♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣

GRAN RESTAURANTE DA OSVALDO: LA CASA DE LOS HOMENAJES Y LAS DESPEDIDAS EN LOS AÑOS TREINTA

 

El personal del Da Osvaldo y su dueño, celebrando dentro del local en mayo de 1935. Imagen publicada por el diario "La Nación".

Después de la renovación prácticamente total del Portal Fernández Concha, sucedida entre 1928 y 1933 con los planos del arquitecto Josué Smith Solar y su hijo José Smith Miller, una nueva generación de restaurantes, hoteles, sedes sociales y hasta radioemisoras llegaron a este edificio comercial y residencial, que cierra el costado sur de la Plaza de Armas de Santiago.

Aunque la nueva mole de concreto lucía menos espectacular que el neoclásico Portal Fernández Concha anterior, ahora era más alto, con mejores distribuciones espaciales y, además, logró atraer hasta él también a las mismas clases altas que en la versión anterior del edificio paseaban por sus pasillos y locales, sobre el siempre popular pasaje comercial del primer piso.

Al mismo tiempo, iba a comenzar allí la breve pero destellante época dorada del Gran Restaurante Da Osvaldo, sentado en su breve pero reluciente trono en el segundo piso del portal.

Da Osvaldo era propiedad de Osvaldo Chiorino y Cía. Había sido inaugurado poco después de la apertura del nuevo Fernández Concha, viniendo a tomar la posta que había iniciado antes el restaurante Embassy y que, según comenta Oreste Plath en "El Santiago que se fue", abrió sus puertas en 1933 con ceremonia que contó con la Reina de los Estudiantes y el Presidente de la República, don Arturo Alessandri. El flamante Da Osvaldo cobrará especial importancia y actividad a partir del sábado 23 de junio de 1934, sin embargo, cuando presentó con al público su lujoso gran salón Tea Room-Concierto, "el más elegante de Santiago". Además de ser restaurante, bar y café, entonces, ofrecía delicias de pastelería y confitería en la hora de la tarde, dando otro buen espacio del día para varias reuniones sociales y encuentros de camaradería allí realizados.

Con dirección en Portal Fernández Concha 960, se accedía al Da Osvaldo por el ingreso principal del edificio al centro e interior de su pasaje comercial, siendo prácticamente innecesario el uso de los ascensores por su ubicación inmediata en los altos sobre el primer nivel. El trajín de elegantes clientes subiendo y bajando por el hall de la recepción debió ser uno de los espectáculos sociales más curiosos de su época, por lo mismo. Interiormente, el gran establecimiento tenía dos espacios principales para el público, ambos sedes de innumerables celebraciones y fiestas: uno era el a veces llamado Salón Rojo, con balcones hacia la Plaza de Armas, y el otro era el Salón Verde, promocionado también como "el más grande de Santiago", pues sus dueños gustaban de hacer hipérbole con las comodidades ofrecidas.

Además de sus servicios como restaurante, Da Osvaldo se constituyó como un lugar de constantes manifestaciones, despedidas, comidas u homenajes de cofradías, gremios, clubes deportivos e instituciones de lo más variadas. Fue su gran característica, de hecho. En aquellos encuentros especiales ofrecía a su distinguida clientela buena música que se sumaba a su cocina escogida, toda de excelencia, más la siempre esmerada atención de sus dueños.

Da Osvaldo contaba con una gran cantidad de personal, además, y parece que las relaciones laborales al interior del restaurante eran buenas. Esto, porque empleados y dueño participaron de una velada especial en la primera semana de mayo de 1935, cuando inspectores del trabajo habían visitado al local y cursado sanciones por supuesta infracción a la legislación laboral, apoyada por el testimonio de un empleado sindicalista despedido. Esto lo denunciaba el boletín gremial "Unidad Hotelera" durante la segunda quincena. El mismo medio acusaba a Chiorino de un cargo difícil de creer: usar tarros parafineros en la cocina en lugar de ollas y fondos para comida, emplazando a la Inspección del Sanidad a verificar esta acusación formulada por el mismo empleado corrido. Quedará en el misterio, entonces, si la manifestación anterior fue una medida de relaciones públicas tomada por el propietario o acaso una sincera muestra de apoyo de los trabajadores para con él.

