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LA GRAN AGENDA DE FIESTAS PATRIAS EN 1910: CÓMO SE CELEBRÓ EL CENTENARIO NACIONAL

Portada de la revista "Zig-Zag" de septiembre de 1910, en las fiestas del Centenario.

El calendario central de las fastuosas celebraciones y principales actividades públicas del Primer Centenario fue publicado prolijamente en el “Programa Oficial de las Fiestas Patrias en Santiago”. Análisis contemporáneos de aquella agenda han sido hechos, por ejemplo, por Muñoz Hernández en su tesis universitaria sobre los mismos grandes festejos de septiembre de 1910.

Paradójicamente, en la portada de aquella cartilla aparecía el finado presidente Montt con el retrato de O’Higgins: había sido estampado su rostro en la guía preparada poco antes de su reciente muerte. Su contenido incluía las letras de los himnos nacionales de Chile y de algunas delegaciones, más la “Canción de Yungay”, poemas y direcciones de cafés, restaurantes, salones de juegos, teatros y otros datos necesarios especialmente para los afuerinos que visitaban el país.

Una de las primeras actividades de aquel calendario se realizó el 12 de septiembre, con el embanderado general de la ciudad y el arribo oficial de los invitados especiales, partiendo por el Colegio Militar de la República Argentina a las 11 de la mañana. Demostrando el nuevo momento de relajo por que pasaban las relaciones diplomáticas entre ambos países, los oficiales y cadetes recibieron una gran bienvenida y fueron saludados por la ciudadanía en la Alameda de las Delicias durante su camino que, de acuerdo al programa, debía ser el siguiente:

Llegada del Colegio Militar argentino a la Estación Central de los Ferrocarriles. Desfile por la Avenida de las Delicias, calle Teatinos, Moneda y Ahumada, pasando frente al Palacio de la Moneda y a la legación argentina, para continuar por la carretera sur de la Avenida de las Delicias y seguir por la calle del Dieciocho hasta la Escuela Militar.

Ya a las 14:30 horas se presentaron las credenciales de las misiones especiales, en el Salón de Honor del Palacio de la Moneda y ante el vicepresidente Emiliano Figueroa Larraín, al mando del gobierno tras la muerte del interino Fernández Albano, partida que también fue súbita e inesperada. La recepción de los cadetes argentinos tuvo lugar a las 17 horas en el Club Militar y una función de gala del Teatro Municipal se realizó para las delegaciones a las nueve de la noche.

Entre las actividades del sector privado en ese día, estuvo también una comida a la carta que organizaron los restaurantes Valparaíso y Lhardy, a las siete de la tarde, y las funciones que realizaron los teatros Politeama y Unión Central a las nueve de la noche. Las mismas actividades de estos centros recreativos se repetirían durante el período.

Al día siguiente fue inaugurada en Maipú una “columna conmemorativa” de la victoria del 5 de abril de 1818, de la que no se sabe más, aunque podría corresponder en realidad a un obelisco rodeado por un jardín que aparece en imagen de la portada del diario “La Nación” del viernes 13 de enero de 1928, señalando “el punto de donde partió San Martín al combate” (no confundir con el posterior obelisco del Abrazo de Maipú, en la plaza del Camino a Rinconada con calle El Olimpo). Los invitados fueron llevados en tren hasta aquel lugar, a partir de las nueve de la mañana. Según el programa:

El Capellán Mayor castrense del Ejército de Chile oficiará una misa de campaña. En representación del Ejército concurrirán las banderas y las escoltas de todos los Regimientos. Pronunciarán discursos alusivos al acto al General Palacios y el Coronel Comandante del Colegio Militar argentino. Conferencia gráfica de la batalla por el Capitán don Luis Merino. Honores militares.

A las 15 horas, después del almuerzo, se realizó un torneo de esgrima en la Casa Consistorial de Santiago, ofrecido por la Municipalidad y concluido con un té ofrecido por la organización. Carlos Morla Lynch debió correr mucho aquel día, informa Muñoz Hernández, ya que hubo errores y descoordinaciones en la salida hacia Valparaíso, que debía efectuar en el tren de las seis de la tarde y conducidos por caravana con el Vicepresidente de la República a la cabeza. Incluso se le perdieron dos delegaciones en la ciudad: las de bolivianos y uruguayos, que terminaron siendo ubicados haciendo vida social, cada una por su lado.

