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UNA COMPAÑÍA DE QUILTROS ESTRELLAS: LOS PERROS COMEDIANTES DEL PROFESOR TENOF

Parte de un antiguo volante publicitario de Valencia, promocionando las presentaciones de Tenof y sus perros, hacia 1915-1920. Fuente imagen: sitio TodoColección.

Los espectáculos más elegantes de perros amaestrados para teatros y circos solían ser con ejemplares de razas finas y castizas, de preferencia algunos como poodle y otros falderos, correspondientemente pasados por el peluquero. Cuando se requería de presencia y sagacidad, ovejeros y collies pasaban a ser protagonistas. Sin embargo, de cuando en cuando se sabía de presentaciones con quiltros en espectáculos más populares, en donde la sofisticación y la estética podían sacrificarse a favor de las risas del respetable.

Se pueden rastrear perros adiestrados o “sabios” para la comedia, el espectáculo o la acrobacia desde los orígenes del circo en el país, en la época de los volatines, acaso antes. No obstante, como el avance de los shows y la llegada de compañías internacionales fueron incorporando animales exóticos mucho más interesantes que el humilde y astuto can, el público preferiría a nuevos exponentes de la fauna con shows que terminaron convertidos en verdaderos zoológicos, como los que trajo el domador de fieras Franz Marek desde Europa.

En los tiempos en que todavía resultaba interesante una función sólo con perros obedientes, tuvo lugar un olvidado acontecimiento involucrando a un elenco canino bajo las órdenes del profesor Tenof, de dilatada trayectoria iniciada en España y México, según parece. Es la misma época en que se presentan otros domadores internacionales recorriendo el mundo con sus obedientes jaurías domésticas, como Loyal y sus perros amaestrados, los canes comediantes de Spinetto (que después incluyó monos y chivos), el equipo de perros adiestrados de Estanislao Dávila, los del profesor Evans (luego hermanos Evans), los del dúo As Lusos y Pepino, los de Miss Ventur y los de Brosa, generalmente asociados a circos o compañías de variedades. No pocas de ellas se presentaron también en Chile.

La troupe de Tenof pasó por escenarios como el Teatro Eslava de Jerez de la Frontera, hacia sus inicios en 1910; después, por el Circo Parish en Madrid, la Compañía Guzmán-Moreno de México, el Teatro Carmen de Tucson, Arizona, y los teatros Gran Salón Doré y Sala Imperio de Barcelona, en este último con la comedia “Una noche en granada”. En 1914, se presentó en el Salón Pradera de Valladolid, y en mayo del año siguiente dedicó una función especial a los Reyes de España en el Teatro de Santander, dada la admiración que causó en ellos su anterior aparición en el circo. Para 1920, está en el Teatro Juárez, en México, y en 1923 realizaba en el Teatro Novedades de Madrid. Tenof llegó a dirigir una compañía española en la que tuvo artistas como la cantante Pepita, la bailarina española Carmen de la Torre, el malabarista cómico Negrilla y el dúo cómico de baile Los Gonza-Littos.

Consagrado ya en aquellas artes, Tenof llegó Chile para realizar una gira con sus variados perros comediantes, que por entonces protagonizaban una singular obra de vodevil intitulada “Las bodas de Currito”. De un acto y tres cuadros, la pieza fue paseada por varias partes del mundo causando sensación: era la misma que había encantado a los reyes españoles, en la que cerca de 25 canes actuaban coordinados perfectamente y asombrando a los concurrentes vestidos como personas, incluso en dos patas o realizando acciones humanas.

Comenzó la temporada santiaguina en el Teatro Victoria de calle Huérfanos con San Antonio, en el primer piso del entonces solicitado hotel del mismo nombre, famoso entonces por sus espectáculos en vivo y por la presentación de divertidas películas como las de Buster Keaton. Los perros de Tenof causaron sensación y gran interés, permitiendo a su director realizar presentaciones que agendó en provincias, saliendo así de la capital. Esto iba a ser decisivo para el futuro de la compañía.

Antigua postal de un circo de perros. Fuente imagen: thegraphicsfairy.com

"Una presentación perruna" (revista "La Lira Chilena", 1899). Posible ilustración de Luis F. Rojas.

Publicidad para Tenof en México, volante de la Imprenta La Voz de Pueblo, en 1920, en el Archivo Histórico de la Ciudad de Juárez. Publicado en "Orígenes del circo y su valor para la formación de artista circense en México y Cuba" (ponencia-artículo) de Pavel R. Gutiérrez S., Ivis N. Piedra N. y Marisol Arizmendiz C.

