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EDUARDO THOMPSON NO ESTABA "NI AHÍ”

Eduardo Thompson en imagen publicada por "El Mercurio", año 2007.

No han faltado quienes atribuyen la creación de la expresión popular “No estoy ni ahí” a un conocido ex tenista nacional, quien usó y abusó por algún tiempo de la misma frase. Esto está muy lejos de ser cierto, sin embargo. Si bien es difícil rastrear el origen de la misma, se la entiende por perfecta concordia entre los chilenos para señalar que no se siente entusiasmo o interés por algo, que importa un bledo o no interesa en lo más mínimo la idea de involucrarte con eso. "No estar ni ahí" significa, en otras palabras, estar decididamente lejos, indiferente o distante de un hecho, propuesta, crítica, situación o persona. Hay algunos que la suponen importada desde el extranjero, inclusive, y también ha dado origen a variantes como "no estar ni a 500 metros" de alguien o algo.

Usada ya hacia mediados de los ochenta o un poco antes, lo cierto es que la frase de marras se popularizó y masificó especialmente a principios de la década siguiente, pero gracias a los sketches que venía presentando desde hacía largo rato el humorista Eduardo Thompson, quien empleaba con insistencia el “no estoy ni ahí” en célebres y recordados personajes suyos como el Tetera, el Compro Dólares y Pinto del trío humorístico Pinto, Paredes y Angulo, que realizaba con los comediantes Gilberto Guzmán y Guillermo Bruce. Al parecer, tal creación provenía desde de sus tempranos años en las presentaciones revisteriles y en el vodevil chileno, donde la introducía a sus rutinas estuviesen o no en el libreto.

Haciendo frecuentemente el papel de tartamudo, de alguien acosado por una angustiante mosca (pegada al casco o sombrero con un alambre) o bien por una etiqueta que le salía de la manga del saco y de la que no conseguía librarse, Thompson remataba frecuentemente algún chiste con el sonoro "¡No estoy ni ahí!", a veces llevándose el dorso de la mano a su mentón y deslizándola hacia adelante en un ademán de desprecio o indiferencia que también se generalizó como gesto popular. El propio humorista reconoció y enfatizó, en algunas oportunidades, que él fue el creador de la famosa divisa, la favorita de todo apático y displicente.

 

Por otro lado, en los mismos años posteriores cuando Thompson trabajaba en el elenco de humor del programa de mediodía "Éxito", de Canal 13, dirigido por el artista y animador José Alfredo Pollo Fuentes, este show diario tenía un segmento en donde realizaba un concurso de talentos, en el que los malos participantes eran despedidos con una cortina y coro en el que se involucraba también el público y decía así, fomentando más aún la famosa frase en esos años:

Discúlpenos,
Discúlpenos,
No le fue bien,
¡No está ni ahí!

Así, la expresión de Thompson fue haciendo sumamente popular en la sociedad chilena de entonces, pasando al lenguaje coloquial, de comerciales e incluso a letras de canciones, manteniéndose todavía en vigencia... Todo gracias a él, según parece.

Eduardo Tomás García Muñoz, el verdadero nombre del artista conocido como Edward o Eduardo Thompson, había nacido el 19 de octubre de 1942 y siempre destacó como un extraordinario humorista, comediante e improvisador, particularmente histriónico y mordaz en su estilo. Decía que sus inicios en estas artes estuvieron en el American Bar de Valparaíso, pasando después a los espectáculos del Teatro Princesa, el famoso Picaresque, y también por el Teatro Ópera de Santiago. Así, el hombre que no estaba ni ahí formó parte de innumerables espectáculos actuando en compañías y presentaciones con otros célebres humoristas revisteriles de su misma camada, como Chicho Azúa, Mino Valdés y Daniel Vilches, en la mejor última época de las candilejas humorísticas.

El equipo de grandes humoristas y comediantes de La Alegre Compañía de Valdés. De izquierda a derecha: Daniel Vilches, Gilberto Guzmán, Mónica Val, Mino Valdés, Ernesto Ruíz y Eduardo Thompson (Fuente imagen: diario "El Mercurio").

Elenco del programa televisivo "Los del Bloque Fútbol Club". De izquierda a derecha: "Negro" Joselo, Ernesto "El Tufo" Ruíz, Mónica Val, Daniel Vilches (parodiando al futbolista Carlos Caszely), Eduardo Thompson (como el "Tolín") y Mino Valdés (Fuente imagen: diario "La Tercera", noviembre de 1988).