Como dato curioso, parece que llegó a ser una costumbre entre los asistentes a aquella clase de reuniones en el Da Osvaldo, la de tomarse una fotografía grupal en el sector de las bellas escaleras interiores del portal, que estaban junto al ingreso del restaurante y rebozando de estilo art decó. Algunos reporteros gráficos captaban estas imágenes y se publicaron en sus respectivos medios de prensa, pero muchas fueron tomadas de manera particular por el fotógrafo Johan Steiner, a juzgar de referencias en ciertos archivos fotográficos y por una tarjeta de presentación que se conoce de él, en la que señalaba por referencia al restaurante, como informa Hernán Rodríguez Villegas en "Fotógrafos en Chile durante el siglo XX".

La característica actividad del negocio ya era sumamente intensa en aquellos meses. La prensa de aquellos locos años treinta anunciaba constantemente los encuentros que tendrían lugar en el Da Osvaldo, confirmando la calidad que había conquistado como uno de los centros culinarios y recreativos más importantes del Santiago de entonces.

Edificio del Portal Fernández Concha ya remodelado con su actual aspecto, hacia 1935-1940. El segundo piso y sus balcones eran del Da Osvaldo. Fuente imagen: Flickr de Santiago Nostalgico (Pedro Encina).

La Reina de Belleza de Santiago, señorita Elvira Díaz Valdés, llegando al local del portal con su Corte de Honor, a principios del mes de marzo de 1934. Imagen publicada por el diario "La Nación".

Homenaje de la Sociedad de Escritores a Pedro Prado, en el mismo establecimiento, en mayo de 1934. Publicada por el mismo medio.

Aviso publicitario en la prensa de la época, anunciando la apertura del gran salón de té y conciertos del restaurante Da Osvaldo, el 23 de junio de 1934.

Despedida de Santiago del Campo en el Da Osvaldo, con los presentes de la Generación Literaria del 38 en las escaleras del portal, en 1934. Abajo a la izquierda, Julio Molina Müller y a su lado Iván Romero. En la fila del centro, el segundo a la izquierda es Manuel Salvat Monguillot (organizador del encuentro), junto al Chico Vega y Santiago del Campo. Arriba, Héctor Barreto y Miguel Serrano.

Despedida de soltera de la señorita Luz Baeza Las Heras, a inicios de diciembre de 1934, en el mismo establecimiento. Imagen publicada por "La Nación".

Sirva como ejemplo de lo anterior el que Da Osvaldo fuera escogido por las amigas de la socialité Haydée Bozzolo para despedirla con un banquete, a mediados de 1934, cuando se iba de viaje. Y el 6 de octubre de 1934 tendría lugar en su salón de té un encuentro a las 17:30 horas, en homenaje al juez de menores Samuel Gallardo, como gesto de gratitud a sus servicios prestados a favor de la protección infantil y celebrando también su reciente libro publicado con el título "Educación sexual". Ese mismo día se iban a ocupar sus comedores para un banquete rendido al presidente del Partido Conservador, don Horacio Walker Larraín, pero fue postergado para el martes 9 en el mismo sitio. Solo unos días después, el lunes 15, se realizó un té dansant ahora en honor de la señorita Teresa Blanco. Otro publicitado té dansant tuvo lugar el 2 de diciembre a las 17 horas, despidiendo la soltería de los novios Juan Yunis y Ester Abukalil... Y así seguía la interminable agenda.

A esas alturas y por alguna buena razón, las fraternidades y círculos de camaradería tuvieron una especial predilección por el Da Osvaldo. Prueba contundente de ello fue la manifestación realizada al mediodía del martes 15 de enero de 1935, por parte de veteranos de la Guerra del Pacífico en homenaje al ya anciano coronel Enrique Phillips Huneeus, quien fue creador del Hogar de Veteranos del 79, además de impulsar el primer Museo Militar y obrar como uno de los precursores de la aviación nacional. En la ocasión, se le obsequió allí una medalla de oro y el título de benefactor de los veteranos.

Después, el local fue sede de una manifestación festiva para la recién proclamada Reina de Belleza de Santiago, señorita Elvira Díaz Valdés, quien llegó allí con su Corte de Honor a principios del mes de marzo. Para el miércoles 26 de junio y también en horas del almuerzo, era homenajeado en esos comedores el ex diputado, alcalde e intendente Fernando Jaramillo Valderrama, por parte de sus amigos y compañeros de ruta en luchas políticas. Muchas otras actividades de naturaleza política se ejecutaron en esos meses, dicho sea de paso.

