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RECUERDOS DE LA HOSTERÍA LA MONTAÑA EN AVENIDA INDEPENDENCIA

Publicidad para La Montaña en 1954 (incluidas las imágenes de más abajo), en el periódico "Las Noticias de Última Hora".

En la historia de la bohemia y la diversión adulta del barrio de La Chimba, dominada generalmente por una oferta más bien popular y relacionada con sus barrios marcadamente obreros o comerciales, un caso especial fue el centro culinario y de espectáculos ubicado Independencia 473 con Echeverría, conocido como La Montaña.

Restaurante, boîte y hostería, de estilo mucho más refinado que otros casos de aquellas manzanas, La Montaña fue el más antiguo de su tipo en el sector y su dueño, don Juan Baldoma Pons (a veces erróneamente señalado como Baldonar o Balderas, en ciertas fuentes), también fue dirigente y representante de su gremio comercial. Memorables encuentros y banquetes tuvieron lugar en aquel establecimiento, además.

Según Osvaldo Muñoz Romero, el famoso periodista de espectáculo que firmaba como Rakatán, la decoración del establecimiento había sido realizada por Carlos Godefroy. En sus memorias y crónicas de "¡Buenas noches, Santiago...!", agrega el autor contextualizando sobre tal hito de la diversión chimbera:

La Avenida Independencia (La Cañadilla de los tiempos de la colonia) ha tenido también muchos locales donde se cultivó la más auténtica bohemia. Entre muchos, recordamos la Quinta “Gardel”, el “Lucerna", cerca de la Plaza Chacabuco; y “La Montaña”, que es el más antiguo de todos.

Tiene una leyenda muy ambiciosa. Ella asegura que la vieja casona donde funciona, fue construida -nada menos- que por el arquitecto español Joaquín Toesca, o sea, el mismo que levantó el Palacio de La Moneda.

Como restaurant y lugar de esparcimiento, fue fundada en el año 1902 por Juan Baldomar quien le imprimió desde un principio, un tinte de jerarquía y refinamiento. Se hizo famoso por su ambiente y su buena comida y a ella llegaban conspicuas figuras del ambiente artístico.

En efecto, una leyenda urbana suponía que el inmueble de La Montaña había sido obra del italiano Toesca durante su servicio a las autoridades españolas. Anteriormente, sin embargo, el espacio con su dirección había sido ocupado por otro bar y restaurante cuyo dueño, don Ramón Calcina Canela, habría enfrentado órdenes de cierre de su establecimiento (junto a varios otros) en 1927, por parte de la Defensa Fiscal de la Ley de Alcoholes a la Intendencia Municipal. La dura medida se solicitó por la cercanía del boliche a la sede de la Casa de Beneficencia de la Cruz Roja y de la Escuela Primaria de San Gabriel.

Llamado restaurante El Derby en los años treinta, la dirección también era de la sede del club deportivo Unión Independencia en aquel período. Contando con salones de billar, el nombre de este negocio quizá proviene de la actividad hípica que fue importante en la misma ex Cañadilla de Santiago o avenida Independencia.

Información proveniente de doña Ángela Baldomá, hija de don Juan, nos despeja muchas dudas: su padre compró directamente El Derby a su dueño, don Ramón Calcina C., en 1934. El local fue ampliado en 1943, ocasión en la que Baldomá contrata al señor Godefroy, efectivamente, ya que este era muy conocido en el ambiente y tenía muy buenas referencias. Su currículo, de hecho, incluyó los trabajos en el Casanova de calle Huérfanos, antes de pasar a ser el famoso Teatro Ópera del "Bim bam bum".

Un tiempo después, el Derby pasó a ser llamado La Montaña, ofreciéndose con especialidad en parrilladas y mariscos para sus parroquianos, además de shows con las estrellas más importantes de la época.

Imagen publicitaria de El Derby, antes de ser rebautizado La Montaña. Esta y las de más abajo son una gentileza de Marcelo López Baldomá, nieto de don Juan Baldomá e hijo de doña Ángela Baldomá.

