Pepe Guixé en 1970, a los 44 años de vida, en imagen publicada por la revista "En Viaje".
La vida profesional de un hombre de medios como Pepe Guixé tuvo dos grandes etapas: una de teatro-cine y otra de televisión. Como muchos españoles que se establecieron en Chile y trabajaron en el ambiente de espectáculos, sin embargo, mostró una enorme versatilidad y dejó sembrada varias semillas novedosas a su paso totalmente autodidacta, fuera en el de actor, reportero, conductor y comunicador en general.
José Guixé Cañizares había nacido en Madrid el 14 de agosto de 1922,
en hogar itinerante formado por el diplomático catalán Juan Guixé Audet y su esposa madrileña Cristina Cañizares Blanco,
quienes llegaron a establecerse en Chile en 1943 tras pasar por Colombia. Habían emigrado de la Península durante el complejo período de la
Guerra Civil y el inicio de la Segunda Guerra Mundial, como recordaba él entrevistado en la revista de espectáculos "Estreno" del diario "La Tercera", el viernes 24 de abril de 1992. Pepe estudió no sólo en su patria, además, sino también en
Francia, residiendo por temporadas también en Suiza, Holanda, Bélgica, Reino
Unido, Argentina y Perú.
El muchacho iniciaría una carrera artística en Chile pero luego de sortear varios obstáculos y limitaciones, a pesar de ser un joven de enorme cultura, amante de la música clásica y la literatura española con confesada devoción por las obras de Lorca, Inclán, Unamuno, Baroja y Pérez Galdós. Aquellos tiempos complicados que siguieron a su arribo los sintetiza Sonia Quintana en la revista "En Viaje" ("Un galán para el cine chileno", julio de 1970):
Cuando un adolescente madrileño recién llegado a Chile pierde a su padre y recibe el golpe de gracia al saber que ese título de bachiller en francés que trae casi nuevo no le sirve para nada, porque acá no se lo reconocen, no puede pensar que esa es una de las tantas maneras que tiene una persona de ubicar su destino. Por lo menos Pepe Guixé en el año 1942 no podía saberlo.
Sus primeras actuaciones parecen haber sido en una compañía teatral del humorista Manolo González y la actriz Olvido Leguía a partir de los años cuarenta, con quienes volverá a trabajar varias veces más a lo largo de su dilatada y variada carrera. Estaba aún en la veintena cuando actuó también en la obra "Cine, teatro y radio", hacia 1948, aunque sus primeros papeles no fueron de gran importancia. También redactaría obras dramáticas creadas por Lucho Córdoba, para quien había comenzado pero como un mero asistente o secretario del famoso artista, haciendo hacia 1955 el rol de oficinista de la compañía. También traducía textos en francés y redactaba cartas en este idioma, estableciendo contactos y conexiones para el oficio.
El primer papel dramático de Pepe había sido reemplazando a un criado en escena, cuando un actor se ausentó. Pasó más de un año para que volviera a subir a un escenario, sin embargo, cuando se armó de valor y tomó la iniciativa de solicitar a su jefe algún papel y un mejor sueldo, de paso, logrando que se lo aumentaran a 35 pesos de la época. Tras haber estado interpretando los pequeños papeles, entonces, debutó como actor profesional en la obra "Arsénico y encaje antiguo", siendo ascendido a galán de la compañía y dedicándose desde entonces a las tablas. "Ser actor era una profesión sacrificada, absorbente, poco rentable pero hermosa", diría al reportero de "Estreno". Algunos de los primeros grandes aplausos los recibe también en una temporada de cuatro meses para la que había sido contratado por el destacado actor y director nacional Alejandro Flores.
"Todos los géneros teatrales son dignos de respeto", dijo una vez, agregando que su mejor actuación fue en la obra "Trampa para un hombre solo", mientras que la peor era "cuando me entrevistan". Al respecto, comentaba también en la señalada entrevista de "En Viaje":
Nadie en mi familia hizo nunca teatro, radio o cine, pero en esto de llegar a ser un actor yo creo que influye el hecho de que todos somos algo vanidosos y a uno le gusta ser popular. Ahora entre el cine y el teatro me quedo con el último, porque es la base. Los mejores actores de cine como Laurence Olivier, Richard Burton y otros empezaron haciendo teatro. No se puede desconocer a los clásicos, hay que leerlos. En este sentido me parece muy importante la labor de las escuelas y academias, porque le dan jerarquía al actor.