Tras llegar al puerto hacia las diez de la noche y encontrarse todos los buques con empavesado eléctrico, se rindieron honores militares y terminó el día. La revista de la Escuadra Nacional se realizó sin problemas el 14 de septiembre, con un posterior almuerzo en el Palacio de la Intendencia a las 13 horas, que incluyó “Discurso del Ministro de Marina y contestación del almirante extranjero más antiguo”. Dos horas después, se realizaba la revista de las marinerías chilenas y extranjeras, también en el Palacio de la Intendencia, antes de regresar a la capital. Y mientras esto sucedía en Valparaíso, en Santiago continuaba el torneo de esgrima a las tres de la tarde y, para las cinco, tenía lugar la recepción del Colegio Militar de Argentina en la Escuela Militar de Chile.

Para el día 15, todos debían estar de vuelta en Santiago rindiendo homenaje al Monumento de Bernardo O’Higgins de la Alameda. Se habían embanderado las plazas Brasil, Yungay, Manuel Rodríguez, San Isidro, Diego de Almagro y Ecuador, además de las vías Matucana, Portales, Independencia, Recoleta, Vicuña Mackenna, Matta, Capital, Latorre y Bascuñán Guerrero.

También se realizó con gran pompa la colocación de la primera piedra del nunca concretado monumento a don José Ignacio Zenteno, cuyo pedestal acabó sirviendo al León Suizo, regalo helvético de la misma celebración. De acuerdo al programa de marras, esto debía tener lugar a las diez de la mañana: “Colocación de la primera piedra del monumento al Ministro Zenteno en la Alameda frente a la calle Riquelme. Discursos de Ministro de Guerra y Marina, del Vicealmirante don Luis Uribe y del Diputado argentino don Adrián Escobar. Honores militares”.

A las 11:30, llegaba desde Valparaíso hasta la estación un tren con delegaciones extranjeras y comisiones; y a las 14 horas comenzaba una gran tómbola municipal efectuada por los regidores de cada comuna, sorteando diferentes premios. También se realizó un raid militar, del que Muñoz Hernández no consiguió encontrar más detalles.

Poco después,  las tres de la tarde, tenía lugar la Gran Revista de Gimnasia del Centenario en el Club Hípico, participando cadetes chilenos de la Escuela Militar y de la Escuela de Suboficiales, además de argentinos y colegiales, siempre con masiva presencia de público. Muchos educadores de la Unión de Profesores de Educación Física colaboraron en la preparación y los ensayos de las pruebas, incluyendo actividades organizadas por el Internado Nacional Barros Arana y el Club Gimnástico Alemán. Los desafíos incluían ejercicios libres combinados, de fuerza, salto de altura, salto largo, tiro de bala y carreras de vallas.

A las seis de la tarde se iluminó completamente la ciudad de Santiago, y a las 20:30 se desplegó un festival de fuegos artificiales en el Parque Forestal, concluyendo con una función de gala de ópera en el Teatro Municipal, a las 21 horas, en honor de los marinos extranjeros. Paralelamente, la municipalidad había dispuesto de funciones gratuitas de proyección de cine: “Funciones de biógrafo al aire libre por la Compañía Cinematográfica del Pacífico, en la Avenida de las Delicias frente a la Escuela de Artes y Oficios, Plaza Brasil y Avenida Recoleta esquina Buenos Aires, con vistas de los padres de la patria”.

Decoración y sistemas de iluminación ornamental instalados en la Plaza de Armas de Santiago, en los días de la gran celebración del Centenario. Imagen publicada por la revista “Sucesos”.

Fiesta del Centenario, bendición de las banderas y desfiles de las escuelas públicas, enfrente del Palacio de la Moneda, revista “Zig-Zag”.

Inauguración del monumento español a Ercilla, revista “Zig-Zag”.

