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MALÚ GATICA, O EL ADIÓS AL GLAMUR DE LAS ARTES ESCÉNICAS

Joven y radiante Malú, fotografiada por Alfredo Molina La Hitte en los años cincuenta.

Malú debió ser una de las actrices más talentosas y glamorosas de la historia del séptimo arte en el país, además de una de las mujeres más distinguidas de los medios de comunicación nacionales. Siendo de las más grandes exponentes en su oficio, además, pasó profesionalmente por el teatro, el cine, el radioteatro, el canto, la locución radial y la televisión, con innumerables experiencias a lo largo de sus 75 años de vida. Por si fuera poco, también es recordada como una de las actrices nacionales más hermosas y de mayor proyección internacional de su época, figura de culto y de enorme popularidad.

Nacida como María de la Luz Enriqueta Gatica Boisier,  sus padres fueron Roberto Gatica y Leonie Boisier, un matrimonio de clase acomodada. Llegó al mundo el 15 de enero de 1922 en la localidad mallequina de Purén, tierra que ha sido generosa en aportar otros personajes del mundo del arte, como Tulio Mora Alarcón, Dolores Walker y el humorista Daniel Bombo Fica. Nació en la Mansión Boisier de la familia materna, en la Hacienda El Fortín de su abuelo José Boisier Bourgeaux, ciudadano francés llegado a la Provincia del Malleco como colono. Buena parte de su infancia transcurrió en aquella hermosa y gran casona, disfrutando también de la retirada tranquilidad de las tierras de Purén, entre aromas de kuchen, manjar blanco y leña en el horno.

Malú estudió en el English College British School y en el Santiago College. Siendo todavía una niña de siete años, sus padres decidieron mudarse a Nueva York en 1929, completando allá sus estudios y aprendiendo también idiomas y música. La joven promesa debutará con sólo 16 años en la radio de la National Broadcasting Company (NBC), en donde trabajaba su padre, y actuará en el stand de Chile durante la Feria Mundial de Nueva York de 1939. Tras ver a John Barrymore en “My dear children”, había decidido también ir por la actuación. Para el año siguiente, estaba de regreso en Chile cantando con Los Cuatro Huasos cuecas y tonadas, e interpretando temas de tipo spirituals (que había aprendido de una empleada negra en su infancia en Nueva York) y otras piezas en la Radio Agricultura.

Su debut cinematográfico en Chile fue con “Verdejo gasta un millón” de Eugenio de Luguoro, en 1941. Allí trabajaron también Eugenio Retes, Conchita Buxón, Andrés Sirvent, Rubens de Lorena, Pancho Huerta, Rolando Caicedo, Américo López, Luis Sanatare, Alejandro Lira y Laura Blanco. Este filme es todo un clásico de las películas de humor en Chile, y Malú había sido invitada al proyecto por un productor que notó sus virtudes mientras seguía trabajando en la radio.

Pablo Petrowitsch, quien había sido guionista de “Verdejo gasta un millón”, dirigió un nuevo filme con Retes interpretando al personaje y redactando también el libreto, esta vez titulado “Verdejo gobierna en Villaflor”, de 1942. Son contratados otra vez Malú Gatica, Conchita Buxón y Rolando Caicedo, a los que se suman otros como Gerardo Grez, Antonio Gonzálvez, Luchita Botto, Rubén Darío Guevara, Rogel Retes, Miriam Clark y Fernando de Masías.

Mujer de mundo y llena de anécdotas de vida, sin embargo, Malú viajó intensamente en aquellos años, pasando por España, Portugal, Francia, Brasil, Perú y México. En Argentina, hasta donde llegó en 1943, comenzó a trabajar en la Radio El Mundo de Buenos Aires. Posteriormente, se estableció allí en la misma capital argentina, en donde comenzó a estudiar teatro en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático Cunill Cabanellas, al tiempo que iniciaba una nueva etapa en su carrera sirviendo a la cinematografía platense.

Ya en Portugal, en 1944, trabajará en la producción argentina “Siete mujeres” de Benito Perojo, drama en el que actuaron los actores platenses Olga Casares Pearson, Tito Climent, César Fiaschi y la mexicana Lucy Galián. Ese mismo año, Malú fue estrella musical del Casino Copacabana, en Río de Janeiro. Al año siguiente, actuará bajo dirección de Pierre Chenal en otro filme argentino titulado “Se abre el abismo”, en donde comparte escenas con otras leyendas locales como Elsa O'Connor, Sebastián Chiola, Silvana Roth, Ricardo Passano, Guillermo Battaglia y Homero Cárpena.

La artista en su juventud. Fuente imagen: "La Tercera".

Malú Gatica en sus tiempos más esplendorosos. Fuente imagen: sitio de IMDb.