La colonia uruguaya en Chile realizó en el restaurante sus celebraciones de la Independencia de la Banda Oriental, el 25 de agosto de ese año, siendo el invitado de honor don Domingo Pacull, encargado de negocios de Uruguay, quien ya había recibido a sus compatriotas en otra reunión durante la hora de almuerzo de ese mismo día en la legación uruguaya, ubicada a la sazón en calle Huérfanos 1433, enfrente del pintoresco pasaje Huérfanos Interior que aún existe. Y a mediados de octubre, se cursaba en Da Osvaldo el banquete de clausura del Salón Nacional de Bellas Artes, con presencia del director general de Museos y Bibliotecas don Gabriel Amunátegui.

El doble salón también fue el lugar de alegres despedidas de solteros, como el encuentro realizado para la señorita Olga Astaburuaga Bascuñán en septiembre de 1934. Vino después una celebración similar para la novia Luz Baeza Las Heras, el jueves 6 de diciembre de 1934; y más tarde la comida para un comprometido Eugenio Leiton Gamboa por parte de sus amigos, el viernes 26 de abril de 1935. Las tres reuniones fueron anunciadas por el diario "La Nación", entre varias más de esa misma naturaleza. Lo propio sucedió después con la despedida de soltero del diputado de Concepción, don Fernando Maira Castellón, que tuvo lugar en abril de 1937.

Como era de esperar, la intelectualidad acudió también hasta el bar y el comedor, especialmente una camada joven, promisoria y hasta debutante en ciertos casos. De esta manera, a principios de mayo de 1934 los  integrantes de la Sociedad de Escritores festejaron allí al también literato y pintor Pedro Prado, con motivo de haber recibido el Premio Roma de la Embajada de Italia en Chile por su poemario titulado "El camino de las horas". Entre los presentes de aquella sencilla reunión sabatina sin discursos estuvo el encargado de negocios de Italia y personajes de las letras nacionales como Agustín Edwards, Enrique Molina, Félix Armando Núñez, Amanda Labarca y Sady Zañartu.

También en 1934, los miembros fundadores de la Generación Literaria del 38 habían despedido en el Da Osvaldo a su amigo Santiago del Campo, cuando este iba a marchar de regreso a España. El encuentro fue organizado por Manuel Salvat Monguillot, el hijo del librero Salvat, existiendo una bella fotografía en la que aparecen él y su festejado con varios de esos jóvenes amigos, sentados en las inconfundibles escaleras del portal. Entre los presentes: Julio Molina Müller, Iván Romero, Miguel Serrano y el trágico Héctor Barreto, asesinado solo un par de años después.

A fines de ese mismo año, la Asociación de Ingenieros de Chile (ASICH) celebró su primer aniversario con un gran banquete en el restaurante, luego de una asamblea realizada en la Universidad de Chile. El establecimiento resultaba lo suficientemente espacioso para poder recibir a la totalidad de los miembros de la asociación, encuentro multitudinario que no difería mucho de otros igualmente concurridos allí celebrados.

El miércoles 17 de julio de 1935, a las 21 horas, comenzó allí un nuevo gran evento: el banquete patrocinado por el Sindicato de Empleados de Cajas para su director secretario, don Alberto Hurtado Cubillos, celebrando un reciente fallo de los Tribunales del Trabajo que castigó a una institución por el despido injusto del homenajeado. Importantes autoridades del gobierno participaron de aquella reunión, además de representantes de los principales medios periodísticos de la época. El diario "La Nación" reproducía la lista completa de invitados y adherentes en su edición de aquel día.

Por su ubicación de cara hacia a la Plaza de Armas, además, los balcones del Da Osvaldo servían a la sazón para que la Reina de las Fiestas de la Primavera, realizadas en octubre, se instalaran en ese sitio del restaurante para ver el paso de las caravanas y los desfiles de la misma celebración de los estudiantes universitarios. Así sucedió con la reina Sara Salas en 1935, alumna de derecho titulada como Reina Sara I tras su elección. Acto seguido y terminadas las mudanzas, era homenajeada en el mismo restaurante.

El Año Nuevo de 1936 fue recibido con un Gran Diner Dansant en el lugar, evento que se extendió con música y bailable hasta las seis de la mañana, como anunciaba la prensa desde los últimos días del año anterior. Sus famosos Salón Rojo y Salón Verde, ambos exigiendo reserva, contaron en la ocasión con la Orquesta Porfirio-Grazioli que tocó hasta el final del encuentro. Mientras en el primero la entrada y cena era cubierta con 30 pesos, pidiéndose al público hábito de etiqueta, en el segundo era con 25 pesos, sin ser obligatoria tal formalidad de vestuario. El alegre evento prometía "serpentinas, gorros, pitos" y un menú de "medallones de langostas, crema de espárragos, corvina a la americana, vol-au-vent de petit pois, pollo asado con ensalada turca, postre, biscuits glacé, café".

