♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣

CUANDO EL FÚTBOL ERA FOOTBALL

 

Equipos de los clubes Santiago National y Badminton F.C., en 1903, quienes se enfrentaron en las canchas del Club Hípico el 28 de junio de ese mismo año. Fuente imagen e información: portal Wikiland.

El consenso general establece que el deporte de la pelota y los botines surge en el Reino Unido con un bosquejo inicial en 1848. Esto sucede cuando la Universidad de Cambridge llamó a reglamentar un primer código que lo separaría del rústico juego de pelotas del mundo clásico y del caótico "peloteo" de carnavales, fuera de otras prácticas parecidas remontadas al oriente antiguo y a culturas precolombinas del Nuevo Mundo, por ejemplo. Llegó a su versión más o menos definitiva en 1863, con la producción de un reglamento que aún guarda vigencia y con la creación de la Football Association que da el nacimiento oficial.

Los antecedentes del football o foot-ball en Chile, como se llamaba por entonces al deporte espectáculo más popular de nuestros días (respetando la denominación anglo), se pueden rastrear en varios casos prematuros de su presencia en el siglo XIX. Esto sucedía no demasiado después del período en que se gesta en Inglaterra, curiosamente.

El desaparecido Seminario de Providencia pudo ser un buen ejemplo de lo anterior. Su paso en el plano urbano dejó vestigios como el nombre de la calle Seminario y la iglesia parroquial de los Ángeles Custodios, recuerdos palpables de lo que fuera su existencia en los terrenos de la ex Quinta Alegre, que habían sido adquiridos en 1853 por el arzobispo Rafael Valentín Valdivieso. Sin embargo, el complejo contaba con áreas verdes, piscina y una cancha de fútbol o de alguna práctica muy parecida, entre otras comodidades novedosas para entonces, las que procuró allí el rector Larraín Gandarillas al dirigir los trabajos del arquitecto español Manuel Calvo. Aquella cancha primitiva fue, acaso, la primera que hubo en Santiago para la práctica futbolera en caso de haber tenido este uso y cuando dicho deporte recién comenzaba a perfilarse como actividad reglamentada en Europa.

La introducción del balompié en Chile, entonces, podría estar relacionada con la señalada experiencia pionera por parte de los religiosos, si es que nos fiamos de lo señalado en fuentes como las “Crónicas de Providencia” de Fidel Araneda Bravo:

Junto con edificar la sólida e inmensa casona de cinco patios, en la avenida Seminario, con la capilla hacia la avenida Providencia, Joaquín Larraín Gandarillas se preocupó de trazar un campo para descanso y solaz de los alumnos. Construyó un amplio baño de natación, una cancha de fútbol, que fue la primera de la capital del Mapocho y un macizo e inmenso frontón al fondo.

Si bien hay antecedentes de otros deportes “peloteros” en Chile desde tiempos coloniales cuanto menos, practicados entre españoles, criollos e indígenas (algunos muy parecidos al fútbol, de hecho), fueron inmigrantes británicos del siglo XIX los principales responsables de la entrada y la popularización del mismo en el país. Esta epopeya habría comenzado su marcha de victoria por la ciudad de Valparaíso. Desde el puerto, entonces, se expandiría su ola hasta Santiago y otras ciudades, ya en los años de la fiebre salitrera nortina.

Así explica Eduardo Santa Cruz el influjo cultural a bordo del cual llegó el deporte a Chile, en “Origen y futuro de una pasión”:

La colonia británica en América del Sur se había ido constituyendo a lo largo de todo el siglo XIX y casi desde el momento mismo de la lucha por la Independencia. Estos inmigrantes se van a concentrar fundamentalmente en la actividad comercial de importaciones y exportaciones y, luego, en el naciente sector financiero. Si bien su peso cuantitativo nunca fue extraordinariamente relevante, su importancia económica, social y cultural fue decisiva. Representaba la presencia cotidiana de una sociedad que constituía el punto más alto de civilización y progreso, ante los ojos de la élite local.