Emilio Gaete y Malú Gatica, en fotografía de Alfredo Molina La Hitte. Fuente imagen: Exposición DIBAM en Metro Santa Lucía, agosto-septiembre 2011.

A continuación, viajó a México, actuando allá en siete películas a un ritmo de dos por año: “Amar es vivir” de Juan José Ortega, “Ocho hombres y una mujer” de Julián Soler, “Todo un caballero” de Miguel Delgado, “El príncipe del desierto” de Fernando Rivero, “Extraña obsesión” de José Díaz, “Los que volvieron” de Alejandro Galindo y “El casado casa quiere” de Gilberto Martínez Solares.

Aquella experiencia, en la que tuvo una mediática relación romántica con el actor Gustavo Rojo y conoce a figuras coomo Mario Moreno Cantinflas y Fernando Soler, la fue acercando cada vez más a Hollywood, geográfica y profesionalmente, hasta que decide regresar a los Estados Unidos al ser llamada para una prueba cinematográfica a cargo del agente Ralph Blumm, el mismo que encargado de estrellas como Louis Jordan, Deborah Kerr y Van Johnson. La recomendación había sido dada por el actor James Stewart, ni más ni menos.

En el período, además, Malú ha conocido al agregado militar de los Estados Unidos en México, Curtis Eugene Fell, del que se enamora perdidamente, contrayendo ambos matrimonio en 1948, sólo un mes después de conocerse. De esta unión nacería su único hijo, León Fell. Empero, como el matrimonio no funcionó y comenzaría a derrumbarse sólo una semana después de cometer aquella locura de casarse apenas conociéndose, su esposo logró quedarse con el niño en el juicio de anulación, pues Malú desconocía cómo funcionaban las leyes en ese país y no parece haber sido bien asesorada durante el pleito.

Cabe añadir que, durante el tiempo en que estuvo embarazada, Malú había debido rechazar un papel importantísimo que le había ofrecido Cecil B. DeMille, para la película “Sansón y Dalila”, de 1949, otro clásico de la historia del cine. Años después, la actriz confesaría rasgos abusivos por parte de Fell en esos momentos, a causa de los celos y sadismos que quedaron revelados sólo después de casarse. También aclaró que la familia paterna logró quitarle al hijo gracias a falsas acusaciones de que ella tenía contacto con mafiosos, algo no muy inusual en el Hollywood de esos años, realmente.

Todavía siendo joven y como Blumm y su esposa habían acogido a la muchacha en su propia casa y ambiente, Malú entró a los relucientes círculos del barrio de la industria cinematográfica, ganándose la admiración de la prensa y de otras estrellas, y relacionándose de paso con personajes como Orson Welles (a quien había conocido en Chile profesándole gran admiración), Henry Fonda, Trevor Howard, Gregory Peck, Cary Grant, Cameron Mitchell, Paulette Goddar, Rita Hayworth, Marlene Dietrich, Dolores del Río y Zsa Zsa Gabor.

Trabajó en ese período en los filmes “Target Unknown” de George Sherman, “The Lady and the Bandit” de Ralph Murphy, y “Capitain Pirate” también de Murphy, las tres estrenadas en 1951. Al mismo tiempo, Malú tiene magníficas temporadas trabajando en para la cadena de Hoteles Staller (después Hotel Hilton), con lo que recorre los Estados Unidos realizando luminosas presentaciones. Sin embargo, consideró que sus papeles en Hollywood eran pequeños y temía quedar condenada a los mismos, comenzando a alejarse así de La Meca del cine. Actuó con gran intensidad en radio, televisión, teatro y boîtes, convertida en toda una estrella de su época, realizando algunas presentaciones de canto también en Canadá.

En sus memorias, sin embargo, la actriz y cantante recordaba haber tenido un roce con la mafia en ese mismo ambiente bohemio y a través de un personaje llamado Johnny Stompanato de quien habían varias leyendas por su condición de ex gánster y amante de la estrella Lana Turner. El sujeto, antiguo guardaespaldas del capo de la mafia judía en Los Ángeles, Mickey Cohen (Meyer Harris Cohen), le había ofrecido quedarse en un departamento en donde ella encontró un revólver negro, aterrándose de tal manera que rechazó su bondadoso ofrecimiento. Stompanato, quien en Inglaterra fue golpeado y echado de un estudio por Sean Connery en 1958, tras llegar persiguiendo a Lana a causa de sus celos, acabó muriendo apuñalado ese mismo año por mano de la hija de su pareja actriz, una chica de 14 años hastiada de los maltratos hacia ella y su madre, aunque otra versión dice que fue la propia Lana quien lo asesinó, al descubrirlo intentando seducir a su hija, culpando a esta de lo ocurrido en vista de que era menor de edad.

