El profesor Arturo Salazar en el laboratorio electrónico de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. Fuente imagen: Wikipedia.
Una nueva etapa en las comunicaciones chilenas comenzó el sábado 19 de agosto de 1922, exactamente a las 21:30 horas: desde la casa central de la Universidad de Chile en la Alameda de las Delicias, comenzaba la primera transmisión radial del país, con un sistema prototipo confeccionado por el profesor e ingeniero Arturo Salazar Valencia y su prodigioso alumno Enrique Sazié Herrera, en una sala del Laboratorio de Electrónica de la Casa de Bello.
El artilugio fue elaborado con micrófonos de teléfonos domésticos Ericsson, entre otras piezas conseguidas con esfuerzos prácticamente personales. El Batallón de Telecomunicaciones del Ejército, en tanto, había facilitado a los ingenieros tres lámparas de 50 watts, de marca Telefunken según se ha dicho, muy extrañas y desconocidas en esos años. Como tampoco tenían amplificadores en aquel tiempo, se valieron de un pequeño transformador para colocar un micrófono en una de las lámparas, usada para tal objetivo.
Fuera de las estaciones secundarias y particulares que participaron de aquel hito, el aparato receptor formal de las pruebas de las señales había sido montado en el Palacio Larraín Zañartu, edificio corporativo del diario “El Mercurio” ubicado en Compañía con Morandé, actual Mall Espacio M. El lugar fue conseguido gracias al entonces director del periódico, don Carlos Silva Vildósola, según comentaba años después Sazié en declaraciones que Hugo Andrades Moya llevó a sus “Recuerdos conversados”.
Don Enrique ya había hecho algunas pruebas en privado con los jefes de la empresa periodística, pero ahora se jugaba el todo por el todo en la transmisión pública. Dos centenares de personas esperaban nerviosamente en la bajada de las escaleras del hall la recepción, atentas al sonido de los altoparlantes… Entonces el chicharreo comenzó a formar voces, tonos y trinos reconocibles, provocando el aplauso espontáneo de los presentes.
De acuerdo al programa publicado por el mismo diario “El Mercurio” aquel día y conservado por la Asociación de Radiodifusores de Chile, la transmisión piloto recibida en sus oficinas fue la siguiente:
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Presentación y explicación preliminar de las transmisiones, muy breve, a cargo de Sazié (primera voz en Chile que salió al aire).
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Apertura con la marcha “It’s a long way to tipperary” de Jack Judge y Harry Williams (un clásico de music-hall en los tiempos de la Gran Guerra).
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Música en vivo del dúo violinistas Enrique Cabré y Norberto García.
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Discurso político de Rafael Maluenda: “El perro de Alcibíades y el perro de Su Excelencia” (que resultó ser una crítica al presidente Arturo Alessandri).
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Canto acompañado de violín de María Ramírez Arellano, ex-alumna del Conservatorio Nacional de Música.
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Una sección sorpresa.
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Canto de romanzas por un joven aficionado, el tenor Jorge Quinteros Tricot, quien era, además, el locutor oficial de la jornada.
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Un resumen de las últimas noticias del día.
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El “Himno de Yungay”, de José Zapiola Cortés y Ramón Rengifo Cárdenas.
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Despedida y agradecimientos, por parte de Quinteros Tricot.
El paso fundador para la historia de la radiotelefonía en Chile, entonces, había sido dado exitosamente. Y en día siguiente, informaba “El Mercurio” con el título “El concierto que percibieron anoche las estaciones de radio”:
Con gran entusiasmo numerosas personas han seguido anoche el desarrollo de los ensayos de radiotelefonía practicados en la Universidad de Chile y percibidos con claridad por las estaciones receptores de Santiago y Valparaíso.
El concierto efectuado en la Universidad ha sido escuchado simultáneamente en las estaciones, viéndose especialmente concurridas las del Teléfono del Estado y la de nuestra imprenta.
