientras que la ejecución de obras fue realizada por la firma SEL S.A. Constructores. El flamante Edificio Ópera (así llamado en recuerdo del anterior), fue inaugurado en 1989.
Quedan aún algunos vestigios de la época bohemia y espectacular de estas cuadras del “Broadway Santiaguino”, por supuesto. Atrás, entre la Galería España, por el interior y a espaldas del zócalo del Edificio Ópera, aún pueden verse unas mamparas posteriores que se confunden con las del ex Cine España. Enfrente, cruzando Huérfanos, está también la galería del ex Teatro Astor, y cerca el espacio del también desaparecido Teatro Imperio.
En la esquina de San Antonio con Huérfanos, en cambio, está el vecino edificio del ex Hotel Victoria, en donde existió el teatro homónimo. Cruzando la calle San Antonio está aún lo que fue la sala del Cine Huelén y, enfrente, la Sala del Ángel ocupando el ex Teatro San Antonio, por la galería. En la otra punta de cuadra se encuentra la galería del restaurante Le Due Torri, clásico que alguna vez fue sede de visitas internacionales y grandes personalidades, atracción en los mismos años de esplendor del Bim Bam Bum.
Del antiguo y ahora mitológico Teatro Ópera, en el edificio actual se conservaron también el nombre y la elegante fachada con el hemiciclo con los accesos correspondientes, mantenida en pie por petición expresa de la Municipalidad de Santiago a los encargados del proyecto inmobiliario de 1987-1989. La entrada de lámparas colgantes y faroles quizá recuerde vagamente al vestíbulo y foyer original del histórico teatro, eje gravitatorio de la actividad revisteril de toda una época de la ciudad. ♣
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