Pocos días después, el restaurante era lugar de una comida y charla titulada "Mejoramiento de la Economía Nacional", en la noche del 9 de enero y por parte del núcleo de Santiago de la Unión Republicana, cuya secretaría estaba no muy lejos, en calle Agustinas 1111. La palabra estuvo a cargo de Adolfo Ibañez A., y su conferencia fue transmitida por radio. Después, a principios de junio, el docente Joaquín Cabezas recibió allí mismo un emotivo homenaje por sus 50 años de labor en el profesorado, por parte de sus ex alumnos, además de algunos colegas y amigos.

"La Nación" dando aviso de la realización de un homenaje a don Fernando Jaramillo Valderrama, en junio de 1935.

Aviso con el programa de celebración del Año Nuevo 1936 en el Da Osvaldo, con orquestas en vivo y menú de lujo.

Aniversario de la Independencia de la República Argentina, en mayo de 1936, con presencia del embajador Federico Quintana y miembros de la colonia argentina.

Homenaje al docente Joaquín Cabezas por sus 50 años de labor en el profesorado, en el Da Osvaldo en junio de 1936.

Banquete de la Sociedad de Compositores Chilenos y el Sindicato de Cantantes para la Comisión de Teatros de la Municipalidad de Santiago, agosto de 1936. Están entre los presentes los regidores miembros de la comisión: Ángel Faivovich, Gustavo Monckeberg y Rogelio Ugarte.

Despedida de soltero del hombre público Fernando Maira C., por parte de sus amigos, en el Da Osvaldo, en abril de 1937.

Manifestación en el restaurante Da Osvaldo para don Guillermo Feliú Cruz, en fotografía de Steiner, hacia el año 1938-1939. Fuente imagen: Biblioteca Nacional Digital.

Ya en mayo, a propósito de la Independencia de las Provincias Unidas de la Plata, se realizó una comida en el salón con representantes de la colonia argentina en Chile y el embajador platense Federico Quintana, más otras destacadas personalidades de la colectividad. Y el 10 de julio tiene lugar una velada para despedir al doctor Gustavo Herrera, quien viajaría a Antofagasta por algún tiempo. Posteriormente, durante el lunes 3 de agosto fue ofrecido un banquete de la Sociedad de Compositores Chilenos y el Sindicato de Cantantes para la Comisión de Teatros de la Municipalidad de Santiago: siguiendo la costumbre, se retrataron junto a las escaleras del portal, apareciendo entre los presentes los regidores miembros de la comisión, señores Ángel Faivovich, Gustavo Monckeberg y Rogelio Ugarte. Un mes después, el 9 de septiembre, la Asociación de Contadores de Chile realizaba en el mismo sitio una comida en honor de su presidente, don Carlos Frontaura de la Fuente, después de una sesión solemne en la sede de la institución, en Estado 91.

No para la vorágine de actividades en Da Osvaldo en los meses que vienen... En junio siguiente, fue recibido en su salón el intelectual venezolano Mariano Picón Salas, de visita en el mismo Chile en el que había vivido, estudiado y trabajado largo tiempo, hasta poco antes. Formado en la Universidad de Chile, Picón siempre tuvo un interés especial por cuestiones culturales de Hispanoamérica, publicando algunos trabajos al respecto. Hombre católico, crítico del marxismo y de extraordinaria cultura, había trabajado en la Biblioteca Nacional y en la recordada Editorial Nascimento, por lo que toda su etapa formativa profesional estuvo ligada a suelo chileno.

El establecimiento mantenía ciertas características de salón de té con animación, además. Era por esta razón que se había presentado como Restaurant Tea Room o Tea Room-Concierto desde sus inicios, además, preservando ese rasgo hasta el final de sus años. Con este rasgo comercial entonces, también ofrecía fastuosas onces por las tardes, como la que sirvió para despedir a don Luis Martínez Serrano, director artístico de CB 114 Radio del Pacífico, cuando se disponía a viajar por una temporada a Buenos Aires. La manifestación fue organizada por sus amigos y colegas de la estación radial, en enero de 1937.