Tras todos aquellos lances, aventuras y desventuras, Malú regresó a Chile para formar una compañía artística doble con Miguel Frank, quien la llamaba La Gran Dama: una parte del elenco era para las presentaciones en L’Ateleier y la otra para las del Petit Rex. En la Sala SATCH (Teatro de la Sociedad de Autores Teatrales de Chile en calle San Diego, hoy Teatro Cariola), presentó la obra “El Baile” de Edgar Neville, al tiempo que participaba en televisión en la teleserie “Cuentos de amor” de Canal 13, en 1954. Como si sus capacidades ya ni fueran suficientemente variadas, fue también articulista de la revista “Amiga” y columnista en el periódico “El Debate”.

En el año siguiente, Malú vuelve al cine con otro clásico: “El Gran Circo Chamorro”, de José Bohn, filme entre cuyo reparto destacaban Eugenio Retes, Pepe Guixé, Elsa Villa, Gerardo Grez, Iris del Valle y Conchita Buxón, entre otros. Sigue presentándose en importantes clubes, en tanto, y viaja otra vez a Buenos Aires a continuar sus aventuras. También hizo presentaciones en Cuba y Venezuela. Regresa a Estados Unidos y México en 1957, en donde se le abren nuevas oportunidades trabajando ahora en la teleserie norteamericana “Captain David Grief” de 1958. Después, estará en el filme mexicano “Sábado Negro” de Miguel Delgado y la teleserie de Televisa titulada “El precio del cielo”, ambas experiencias en 1959, año en que deja América y parte a Europa, en donde es contratada para cantar y realizar shows en diferentes boîtes de París y Madrid.

Malú vuelve a Chile a inicios de los sesenta, actuando ahora en la comedia musical “La Canción del otro” en el Teatro SATCH, y como la protagonista del famoso musical “Un tranvía llamado deseo”. Actúa también en las teleseries de Canal 13 “Ésta es mi familia”, de 1963, y “Haras La Revoltosa” de 1966. Al mismo tiempo, había comenzado a trabajar en la Radio Portales y aparece en algún par de fotonovelas de las revistas “Marcela” y “Cine Amor”. Volverá a actuar en televisión para las series de 1975 “María José” y “J. J. Juez”. Es un período difícil, sin embargo, en donde su carrera parecía estar decayendo con el propio rubro, y en donde la artista también comenzó a alejarse de su entorno de amigos y colegas, quedando bastante sola, por alguna razón.

Siendo ya una mujer madura, Malú nunca perdió vigencia ni interés del público. Sin embargo, como ex adherente a las campañas presidenciales del depuesto presidente Salvador Allende, comenzó a encontrarse con un ambiente cada vez más incómodo para ella en esa década. A pesar de esto, pudo establecer casa profesional en la estación de Televisión Nacional de Chile (TVN), que por su condición de canal estatal se había convertido en el órgano oficial televisivo del régimen. Allí actuó en las teleseries como “Sol tardío”, en 1976, y las primeras que se conocieron en la transmisión a color a partir de 1978 y 1979: “El secreto de Isabel”, “Sonata de violín y piano” y “Martín Rivas”.

Malú Gatica en el filme "Target Unknown", de 1951. Fuente imagen: sitio de IMDb.

La actriz, ya en la madurez de su vida y con uno de los varios gatos que tuvo. Fuente imagen: sitio Genealogía Chilena en Red.

Malú, siempre radiante... Fotografía publicada por "La Tercera" informando de su partida.

En 1981, Malú actúa en “Amelia”, al año siguiente en “La gran mentira”, en 1984 en “La represa” y en la mítica serie “La torre 10”. Después, alternará entre “La trampa” en 1985, de Canal 13, “La Quintrala” en 1986, de vuelta en TVN, y otra vez en Canal 13 con “La última cruz” en 1987, “Matilde dedos verdes” en 1988 y “Semidiós”, otro clásico televisivo de ese mismo año. Se hizo una de las actrices favoritas del libretista Arturo Moya Grau y de directores como Óscar Rodríguez y Cristián Mason, siempre de aspecto imponente, de modos enérgicos pero inmensamente distinguida.

Curiosamente, otra de las mejores épocas de Malú en las artes teatrales empezará en los ochenta, interpretando obras como “Te llamabas Rocicler” y “Ángeles caídos”, junto a Silvia Piñeiro, además de “Agnes de Dios”. Fue un feliz repunte de popularidad y actividad, en el que comparte su quehacer en las tablas con apariciones constantes en televisión, que no se detienen. Al mismo tiempo, Malú escribió y publicó un libro con sobre su vida en este período, obra titulada “Memorias para olvidar” de 1989, desde donde proviene la mayor parte de la información que se conoce de ella sobre sus primeros años y sus periplos por escenarios de América del Norte y de Europa. En el prólogo para el libro, el periodista y escritor Jorge Marchant Lazcano escribió: “Los norteamericanos tuvieron a Judy Garland, a Marilyn Monroe, a Ethel Merman, a Carol Channing, por nombrar algunas. Los alemanes, a Marlene Dietrich. Los argentinos a Tita Merello, a Nacha Guevara, a Susana Jiménez. Nosotros a Malú Gatica”.