Estrellas de la cartelera del Teatro Picaresque (Princesa) de Recoleta, hacia fines de los años ochenta o inicios de los noventa, durante su último periodo de actividades revisteriles en la sala. Fuente imagen: FB banda Conmoción.

Presentación humorística que parodiaba el contexto del plebiscito de 1988. De izquierda a derecha: Tatiana Merino, Eduardo Thompson, Gilberto Guzmán, Guillermo Bruce y Helvecia Viera.

 

Guillermo Bruce, Eduardo Thompson y Jorge Franco con una vedette del espectáculo "Curvas-Viña-Risas", en noviembre de 1988, diario "La Tercera".

El nombre de Eduardo Thompson había pasado a ser destacado en la cartelera del Picaresque de Recoleta, de hecho, algo que se mantuvo por varios años y casi hasta el final de las actividades de espectáculos de esta sala cercana al barrio veguino. Las ofertas de presentaciones particulares no le faltaban al comediante, pues era reconocido como uno de los humoristas más divertidos de toda la escena nacional, garantizado risas y buena acogida del público. Varios clubes lo tuvieron en sus escenarios durante toda su vida, por estas razones. También tuvo actuaciones en el extranjero, contando chistes y actuando en sketches por Perú, Colombia, España y para varias colonias chilenas.

Ya en los setenta y ochenta, y como muchos otros comediantes y humoristas que vieron caer los grandes centros de entretención adulta, había completado la migración a la televisión abierta, formando parte del elenco de las compañías de Vilches y Valdés. Con el tiempo, se haría especialmente popular con sus personajes como el cantinero llamado la Abeja Maya, en la sección el "El Restaurante", o el inefable Tetera, en la sección de humor del "Café Gigante". Se lo veía regularmente en temporadas de programas como "El Festival de la Una" y "Sábados Gigantes", este último también con la Alegre Compañía de Valdés. Más tarde, a la par de varios de sus colegas, destacó en el mencionado programa "Éxito", donde compartía rutinas con Jorge Franco, Guillermo Bruce, Adriano Castillo y Beatriz Alegret, entre otros.

La extraña forma usada por Thompson para vocalizar los guiones de algunos de sus disparatados personajes, fingiendo una perturbadora tartamudez en unos casos o caracterizándose como “choro” de barrio bajo en otros, le dieron sellos muy propios e inconfundibles a sus presentaciones, basadas precisamente en la experiencia que arrastraba a los estudios televisivos desde sus antiguas jornadas en teatros de humor como el de Recoleta. Aquel rasgo fue parte importante para lo cotizado que era por entonces, además de su reconocido talento para salirse de libreto y regresar quedando bien parado en la línea del consueta.

El artista era conocido en los barrios de Gran Avenida José Miguel Carrera en La Cisterna, donde vivía, cerca del templo y colegio Don Bosco. También grabó algunos trabajos de humor en formato audio, los famosos cassettes de chistes y videos de humor de la época, y trabajaba en presentaciones particulares donde hacía regresar sus libretos correctamente amortiguados en contenido y lenguaje para la televisión y, si la situación lo consentía, hasta la picardía de aquellos años en que formaba parte de compañías del teatro humorístico. Pasó por muchos otros clubes y quintas en este largo período, reencontrándose con algunos de sus más antiguos colegas en ellos.

Uno de sus chistes de aquel tiempo, que largó ante la multitud en la inauguración de un centro comercial, decía algo como lo que sigue, con la típica estructura y sustancia de sus rutinas más descomedidas:

Mi familia y yo éramos artistas de circo, y teníamos funciones para adultos. Mi hermana hacía un truco en el que se ponía una pequeña pelotita en la frente y, mientras bailaba sensualmente inclinada hacia atrás, la iba bajando por el cuerpo hasta que llegaba a su vientre, luego su ingle y allí desaparecía misteriosamente... Mi suegra hacía el mismo truco pero con un zapallo... Y mi primo lo hacía por la espalda, pero con un balón de gas... Eso sí, siempre le pillaban el truco, porque se le quedaba el regulador afuera.

Video con presentación de Eduardo Thompson y Chicho Azúa, en rutina "El Mago" de "Morandé con Compañía", junto a Carla Balero. Fuente video: youtu.be/zLy6XSHhg1k.

Actualización: otro video de Eduardo Thompson con el gran Chicho Azúa en "Morandé con Compañía". Fuente: youtu.be/MFJam7g2HSk.