Convertido así en otro amplio gran núcleo de la actividad social de la década, varios grupos deportivos se hicieron aficionados al Da Osvaldo, usándolo como su propio centro de reuniones y celebraciones. De hecho, el club Colo-Colo ya había realizado algunos tempranos encuentros allí, como un ágape en honor a los miembros del club uruguayo Defensor, en agosto de 1935. De este modo, cuando el Club de Deportes Green Cross inició los festejos de su 21° aniversario, puso en marcha el programa con un banquete oficial en el restaurante, el sábado 26 de junio de 1937. El Green Cross había sido otro de los fundadores de la Liga Profesional de Fútbol de Chile solo cuatro años antes, como se recordará.

Unos meses después, a mediados de septiembre de 1937, Da Osvaldo fue lugar de recepción y homenaje para la actriz chilena Venturita López Piris, quien fuera también esposa del ventrílocuo de origen español Agudiez, famoso por su muñeco Don Pánfilo. Venturita había estado dos años fuera del país, por lo que al momento de descender ese día al andén de la Estación Mapocho fue recibida por sus varios amigos, admiradores y periodistas, continuado la fiesta al día siguiente en el restaurante del Portal Fernández Concha, el 17 de ese mes.

Los encuentros gremiales continuaban a la sazón en el Da Osvaldo, y así el personal de la Importadora de Papel ofreció un coctail para el gerente Hans Ostermann en mayo de 1938, despidiéndolo ante su próximo viaje a Europa. Y el 31 de agosto fue celebrado el onomástico de don Ramón Plaza Monreal, en una copetuda fiesta a la que asistió un distinguido grupo de invitados cuyos nombres también son taxativamente señalados por el diario "La Nación" del viernes 2 de septiembre siguiente.

En enero de 1939, Da Osvaldo fue elegido como el restaurante favorito del público en un concurso de votaciones vía cupones midiendo las preferencias comerciales e industriales. El certamen fue organizado por Radio S.I.A.M. BC-97, resultado certificado por el notario Luis Azócar Álvarez. La pregunta N° 12 a responder era: "Entre los distintos restaurantes, ¿cuál prefiere Ud.?".

Los amigos del pintor Luis Strozzi hicieron allí una fiesta en agosto de ese año, cuando el maestro retornó tras una exitosa temporada exponiendo sus cuadros paisajistas en Buenos Aires. Fue invitado a la celebración el artista peruano Bernardo Riveros, quien acababa de participar de una exhibición en el Palacio de Bellas Artes y ese mismo día marchaba a Argentina, por lo que fue también su despedida. Figuras de la alta sociedad santiaguina asistieron a aquella reunión, como ya era costumbre.

Sin embargo, aquellos ya eran los últimos meses de vida para aquel épico lugar de la bohemia santiaguina: ese mismo año de 1939, el célebre y prestigioso Da Osvaldo se acabó como tal y de inmediato pasó a ser el Restaurant Bety, a causa de algunos cambios administrativos importantes. Suponemos, además, que por su relación con la ciudad de Quilpué el señor Chiorino estuvo relacionado con el alguna vez conocido Hotel y Restaurante Da Osvaldo de aquella ciudad, que siguió en funciones durante unos años más.

En sus inicios, el nuevo establecimiento prometía bastante captando la misma clase de reuniones y celebraciones de su predecesor. Uno de los primeros encuentros de camaradería en el Bety tuvo lugar el jueves 11 de enero de 1940, con una comida de homenaje al nuevo directorio del PEN Club (Poetas, Escritores, Novelistas) con la presencial del escritor y académico argentino José María Monner Sans. Las entradas debía ser solicitadas en la Librería Nascimento, de Ahumada 125. Sin embargo, vería frustradas sus proyecciones sobre importancia y permanencia en la oferta recreativa de la capital chilena, desapareciendo del corazón de Santiago casi sin dejar huellas.

Hemos repasado aquí solo una pequeña fracción de la enorme cantidad de reuniones, homenajes, recepciones, despedidas, fiestas y manifestaciones que tuvieron lugar en el Gran Restaurante Da Osvaldo durante los mundialmente complicados años treinta, pero los expuestos dejan bastante bien bosquejada la inmensa y elegante actividad de la que fue teatro y depositario, durante aquel período.

En aquel remodelado lugar del segundo piso del Portal Fernández Concha hoy solo quedan recuerdos de la sofisticación ofrecida en aquellos días, cuando gobernaba sus ecos la música, la risa y los brindis en el Da Osvaldo. Y la famosa escalera junto a cuyos barandales de forja todos se retrataban sonrientes, hoy soporta el paso de los fantasmas de la nostalgia y parece que también los de almas descarnadas, de acuerdo a la gran cantidad de historias tenebrosas que se cuentan del edificio. ♣

Comentarios

♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