A partir de tan revolucionario momento y tras un plazo de pruebas y gestiones asimilando y mejorando la tecnología, surgiría una fiebre de fundación de radioemisoras con la primera generación de estas casas realizando transmisiones. Gran apoyo e interés por el nuevo sistema, además, llegó desde el futuro senador radical Exequiel González Madariaga, un político especialmente apasionado en temas de defensa, soberanía y conectividad del territorio. Sazié recordaba esta romántica pero fatigosa epopeya tiempo después, también ante Andrades Moya:
En la parte técnica, en esos momentos no había muchos que entendieran. Estaba el actual senador don Exequiel González Madariaga que era jefe de la radio de Valparaíso y muy entusiasta por la radio. Otra de las personas era el comandante Brito, de la marina, que también tenía interés por estas audiciones, aunque no existía todavía el incentivo de la radiodifusión. La radiotelefonía era nada más que experimental. Anteriormente a estos hechos había realizado algunos ensayos de radio el doctor Ducci, pero tampoco era radiodifusión. Él trató de ampliar los sonidos del corazón por medio de la radio. Prácticamente, se puede afirmar, que la radiodifusión nació en Chile el año 1922.
Retrato del profesor Arturo Salazar. Fuente imagen: Wikipedia.
Don Enrique Sazié, el otro responsable de la primera transmisión radial en Chile. Fuente imagen: sitio Enrique Sazie Herrera (1897-1988). Tributo al pionero de la Radiodifusión Chilena.
Jorge Quinteros Tricot también fue uno de los protagonistas del inicio de la radio chilena. Fuente imagen: "Recuerdos conversados" de Hugo Andrades Moya.
Casa Central de la Universidad de Chile, en donde se instaló la estación experimental y se inició la primera transmisión radial chilena de 1922. Fuente imagen: sitio de la Universidad de Chile.
Edificio del diario "El Mercurio" de Santiago, en donde se armó la estación receptora y tuvo lugar la segunda parte de la exitosa experiencia de 1922. Fuente imagen: sitio Huellas (De viaje por el Patrimonio Chileno).
Salón del hall y escaleras del edificio de "El Mercurio" de Santiago, en 1918. Fuente imagen: Memoria Chilena.
La primera estación que inició operaciones tras aquel impulso iba a ser Radio Chilena: parte sus pruebas el 22 de octubre de 1922 y sus transmisiones abiertas el 26 de marzo de 1923. Fue la estación más relacionada con el puntapié inicial dado en la Universidad de Chile, además, resultando su fundación de los esfuerzos de la sociedad Errázuriz, Simpson y Cía. Ltda. al traer los implementos necesarios a Chile, negocio en el que otras firmas comerciales participaron, como la Schuckert Ltda. y la International Machinery & Co. Los derechos de transmisión fueron comprados a Federico Helfmann, otro pionero que importó equipos desde Argentina para hacer demostraciones y vender receptores.
El profesor Sazié formó un grupo integrado por casas de electrónica que pudieran sostener los requerimientos del proyecto de Radio Chilena, como General Electric, Westinghouse, Telefunken, Marconi Wireless y Télégraphie Sans Fil. También adaptó un equipo radiotelegráfico Oscilio para la transmisión, montando la emisora contra reloj en el flamante Edificio Ariztía de calle Nueva York con La Bolsa, a la sazón el más alto “rascacielos” de Santiago. Desde allí realizó las primeras transmisiones de prueba antes de iniciar las formales con el nombre inicial de Chile Radio Company, después simplificado a Radio Chilena.
El primer locutor estable de la radio y, en consecuencia, de toda la historia chilena, fue Sergio Figueroa Arrieta (a veces señalado como Alfredo Figueroa), además de ser su gerente. Se presentaron en esa primera transmisión los Huasos de Chincolco, Osmán Pérez Freire, Luis Rojas Gallardo y la Orquesta Intermaco, así llamada por la firma International Machinery Co. que era una de las asociadas. Sazié, en tanto, asumió como director de la estación, además de consultor e ingeniero. Capitanearía varias otras radios pioneras, en años posteriores.
Cabe añadir que los inicios de Figueroa Arrieta allí habían sido bastante precarios, leyendo la prensa y colocando discos en una victrola ante el micrófono, según detalla Jaime Bustos en sus “Crónicas de un ex locutor de radio”. Sin embargo, había sido testigo en Argentina de todo el comienzo de la radiodifusión platense, por lo que mantenía el entusiasmo y optimismo con el que había convencido a su amigo Helfmann de adquirir equipos en Buenos Aires y comenzar a realizar transmisiones acá en Chile.