Actualización: Chicho Azúa y Eduardo Thompson en la rutina "La entrevista de trabajo", en "Morandé con Compañía" (c. 2002).

Audio con rutina de Eduardo Thompson, c. 2000.

Eduardo Thompson como Lalito, en "La Escuelita" de "Morandé con Compañía". Fuente imagen: Mercurioantofagasta.cl, 2005.

Unos años más tarde, Thompson se volvió comediante estable de los sketches del programa "Morandé con Compañía", acompañado en el escenario por otros destacados del gremio como Franco, Vilches, Azúa, Helvecia Viera y Paty Cofré, quienes habían tenido un nuevo aire de vigencia gracias a esta incursión en el canal Mega, precisamente.

Entre sus hilarantes rutinas de aquella etapa, estaba la restitución de un antiguo personaje infantil llamado Lalito, para el clásico segmento de “La Escuelita”. Algunas de sus caracterizaciones como exagerado e histriónico gay en el mismo show televisivo, sin embargo, provocaron cierta protesta de grupos de minorías sexuales, por el exceso del estereotipo caricaturesco y amanerado en las mismas... Los tiempos y los estándares habían cambiado mucho desde los días del Picaresque y del Bim Bam Bum, pues.

Empero, en sus últimos años Thompson comenzó a experimentar complicaciones derivadas de la diabetes y otros difíciles padecimientos, debiendo serle amputados los dedos de un pie en 2005, tras provocase accidentalmente quemaduras con agua caliente, lo que no impidió su regreso a la televisión poco tiempo después, en el mismo show. A ello se sumó un desgraciado accidente automovilístico en el que se vio involucrado su hijo, con resultado de muerte de un motociclista, que mantuvo a la familia en el ojo del huracán por varios meses, provocándole una gran depresión al humorista ya suficientemente agobiado por su mala salud y las carencias de una mala previsión financiera.

Una funesta tarde de 2007, Eduardo fue llevado de urgencia a la Asistencia Pública de Santiago, hasta donde llegó sintiendo un preocupante malestar debido a sus problemas hepáticos y renales. En una controvertida decisión, la gravedad de la situación habría sido desestimada por los facultativos de la ex Posta Central, enviando de vuelta al humorista a su casa y advirtiéndoles equivocadamente a sus familiares que no estaba en peligro su vida. A las 23 horas de esa misma noche, la arritmia que presentaba se complicó debiendo hacérsele de urgencia un by-pass externo a la espera de un marcapasos que debía serle colocado en unos días, dado este pésimo estado.

Empero, la intervención no logró sacarlo de la gravedad, falleciendo al día siguiente de un paro cardiorrespiratorio. Eduardo Thompson, uno de los mejores humoristas nacionales y retrato viviente de su época más luminosa en la vieja escuela de la comedia teatral, falleció de esa forma a las 20:20 horas del miércoles 11 de julio de 2007, a los 63 años.

Sus restos fueron velados por la comunidad de artistas, amigos y familiares en el tradicional Teatro Novedades de calle Cueto, histórico lugar elegido por expresa petición suya. Asistieron sus colegas Bruce, Guzmán, Checho Hirante, El Tufo Ruiz, la actriz-vedette Tatiana Merino, el cantante y animador Pollo Fuentes, el animador Enrique Maluenda y el conductor Alfredo Lamadrid, entre muchos otros. Fue sepultado en el Parque Cordillera de La Florida, en la tranquilidad de las faldas andinas y junto a los bosques de El Panul.

La viuda de Eduardo, doña María Angélica Arancibia, insistió junto a sus tres hijos, desde entonces, en que la muerte de Eduardo se debió a una inexcusable negligencia médica por parte de los profesionales de la Asistencia Pública, al devolverlo a casa durante la tarde anterior al día de su fallecimiento, algo que habría condenado su destino. Las desgracias familiares tampoco cesaron, infelizmente: continuaron con la prematura muerte de la hija del matrimonio, Yasna Andrea García, sucedida en el verano de 2016 a sus 35 años.

Nada devolverá al comediante, cuya ausencia ha dejado otro enorme vacío en el mundo artístico nacional, aunque también un océano de valiosos recuerdos y álbumes de imágenes para la historia del espectáculo popular en Chile. Es sabido que la sociedad siempre tiende a olvidar a muchos de sus grandes artistas, especialmente en un país que transita de trauma en trauma, como es el nuestro; sin embargo, tanto los personajes de Eduardo Thompson como su célebre "no estoy ni ahí", todavía perduran y serpentean en la memoria colectiva. ♣

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