Pepe comenzó a acercarse a las producciones cinematográficas, además, empezando por ese ramal una rápida carrera. Ya había debutado en la pantalla plateada con el filme "El último guapo" de 1947, basado en la obra teatral "Es mi hombre", con dirección de Mario Lugones y con Córdoba como protagonista, en el papel de Hércules. Entre otros, actuaron allí también Lucy Lanny, Tito Gómez, Germán Becker, Elsa del Campillo, Anita del Valle, Juan Corona y José Bohr. Ese mismo año actuó también en "Yo vendo unos ojos negros", filme de coproducción chileno-mexicana dirigido por José Rodríguez y en donde participaron ahora Evita Chachia Muñoz, Olvido Leguía, Gabriel Araya, Yoya Martínez, Chela Bon, Paco Pereda, Juan Corona y Agustín Irusta.
En los inicios: en 1948, actuando en la obra "Cine, teatro y radio" y siendo un veinteañero (izquierda); y un retrato fotográfico de 1955 cuando trabajaba en la compañía teatral de Lucho Córdoba (derecha). Imágenes publicadas en el suplemento de espectáculos "Estreno" del diario "La Tercera".
Retratado en 1955 por el gran fotógrafo de la bohemia, Alfredo Molina La Hitte. Fuente imagen: Memoria Chilena.
Pepe Guixé y Malú Gatica en el filme "El Gran Circo Chamorro". Fuente imagen: sitio Porque Me Gusta Escribir, de Marcelo Cid Carreño.
Pepe y su amada esposa, Victoria Leguía, en 1961. Imagen publicada en el suplemento "Estreno" del diario "La Tercera".
Pepe Guixé hacia 1970, en fotografía publicada por el sitio EMOL.
En el mencionado año de 1948 formó parte del reparto de la comedia fílmica "La mano del muertito", dirigida por José Bohr y en la que actuaron Córdoba, Olvido Leguía, Lucy Lanny y Arturo Gonzálvez, entre otros. También trabajó casi al mismo tiempo en el clásico del cine nacional "Tonto pillo", otra obra dirigida por Bohr y en donde Pepe ya va escalando papeles más importantes, junto a Córdoba (quien además escribió el guión), Silvio Juvesi, Humberto Onetto, Carlos Mondaca, Cora Reyes, Rolando Caicedo, Amparito Landaeta, René Squella, Lucy Lanny, Ernestina Paredes, Carmen Inclán, Olvido Leguía, Rubén Darío Guevara, Chito Faró, Ester López, Gerardo Grez, Ester Soré y Victoria Duval. Aquella fue una de las actuaciones más recordadas de Córdoba en el cine, además.
Una de las nombradas, su compañera de vida Victoria, era sobrina de dúo teatral de Lucho Córdova y Olvido Leguía, y se conocía con Pepe casi desde que eran niños en los escenarios teatrales, precisamente. Muy tranquila y hogareña, el apellido de la chica era Duval, pero tomó en de Leguía por la tradición artística familiar. Pepe le había dicho un día: "Victoria, parece que estamos perdiendo el tiempo, ¿por qué no nos casamos mejor?", obteniendo un sí inmediatamente, según confesaba haberle dicho pepe 23 años después, entrevistado por Lucía Zamora en el diario "La Tercera" del sábado 18 de septiembre de 1976. Lo curioso es que Pepe y Victoria habían actuado varias veces en papeles donde eran novios o donde él la pretendía a ella, generalmente como un muchacho pobre perdido de amores por la niña rica. Profundamente enamorados en la vida real, entonces, contrajeron matrimonio en 1953, a las 13:30 de un día domingo en la Catedral de Lima, ciudad en donde estaban actuando con la compañía. Como la boda fue anunciada por la prensa llegó mucha gente que ya conocía a ambos artistas, siendo festejados con aplausos y flores por los muchos concurrentes.
La hermosa pareja se acompañaría mutuamente por todo el resto de su aventura de vida: juntos tuvo una hija cerca de un año después, Vicky, quien sería de profesión bióloga y admiradora del jazz, y luego vendrían dos nietas. Victoria había decidido dejar las tablas para dedicarse a la niña, pero continuaría trabajando en radioteatro, especialmente para un espacio radial de Christie Brand. La receta de ambos para un matrimonio feliz era "nunca pelear al mismo tiempo": al cruzar discusiones era donde salían afuera expresiones irreparables y se tomaban decisiones precipitadas que después se lamentarían, según la filosofía de Pepe.