Debido a su ubicación en la estructura económica de estos países, tendía además a concentrarse en las zonas urbanas y como en general ocurre con los emigrantes, mantenían por muchas razones un grado importante de unidad y solidaridad colectiva. La religión, las costumbres, el vestuario, los bailes y las canciones, tradiciones y fiestas, el idioma distinto, etc., constituía un conjunto cultural que se atesoraba. Más aún, tratándose de individuos provenientes de la principal potencia imperial del mundo en la época y cuya forma de vida era vista como un modelo por las oligarquías nacionales. Por otro lado, los ingleses establecieron no solo relaciones económicas con la élite criolla, sino que también, a través de alianzas matrimoniales entraron a formar parte de ella, alterando en muchos casos el tronco aristocrático de raíz hispánica o portuguesa. Sus descendientes serían nuevos aristócratas orgullosos de su filiación británica, lo cual incluso les crearía cierto aire de superioridad ante sus iguales vinculados a las familias más tradicionales.

Así, la colonia británica no solo generaría un particular estilo de vida que tendía a ser imitado, sino que originó y mantuvo instituciones independientes y exclusivas: escuelas, templos, sociedades, clubes, coros, orquestas e incluso compañías de bomberos voluntarios. El “sport” habría de permitir el surgimiento de algunos de esos espacios de encuentro.

La tradición porteña señala que la primera cancha de fútbol existió hacia 1870-1880 en The MacKay School, colegio inglés que llegó a instalarse en la Quinta Los Olivos del Cerro Alegre. Muchos ingleses residían en este sector de la ciudad, usando la cancha para su diversión y creando el que habría sido el primer club formal de Chile, llamado MacKay and Sutherland Football Club. Fundado en 1882, se mantuvo activo hasta poco después del Centenario. Y aunque ciertas creencias lo sitúan entre los primeros clubes de fútbol en América Latina, se ha dicho que ya hacia la década de 1860, por ejemplo, el deporte se practicaba entre miembros de la colonia británica residente en Buenos Aires, casi al mismo tiempo en que nacía en Gran Bretaña la Football Association.

El 10 de abril de 1892 será fundado el Valparaíso Football Club, llamado también Old Valparaíso por su temprana ubicación cronológica. Con uniforme de pantaloncillo azul y camiseta blanca con línea azul cruzada, este club había sido impulsado por el periodista inglés David N. Scott, futuro presidente de la asociación deportiva nacional, quien retomaba un intento anterior de crearlo remontado a 1889, pero que se vio truncado por la Guerra Civil de 1891, episodio histórico que parece haber perturbado también los registros sobre este deporte en Chile, dicho sea de paso.


Primitivo partido de fútbol inglés, en imagen publicada por la revista "Estadio", mayo de 1962, con el siguiente pie: "El dibujo nos remonta al año 1870. Cuando el fútbol niño estaba todavía en pañales en Inglaterra. Nótese el cordel que une los verticales, la vestimenta de los jugadores, los muchos bigotes y las muchas barbas. ¡Eran los tiempos heroicos!".

Histórica imagen con el plantel del Valparaíso F.C. en 1893, en la revista "Los Sports", febrero 1925. La fotografía había sido tomada por el señor R. Dyte (quien tenía un taller en la Plaza Victoria) y fue facilitada a los editores por Tomás Crangle, uno de los retratados. Aparecen en ella Webb, Quenell, McLean, Scott, Crangle, Roberts, Fullouton, Fleming, Ballwing, Bailey y Guifford.

Partido de fútbol celebrado en la capital, en 1903, entre el Santiago National y el Badmington Football Club de Valparaíso. La imagen muestra el primer gol de los porteños, quienes perdieron ante los santiaguinos (aunque con reclamos del vencido, por el mal estado de la cancha) y fue publicada en la revista “Sucesos” del 4 de julio de 1903. Al final del encuentro, hubo un banquete ofrecido por don Pedro Ewing, presidente de un club de Santiago.