Radio El Mercurio, en tanto, solo pudo iniciar sus transmisiones en 1924 y desde la propia casa central en donde había tenido lugar la histórica recepción de hacía dos años. Creó allí el primer programa radial moderno, acorde a los criterios vigentes de la radio y con la periodicidad necesaria, titulado “Clínica deportiva”, conducido por Carlos Cariola. Este modelo comenzó a ser imitado en todas las radioemisoras, dejando atrás la programación “día a día” que se había seguido en los inicios.
Ese mismo año, Arturo Alessandri Palma realiza la primera transmisión vía radio de un mensaje presidencial, desde los estudios de Radio Chilena. Esto fue poco antes de tener que renunciar al asiento de mandatario, en su primera gran caída política. Al regresar después al Palacio de la Moneda, haría varias transmisiones presidenciales vía radio y explotando el recursos comunicacional, pero sin haber anticipado que esto sería aprovechado por sus enemigos del nacional socialismo criollo: ya en los treinta, ellos interceptaban astutamente sus transmisiones superponiendo sus mensajes con la locución de un imitador que ridiculizaba al mandatario, inflamando sus iras al enterarse de cada sabotaje.
Valparaíso, que corre con sus propios proyectos, ve nacer la histórica Radio Cerro Alegre, derivada de Radio El Mercurio; y después la Radio Nacional, en sus inicios denominada Radio Lord Cochrane, aparecida en 1926. No mucho después, entra al dial Radio La Nación de Santiago, del diario del mismo nombre y recientemente pasado a propiedad estatal. Allí, Sazié llegó a ser director y Paul Fiori encargado de la dirección artística. Para 1930, la estación daba conciertos ofrecidos por casas disqueras como la Hans Frey, de calle Estado, y Fonografía del Pasaje, en las galerías Matte. Sus estudios estuvieron en el Portal Fernández Concha, edificio que estará muy vinculado en esos años a la misma actividad. La radio realizaba audiciones en el mismo lugar, de música, canto o baile.
Como en esos momentos el número de radios crecía y con ellas también los trabajadores y las necesidades del gremio, el 14 de enero de 1932 se funda la Asociación de Broadcasters de Chile que, a partir del 19 de mayo del año siguiente, pasa a ser la Asociación de Radiodifusores de Chile, ARCHI, el más importante de los progresos del medio desde su propia puesta en marcha con las pruebas de 1922. Al mismo tiempo, los locales de venta de aparatos receptores marcaban una explosión comercial, volviendo paulatinamente a la radio un artefacto necesario en todo hogar, a pesar de ser una cara tecnología aún.
También en 1932 fue creada la primera Radio Universo, la que tuvo su pequeña estación en la actual calle Holanda con Bilbao, en las márgenes de la ciudad de entonces, obra en la que también participó Sazié. Y el 26 de mayo de ese año entraba a operaciones Radio Hucke, después llamada Nuevo Mundo, en épocas posteriores asociada a tendencias políticas de izquierda. Es recordada especialmente por el programa noticioso “Entretelones”, el más antiguo de su tipo de Chile, creación de Hernán Millas y René Olivares; y por haber trabajado en sus estudios figuras de la talla de Nicanor Molinare, Tito Mundt, Lenka Franulic y Octavio Sufán.
No mucho después, se sumarán las importantísimas emisoras Cooperativa y Agricultura, de las más longevas de Chile. Radio Cooperativa Vitalicia, actual Cooperativa, entró en operaciones el 21 de abril de 1935 de la mano de la Sociedad de Rentas Cooperativa Vitalicia y para promover sus negocios, quedando después en manos de la Compañía Chilena de Comunicaciones fundada por la propia sociedad. Su orientación editorial se vinculó, con el tiempo, con la doctrina social y la democracia cristiana más progresista.
Por el contrario, desde sus orígenes y dada su fuerte relación gremial, Radio Agricultura, voz de la Sociedad Nacional de Agricultura, tuvo una tendencia conservadora y derechista que se ha notado en tiempos ardores políticos. Fundada en el año 1935, inició operaciones el 11 de julio del año siguiente en Valparaíso y el 30 de octubre en Santiago.
Nota del diario "El Mercurio" del domingo 20 de agosto de 1922, celebrando la primera transmisión del día anterior. Fuente imagen: "Recuerdos conversados" de Hugo Andrades Moya.
