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EL SEGUNDO PARQUE FAR WEST DE SANTIAGO

Escena de un duelo de armas recreada por actores del Far West de Parque Mampato. Imagen tomada del sitio web del Parque de Entrentenciones Mampato, al igual que todas las demás correspondientes a la ambientación del mismo pueblito en este texto.

En 1975, don Felipe Rodríguez Labbé inauguró un parque familiar en Lo Barnechea, cerca de las faldas cordilleranas al oriente de Santiago y cuando aún quedaban rasgos campestres por aquellos paisajes. En el amplio terreno los niños iban a pasear montando pequeños ponis, llamados también caballos mampatos, por lo que el complejo recibió ese histórico nombre que aún mantiene allí, en avenida Raúl Labbé llegando al cerro Alvarado, ribera norte del río Mapocho: Parque de Entretenciones Mampato.

Pero sucedía también que, por entonces, funcionaba a no mucha distancia de aquel lugar y por la ribera sur, en donde hoy está la villa Quinchamalí enfrente del camino a Farellones, el alguna vez famoso Far West Town, parque con recreación y vívidas presentaciones del Lejano Oeste de los Estados Unidos. Esto era consecuencia evidente de la fuerte influencia que habían dejado en el imaginario popular las películas de cowboys que estuvieron de moda durante las décadas anteriores, primero con el cine norteamericano y luego con los famosos westerns italianos, el mal llamado género del spaghetti western.

En su mejor época, aquel pueblo de fantasía era visitado masivamente y contaba con una gran cantidad de atracciones para el público, además de un enorme equipo de personal variado que llevaba adelante la actividad dentro del mismo. Los actores, algunos de ellos de renombre posterior, encarnaban a personajes como vaqueros, héroes, villanos, hombres armados o en duelo de revólveres, indios pieles rojas, pueblerinos, mineros, el sheriff, el loco del pueblo, las bailarinas de can-can del saloon, etc.

Pero las movedizas preferencias de la clientela y la apertura de nuevos parques de entretenciones con máquinas y propuestas más modernas, como fue el caso de Fantasilandia a partir de 1978, terminaron por sepultar aquellas ofertas más inocentes de diversiones en Santiago. Mampato supo ponerse al día con las tecnologías y atracciones, pero el Far West Town no lograría repuntar y terminó cayendo en mermas durante ese mismo período, además de ceder ante el proyecto inmobiliario que lo haría desaparecer. Así cerró sus puertas, causando la desazón de muchos niños y jóvenes que habían alcanzado a conocer sus escenarios y puestas en escena tan curiosamente transculturales y ajenas a la realidad chilena.

Entonces, en lo que parece haber sido un gran acierto por parte de Parque Mampato en 1979, se decidió llevar hasta sus terrenos la misma idea que había sido explotada por el cercano Far West Town. De esta manera, se construyó hacia la parte posterior y lateral del gran recinto, entre un agradable paisaje de bosques, esteros y cerros, un nuevo y encantador pueblito de cowboys al mismo estilo y estética de las producciones de Hollywood en aquellas temáticas.

De proporciones más modestas y escenografías quizá no tan impresionantes como el parque anterior, de todos modos el nuevo fue celebrado como una suerte de regreso o prolongación espacio-tiempo del Far West Town original y se convertiría de inmediato en la flamante atracción infantil y familiar de Mampato, la que fue mejorando aspecto y calidad con el correr de los años siguientes.

También siguiendo la misma idea del anterior centro de entretenciones, los visitantes del Far West de Mampato podían pasear entre aldeas de carpas tipis indias o por el mismo pueblito minero abundante en madera y balaustras, con saloon de cantina, hotel, banco, correo, herrería, pequeña plaza central, pozo de agua, horca para condenados, apostes para amarrar caballos y otros elementos de la ambientación sui generis. Ingenuos carteles escritos en inglés presentaban cada dependencia y los principales edificios tenían también fechas imaginarias labradas sobre las fachadas, de su supuesto año de construcción, la mayoría paseando por la década del 1860.

Se agregaron después al conjunto unos muñecos estáticos, simulando ser personas en diferentes actividades aldeanas dentro del mismo lugar, por lo que el sitio tenía algo también de gran diorama a tamaño natural. Además, se incorporaron en él algunas actividades especiales de aniversarios, Fiestas Patrias y Navidad, en este último caso con la visita de un Viejito Pascuero o más bien Santa Claus, que recibía y hacía obsequios a los niños.

Durante los años ochenta, los actores del pueblito paseaban vestidos siempre a la usanza vaquera o montando caballos, simulando también los ruidosos duelos a tiros,asaltos de bandoleros o ataques de los pieles rojas al tren de fantasía que recorría con los visitantes el interior de este sector del parque y que los llevaba hasta el Far West. Se fueron integrando a la cartelera, además, mejores shows para el público y, en sus días de esplendor popular, quizá haya sido la principal carnada de entre todas las entretenciones disponibles en este extenso sitio.

 

El Far West del Mampato también fue parte de algunas experiencias publicitarias y fílmicas en aquellos años. El humorista Ernesto Belloni (Che Copete) rodó en esas instalaciones, por ejemplo, la video-comedia titulada pícaramente "El Vengador del Hoyo", ambientada en un imaginario pueblo llamado El Hoyo City que correspondía a la misma aldehuela del Parque Mampato. Realizada en 1992 y lanzada en el clásico formato VHS, esta extraña y muy sencilla obra humorística fue dirigida por Nelson Henríquez y producida por Manuel Osorio, con guión del propio Belloni, quien interpreta a un aventurero llamado Ladilla Kid, convertido accidentalmente en justiciero al ser confundido por sus pobladores con un mercenario apodado El Vengador. "La primera película chilena de cowboy", decía en su presentación, usando muchas locaciones que corresponden al mismo villorrio del parque.

Sin embargo, la cándida fábula del Lejano Oeste en el Mampato ya se encontraba en sus últimos tiempos, a la sazón, comenzando a dejar atrás la energía de las presentaciones con tiroteos y asaltos simulados. Sus shows se irían haciendo menos y la atención del público más joven hacia temáticas pintorescas de vaqueros e indios norteamericanos también menguaba con el correr del tiempo, llegando a tomarse por burda una copia de tales características, con elementos extraídos de la cultura e historia de los Estados Unidos. Quizá acabó por esfumarse casi por muerte natural, entonces, y ya en nuestro siglo su espacio estaba reutilizado con otros destinos.

Aunque ese segundo Far West en el Barrio Alto haya desaparecido irremediablemente, el Parque Mampato lo recuerda siempre como parte de su historia integral y en nuestra época hasta ha revivido algunos de sus shows en temporadas de vacaciones de invierno, en sus sedes de Lo Barnechea, Maipú y las Vizcachas. Incluye en ellos actividades, presentaciones de actores caracterizados y concursos infantiles de disfraces, complaciendo en parte a los nostálgicos y románticos de aquella vieja historia de enclaves del Lejano Oeste en la capital chilena. ♣

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