Banquete ofrecido al team del Junior F.C. de Valparaíso en el Hotel Inglés, celebrando su victoria sobre el Thunders F.C. de Santiago en 1903, en la cancha de Chorrillos. Imagen publicada por revista “Sucesos” (25 de julio de 1903).

Aviso de venta de artículos deportivos relacionados con el fútbol de la casa Diener & Co. de Santiago, en 1905, en aviso publicado por la revista "Zig-Zag".

El equipo del Santiago National en 1905, en imagen publicada por la revista "En Viaje", en 1962,

Considerado por algunos como el primer club realmente chileno en el área, el Old Valparaíso estuvo relacionado con otro antecedente interesante sobre la presencia del fútbol en Santiago, que se localizaba espacialmente en el Parque Cousiño. Volvemos a las palabras de Santa Cruz para contextualizar este episodio:

En esos mismos años la actividad futbolística aparece en Santiago, la capital. Hacia 1884, jóvenes empleados y directores de empresas comerciales inglesas jugaban habitualmente en el principal paseo de la ciudad, el entonces Parque Cousiño (hoy Parque O'Higgins). A ese lugar también llevaba a sus alumnos del Santiago College, institución educacional fundada por miembros de la Iglesia Metodista en 1880, el profesor de Caligrafía y Dibujo, Mr. Vincent, quien también logró de la dirección del establecimiento que incorporara el fútbol a su programa deportivo. Algo similar realizaban otras instituciones educativas como el Instituto Inglés, que entrenaba en la Avenida Portales, frente a la Quinta Normal, provocando “las delicias del barrio”, según crónicas de la época.

Sucedió entonces que, en 1893, los futbolistas del Valparaíso F.C. viajaron en tren a la capital para enfrenar al equipo del Santiago Club, tras ser desafiados en el mes de julio. Para la ocasión, el equipo santiaguino prácticamente se había armado con los mejores jugadores que existían en la capital y que pudieron ser contactados. El histórico partido tuvo lugar en la elipse militar del parque, según informan autores como Luis Ortega Martínez en su texto “De pasión de multitudes a rito privado”, que forma parte del trabajo “Historia de la vida privada en Chile”:

Pronto comenzaron a plantearse diferentes tipos de partidos; uno de los más atractivos, pues enfrentó a representativos de Santiago y Valparaíso, señalando así coberturas y vínculos crecientes, tuvo lugar en el Parque Cousiño el 5 de agosto de 1893 ante la mirada sorprendida y algo indiferente de algunos paseantes.

Los porteños ganaron el encuentro con el rotundo a inapelable marcador de siete a dos, quedando registrado en la historia como el primer partido futbolístico chileno con reglamentación y árbitro, además de ser el primero con carácter de disputa que comprometiera orgullos entre equipos de dos ciudades. El parque, por cierto, seguiría siendo lugar de varios encuentros del mismo deporte en los años venideros.

En tanto, el 15 de agosto de 1892 se había fundado en la Subida de Carampangue del barrio Puerto el celebérrimo Club Santiago Wanderers, que con su camiseta verde llegaría a ser el símbolo deportivo de la comunidad de Valparaíso. Algunas voces señalan, sin embargo, que el club fue creado realmente en 1896, lo que no coincide con la historia que ofrece como suya la propia institución, pero sí con la fecha de su acta fundacional. Es una discusión que ha persistido por largo tiempo y en la que no existe total acuerdo, según parece, pues se han propuesto diferentes teorías y explicaciones al respecto.

Originalmente llamado Valparaíso Wanderers (algo así como los “Vagabundos de Valparaíso”, tomando un mote que usaban los clubes ingleses formados fuera del Reino Unido), su generación fundadora tampoco era ya esencialmente británica, sino con jóvenes chilenos liderados por jugadores amateurs como Gilberto Hidalgo y Francisco Avaria. En nuestros días sigue siendo un blasón de los porteños y el club deportivo más antiguo aún existente en Chile.