La cercanía Guixé y Córdoba se daba así en los escenarios como fuera de ellos, a nivel íntimamente familiar. Esto le jugó una vez una jocosa mala pasada, sin embargo, de acuerdo a lo que confesaba a René Gräf en una nota de la revista "Ecran" N° 1836 (artículo "Sólo tengo tiempo para actuar", 12 de abril de 1966):
Una vez, hace muchos años, un caballero se acercó a felicitarme por lo que él calificaba de "brillante actuación" mía, en el teatro. Hinchado de satisfacción, agradecí a mi entusiasta admirador. Él me miró extrañado. Me di vuelta y sólo entonces comprendí que la felicitación no era para mí, sino para Lucho Córdoba, que estaba detrás mío…
A pesar de su activa carrera, un gran salto a los papeles más importantes en el cine lo tendrá Guixé en 1955, con el filme cómico-dramático "El Gran Circo Chamorro", obra nuevamente dirigida por Bohr y escrita por el talentoso Eugenio Retes. Este último es el actor principal, apareciendo junto a Pepe y la gran Malú Gatica, entre otros actores. Esta mítica película del cine nacional es en parte, además, un retrato de la bohemia santiaguina y del intenso espectáculo circense de los años cincuenta.
La actividad de Pepe continúa con el filme "Cabo de Hornos", dirigido al año siguiente por Tito Davison, con guion suyo y de Jesús Cárdenas, con participación mexicana en lo que entonces era una megaproducción. Ambientada en el ambiente de los balleneros australes actuaron como protagonistas Jorge Mistral y Silvia Pinal, seguidos de Pepe, Eugenio Retes, Myriam Thorud, Gerardo Grez, Emilio Martínez, Agustín Orrequia, Oscar Huidobro, Carlos Morris, Emilio Gaete y, para sorpresa de muchos, el escritor Francisco Coloane, aunque más tarde rompió con la producción advirtiendo que el filme no tenía ninguna relación con su libro homónimo, descontento con el resultado. Y aunque el proyecto prometía durante los rodajes, acabó siendo destrozado por la crítica una vez que llegó a los cinematógrafos, resultando en una de las grandes caídas de Davison a lo largo de su carrera.
Parece que el tropiezo de "Cabo de Hornos" alejó por algún tiempo a Pepe de la actuación cinematográfica, hasta que reaparece en formato de película en el largometraje "Un chileno en España" de 1962, dirigido por Bohr con guion de Ricardo Montenegro, en donde Manolo González interpretaba a un modesto garzón de Club de la Unión que viaja a España tras ganar una lotería. Actuaron allí también Rosario Llansol, Sergio Feito, Roberto Parada, Tomás Alonso, Salvador Cicero y Hernán Letelier. En el rodaje aparecen presentaciones de reinas de los escenarios folclóricos de esos años, como Silvia Infantas y sus Cóndores, y Carmen Cuevas y su Conjunto de 150 Guitarras.
En aquella década, además, el actor apareció en las fotonovelas que estuvieron tan de moda como "Cine-Amor", "Foto Apasionada", "Foto Suspenso", "Ternura" y "Foro Romance", aunque interpretando casi siempre personajes de villano. No descuidaba su agenda de compromisos con el teatro y también participó en programas radiales como locutor y actor de radioteatro. Su popularidad ya era suficiente para que mucha gente joven lo detuviera en las calles o hiciera guardia en la salida de su lugar de trabajo para pedirle autógrafos, a esas alturas.
Volverán a pasar algunos años antes que Pepe reapareciera en algún filme, en los largometrajes de ficción "Natalia" y "El fin del juego", de 1970. En el primero es del director Felipe Irarrázabal, a la sazón de solo 24 años, quien escribió el guion junto a María Angélica Vallejos y Mariano Casanova. El actor vuelve a papeles importantes con esta experiencia, en la que también actuaron Nena Campbell, Hernán Baldrich e Inés Oviedo.