La llegada de los principales invitados, el Presidente de la República Argentina don José Figueroa Alcorta y su comitiva, tuvo lugar en la mañana del día 16, siendo recibidos con ceremonia oficial en la Estación Central y cañonazos desde el cerro Santa Lucía, más las salvas de infantería y el tañer de las campanas en todas las principales iglesias. La ciudadanía aclamó allí a los visitantes en su camino, quienes fueron festejados con un banquete en horas de la noche, en el Palacio de la Moneda. Así preveía el programa el desarrollo de este magno recibimiento:

Llegada de S. E. el Presidente de la República Argentina y su comitiva en el tren especial, a la Estación Central de los Ferrocarriles, donde será recibido por S. E. el Vicepresidente de la República, los Ministros de Estado, los presidentes de ambas Cámaras, comisiones del Senado y de la Cámara de Diputados, Presidente y Ministros de la Corte Suprema, Jefes del Ejército y Armada, Municipalidad de Santiago, Arzobispo y Cabildo Eclesiástico, comisión de festejos del Centenario y comisión de señoras designadas para atender a las señoras de la comitiva de S. E. el Presidente de la República Argentina.

En la Avenida de Matucana, desde la calle Catedral hasta la Estación, formarán a lo largo de la línea férrea, tropas de Carabineros y policía montada. Al llegar el tren presidencial a la Estación de Yungay se disparará en el Cerro Santa Lucía una salva de 21 cañonazos y se tocarán las campanas de los templos. Al penetrar el tren en la Estación Central, una batería de artillería hará los disparos de Ordenanza.

En el interior de la Estación esperará al tren presidencial solamente S. E. el Vicepresidente de la República y la comitiva oficial. Un cordón de policía abrirá calle desde el andén respectivo hasta los carruajes del Gobierno.

La Plazuela de la Estación permitirá estacionarse únicamente a los carruajes de Gobierno y oficiales.

A las dos de la tarde se dio inicio a concursos para obreros y escolares en la carpa municipal del Mapocho, que iba a durar del 16 al 21 de septiembre con premios para estudiantinas de sociedades obreras, lucha romana para obreros no profesionales, cantos nacionales y extranjeros (himnos de Chile, Argentina, Yungay, etc.) para escolares y concursos de juegos de tirar el cable para estudiantes. Casi paralelamente, desde las 14:30, se realizó un match de fútbol en el Parque Cousiño entre diferentes asociaciones capitalinas y con premios.

Una recepción del Presidente de la República Argentina al Cuerpo Diplomático y Misiones Especiales se efectuó a las cuatro de la tarde, en su residencia diplomática. Y a las 20:30 tuvo lugar el banquete de honor de las delegaciones militares y navales en la Galería San Carlos, que estaba más o menos en donde hoy se encuentra la calle Phillips a un lado de la Plaza de Armas. Mientras, en La Moneda se realizaba el banquete de honor al Presidente de la Argentina, con discurso de los mandatarios chileno y platense. A esa misma hora, también tenían ocasión nuevas funciones de biógrafo al aire libre en las avenidas Portales, Independencia frente a Echeverría y la Plaza Diego de Almagro.

Esa misma noche, a partir de las 22 horas, la colonia alemana y su delegación ejecutaron un hermoso desfile de antorchas con cantos corales dedicado a la juventud de Santiago, sobrecogedora romería que partió en el Liceo de Aplicación de avenida Ricardo Cumming, avanzando por Alameda hasta La Moneda, Estado, Merced y luego Mapocho.

Ya en la víspera de las jornadas centrales de las Fiestas Patrias, el entusiasmo desbordada calles y corazones desde muy temprano. Hubo un acto en la Universidad de Chile que fue parte del festejo oficial, único en el que participó la casa de estudios, siendo criticada en su momento por esta extraña actitud apática hacia los festejos. Los actos oficiales continuaron con otros eventos como el del Salón de Plenarios del Congreso Nacional, en donde fueron recibidas todas las delegaciones y se realizaron los discursos correspondientes, muy influidos por el tránsito político en el que se hallaba entonces el país.