A poco de andar, sin embargo, los integrantes del Valparaíso Wanderers se enteraron de la existencia de un club santiaguino con el mismo nombre, razón por la que cambiaron a Santiago Wanderers, como contraparte. El curioso club capitalino que homenajeaba al puerto había nacido a comienzos de 1895, creado por muchachos provenientes de Valparaíso, como se indica en un trabajo de Manuel Díaz Omnes dedicado a la historia del equipo porteño. Este antiguo Wanderers capitalino, sin embargo, desapareció hacia la segunda década del siglo XX.

El 25 de noviembre de 1893 tendría lugar otro hito: el primer partido internacional de fútbol en Chile, efectuado en el Valparaíso Sporting Club de Viña del Mar, estadio que había sido inaugurado en 1882. El encuentro se realizó entre el Valparaíso F.C. y un equipo seleccionado traído desde Buenos Aires, empatando ambos conjuntos por un gol. El Old Valparaíso volvía a quedar en los anales históricos del fútbol, pues es recordado también como el primer partido en que se hicieron transmisiones informativas desde un estadio chileno, en este caso a través del telégrafo. Fue una lástima, entonces, que tan importante club de la historia deportiva chilena no sobreviviera a la Gran Guerra, desapareciendo justo hacia el final de la misma.

Pero la capital chilena se pone al día ese mismo año, cuando se funda el Santiago Athletic Club y, en 1895, el Santiago Rangers non Sunday Playing Club, otros de los pioneros de la actividad profesional asociada en la metrópolis. Ambos se fundirán en octubre de 1897, dando origen al Club Atlético Unión por la iniciativa del histórico dirigente Juan Ramsay Frew, cuyo nombre hoy lleva el club social de deportistas con sede en calle fray Camilo Henríquez. Ya en 1896 el deportista "corría tras una pelota de cuero en la elipse del Parque Cousiño", diría "El Mercurio" años después, al anunciar su muerte en la localidad de Las Cruces, siendo considerado verdadero "padre" del fútbol santiaguino. El Atlético Unión que forjó con gran esfuerzo junto a sus hermanos y solo unos meses después de poner en marcha también al Instituto Nacional Football Club, se mantuvo activo sólo hasta 1909, aunque dejando su huella indeleble en la historia santiaguina.

De las fusiones de otros clubes surge el Britania Football Club, también asociado a normalistas y alumnos de la Escuela de Artes y Oficios de Santiago, aunque siendo muy estricto sobre quiénes podían participar en él: solo profesores y estudiantes. Pocos años después, este grupo se asimiló en el Baquedano Football Club, que había sido fundado por muchachos deportistas disidentes del Britania.

En 1895, en tanto, ha nacido la Football Association of Chile, organización creada el 19 de junio de ese año y que marca el inicio de las entidades que llevarán a la actual Federación de Fútbol de Chile. Es el punto de partida para el fútbol profesional y acreditado en el país. Había surgido tras la reunión del Valparaíso Football Club, Chilean Football Club, National Football Club, el Club del Colegio San Luis y el Mackay and Sutherland Football Club, quienes acordaron en la llamada Casa de los Botes de Valparaíso poner en marcha un commitee of sports, para que fomentara los deportes en la ciudad y organizara campeonatos. El comité fue dirigido por R. W. Bailey, otro de los pioneros de la actividad.

Cuando se constituyó la asociación, su primera mesa directiva fue ocupada por David N. Scott en la presidencia, Andrés Gemmell en secretaría y Robert H. Reid en tesorería. Todos eran influyentes personajes vinculados a la colonia británica del puerto y sus primeros clubes allí fundados. Las insignias de Valparaíso y Santiago no tardaron en integrarse en la asociación, entonces. Sus primeros torneos fueron el Challenge Cup y, ya a inicios del siglo siguiente, la Copa Sporting. Además, sacaron adelante la primera League chilena, en 1898.