En "El fin del juego", en cambio, la dirección quedó a cargo del famoso escritor de relato social Luis Cornejo, conocido en los años ochenta por vender sus propios libros a un costado de la Plaza de Armas. Con guion escrito por Cornejo y Fernando Cuadra, Pepe actuó allí con una pléyade de actores y promesas como Héctor Tito Noguera, Pury Durante, Calvin Lira, Víctor Meiggs, Bélgica Castro, Raquel Parot, África Morales, Rubén Sotoconil, Leonardo Perucci, Maureen Lewis, Alejandro Olivares, Lucy Salgado, Domingo Tessier, Mario Montilles, Nené Donoso, Pilar Salazar, Andrés Aliaga, Maida Caballeros, Jorge Magner, Verónica Telles, Fernando Cuadra y Sonia Benavides.
Ya como notero televisivo y pionero de este rol en Chile, en imagen publicada por Canal 13.

Pepe Abad y Pepe Guixé en Teletrece hacia 1971, siendo grandes amigos. Imagen publicada en revista "Estreno" del diario "La Tercera".

Pepe entrevistado en su hogar, en imágenes publicadas por el diario "La Tercera" del sábado 18 de septiembre de 1976.

Pepe y Victoria en su hogar, retratados en el diario "La Tercera" del sábado 18 de septiembre de 1976.
Publicidad para el matinal "Canal Once al Despertar, de Canal 11. Aparece Pepe con otro gran amigo, el destacado conductor televisivo Jorge Rencoret. Fuente imagen: sitio T13.
En sus años trabajando para la televisión, en imagen publicada por "La Tercera".
La caída de la industria cinematográfica en los años setenta acabó por alejar completamente a Pepe de aquellas actividades ante las cámaras, pero lo aproximó a su nueva y más exitosa etapa en la televisión chilena, donde terminaría de consagrarse como figura mediática. Además, desde la década anterior venía realizando algunos trabajos en el área dramática de Canal 13, que por entonces recién se estaba formando. En 1966, por ejemplo, trabajaba para el programa "La Telenovela Histórica" de la misma estación, bajo dirección de Hugo Miller; y en el año siguiente aparecerá en miniseries como "Amalia". Para él la televisión fue "una continuación de la vida diaria", según sus propias palabras.
Guixé también realizaba obras de teleteatro infantil, recreando cuentos para niños. A pesar de sus insistentes coqueteos con la televisión, comprendía que el medio era muy absorbente y que sólo renunciando a sus trabajos en los escenarios y los estudios fílmicos podría vivir de esta nueva actividad, como efectivamente sucedió. Coincidió que el periodismo lo estaba seduciendo cada vez más, "y mi profesión anterior me sirvió de útil complemento", reconocía Lucía Zamora. Tendría también facetas de animador en donde quiso aportar con campañas de bien público, y algunas apariciones en comerciales como los de una casa bancaria, destacando siempre como una figura simpática, amistosa, optimista y, en general, agradable a público.
A partir de 1969, echando mano a esos talentos como periodista y reportero innato, había comenzado a desempeñarse en el mismo canal para el área noticiosa de Telenoche, permaneciendo en este equipo hasta 1975. Mientras fue actor de la planta de telenovelas, además, había hecho una gran amistad con su tocayo igualmente hispánico Pepe Abad, principal lector de noticias del programa Teletrece en el canal, y prematuramente fallecido.
Se autodefinía a la sazón como un poco vanidoso y con tendencias quijotescas a fantasear, sin embargo, y Victoria, más aterrizada, lógica y serena que Pepe, agregaba que él tenía también sus rabietas: "Es polvorín instantáneo porque a los segundos vuelve a su alegría innata", comentaba a Zamora. Él gustaba además de la pintura, especialmente de acuarela (tenía un par de obras suyas en el living de la casa), gustaba de leer en las noches antes de dormir y cocinar guisos o pastas, compitiendo con Victoria en estas demostraciones. "Soy un convencido de que deben ponérseles vino blanco a todos los guisos y bastantes condimentos", diría al respecto.
Emigraría durante el año siguiente a "Estudio
Abierto" de Televisión Nacional de Chile, en donde estuvo por dos años y
compartió como panelista con María Teresa Serrano, primer programa de la tarde
con esas características, además de haber actuado en la miniserie "La sal del
desierto" de 1972. En cada ocasión había ido apoderándose de roles más y más
protagónicos en estos programas, adoptando con mayor intensidad las funciones de reportero que lo
hicieron muy conocido por su estilo, su siempre sonriente disposición y perfecta
modulación revelando todavía sus orígenes hispánicos. El famoso productor chileno de la televisión mexicana Valentín Pimstein incluso había tenido la intención de llevarse a Pepe a Televisa, pero esto no se concretó.