Media hora después, a las 10:30, se celebraba un concurso de bicicletas adornadas por la Alameda, con premios a las tres mejores decoraciones. Y a las 14 horas se debía inaugurar el Palacio de Bellas Artes con la exposición allí montada, pero retrasos obligaron a postergar este evento. También continuaron los concursos de la carpa municipal del Mapocho y varias fiestas infantiles a partir de las 14:30 horas, en diferentes puntos de Santiago. Simultáneamente, a las 15 horas, se inauguró el monumento de la colonia francesa en el Parque Forestal y se colocó la primera piedra del Monumento a la República de la colonia Sirio Otomana en la Plaza Ecuador, obra que, finalmente, quedó en otra ubicación. Una hora después, se realizaba la sesión solemne en la Sala de Honor del Congreso Nacional, con discursos de parlamentarios chilenos y extranjeros, y una reunión de té en los salones del edificio acompañada de los honores militares.

A las 20 horas de la noche, la agenda cumplió con otro desfile de antorchas y una retreta militar en la Plaza de Armas, además de fuegos de artificio en la calle Independencia. A las 20:45, se repetiría este espectáculo en avenidas Vicuña Mackenna y Latorre. Mientras, al interior del palacio presidencial, tenía lugar el banquete ofrecido por la vicepresidencia a las embajadas desde las 20:30 horas.

En tanto, se realizaron algunas otras funciones de biógrafo en diferentes sitios abiertos, como la Avenida Norte del Mapocho, en Matta entre San Diego y Arturo Prat, y en la Plaza Manuel Rodríguez. Ciertos festejos del día tuvieron lugar en la Plazoleta enfrente de La Moneda y del Ministerio de Guerra y Marina, con antorchas y retretas a las 22:30 horas.

En la medianoche del naciente día 18 de septiembre, sonaron las salvas de cañones y los campanarios de las iglesias, celebrando los 100 años. A las nueve de la mañana, con todos en pie, se realizó el espectacular desfile temático representando a los soldados vencedores de Maipú, con indumentaria de la época. Partieron desde calle Bascuñán Guerrero, avanzando por la Alameda hasta calle Ejército; siguieron por Matta y desde allí al Parque Cousiño. En el exterior del parque, a las diez horas, se colocó la primera piedra de un nunca levantado Monumento a la Independencia, con los discursos correspondientes. Se realizó también un emotivo desfile de los veteranos del 79, con salvas artillería desde el cerro San Cristóbal y las campanas de los templos, nuevamente con honores militares.

También tuvo lugar la Fiesta de Escuelas Públicas y Particulares en el mismo parque, con un coro de 5.000 niños entonando los himnos de Chile y Argentina, desfilando después frente a las estatuas de San Martín, O’Higgins y el Palacio de la Moneda. Ese día, además, se realizó la recepción a los periodistas extranjeros, con un acto en el Teatro Royal.

Con el Te Deum de las 14 horas del mismo día 18, el evento más esperado para muchos, la Plaza de Arma pasó a ser el centro total de la atención, repleta hasta no dar abasto. Todo resultó bien a pesar del irritante orgullo del nuncio apostólico Enrique Sibilla, quien abandonó el lugar de la ceremonia molesto al sentir que su investidura no había sido bien representada por el puesto que se asignó en aquella ocasión, incidente que trajo de vuelta el recuerdo de los eternos conflictos entre representantes de la Iglesia y la política en cada oportunidad de cumplir etiquetas, desde tiempos coloniales.

Es preciso recordar que, de entre las características más evidentes del período, resultante de la quietud de las agrias cuestiones limítrofes, había una notable proximidad a nivel diplomático y militar entre Chile y Argentina, esta última habiendo invitado antes a la delegación de Santiago en sus celebraciones de mayo. Había una voluntad mutua por hacer gestos de fraternidad y mancomunidad de intereses, siendo aquellas fiestas del Plata gran parte de la inspiración para las formas con las que se celebrarían en septiembre el caso chileno.