Equipo del Santiago National F.C., en imagen publicada por la revista "Zig-Zag", año 1905.

Team Sacred Hearts, del Colegio de los Sagrados Corazones, ganador de la Copa Ilustre Municipalidad de Santiago de 1905, campeonato de colegios. Imagen de la revista “Zig-Zag” (diciembre de 1905).

No todos veían con satisfacción el entusiasmo popular con el que fue adoptado el fútbol en la sociedad chilena. Chistes contra la "manía del foot-ball" en la revista "Zig-Zag", año 1906.

El equipo del Santiago Wanderers, en 1907. Fuente: “Centenario. Historia Total del Fútbol Chileno”, de Edgardo Marín.

Imágenes del "match internacional de foot-ball" realizado en Santiago, publicadas en la revista "Sucesos", año 1907. Competían los equipos Chile (nacional) y Mundial (extranjeros), ganando este último por cinco tantos a tres.

Sin más postergaciones, la ciudad de Coquimbo se ha subido al movimiento deportivo con el Coquimbo Football Club, fundado el 22 de enero de 1897. Corresponde al actual Coquimbo Unido, el querido Cuadro Pirata del fútbol nacional. El 9 de mayo siguiente, aparece en escena La Cruz Football Club, en Valparaíso. Y en San Bernardo, a la sazón todavía un pueblo en los suburbios de Santiago, se funda el Club Atlético Escuela Normal, el 27 de octubre de ese año. Salido de la Escuela Normal de Preceptores (de los maestros de educación primaria) este club había nacido de la iniciativa del profesor Erasmo Arellano y sus alumnos, situándose en los orígenes del histórico Club de Deportes Magallanes.

Ya durante el año siguiente, en Valparaíso ve la luz el Badmington Football Club, apodados los Red Jackets por el color de sus uniformes. Es fundado el 13 de mayo de 1898 por un grupo de deportistas británicos y tendrá un buen desempeño hasta 1914, cuando el estallido de la Gran Guerra toca el corazón de sus miembros, quienes parten como voluntarios a tomar las armas en Europa. Pasada la conflagración mundial, hubo intentos por restituir a los Red Jackets con algunos resultados, pero se le pierde la pista en los años veinte.

Mientras, en 1899, era turno del National Football Club, otro equipo del puerto con su cancha al pie del Cerro Artillería. Aunque también se perderán sus huellas después se sabe que, tras haber invitado a jugar en su equipo a Alberto Sánchez, este les rindió un homenaje al fundar su propio equipo en la capital el 10 de abril de 1900, bautizándolo Santiago National Football Club. También en 1900, se funda el Thunder Football Club de la capital.

Habrá muchos encuentros con goals (goles) en el Parque Cousiño durante el año siguiente: a esas alturas, la elipse de los desfiles y ejercicios militares se había convertido en el principal punto de ejercitación, entrenamientos y partidos de la capital, a pesar de los varios reclamos porteños por la mala calidad de la cancha. En los años que siguen, la usaron prácticamente todos los “F.C.” que existían en Santiago, como el Thunder, Chile, London, Nacional Star, Barroso, O'Higgins, Buenos Aires, Santiago, Santa Lucía y otros. Los pastos del cercano Club Hípico también recibieron varias veces a los planteles de los clubes de entonces.

A todo esto, entre las primeras generaciones de árbitros, esos otros importantes pero tan malmirados agentes del deporte, estuvieron figuras como Juan Livingstone, ex puntero del Santiago National, periodista deportivo, dirigente y padre del arquero y comentarista deportivo Sergio Livingstone. Según la leyenda, don Juan trajo a Chile la primera pelota de fútbol profesional vista en el país y, al igual que sucedía con el referee Alfredo Betteley, estuvo relacionado también con los impulsores del boxeo reglamentario en Santiago,

Al mismo tiempo, el comercio ya ofrece productos, prendas y artículos deportivos de football, demostrando el creciente interés del público, manía que no estuvo eximida de algunas críticas y reproches. Tras las casas de "sport" están algunas firmas importadoras que también proveen al creciente mercado de artículos relacionados con ciclismo y boxeo. Destacan en especial los almacenes porteños, en un inicio, que vendían pelotas y botines junto a elementos para otros deportes como golf, cricket y tenis.

