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EL LHARDY: RESTAURANTE Y CIGARRERÍA DEL CENTENARIO

Como muchos negocios de su misma categoría en la capital chilena del Centenario Nacional, el restaurante y cigarrería Lhardy presumía ser "el establecimiento más moderno de Santiago", "de moda" y "preferido de la buena sociedad", además de hallarse entre los más elegantes de su época. Eran tiempos en que los salones criollos aún se mostraban como herederos y observantes de las exigencias de elegancia o refinamiento de fines del siglo anterior, conceptos que se emulaban de los grandes centros sociales europeos, incluso imitando sus nombres.

El Lhardy se encontraba en calle en Estado  372, justo al lado del antiguo American Bar del que ya hemos hablado en este sitio. Esto era en las dependencias exteriores del Pasaje Matte y a escasa distancia del Portal Fernández Concha y la Plaza de Armas, una de las mejores ubicaciones comerciales del Santiago de aquel entonces, núcleo modernizador en donde podían encontrarse también algunos teatros, cafés, sastrerías de alta reputación y, enfrente, el edificio de las tiendas Gath y Chaves, otro recién llegado a partir del período del Centenario.

Para aquel festivo año de 1910, el Lhardy ofrecía al público almuerzos y cenas; lunch caliente y fiambres de calidad, además de licores finos importados en su enorme barra a un costado del salón principal. Fue otro de los antiguos establecimientos que se presentaban como salón de ostras, además, muy cotizados por aquellos años como ya hemos visto en otro artículo. Sus comensales se distribuían entre las tres filas de cómodas mesas y la carta incluía lo que hoy preferiríamos llamar comida gourmet internacional: francesa, alemana, italiana y española.

Además de sus servicios de restaurante y bar, el Lhardy vendía tabaco de La Habana y finos cigarrillos o puros, por lo que era también una especie de club de fumadores. De hecho, parece ser que su función como tabaquería era tan importante como la de expendio de comidas y lugar de banquetes, pues fue lo que más destacó en el frente del negocio, en sus grandes carteles sobre la entrada. Esta situación no era inusual en el gremio de la recreación de principios del siglo XX.

Dos avisos para el mismo restaurante en la revista "Sucesos", a página completa en 1910.

Publicidad para el Lhardy en la revista "Zig-Zag", año 1910.

El ex local del Lhardy ocupado ya por la Confitería Palet, en imagen publicada por la revista "Zig-Zag", año 1912. Al lado está American Bar.

Detallando un poco más sobre el tema, en esos años eran muy populares las cigarrerías y tabaquerías en las grandes ciudades de Chile, en gran medida por la apertura del comercio a los mercados internacionales. De este modo, varios establecimientos del mismo tipo que el Lhardy comenzaron a aparecer en barrios recreativos del sector del centro de Santiago y los "barrios chinos" de Mapocho y la Estación Central, pues no pocas cigarrerías y tabaquerías acabarían fundiéndose con los servicios de cocina y comedores para el público, como era este caso.

La fortaleza promocional del negocio, sin embargo, era potenciada en la cocina: atendía personalmente allí el reputado chef Eugenio Barredo, ex cocinero del Club de la Unión, como se destacaba en la publicidad impresa del local. También se aseguraba la calidad de sus banquetes tanto en las mesas de restaurante como las que se solicitaran a domicilio, pues contaba con un servicio especial para solicitudes de cenas fuera del establecimiento. En una campaña de varios avisos publicados en revistas como "Sucesos", aseguraba ser el "único restaurant con servicio a la carta en que solo se usa para la condimentación de las comidas mantequilla y aceite de primera calidad".

Sin embargo, como el Lhardy estaba aún en el concepto del cambio de siglo que tuvieron estos negocios, no pudo adaptarse a los cambios ambientales ni a las dificultades que a veces enfrentaron los comerciantes para sostenerse en el rubro recreativo, siempre hostigado por las autoridades y sus restricciones a la venta de alcohol. De la misma manera que sucedió a muchos otros símbolos del Centenario Nacional, incluidos varios restaurantes, bares y salones de té, se quedaría atrapado en aquellas fechas y anclado en una época que no pudo sobrepasar.

Tras una corta vida, el restaurante y cigarrería desapareció con tal nombre de calle Estado y así, hacia 1912, pasó a ser la famosísima Confitería Palet, fundada por don Narciso Palet. Posteriormente, en el verano de 1917, se en instalaron parte de las mismas dependencias las oficinas y uno de los gimnasios del Boxing Club Chile. Parte del local histórico había acabado subdividida y la que quedó con el número 372-A, poco después, era una cantina de la firma Antonelli y Bosch.

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