En su última década de vida, Malú actuará principalmente para Canal 13 con teleseries como “Te conté” y “Crónica de un hombre santo” ambas de 1990, y regresa por última vez a TVN en  “Volver a empezar” de 1991, año en que recibe el Premio APES a la trayectoria. Como actriz veterana e inmensamente respetada, en Canal 13 aparecerá en las teleseries “Marrón Glacé”, todo un hito televisivo de 1993, seguida de “Top secret”, “Champaña”, “Amor a domicilio” y “Marrón Glacé, el regreso” de 1996. Poco antes, en 1993, escribió una suerte de segunda parte de sus memorias, titulada “Lo que el tiempo se llevó” (con las ganancias donadas para la Corporación del Cáncer), y en 1994 había reemplazado a Bélgica Castro en la obra “Trasnochados”. En octubre del año siguiente, recibió el premio a la Orden al Mérito Gabriela Mistral, extendido por el Ministerio de Educación.

Ese mismo año, trabajó en el “Teatro del Humor” de Canal 13 y la que fue su última experiencia cinematográfica: el cortometraje “El último cierra la puerta”, de Marcela Catalán, en donde actuaron también Sergio Hernández, Tennyson Ferrada y Anita Klesky. Y, en 1997, se trasmite la que fue su última teleserie: “Eclipse de luna”, también para Canal 13. También apareció en un videoclip del grupo musical Malcorazón, dirigido por Germán Bobe.

Hasta sus últimos años, Malú se caracterizó por ser una mujer encantadora, elegante, sumamente refinada pero totalmente accesible, sin soberbias, siempre sonriente y atenta con sus admiradores, incluso algunos que no resistían el deseo de tenerla en la calle para arrancarle un saludo o un autógrafo pues, por alguna razón, era frecuente verla en los años noventa caminando en la Alameda cerca de Nataniel Cox, camino hacia el sector del Café Torres, llegando a Dieciocho. Hasta recordaba con simpatía la vez en que tomó un taxi y, al ser reconocida por la conductora, esta se alegró diciéndole que su hijo menor decía “¡Qué viejecita más linda!” cada vez que la veía en televisión. La belleza física y el talento multifacético nunca la abandonaron mientras vivió: siguió cantando por largo tiempo ya fuera de los escenarios, y le gustaba también practicar la artesanía artística, viviendo rodeada de gatos.

Sin embargo, la prodigiosa artista llevaba tiempo ya luchando con una bomba de tiempo en sus entrañas, penosa enfermedad por la que Canal 13 realizó importantes aportes económicos para ella y por los que siempre estuvo agradecida. Había descubierto su cáncer de ovarios una mañana en la que despertó con un dolor que creyó una posible apendicitis, partiendo al médico, en donde los exámenes detectaron un tumor de 17 centímetros en su interior.

Malú quería evitar la quimioterapia, pero el propio médico la convenció de seguir, cuando ella le comentó que quería escribir el que fue su mencionado último libro de memorias. “Para que alcance a terminarlo, comenzaremos el tratamiento”, le dijo esa vez el galeno. Hubo algunos avances para su salud y realmente pareció que podía recuperarse, volviendo así al trabajo y realizando algunos últimos trabajos en su vida. Más aún, el 12 de junio de 1997 se iba a lanzar el libro “Chile vs. Hollywood” de Daniel Olave en la Universidad Andrés Bello, acto que incluía un homenaje para Malú. Sin embargo, la invitada especial de la ocasión no pudo asistir: su enfermedad se había agravado y estaba hospitalizada. Quedó internada grave, con complicaciones inesperadas que se salieron del control de los facultativos, pudiendo ser visitada sólo por sus familiares y amigos más cercanos, incluida una hermana que vino especialmente desde Perú para acompañarla en estos últimos días de su vida.

Malú Gatica, la diva sin parangones de la radio, cine y televisión, falleció consumida por el malvado cáncer del que nunca pudo liberarse, el domingo 10 de agosto de 1997, a las 5:25 horas de la mañana. Sus restos fueron despedidos por una enorme cantidad de colegas, amigos, alumnos y seguidores en la Iglesia Santa María de Las Condes, desde donde fueron llevados sus restos hasta el Cementerio General, hacia las dos de la tarde del lunes siguiente, en donde serían cremados para llevar las cenizas a su tierra natal.

Su nombre quedó eternizado como uno de los que dejara el mayor legado artístico en Chile y uno de los más internacionales que haya conquistado por entonces alguna actriz nacional. ♣

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