Por aquella razón, además, uno de los más emotivos momentos de todo el festejo fue en la Plaza de Armas y la Catedral Metropolitana con aquel Te Deum, dada la vistosa participación de las delegaciones chilena y argentina, además de las otras del extranjero. Incluyó a los oficiales y cadetes de ambos países y el canto de sus respectivos himnos nacionales… Era otro tiempo y otra gente, sin duda, y una cueca tradicional, entre las divulgadas por el maestro González Marabolí, recordaría oralmente aquellos pomposos momentos de las celebraciones centrales de las Fiestas Patrias de 1910, diciendo entre sus versos:

Llegaron al Centenario
de Bolivia y Ecuador
brasileños y argentinos
saludan a mi nación.

Pasan los militares
con la marina
la bandera chilena
con la argentina

Aunque la delegación diplomática y militar argentina fue la más grande y festejada, por lejos, también estuvieron presentes otras provenientes de Estados Unidos, México, Bolivia, Uruguay, Brasil, Cuba, España, Bélgica, Inglaterra, Italia, Alemania y Japón, todas ellas participando de constantes recepciones, los banquetes y las veladas que ocuparon gran parte del programa oficial.

Obelisco recordando al general San Martín en la Batalla de Maipú, el que quizá correspondiente a la “columna conmemorativa” inaugurada en los festejos del Centenario de 1910. Imagen del diario “La Nación”, 1928.

Fachada iluminada del Club de Septiembre, al momento de ofrecer un banquete a los cadetes chilenos y argentinos en el Centenario.

Despedida del Colegio Militar Argentino, en desfile hacia la Estación Central. Imágenes de “Zig-Zag”.

Estaban allí en la Plaza de Armas, por fin, entre el enorme cuadernillo de comidas, actos y homenajes, el vicepresidente Figueroa Larraín y el presidente argentino Figueroa Alcorta, quien se encontraba ya en sus últimos días de gobierno. La llegada de los cadetes Escuela Militar fue uno de los momentos más solemnes ese día, en perfecta postura y coordinación marcial, para unirse a la delegación del ejército argentino. Sonaron así los himnos militares y el Himno de San Lorenzo, para honores de todos los ilustres invitados del acto público.

A esa misma hora, continuaban los concursos de la carpa del Mapocho y, a las tres de la tarde, se presentaron grandes matinés en todos los teatros y circos de Santiago, con entradas que habían sido obsequiadas por la Municipalidad. Una hora después, y ya liberados de los protocolos más rígidos o ceremoniales, las delegaciones estaban celebrando una garden party también organizada por la municipalidad en el paseo del cerro Santa Lucía:

La comitiva se dirigirá en carruajes de gala al Cerro Santa Lucía, donde tendrá lugar. Todas las bandas de músicos de la guarnición se estacionarán en la escalinata del Cerro y a la llegada de los Presidentes ejecutarán unidas los himnos chileno y argentino y los de las demás naciones que concurran con su representación a las festividades del Centenario, continuando después el repertorio fijado.

Desde el cerro, entonces, partieron las comitivas al Teatro Municipal para una función de gala con la obra “Aída” de Verdi, en honor al presidente argentino. El mismo Santa Lucía, ya en la noche, tronaría otra vez los cielos de la ciudad con fuegos artificiales a las 21 horas.

Mientras tanto, el pueblo santiaguino hacía lo propio, especialmente con las funciones gratuitas de teatros populares, circos y cinematógrafos. Durante la jornada, pasadas las ocho de la noche, también se realizaron proyecciones gratuitas de cine en la Plaza Argentina, la Plazuela de la Recoleta y en avenida Matta enfrente de La Maestranza (hoy Portugal), con películas dedicadas a los padres de la patria. Los más vividores se divertían en las fiestas de las fondas y las chinganas.

El día 19 fue de las solemnidades marciales, observa Muñoz Hernández, con la Revista Militar del Centenario en el Parque Cousiño, aunque comenzó a las diez de la mañana con la inauguración, en la plaza vecina, del artístico Monumento a Alonso de Ercilla escribiendo “La Araucana”, obsequiado por los españoles, con discurso del embajador. Media hora después, debía tener lugar la visita de las primeras damas y de las señoras de los ministros a los internos del Hospital Salvador, llevándoles obsequios.