La Estación Red de Televisión Universitaria de la Universidad de Chile, llamada entonces Canal 9 y luego Teleonce al emigrar en el dial y llegar a ser la actual Chilevisión, llamó a Pepe en 1979 por sugerencia de Alfredo Lamadrid para conducir un programa con su nombre: "El Café con Pepe Guixé", que se mantuvo al aire hasta 1980. Uno de los grandes golpes de este programa fue la entrevista al periodista Rubén Adrián Valenzuela, el autor de la serie de reportajes titulado "La cárcel por dentro", de gran impacto en la época: los escribió tras haber pasado por la Cárcel Pública de Santiago haciéndose pasar por un sujeto requerido por la justicia. En el mismo período, Pepe trabajó en el noticiario que conducía entonces el locutor Patricio Bañados.
La estación convirtió a Guixé en uno de sus principales rostros, continuando así su carrera en el programa "Teleonce al Despertar", a partir de 1980 y por largo tiempo más, compartiendo set y cámaras con el conductor Jorge Rencoret, quien sería otro gran amigo, hasta que este dejó la estación en 1988. Allí Pepe fue pionero en el esquema hoy popular del despacho "en terreno", mostrando denuncias o problemas cotidianos de gente común, valiéndose únicamente de la cámara y de su micrófono, además de su bonachona imagen resaltada por los anteojos que siempre usaba en esta etapa de vida.
Aquella forma de presentación de reportes en vivo y participativa era prácticamente desconocida en Chile hasta que Pepe la convirtió en una función habitual de aquel matinal, buscando soluciones y poniéndose en el lugar no de la editorial, sino del ciudadano corriente. Fue uno de los grandes aciertos para su vida y para la televisión chilena, sin duda. No es exagerado decir, entonces, que Pepe fue el primer notero televisivo y "periodista ciudadano" en la historia de las comunicaciones del país, terminando de hacer inconfundible su rostro y su voz en los medios. También participaría en el programa "En Directo", entre 1982 y 1983; continuó en "Panorama", desde 1983 a 1988, y otro programa de entrevistas llamado "El café con…", que condujo desde 1984 a 1985. Sus últimas actuaciones en dicha estación en el matinal irían desde 1991 hasta 1994.
Sin embargo, la permanencia del apreciado Guixé en Chilevisión se vio complicada con las grandes modificaciones de equipos y parrillas televisivas en la estación, sucedidas por los cambios que experimentó en esos mismos años noventa, pasando así a Megavisión con el programa de la presentadora Eli de Caso llamado "Aló, Eli", el año 2000, el que después emigró a Televisión Nacional de Chile en 2001, con el nombre de "Buenas tardes, Eli". Pepe siguió trabajando en él durante el primer año de transmisiones aunque ya se había apartado de las cámaras, haciendo así su aporte detrás de las mismas.
Después de todo aquel largo periplo por la televisión chilena, Pepe Guixé se alejó de la presencia regular en las pantallas y se retiró al merecido descanso, viviendo en el sector del Barrio Bellas Artes la que iba a ser su última etapa de su entretenida vida. Sin embargo, la calma del período recibió un gran golpe, que llegaría en agosto de 2007, justo cuando celebraba su cumpleaños: su amada esposa Victoria comenzó a sentir un mal estar físico que iría empeorando con inusitada rapidez, mientras que la atención médica que tenía contratada para sus problemas cardíacos no llegaba a tiempo a pesar de las insistencias. Pepe siempre culpó a aquel servicio y la clínica particular de una negligencia que acabó costándole la vida a su querida mujer y compañera.
El hombre de múltiples capacidades autodidactas, que pasara por actor de teatro, de cine, locutor, dramaturgo, animador, panelista, periodista y reportero, vivió en el retiro total desde allí en adelante, sin volver a dar noticias de sí. Postrado en cama y muy debilitado, falleció producto de una neumonía y tras un año de complicaciones de salud. Partió de este mundo acompañado por su leal familia, sin embargo, el 4 de noviembre de 2016, a la avanzada edad de 94 años. Fue despedido por seres queridos, amigos y admiradores en la Parroquia Santa Elena de Las Condes, y sus restos fueron sepultados en el Parque del Recuerdo. ♣
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