El estudio de Radio Chilena, la primera estación radioemisora establemente creada en Chile, en imagen del 26 de marzo de 1923. Fuente imagen: sitio de la Universidad de Chile.
Publicidad en "La Nación" para las radios Universo (junio
de 1934), La Nación (mayo de 1935) y Bayer (mayo de 1935), con don Enrique Sazié
como director de las estaciones. Las tres operaban en el edificio del Portal Fernández Concha.
Salón de venta de radios Emerson, en Compañía 1042 de Santiago, año 1934. Fuente imagen: Memoria Chilena.
Publicidad impresa para casas vendedoras de radioreceptores de calle Morandé, en junio de 1938.
Inauguración de la fábrica de radios RCA Victor en Vicuña Mackenna 3333, en revista "En Viaje" de mayo de 1940.
Ya en agosto 1936, aparece la Radio Difusora Aliviol, relacionada con la publicidad para la marca de comprimidos farmacéuticos así llamada. En abril del año siguiente, será turno de salir al aire para Radio Universidad Técnica Federico Santa María, primera emisora universitaria de América Latina, otra protagonista de importantes avances tecnológicos. Y, en 1939, debuta Radio La Americana; años después Radio Presidente Balmaceda, otra estación con casa en calle Nueva York.
En cuanto al clásico radioteatro, el primero transmitido en Chile había sido escuchado por el atento público en 1932 en la recién creada Radio Universo. La obra correspondía al drama de amor “La enemiga”, de Darío Nicodemi, con las voces de Maruja Cifuentes y Carlos Justiniano. Fue el primer caso nacional para uno de los géneros más exitosos y de extensa vigencia en la industria radial, además de constituir otro de los muchos puntos de contacto entre las artes escénicas nacionales y la radiodifusión.
En 1939, la audiencia conocerá ahora el radioteatro “Hogar Dulce Hogar” de Eduardo de Calixto, en la Radio del Pacífico, nombre que había tomado recientemente la Radio La Chilena Consolidada. El programa pasó después a Radio Minería y permaneció cuatro décadas al aire. Posteriormente, en 1945 comienza a transmitirse en Radio Ejército de Punta Arenas “El Siniestro Dr. Mortis” de Juan Marino Cabello, programa de terror que se alojó por varias estaciones, especialmente en Radio Portales, y que llegó a ser el más famoso y trascendente de la radiodifusión chilena... Era, pues, la edad dorada del radioteatro en Chile.
En tanto, la proliferación de las radios y la necesidad de adquirir receptores seguía llenando al mercado de una gran variedad de equipos, especialmente en los años treinta: las famosas radios de tubos o válvulas, que han quedado heredadas como reliquias familiares en innumerables hogares, algunas terminando también en vitrinas de coleccionistas. La reglamentación del rubro provenía en esos años de Dirección General de Servicios Eléctricos.
En la misma década, han comenzado a sonar cerca de 70 nuevas emisoras de amplitud modulada (AM), varias de ellas con participación de Sazié, que se convierten en el principal medio informativo al cubrir importantes hechos históricos como el Golpe Militar de la República Socialista, la Masacre del Seguro Obrero, las elecciones presidenciales de 1938 que llevaron al poder al presidente Pedro Aguirre Cerda, el fatídico terremoto de Chillán y, muy especialmente, el estallido y desarrollo de la Segunda Guerra Mundial.
Desgraciadamente, gran parte de esa maravillosa generación pionera de radioemisoras pereció con el paso inexorable del tiempo y por los cambios de tecnologías, bajo las directrices a veces impredecibles del progreso. De hecho, la histórica Radio Chilena, primera emisora nacional y que usaba por eslogan “La radio de todos”, realizó sus últimas transmisiones el sábado 31 de diciembre de 2005, desapareciendo del 100.9 FM y el 660 AM del dial, tristemente.
Reflexionando en una época cuando que las transmisiones ya se pueden realizar desde un computador con la ventaja de llevar imágenes y hasta de espaldas a nuestro propio dormitorio, es claro que la radio entró al espiral de contracción y retroceso en la Aldea Global o la Tercera Ola, con algunos aspectos de inconfundible decadencia. Así, el recuerdo de la camada inicial de estaciones radiales que iniciaron la actividad queda perdido en los éteres del tiempo pero, de cierta forma, también conservando su romántica excentricidad, cual legado de las noches de plata de la diversión en Santiago. ♣
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