Lo que sucedió a continuación fue comentado por el eximio hombre de artes escritas Daniel de la Vega, en “Luz de candilejas”. Describe allí las exitosas presentaciones de “Las bodas de Currito” cuando ya se estaban realizando en Linares con sus hábiles y finos perros actores. El concurrido espectáculo tenía lugar en el entonces todavía novedoso Teatro Victoria de la ciudad, en lo que ahora es calle Kurt Muller cerca del cruce con Lautaro. Era una sala que habituaba tener artistas con shows familiares de nivel internacional, por cierto, como sucedió con el "cow-boy" circense William Harrison, quien llevaría sus pruebas de destreza allí en 1928.

Como era previsible, las estrellas perrunas de Tenof ganaron con rapidez el corazón del público de Linares:

No caían en esas bárbaras exageraciones de algunos actores de bataclán, ni tampoco al salir del teatro, después de la función, repartían monedas entre los chicos curiosos que se agolpaban en la puerta. Nunca ladraban a los periodistas que solían indicarles un yerro escénico, ni abrigaban ambiciones de primeras figuras.

Empero, a pesar del exitazo de aquella gira, el cansado domador se tomó en Linares un largo descanso, tentado tal vez con algunas seducciones locales, algo que -a la larga- iba a cambiar profundamente la situación de la troupe canina. Vino a ocurrir, así, que la elogiada compañía de Tenof se fue deshaciendo poco a poco en aquel período, debido a diferentes razones: deserciones de sus actores cuadrúpedos, muerte de los canes más ancianos y retiro de algunas de sus principales estrellas. Además, otros de sus perros olvidaban por senilidad o por cesación los trucos y las rutinas, debiendo ser jubilados con honores mientras conservaban su dignidad profesional.

Por todo lo descrito, entonces, hubo un momento en que ya no quedaban miembros a la troupe al adiestrador para continuar con “Las bodas de Currito” y prolongar un calendario de presentaciones en Chile. Ya envejecido también el director y muy lejos de los años de su intensa bohemia andante, la compañía de los perros comediantes parecía llegar a su inminente crepúsculo, al final de los finales.

Desesperado por la situación pero decidido a no perder una exitosa carrera, Tenof tuvo entonces la idea de contratar y adiestrar canes de la misma provincia, rescatando del ocaso seguro sus aplaudidas funciones. Esta vez, los comediantes no serían distinguidos expositores de la alcurnia entre las razas perrunas con pedigrí de artistas ni mestizos alumnos destacados de las escuelas de artes caninas, sino los quiltros más comunes y corrientes que consiguió uno a uno, para proceder a educarlos e iniciarlos en esas mismas artes escénicas en que brilló la distinguida y elegante generación anterior. Así, cuenta De la Vega cómo se formó, desde la nada, el nuevo elenco de perros comediantes que resucitaron las funciones:

Y cogió a nuestro perro callejero, a ese que se sienta filosóficamente en las puertas de las carnicerías, al otro que duerme anudado en un umbral, y a aquel que sale del conventillo a ladrarnos agresivamente. Y esos perros domésticos y cerriles han saltado graciosamente desde su vida de atorrantes al tinglado de la farsa, y ahora emprenden la aturdida romería del arte.

De ese singular modo, gracias a tan curioso y creativo recurso, el profesor Tenof consiguió reamar con mínimos costos su simpático equipo de estrellas, revitalizó su espectáculo y logró asegurar nuevas presentaciones. De vuelta en Santiago, entonces, se presentará en el Teatro Splendid de Huérfanos, sala que antes fue el Teatro Royal cerca de Ahumada. La nueva temporada de los perros comediantes, había comenzado.

No bien se supo del show que tenía listo para mostrar en la capital, el diario “La Nación” del domingo 26 de febrero de 1928 daba aviso del esperado retorno de “Los perros comediantes”:

El profesor Tenof, que presentó algún tiempo atrás una compañía de perros amaestrados, reaparecerá en el Splendid el próximo jueves con una nueva compañía de perros comediantes.

Tenof ha permanecido en San Javier y Linares durante algunos meses amaestrando un lote de perros chilenos hasta conseguir a fuerza de paciencia un éxito completo, pues la compañía de perros que trae ahora es, en realidad, original e interesante. Son como cuarenta perros de todas las edades, portes y razas, que visten y calzan como los seres humanos y que, sin la presencia del domador, ejecutan un drama con una corrección que solamente se pueden encontrar en el ser humano.

La obra con que se presentarán los perros de Tenof se titula “La venganza del ladrón” y es un drama policial con música propia.