La actividad del parque comenzó con una recepción y almuerzo organizado por el Ministerio de Guerra, a las 11:30 horas, seguida de la revista militar a las dos de la tarde, con el gran desfile. Durante toda la semana, las tropas habían estado ensayando en la elipse del parque, dirigidos por el jefe de zona el general Elías Yáñez… Todo debía salir perfecto esa tarde, y así fue.

Los banquetes siguieron en la tarde y hasta la noche, incluso con uno ofrecido por el propio presidente argentino al chileno en la residencial de este último. Los teatros, biógrafos y circos ofrecieron matinés desde las 14:30 horas, con ingreso gratuito, y a las 17 horas se realizó una once five o’clock en el Club de la Unión con presencia de los jefes de Estado, ministros y delegados internacionales.

La fiesta siguió aquel día en el Club Hípico, nuevamente con la presencia de los presidentes de Chile y Argentina. El tercer momento más solemne en Santiago, después del Te Deum y la Gran Revista, tiene lugar con el toque de los respectivos himnos nacionales ante la inmensa multitud. En palco de gala beberán champagne; en las galerías beberán chicha, acaso. En la pista comenzará el Clásico del Centenario, desatando apuestas a favor de los caballos argentinos, principalmente, los favoritos de la jornada. Para desgracia de los que asumieron el riesgo, sin embargo, ganó un caballo chileno llamado Altanero.

Más banquetes y veladas continuaron esa noche, destacando la que ofreció el Club Santiago, a las 20:30, dirigida por el ministro de relaciones exteriores a su par argentino. A la misma hora, se realizaría el banquete de honor del Vicepresidente de la República al Presidente de la Argentina. Y nótese que hemos resumido mucho esta clase de eventos sociales del largo período, pues hubo una gran cantidad de otros banquetes y cenas en sitios como el Café Torres, el Casino del Portal Fernández Concha o los clubes particulares de Santiago.

Mientras tanto, el bajo pueblo seguía imbuido -a su modo- en las seducciones del genio patriótico, entre vino, chicha y empanadas. Una Gran Fiesta Popular tuvo lugar en el Club Hípico y en el Parque Cousiño, con competencias al aire libre y premios aportados por la Municipalidad, más presentaciones de números del Circo Keller y juegos pirotécnicos. Además, nuevas proyecciones de cine al aire libre se realizaron en Plaza Yungay y avenida Blanco Encalada esquina Bascuñán Guerrero, junto a otras ofrecidas en el Teatro Arturo Prat. A las 20:45 se realizó otro festival de fuegos artificiales, lanzados en el parque de la Plaza Brasil y en el sector de avenida Independencia con Borgoño, y este intenso programa del día terminó ya de noche, a las 22 horas, con una recepción en la residencia del Presidente de la República de Argentina.

Para el día 20, tras la inauguración del Monumento de la Colonia Italiana en la actual Plaza Baquedano, se realizaron carreras de automóviles en el Cousiño, seguidas de competencias de ciclistas y nuevo gran un almuerzo en el Club Hípico, con un torneo hípico militar en el lugar. A las 14 horas se realizó la enorme fiesta en el parque, prevista de la siguiente manera en el programa:

Grandiosa fiesta popular en el Parque Cousiño dedicada al pueblo de Santiago en general. Habrá numerosos espectáculos que llamarán la atención, entre otros circos al aire libre, exhibición de fuegos japoneses, carreras globos “Zeppelin” de gran tamaño, carreras de 100 a 400 metros, de ensacados, de huevos, de velas encendidas, yincanas de a caballo, salvar obstáculos, foot-ball, etc., etc.

Habrá elevaciones de globos y bandas de músicos. Se repartirán numerosos premios y artículos de ropa.

Las carreras en el Club Hípico volvieron a las 14:30 horas, con asistencia de mandatarios y delegaciones. Media hora después, comenzaba la función de circo en el Parque Cousiño, con otras varias diversiones. Finalmente, tras todo el día de fiesta, a las ocho de la noche se ofrecía el banquete en el Club Español dado por la colonia española, y a la media hora comenzaban las funciones del biógrafo a aire libre ahora en Plaza Colón (actual Baquedano), Plaza San Isidro y la Alameda.

