Nota con aviso publicitario para La Montaña en 1915, publicado en la revista "Sucesos".
Entre los varios centros culinarios que brotaron por el Santiago de principios de siglo XX y cobraron relevancia en el período del Centenario Nacional, estuvo el restaurante La Montaña de calle Monjitas casi llegando a San Antonio. Tenía el clásico estilo de los grandes comedores de la época aunque distribuido en menos espacio, con énfasis apuntando a la elegancia, la cocina internacional y la disposición de sus salas para la completa comodidad del exigente público.
Aunque nos parece que había un restaurante La Montaña en la esquina de Monjitas frente a Plaza de Armas hacia 1910, en el vértice del Portal Mac-Clure, su dirección histórica y más recordada sería en la misma calle Monjitas número 761, a poco más de una cuadra de la Plaza de Armas de Santiago. Estaba en una propiedad que aparece vinculada al distinguido hombre público don Ramón Subercaseaux ya hacia 1906, de acuerdo a la nómina de miembros de la Sociedad de Fomento Fabril de aquel año. Las propiedades centrales de la cuadra siguieron siendo suyas por varios años más, de hecho.
El establecimiento estaba, más exactamente, en el ala poniente de una vieja edificación ligera con otros dos espacios comerciales (números 759 y 753), todos de forma alargada hacia el interior de la manzana. Fue vecino inmediato del popular Eden Theatre, sala llamada después Teatro Nacional y Alhambra, que hacía esquina con calle San Antonio. También estaba adyacente al Palacio Urmeneta, que existió a un costado y espaldas del mismo lugar por donde hoy se encuentra el pasaje Dr. Ducci. Este estupendo edificio de arquitectura ecléctica contó con un hotel y salón de té, entre otras dependencias, y era otra propiedad de Subercaseux.
En el largo salón principal de La Montaña se alineaban tres filas de mesas para cuatro personas cada una. La clientela se sentaba en sillas de diseño art nouveau, alrededor de manteles pulcramente albos. Los mozos atendían en perfecta etiqueta, con un delantal también blanco al frente, cayendo sobre sus piernas. El cubierto de un almuerzo o cena quedaba pagado con dos pesos, un precio bastante conveniente para la época. Con servicio a la carta y además platos extras, la escasa publicidad que hacían sus dueños en revistas de 1915 agregaba que La Montaña "admite pensionistas $ 80.00 mensuales y facilita tarjetas de abono con descuentos".
La gran barra de licores era otro punto de ostentación interior, tanto por sus dimensiones como por funcionar también como distribuidora de marcas de bebidas. Bien iluminada y montada junto a grandes ventanales de cuadrícula, contaba con cierres de espejos a espaldas de los barmen y un gran cartel superior que destacaba a los vinos tintos allí disponibles, además de tener para el público agua mineral de la marca Panimávida.
Aviso para el restaurante en la "Guía Gráfica del Santiago" de Valenzuela Olivos Hnos., c. 1910-1915.
Las dos únicas imágenes fotográficas que parece haber utilizado le restaurante en su escasa publicidad impresa, mostrando el bar y los comedores, después del Centenario Nacional.
El Palacio Urmeneta, vecino de La Montaña. El restaurante se encontraba en el sector al oriente del edificio palaciego, parte del cual parece observarse en la imagen.
Fachada del Teatro Nacional cuando era ya el Cine Alhambra, esquina de San Antonio con Monjitas. La Montaña estaba justo al lado, hacia el costado derecho de la imagen, en donde alcanzan a distinguirse también algunas torretas y parte de la fachada del Palacio Urmeneta. Imagen publicada en revista "Cine Gaceta", octubre de 1917.
Publicidad para La Montaña en las Fiestas Patrias de 1915, publicada en la revista "Sucesos".
Aspecto de la calle Monjitas esquina San Antonio en 1928, en fotografía del archivo Chilectra.
Decorado con biombos artísticos y cuadros enmarcados en los muros, el lugar no solía invertir mucho en publicidad, por alguna razón o acaso capricho. Solo lo hacía en ocasiones especiales y así se esforzaba por hacerlo saber en las propias publicaciones, como se lee en una de revista "Sucesos", alrededor del 18 de septiembre del mencionado año: "Solo se anuncia al público por deferencia y en honor de las Fiestas Patrias". Puede sonar arrogante, pero es clara la intención del establecimiento por garantizar cierta exclusividad a sus clientes.
Como tantos otros restaurantes y bares de la época, sin embargo, La Montaña también contaba con el popular recurso de una pequeña orquesta en vivo, asegurando jornadas de "comodidad, alegría, música, todo se encuentra en él". Podemos dar por hecho, entonces, que estuvo disponible a celebraciones particulares o institucionales, como era también habitual en los comedores de aquel tiempo.
Pero la historia del elegante restaurante en calle Monjitas se acaba en algún momento del período inmediatamente posterior. Además, la posterior decisión de destruir el Palacio Urmeneta, tomada a inicios de los años treinta, condenó la fisonomía central de aquella cuadra como se observa hoy, con la presencia del pasaje Dr. Ducci y las residencias de estilo art decó propias del período en aquel tramo.
El mismo número de calle Monjitas que antes había pertenecido al inmueble de La Montaña, era ahora la dirección de la casa de ventas de la sociedad Dr. Schmidt Herman y Cía. Ltda., y más tarde de la Peletería Varsovia, conocida especialmente a mediados del siglo. La sede del Sindicato de Compositores de Música de Chile estuvo en el mismo lugar pero con entrada por el número 759 de Monjitas, donde existió también el local de las Parrilladas Yungay, muy conocidas en los años cuarenta, y las oficinas de la Sociedad de Autores Teatrales al segundo piso. La clásica tienda de bicicletas y motocicletas de Schkolnik Hnos. se alojó abajo.
Un soso edificio bajo y con primer piso comercial se encuentra allí en nuestros días, cuando nada queda ya como vestigio de La Montaña escalada por vividores adictos a los banquetes y a la plácida bohemia de los salones de antaño. ♣
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