Imagen impresa de la elegante barra de El Derby, con el señor Calcina detrás de la misma.

Don Juan Baldomá y su hija Ángela.

Aviso de la hostería en los años cincuenta.

Pasó por aquel sitio la gran artista argentina y cantante Libertad Lamarque: la después llamada Novia de América estaba por romper relaciones con la actriz y colega Eva Duarte durante el rodaje del filme “La cabalgata del circo”, conflicto tras el que esta última se habría valido de sus influencias sobre su pareja, el general Juan Domingo Perón, para perseguirla y hacer que se exiliara en México.

Estando en Santiago de Chile y mientras alojaba en la Residencial La Florida, sin embargo, la estrella argentina tuvo un arrebato de locura y celos que la llevó a un extraño intento de suicidio, saltando desde la ventana de su habitación en el segundo piso del mismo, hacia la calle. Oreste Plath agrega que la artista cayó sobre un desafortunado transeúnte, el dentista Julio Besoaín Robles, quien acabó con una pierna fracturada.

Agrega Rakatán Muñoz que Baldomá recordaba y comentaba siempre sobre aquel incidente protagonizado por la esplendorosa Libertad, cuando aún no era muy conocida. El detonante de su irracional acción fue haber descubierto una supuesta infidelidad de su pareja de entonces, el badoneonista de entre sus músicos, con una corista de la misma compañía.

Posteriormente, ya en la década del cincuenta, hacía presentaciones en La Montaña la “sensación del ritmo tropical” Ketty Galán y el tenor hispano-mexicano Manuel Pineda, quien era animador y maitre del local, además. Establemente, se podía ver en su escenario también a la cancionista melódica Sonia del Valle y la cantante-bailarina española Esperanza del Carmen.

Carta menú que perteneció a la hostería.

Publicidad para La Montaña en el periódico "El Imparcial", 23 de diciembre de 1949.

Hostería La Montaña en aviso del diario "Las Noticias de Última Hora", noviembre de 1950.

En la barra: don Juan Baldoma Pons, María del Transito Pons Novoa y el nonito Isidro Baldomá Estrada.

 

Cena de 1949  en el establecimiento. Están en la mesa: Vicente Murgada, Ana María Barba, Antonio Morro Moreno, Jaime Vilajuana, Patricia Moreno, Carmen Vilajuana, Mario del Carmen, Marta Guzmán Garrido, Juan Baldomá Pons, Zoila Valencia Valencia, Ángela Baldomá Astudillo, Vicente Peralta y Magdalena Peralta Estavili.

Los bailables de amanecida, en tanto, iban con las orquestas de jazz de Mike Florenz y Alejo Araya, con la voz del cantante peruano Jael Bejarano. Las noches de fiesta más sabrosa se acompañaban con las bandas tropicales de Los Caribeños y Los Reyes del Ritmo, según o que se puede encontrar en la publicidad de la prensa.

En aquellos mismos avisos, además, La Montaña ofrecía hacia mediados de la década “los mejores menús de la cocina criolla e internacional y famoso navegado caliente La Montaña”. Probablemente, haya sido el centro culinario más importante de avenida Independencia en aquel entonces, junto con otros reputados restaurantes como El Cachás, por esas mismas cuadras, o La Posada de don Sata, ya por Recoleta y hacia el lado del Cementerio General.

Se decía que una comerciante llamada Julia Matamala Toledo se quedó con La Montaña al fallecer Baldomá. Su hija Juana nos aclara, sin embargo, que don Juan vendió el establecimiento en 1967 a un señor que era sobrino del dueño de El Parrón, otro famoso restaurante y centro social de Providencia. Fue este propietario quien vendió La Montaña, a su vez, a doña Julia. Nos parece que ella habría sido la última propietaria de la hostería.

En donde estuvo el edificio de La Montaña engalanando la avenida Independencia, se levantó después el complejo perteneciente al Instituto Comercial Libertador Bernardo O’Higgins, hoy también cesado esperando su inminente demolición.

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