El día penúltimo del programa oficial de festejos, es cuando se concluye la segunda jornada del Torneo Olímpico Militar del Club Hípico y se agenda la inauguración del monumento obsequiado por la colonia suiza, ambos durante la mañana. A las 13:30 se ejecutará un campeonato de tiro en el Club de Tiro al Blanco, entre asociaciones chilenas, argentinas y otras extranjeras.

Ese mismo día 21, sin embargo, tuvo lugar la partida del Presidente de la Argentina, con la respectiva tragantona de despedida iniciada a las 14 horas. La partida a la estación comenzó dos horas después, con el cortejo y los honores militares. Los representantes trasandinos volvieron a ser vitoreados de camino hacia el tren de su regreso, dejando cierto vacío con su marcha del país.

Pero el show debe continuar, y aún quedaba fiesta. Se ejecutaron los concursos en la carpa del Mapocho, concluidos ese mismo día, y recomenzaban las fiestas del Parque Cousiño, que incluyeron un gran five a side competition entre clubes de fútbol provinciales, con medallas y premios. La demás actividades iniciadas a las tres de la tarde, incluían lo siguiente:

Solemnes fiestas: se colocará la primera piedra del gran edificio obrero dedicado por la Municipalidad de Santiago a las sociedades de la capital en la ribera del Mapocho, y que se destinará a centro de estudios, biblioteca, etc., etc., etc.

A estas fiestas concurrirán: representantes de todas las sociedades obreras y gremios con sus respectivos estandartes y serán solemnizadas, además, con asistencia oficial y representantes de la prensa de Santiago.

Varias bandas de músicos contribuirán al éxito de la fiesta.

Ya en horas de la noche, venciendo el agotamiento de la enérgica jornada, se realizaron nuevas funciones populares gratuitas de teatros y circos, y el Cuerpo de Bomberos de Santiago preparó su propia fiesta en el Club Hípico a partir de las 21 horas, cerrada también con festival de fuegos artificiales.

Finalmente, el día 22 comenzó con el Torneo Hípico Militar del Club Hípico, desde las nueve de la mañana hasta las 14 horas, concluyendo con las premiaciones de torneos y concursos, con música de estudiantinas. En el intertanto, a las 11, se colocó la primera piedra del que iba a ser el Monumento a Manuel Rodríguez obsequiado por la colonia otomana, en la plaza enfrente de donde se construía la Estación Mapocho. Poco después se realizó la apertura de la Exposición Internacional de Bellas Artes de Santiago, con un día de atraso. Para esta enorme muestra, don Alberto Mackenna Subercaseaux había estado reclutando, durante largo tiempo a los interesados en exhibir sus obras, cuanto menos desde fines de año anterior. La exposición se realizó con gran despliegue y lujo en el Palacio de Bellas Aires, recientemente concluido e inaugurado con la misma muestra.

La última gran actividad oficial de toda la agenda pública fue la inauguración de la Exposición Histórica del Centenario, ese mismo día, y tuvo lugar en el desaparecido Palacio Urmeneta de calle Monjitas, ecléctica maravilla arquitectónica que se encontraba en donde está ahora el pasaje Dr. Ducci, cerca del cruce con San Antonio, edificio que terminó su existencia en reprochables circunstancias.

A las ocho de la noche de aquel día, tiene lugar el Gran Banquete de la Municipalidad a las colonias extranjeras y, a las 20:30, concluye el día con una feria en el Parque Forestal, organizada por la colonia francesa. Con ello, el intenso y agotador calendario central de las fastuosas fiestas de 1910, llegaba a su fin.

Las energías calmaron, pero no cesaron. Unos días después, el 30 de septiembre, se realizó un almuerzo para las delegaciones extranjeras a partir del mediodía, en la sede de la Sociedad Nacional de Agricultura. Y a las 15 horas del mismo día se dio inicio a la Exposición Internacional de Ganadería.

Fueron los últimos encuentros importantes relacionados directamente con los festejos centrales del mes, las más grandes Fiestas Patrias que haya celebrado Chile, sin parangón, antes o después de 1910.

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