Ya en 1909 nace el legendario club Everton de Viña del Mar, también creado por inmigrantes ingleses de Valparaíso capitaneados por David Foxley, quien era solo un adolescente en ese momento, prestando su residencia en Cerro Alegre para las reuniones inaugurales. Hasta hoy, es uno de los clásicos y más apreciados equipos del circuito nacional, manteniendo nexos fraternos con el Everton Football Club de Liverpool, del cual habría tomado su nombre como homenaje de los fundadores.

Viendo el enorme crecimiento de la práctica deportiva en distintas casas educativas, la Municipalidad de Santiago dará inicio a un campeonato anual de fútbol de colegios, por entonces. Del mismo modo, los trabajadores también caen con celeridad en la atracción, convirtiéndola en su pasatiempo favorito y alejándola así de sus orígenes más copetudos, fenómeno que también se hacía visible en la práctica del pugilismo. Cunden las canchas por parques, poblaciones, colegios, campamentos, oficinas salitreras y patios industriales, por consiguiente. Las canchas capitalinas más populares del período están en el barrio del Carmen en Independencia; el de Patronato, en Santa Filomena; en la calle Rosario, hoy Santos Dumont de Recoleta; también en los patios de La Vega Central y del Matadero de Santiago, entre muchas otras.

En sus memorias, el dirigente izquierdista Elías Lafertte recordaba también que el fútbol era una de las escasas actividades sociales disponibles por entonces, junto a las "filarmónicas" y el teatro, que pudo ver cuando trabajó en la industria salitrera de principios de siglo. De seguro, esta popularidad del balompié en el mundo obrero se debía a la misma clase de influencias británicas y alemanas en el norte del país, y fue así como en muchos encuentros de carácter político y social, los picnics y elevaciones de volantines ya estaban acompañados de niños o adultos jugando “a la pelota”.

Todas las instituciones, empresas y clubes sociales coquetearán con el fútbol, a partir de entonces: escuelas, universidades, gremios, compañías de tranvías, de electricidad, circos, regimientos, bomberos, etc. La vorágine de clubes que nacen, mueren o se fusionan comienza a estabilizarse con la reglamentación universal y la profesión del medio. Llegan equipos representantes de la Unión Chilena, el de Carlos Walker, el de Benjamín Dávila, el Liverpool, el Zenteno, el de la Fundación Arrieta, etc. Compiten entre sí los planteles del Santiago National, Loma Blanca, English, Arco Iris, National Star, Thunder y muchos otros ya olvidados, comenzando a asomar la prehistoria de lo que serán las barras o hinchadas, además.

El afán de confrontar en el césped las rivalidades (corporativas, institucionales, geográficas o de colonias) y, cuando no, sobre la ruda cancha de concreto, irá de la mano de tan buenos, saludables y ejercitantes hábitos deportivos. Ya en los años veinte aparecen los primeros estadios esencialmente pensados para el fútbol, seguidos de la cada vez mayor sofisticación técnica del juego. Surgirán también algunos de los primeros equipos femeninos, como el Team Santiago de las señoritas de la Escuela Normal de Talca, en 1918.

Aunque acá hemos hecho solamente un repaso incompleto y muy resumido sobre cómo se asienta el football en la atención y la pasión de las multitudes chilenas, queda claro con lo expuesto que el siglo XX ha comenzado con un camino de pasto verde y líneas de cal cuadriculando a todo un país... Es la senda que lleva a la consolidación del balompié como el espectáculo deportivo de mayor concurrencia e importancia, soberano absoluto de todas formas de convocar a las masas por este lado del mundo. ♣

Comentarios

♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