Aviso anunciando las presentaciones del profesor Tenof y su compañía de perros artistas en Madrid, en 1910.

Profesor Tenof y sus perros anunciados en página completa de la revista "Eco Artístico" de Madrid, con retrato del maestro, en edición del 5 de agosto de 1910.

Postal antigua española, año 1920 aproximadamente, con una representación del espectáculo del profesor Tenof y sus perros comediantes. Fuente imagen: sitio MercadoLibre.

Presentación de Tenof regresando a Santiago, esta vez con su troupe de quiltros recogidos de Linares y San Javier. Anuncio de febrero de 1928, diario "La Nación".

El anuncio del regreso de la compañía a los escenarios santiaguinos fue celebrado en la página de espectáculos del mismo periódico, el miércoles 29 de febrero siguiente, también bajo el título “Los perros comediantes”:

En las funciones de la tarde y noche de mañana, en el Splendid, debutará la compañía de perros comediantes que dirige el profesor Tenof. Este notable espectáculo obtuvo, hace algún tiempo en el Teatro Victoria, un buen éxito, llamando la atención con “Las bodas de Currito”, graciosa comedia que realizaban estos actores caninos. Hoy, Tenof se presenta nuevamente, pero su compañía ha cambiado. Ya no son los mismos perros, ahora son otros mejor enseñados. La obra es nueva: “La venganza de un ladrón”. Los decorados son soberbios y, durante la realización del espectáculo no se ve, por ningún lado, la dirección humana.

El Splendid ha acordado fijar para los días que trabaja el profesor Tenof y sus perros, programas cinematográficos aprobados para menores y mayores. En esta forma, el cine estrenará en las funciones del debut de mañana, “Amores en cuarentena”, por Creighton Hale.

En aquel momento, el enorme elenco canino completo participaba en la representación de la obra, por lo que el despliegue y la coordinación de los animales era de una exigencia enorme. La trama de la pieza incluía escenas de un  incendio  en un  hotel, que era sofocado por bomberos, los que usando escaleras salvaban a los residentes, entre otras cosas… Todo con perros actores.

Como sucedió más de una vez al adiestrador durante su carrera artística, hubo tanta concurrencia de público y demanda de entradas que la compañía debió extender la agenda programando y realizando otras funciones posteriores en marzo, en el mismo Splendid, y luego en lugares como el Teatro Providencia de los inicios de calle Manuel Montt, que a la sazón ya funcionaba también como cinematógrafo. Las presentaciones de “La venganza del ladrón” se acompañaron allí de un programa especial que partía con la proyección del filme “El libertino”, de Reginald Denny, seguida de la actuación de los canes. Siguieron unos días después en el Teatro República, en la calle del mismo nombre, donde se acompañó la presentación con el filme “El Malón”, con Fred Thompson.

Después de su retorno en gloria y majestad, se pierde un tanto el rastro de Tenof y sus nuevos periplos, encontrándose ya cerca de jubilar. De hecho, la moda dejada por sus canes parece ser la motivación para que apareciera rápidamente otra compañía ofreciendo el espectáculo de los perros comediantes, al poco tiempo, ahora en el Teatro Excélsior de avenida Independencia, y después en el Teatro Novedades de calle Cueto.

Reclamando el lugar de Tenof, llegarán a los teatros santiaguinos de los años siguientes y, especialmente en los treinta, nuevos elencos de canes comediantes y acróbatas como el de los hermanos Evans, la troupe del director Levoff, la del maestro Verdi y la del Profesor Verdugo. En España, en tanto, ya hacían su parte de la historia otras compañías caninas , como los perros comediantes de Santi's, con memorables presentaciones también en los años veinte.

He ahí entonces, en la compañía de perros comediantes del profesor Tenof, la posibilidad de que entre los actores caninos internacionales pioneros del espectáculo moderno de las luces de teatros hayan estado aquellos olvidados quiltros chilenos de Linares y alrededores, imprimiendo sus patas sobre la historia en los mismos años en que recién comenzaba a brillar el astro de Rin Tin Tin y mucho antes que lo hiciera también Lassie.

Los rascas pero serviles quiltros, de tal manera, habrían internacionalizado su carrera  marchando con el bigotudo adiestrador para continuar sus aventuras en tablas de otras latitudes, regresando a las marquesinas de España y México, en los últimos shows de Tenof antes de jubilar. Quizá la camarilla amaestrada de perros maulinos, reclutados casi accidentalmente para la continuación de la compañía de perros comediantes, constituya así la primera exportación de quiltros chilenos en el mercado artístico y escénico. ♣

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